Preocupación en el entorno de Zarzuela por la caída de popularidad de la Familia Real.
Una señal inequívoca: el discurso navideño del Rey interesa cada vez menos. La audiencia televisiva de la emisión de estas navidades anotó el mínimo de los últimos quince años. A pesar de que el discurso real fue emitido por todas las grandes cadenas nacionales del Régimen (TVE, Telecinco, Antena 3 y La Sexta), además de muchas autonómicas, la audiencia apenas superó los cinco millones de espectadores, una cifra que dista mucho de los más de siete millones que registró el año pasado.
Ni el
desafío de los separatistas en Cataluña, ni la crisis económica, ni la
expectación por saber si el monarca diría algo más sobre su yerno Iñaki Urdangarín, etc., lograron que el público encendiese la televisión el día de Nochebuena para saber a qué hacía referencia Don Juan Carlos.
Los datos han hecho que el discurso del Rey se haya convertido en el
menos visto de los últimos quince años, confirmando la caída de
audiencia del mensaje institucional.
Son muchos los
columnistas de la prensa y opinadores en radio y TV que piensan que la
Casa Real ha pasado todas las líneas rojas tras los acontecimientos que
han plagado 2012 referidos a la Institución. La lista de hechos que han
empañado la imagen pública de la Monarquía es inacabable.
En la opinión pública española han ido calando las cacerías de Juan Carlos de Borbón
en compañía de personas que han demostrado ser poco honorables, cuando
no presuntos delincuentes. Antes de las Navidades, ha corrido como la
pólvora por la red la imagen fotográfica de una cacería en la finca de
“El Alamín”, en Toledo, ofrecida por Gerardo Díaz Ferrán,
entonces presidente de la CEOE y actualmente en prisión. Entre los
invitados se encontraba el entonces presidente de Baleares, Jaume Matas, imputado y condenado poco después por malversación, cohecho y prevaricación y otros empresarios. Los dos cuñados Gerardo Díaz Ferrán, encarcelado por insolvencia punible y evasión de capitales y Arturo Fernández,
imputado por el escándalo Bankia, en calidad de anfitriones disfrutaron
de un maravilloso día junto a sus invitados. Los asistentes cazaron
perdices hasta las cinco de la tarde, poco después se ofreció una
comida-cena.
La
afición del monarca por las cacerías volvía a pasarle factura a su
imagen y a la de la Monarquía. Se equivocan en Zarzuela vendiendo
encuestas cocinadas que predicen que el monarca recupera prestigio. Tras
destaparse los continuados delitos cometidos por el ex presidente de la
CEOE, la finca de “El Alamín” pasó a otros propietarios. Un grupo de
inversores venezolanos se la adjudicaron en subasta tras ofrecer 24
millones de euros. La finca estaba hipotecada en Banif, la división de
banca privada del Banco Santander, con el que tenía deudas contraídas.
Tal vez por eso entre los invitados de Díaz Ferrán, en la cacería
compartida con el Rey, también se encontraba Emilio Novela, imputado por la quiebra de Marsans. En cuanto al hostelero Arturo Fernández, el Rey mantiene una relación muy estrecha, hasta el punto de que le ha ido comprando su colección de automóviles.