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sábado, 10 de mayo de 2014

EL NUEVO MERCADO LABORAL



Salarios para pobres


Mientras la propaganda gubernativa se dedica a repetir machaconamente, hasta arrasarnos las meninges, que la «recuperación económica», cual nuevo mesías, ha llegado, los aguafiestas de Cáritas nos recuerdan que la pobreza sigue creciendo en España. El informe de Cáritas ha provocado las iras gubernativas, que lo juzgan «provocador»; y, en efecto, es un informe que provoca la nefasta manía de pensar.

 ¿Cómo es posible que crezca la pobreza se pregunta el provocado si por primera vez en muchos años se reduce el paro y crece la contratación de trabajadores?
La respuesta es bien sencilla: las condiciones del trabajo que se crea son cada vez más oprobiosas (¡pero legalísimas, oiga!) y su remuneración, cada vez más rácana. En esto ha consistido la llamada «flexibilización del mercado laboral», que según se nos dijo con cínica perversidad iba a «favorecer la contratación»; que es como decir que el divorcio favorece el matrimonio. ¡Y tanto que lo favorece, como que de un divorcio pueden salir dos matrimonios traspillados! Y lo mismo ha ocurrido con esta «flexibilización del mercado laboral», que de un puesto de trabajo ha sacado dos remunerados indecorosamente. Pero no quisiéramos arrojar sobre las espaldas enclenques de nuestros actuales gobernantes toda la responsabilidad del desaguisado: a fin de cuentas, solo son lacayos al servicio de fuerzas económicas que fueron desembridadas hace mucho tiempo; y, además, su flexibilización no es sino un paso más (¡progresando siempre!) en la depauperación del trabajo, convertido en mero instrumento de producción, que se inicia con los Pactos de la Moncloa, en los que se institucionalizó el contrato temporal y el despido libre, se recortó el poder adquisitivo de los salarios y se sentaron las bases del modelo sindical pesebrero.
Desde que aquellos infaustos Pactos de la Moncloa, todos nuestros gobernantes han seguido depauperando (¡toma consenso democrático!) las condiciones del trabajador, lo mismo socialistas que conservadores, hasta llegar a la circunstancia presente, en la que los trabajadores españoles cobran la mitad que franceses o alemanes, aunque los precios sean aproximadamente los mismos (¡toma unión monetaria!). Y, mientras los sucesivos gobiernos consumaban esta fechoría, han ido entreteniéndonos con diversas golosinas inanes, «ampliando derechos», para que nos consolemos de nuestra laceria hociqueando en la cochiquera; y tupiéndonos la cabeza de morralla ideológica, hasta convertirnos en carnaza para la demogresca (¡y con conexión al interné, oiga, para que podamos tuitear exabruptos y nos quedemos relajadines!).
«Si acaeciese alguna vez que el obrero, obligado de la necesidad o movido del miedo de un mal mayor, aceptase una condición más dura, que contra su voluntad tuviera que aceptar por imponérsela absolutamente el amo o el contratista, sería eso hacerle violencia, y contra la violencia reclama la justicia», escribía León XIII en Rerum novarum (¡pero ese era un papa preconciliar, oiga!). Con esa necesidad y ese miedo ha jugado la «flexibilización del mercado laboral»; con esa necesidad y ese miedo cuentan las nuevas condiciones de contratación, que empujan al trabajador a aceptar salarios indignos, por temor a quedarse en el paro y sabiendo que, detrás de él, hay otros cien dispuestos a recoger «las hierbas que él arrojó». 

Utilizando esa necesidad y ese miedo se hace, en efecto, violencia contra el trabajador; pero ¿qué justicia puede invocarse contra esa violencia, aparte de la divina? ¿Qué justicia se puede esperar de unas oligarquías políticas que, dejando a un lado sus aspavientos y jeremiadas, se han mostrado durante décadas muy solidariamente concordes en la depauperación de las condiciones de trabajo? ¿Qué justicia se puede esperar de unos sindicatos pesebreros, enfangados de corrupción hasta las cachas? ¿Qué justicia se puede esperar de unos jueces con sus negociados de izquierdas y de derechas (¡no se burle del asociacionismo judicial, oiga!) que, además, no pueden hacer otra cosa sino aplicar leyes que han sido elaboradas para revestir de respetabilidad la violencia que se prevale de la necesidad y el miedo? ¿Qué justicia, en fin, de unas instituciones europeas y supranacionales al servicio de la plutocracia, que no viven sino para ordenar a los gobiernos que se flexibilicen todavía más los mercados laborales?

Fuente                                    Juan Manuel de Prada
finanzas

viernes, 9 de mayo de 2014

FORTUNA IMPERATRIX MUNDI


O Fortuna / Cármina Burana

O Fortuna, velut luna :: Oh, Fortuna, como luna 
statu variabilis, :: de estado variable, 
semper crescis aut decrescis; :: siempre creces o decreces, 
vita detestabilis :: vida detestable. 

Nunc obdurat et tunc curat :: Ahora ataca, ahora aplaca 
ludo mentis aciem; :: como juego, la mente; 
egestatem, potestatem :: la pobreza, el poder 
dissolvit ut glaciem. :: como el hielo disuelve. 

Sors immanis et inanis :: Suerte ingente e inerte 
rota tu volubilis; :: tú, rueda voluble; 
status malus vana salus, :: mal estado, vana salud, 
semper dissolubilis. :: siempre soluble. 

Obumbrata et velata :: Ensombrecida y velada 
mihi quoque niteris; :: también me amenazas; 
nunc per ludum dorsum nudum :: ahora por tu juego perverso 
fero tui sceleris. :: el torso desnudo llevo. 

Sors salutis et virtutis :: La suerte, en la salud y la virtud 
mihi nunc contraria, :: ahora para mí (es) contraria, 
est affectus et defectus :: es afecto y carencia 
semper in angaria. :: siempre dispuesta. 

Hac in hora, sine mora :: En esta hora sin demora 
cordae pulsum tangite, :: toquen el latir de la cuerda, 
quod per sortem sternit fortem,:: pues la suerte derriba al fuerte, 
mecum omnes plangite. :: conmigo todos lloren. 


"De ninguna suerte debemos fiarnos menos que de la buena." Séneca

jueves, 8 de mayo de 2014

DESCOMPOSICIÓN OCCIDENTAL



La crisis de Ucrania acelera la descomposición del sistema occidental unipolar
La crisis de Ucrania no ha modificado radicalmente el panorama internacional, pero sí puede decirse que está acelerando los cambios que ya habían comenzado. La propaganda occidental, que nunca antes había sido tan intensa, esconde principalmente a los pueblos de los países miembros de la OTAN la realidad de la decadencia de Occidente. Pero esa propaganda carece de efectos concretos sobre la realidad política. Rusia y China, y junto a ellas los demás países del grupo BRICS, van ocupando progresivamente el lugar que les pertenece por derecho en las relaciones internacionales.
La crisis ucraniana ha puesto en evidencia la magnitud de la manipulación de las opiniones occidentales por los grandes medios de comunicación televisivos, como CNNFox News,EuronewsTelevisa y la mayoría de la prensa escrita alimentada por las agencias noticiosas. La manera en que el público occidental está desinformado es impresionante, pese a que hay abundante información disponible en Internet.
Es muy preocupante que muchos ciudadanos del mundo se dejen llevar por una rusofobia jamás vista, ni en los peores momentos de la guerra fría. La imagen que la maquinaria mediática nos impone es que los rusos son unos «bárbaros atrasados» frente a los «civilizados occidentales».
El importantísimo discurso de Vladimir Putin el 18 de marzo, después del referendo en Crimea, fue prácticamente boicoteado en todos los medios. En cambio, se dedicaron amplios espacios a las reacciones occidentales. Naturalmente, todas negativas. En ese discurso, Putin explicó detalladamente que la crisis en Ucrania no fue provocada por Rusia y presentó con toda racionalidad la posición rusa y los legítimos intereses estratégicos de su país en la era postconflicto ideológico.
Humillada por el trato que le impuso Occidente a partir de 1989, Rusia despertó con Putin y empezó a reanudar una política de gran potencia buscando reconstruir posiciones en la línea histórica tradicional de la Rusia zarista y después de la Unión Soviética. La geografía determina muchas veces la estrategia. Rusia, después de haber perdido –según la fórmula de Putin– gran parte de sus «territorios históricos» y de su población rusa y no rusa, se fijó como gran proyecto nacional y patriótico, recuperar su estatus de superpotencia, de actor «global», asegurando en primer lugar la seguridad de sus fronteras terrestres y marítimas. Eso es precisamente lo que quiere impedir un Occidente inmerso en su visión unipolar del mundo.
Como buenos ajedrecistas, Putin y su equipo tienen varias jugadas de adelanto, basadas todas en un conocimiento profundo de la historia, de la realidad del mundo y de las aspiraciones de gran parte de las poblaciones de los territorios anteriormente controlados por la ex Unión Soviética. Vladimir Putin conoce a la perfección las divisiones de la Unión Europea, sus debilidades, la capacidad militar real de la OTAN y el estado de las opiniones públicas occidentales, poco deseosas de aumentar los gastos militares en un periodo de recesión económica. A diferencia de la Comisión Europea, cuyo proyecto coincide con el de Estados Unidos en cuanto a consolidar un bloque euroatlántico político-económico-militar, los ciudadanos europeos no quieren seguir ampliando la Unión Europea hacia el este ni admitir en ella a Ucrania, Georgia ni ningún otro país ex soviético.
Con sus gesticulaciones y amenazas de sanciones, la Unión Europea, siguiendo servilmente a Washington, no demuestra otra cosa que el estado de impotencia en que se encuentra para poder castigar seriamente a Rusia. Su peso real no está a la altura de sus ingenuas ambiciones de moldear el mundo a su imagen.
Por su lado, el gobierno ruso, reactivo y astuto, aplica respuestas graduales, poniendo en ridículo las medidas punitivas de Occidene. Putin se dio incluso el lujo de anunciar que iba a abrir una cuenta en el Rossiya Bank, de Nueva York. Él todavía no habla de limitar el suministro de gas a Europa occidental, conservando esta carta en su manga, por si acaso, pero obliga a los occidentales a pensar en una reorganización total de sus fuentes de energía, algo que tardará años en concretarse.
Aprovechando los errores y divisiones de Occidente, Rusia está en posición de fuerza. Putin goza de una popularidad extraordinaria en su país y en las comunidades rusas de las naciones vecinas. Sus servicios de inteligencia tienen seguramente informaciones de primera mano sobre las fuerzas en presencia en toda la zona ex soviética. Su aparato diplomático le da sólidos argumentos para arrebatar a los países occidentales el monopolio de la interpretación del derecho internacional, en particular sobre la autodeterminación de los pueblos. Como era de esperarse, Putin se refirió al caso de Kosovo para resaltar la incoherencia de los occidentales y su papel en la desestabilización y guerra de los Balcanes.
Las vociferaciones occidentales bajaron entonces de tono y en la cumbre del 24 de marzo, en La Haya, el G7 decidió no excluir a Rusia del G8, contrariamente a lo anunciado días antes, sino limitarse a «no participar en la cumbre de Sochi», dejando así abierta la posibilidad de reactivar en cualquier momento el G8, foro privilegiado de diálogo con Rusia creado... a petición del G7, en 1994. Moscú no pide nada. Los occidentales tendrán que dar el primer paso. Eso fue un primer retroceso del G7.
El segundo retroceso fue el de la OTAN. Obama fue muy claro al anunciar que no habrá intervención militar occidental para ayudar a Ucrania, solamente una promesa de cooperación militar para reconstruir el potencial militar de Ucrania, que actualmente se limita en gran medida a material soviético obsoleto. Van a tardar años en construir un nuevo ejército. Y ¿quién va a pagar eso? No se sabe con certeza en qué estado están las fuerzas armadas ucranianas. Moscú invitó a los militares que lo desearan, herederos del Ejército Rojo, a incorporarse al ejército ruso. La flota de Ucrania pasó totalmente a control ruso.
Tercer retroceso de Estados Unidos: se habla de conversaciones secretas muy adelantadas entre Washington y Moscú para imponer a Ucrania una nueva constitución, aprovechar las elecciones del 25 de mayo para establecer un gobierno plural –sin los extremistas neonazis–, llegar a un acuerdo de «finlandización» de Ucrania, excluyendo su ingreso a la OTAN pero permitiendo acuerdos económicos tanto con la Unión Europea como con Rusia. De paso, Moscú y Washington dejarían a la Unión Europea fuera de la jugada, manteniéndose así las dos superpotencias en un tête-à-tête excluyente para los europeos. Con tales garantías Moscú podría dejar de alentar el separatismo de otras provincias ucranianas y en Transnistria [1], cumpliendo así el compromiso de respeto de las fronteras europeas y ofreciendo a Obama una salida decorosa. La jugada de Putin es magistral.
El G7 no calculó que tomando medidas para aislar a Rusia, aparte de aplicarse a sí mismo una serie de «castigos sadomasoquistas», según la fórmula del ex canciller francés Hubert Védrine, estaba acelerando un proceso muy profundo de recomposición del mundo a favor de un bloque no occidental liderado por China y Rusia reunidos en el grupo de los BRICS.
En reacción al comunicado del G7 del 24 de marzo los cancilleres de los BRICS, también reunidos en La Haya, expresaron su rechazo inmediato a cualquier medida de aislamiento contra Rusia, aprovechando de paso su reunión para condenar el espionaje estadunidense a sus líderes y exigir a Estados Unidos que ratifique la nueva repartición de los derechos de voto en el FMI como primer paso hacia un «orden mundial más equitativo».
El G7 no esperaba una reacción tan contundente y rápida de los BRICS. En la práctica esto quiere decir que el Grupo de los 20 (G20), del cual el G7 y los BRICS son los dos pilares, podría pasar por un momento de crisis antes de su próxima cumbre en Brisbane, Australia (15 y 16 de noviembre), sobre todo si el G7 persiste en querer excluir a Rusia. Es casi seguro que una mayoría de países del G20 condenará las sanciones adoptadas contra Rusia, aislando así al G7. En su comunicado, los cancilleres de los BRICS consideran que definir quién es miembro del G20 y para qué sirve es una decisión a tomar por todos los miembros del grupo «en igualdad de condiciones» y que «ningún integrante [del G20] puede unilateralmente determinar su naturaleza y carácter».
Los BRICS llaman a resolver la crisis actual, en el marco de las Naciones Unidas, «de manera serena y de alto nivel, abandonando el lenguaje hostil, las sanciones y contrasanciones». Bofetada con guante blanco. El G7 ya está avisado: tendrá que hacer muchas concesiones para conservar algo de influencia en el G20. Se ha metido en un callejón sin salida.
En los próximos meses se perfilan dos acontecimientos fundamentales:
Uno es la visita de Vladimir Putin a China, en mayo. Los dos gigantes están a punto de firmar un convenio energético de gran alcance que va a modificar profundamente el mercado energético mundial, estratégica y financieramente. Las operaciones compraventa ya no se harían en dólares sino utilizando las divisas nacionales de cada país. Si Europa occidental decide cambiar de proveedor, Rusia no tendrá ningún problema para reorientar las exportaciones de sus recursos naturales. En el mismo movimiento de acercamiento, China y Rusia están desarrollando una cooperación industrial para la producción del cazabombardero Sukhoi 25.
El otro hecho es que en la próxima cumbre de los BRICS, que tendrá lugar en Brasil en julio, después del mundial de futbol, se podría acelerar el lanzamiento del Banco de Desarrollo, decidido en 2012, en reacción a la falta de voluntad de los países del G7 de cambiar las reglas del juego en el FMI y el Banco Mundial para dar más peso a los países emergentes y a sus monedas junto al dólar en las transacciones internacionales.
Finalmente, otros factores poco comentados por los medios occidentales revelan que la interdependencia entre Occidente y Rusia es también una realidad en el terreno militar. Desde 2002, Rusia aceptó cooperar con la OTAN en Afganistán para facilitar la logística de las tropas occidentales. A petición de la OTAN, Moscú autorizó el tránsito por el territorio ruso de suministro no letal para las tropas de la International Security Assistance Force (ISAF), por vía aérea y terrestre, entre Duchambé (Tayikistán), Uzbekistán y Estonia, vía una plataforma multimodal en Ulianovsk, Siberia. Se trata de abastecer un ejército de varios miles de hombres (lo cual representa toneladas de cerveza, vinos, queso, hamburguesa, lechuga, indispensables para mantener en alto la moral de las tropas). Y eso se hace con aviones civiles rusos ya que las fuerzas aéreas europeas no tienen los aviones de carga necesarios para sostener un despliegue militar de tal envergadura. El acuerdo de la OTAN y Rusia firmado en octubre de 2012 profundiza esa cooperación, indispensable para los occidentales e incluye la presencia de un importante destacamento ruso, dotado de 40 helicópteros, en territorio afgano, donde capacitan al personal afgano principalmente para la lucha contra el narcotráfico. Pero Rusia se negó a dejar pasar por su territorio el material pesado de la OTAN repatriado hacia Europa, lo que obligó a la ISAF a utilizar una ruta aérea (Kabul-Emiratos Árabes Unidos) y marítima hasta los puertos occidentales, multiplicando así por 4 el costo de la retirada. Es el precio a pagar para evitar los ataques de los talibanes contra los convoyes que se retiran entre Kabul y el puerto de Karachi. Para el gobierno ruso, la intervención de la OTAN fue un fracaso, pero su retirada precipitada de Afganistán antes de fines de año va a generar un caos que puede afectar la seguridad de Rusia y desencadenar un nuevo brote de terrorismo.
Rusia tiene también muchos contratos de armamento con países europeos. El más importante es la fabricación en Francia de 2 buques portahelicópteros [clase Mistral] por un monto de 1 300 millones de euros, ya pagados por Rusia. Si [Francia] cancela el contrato, las consecuencias serán miles de empleos perdidos en ese país, que tendrá además que rembolsar a Rusia los pagos ya realizados y multas por incumplimiento de contrato. Sin hablar de algo muy importante en el mercado del armamento: la pérdida de confianza en el proveedor, que podría afectar la industria armamentista francesa, como ya subrayó el ministro ruso de Defensa.
No hay que olvidar tampoco que sin la intervención de Rusia los países occidentales no habrían logrado un acuerdo con Irán sobre el tema de la proliferación nuclear, ni tampoco con Siria sobre el desarme químico.
Estos son los hechos que no comentan los medios occidentales. La realidad es que, por su arrogancia, torpeza y desconocimiento de la historia, el bloque occidental está precipitando la deconstrucción sistémica del mundo unipolar, ofreciendo en bandeja a Rusia y China una oportunidad única para fortalecer un nuevo bloque con el apoyo de la India, Sudáfrica y Brasil, y probablemente de muchas otras naciones. El cambio ya estaba en marcha, pero a un paso lento y gradual. Ahora todo se acelera y la interdependencia cambia todas las reglas de la globalización.
En cuanto al G20 de Brisbane, será interesante ver cómo se posiciona México después de las cumbres del G7 en Bruselas (en junio) y de los BRICS en Brasil (julio). La situación va a evolucionar muy rápidamente y va a exigir mucha agilidad diplomática. Si el G7 persiste en su actitud de aislar a Rusia, el G20 podría desintegrarse. México, atrapado en las redes del TLCAN [2] y del TPP [3], tendría entonces que escoger entre zozobrar con el Titanic occidental o adoptar una línea autónoma, conforme a sus intereses de potencia regional con vocación mundial, acercándose a los BRICS.
Fuente                             Pierre Charasse
redvoltaire                          Diplomático francés
NOTAS
[1] «Solicita Transnistria adhesión a la Federación Rusa», Red Voltaire, 24 de marzo de 2014; «Pravy Sector filtra la frontera de Ucrania con Transnistria», Red Voltaire, 27 de abril de 2014. Ver además nuestro dossier sobre Transnistria.
[2] Tratado de Libre Comercio de América del Norte, firmado entre Canadá, Estados Unidos y de México para instaurar una zona de libre comercio
[3] TTP, siglas en inglés del Trans-Pacific Partnership, y designado en español como Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica. Su objetivo es liberalizar las economías de los países con costas a ambos lados del Pacífico.

miércoles, 7 de mayo de 2014

FEMINISMO DE ESTADO



Entrevista a Prado Esteban: “Tenemos un deber histórico de reconstruir nuestra feminidad”
Prado Esteban es una escritora y militante española que ha tomado la responsabilidad de denunciar el Feminismo de Estado, develar la verdad sobre el pasado de la mujer y llevar un mensaje revolucionario anti-sistema a las mujeres de habla hispana en el mundo. Es autora del libro “Feminicidio o autoconstrucción de la mujer”, en el cual revisa el supuesto “sometimiento” de la mujer del cual nos habla la historia y el blog “Mujer, verdad y revolución integral” donde expone algunas de sus investigaciones sobre feminidad, maternidad, sexualidad, feminismo y política. ARTEMISAS la ha entrevistado y éste es el resultado de nuestro intercambio.
1) ¿Por qué estás en contra del feminismo?
Yo estoy contra el Estado y su ensanchamiento permanente, estoy en contra de la tutela institucional de las mujeres, en contra de la biopolítica, sea ésta natalista como antaño o antinatalista como ahora, en contra de la apología del trabajo asalariado, en contra de la mercantilización de los cuidados y de las necesidades vitales de las personas. Estoy en contra del sexismo sea éste misógino o androfóbico, en contra del enfrentamiento entre las mujeres y los hombres, en contra de la violencia intersexual, en contra de la derivación de la energía femenina hacia la empresa, el Estado y el ejército, en contra del complejo de inferioridad femenino, en contra del victimismo y el resentimiento de grupo o de clan. Estoy en contra de que existan leyes especiales para “proteger” y “privilegiar” a las mujeres a cambio de obediencia, estoy en contra de la destrucción planificada de las instituciones horizontales de convivencia para hacer emerger fórmulas burocráticas de encuadramiento dignas de las peores distopías, en resumen, quien defienda estas nocividades me encontrará enfrente.
Hoy el feminismo dominante defiende ese programa porque es una pura excrecencia del poder, sobrevive únicamente porque es subvencionado y protegido por las instituciones, es, en realidad, una parte más de los órganos de gobierno de la sociedad, cualquiera que se sienta miembro del pueblo, amante de la libertad, defensor de la condición humana tiene que estar en contra de esa ideología destructiva e inicua, pero no pongo en duda que existan personas que se llaman a sí mismas feministas y quieran luchar contra la lacra de las políticas de género del los Estados y los grandes centros de poder mundiales, con esas personas colaboraría gustosamente.
2) ¿En qué momento te diste cuenta que el feminismo no te representaba como mujer?
Nunca estuve cercana a las corrientes feministas, creo que había dos cuestiones fundamentales que me alejaban de su programa, la primera mi pertenencia a la cultura tradicional de la ruralidad hispana a través de mi familia materna, una cultura ancestral en la que las mujeres hablaban con voz propia y eran profundamente respetadas por sus méritos y sus capacidades y no por cortesía. Las mujeres de mi infancia eran inteligentes sin soberbia, capaces y polifacéticas, enérgicas sin despotismo, amorosas sin cursilerías, tenían mucha fuerza interior, por eso yo no podía vivir bajo el complejo de ser mujer que defendía Simone de Beauvoir, no encontraba que mi cuerpo de mujer fuera causa de ninguna desgracia y me parecía que el feminismo, el que yo conocí al menos, representaba una visión resentida y anti-femenina. La segunda era mi fuerte impulso hacia la maternidad que había sido satanizada como origen de todos los males de la mujer y que para mí era una necesidad fundamental.
Eso no significa que no fuera consciente del ascenso social del machismo que era mayor en la sociedad urbana y moderna que en las aldeas de mi infancia. Fui beligerante con el machismo como creo que hay que serlo con todo lo que es perverso e injusto pero nunca consideré que hubiera nada en la condición masculina que hiciera inevitable esa lacra del sexismo. Con la misma energía que me opongo al machismo me sitúo en contra del sexismo femenino hoy en alza, pues no son en realidad ideologías enfrentadas sino complementarias.
3) ¿Qué te llevó a investigar y escribir tu libroFeminicidio o Auto-Construcción de la Mujer”?
Hubo un tiempo en que consideré que había un error fundamental en el sexismo femenino pero más adelante me hice consciente de que no era únicamente una equivocación o un disparate lo que se escondía tras esta ideología sino que era una parte fundamental de la estrategia del sistema para destruir al pueblo y todo rastro de la vida horizontal en primer lugar y convertirnos en seres mutilados y deshumanizados, ganado de labor sin autonomía, sin vida erótica, sin lazos y sin afectos, sin raíces y sin energía vital, sin vida interior ni convivencial.
Entendí entonces la gran tragedia que significaba que nadie hubiese tenido el arrojo y la clarividencia de desmontar esa maniobra en sus orígenes cuando todavía quedaba en la sociedad algo de sentido común y los aparatos de adoctrinamiento e ingeniería social eran primitivos, pero comprendí también que, incluso en una situación tan desesperada como la de hoy alguien debería dar la voz de alarma, llamar a recuperar la cordura. Me encomendé esa tarea para la que no estaba preparada y que era, en realidad, mucho más grande que mis capacidades. Afortunadamente conté con la ayuda de Félix Rodrigo Mora, una persona cuyo esfuerzo en pos de la verdad es un auténtico regalo al mundo.
4) ¿Por qué crees que tu libro ha sido censurado y perseguido?
En las sociedades del presente, bajo regímenes parlamentarios, la falta de libertad es la norma. La más esencial de las libertades, la de conciencia, es violada a diario acosada desde el sistema educativo, la prensa, los medios, el “arte”, la publicidad, los funcionarios del Estado del bienestar, las redes sociales etc. etc. La mentira es obligatoria, la historia es revisada, las personas reescriben sus biografías para adaptarlas a la ortodoxia del sistema.
La censura es poco usada porque casi nadie osa salir del dogma establecido pero si alguien se atreve a desafiar la “verdad” del sistema todo el aparato de persecución se pone en marcha.
El aparato de las políticas feminicidas no se basa en un movimiento equivocado que pueda ser convencido con argumentos es un auténtico ejército de funcionarios, grupos empresariales, grupos de pagados y paniaguados del sistema que actúan como policías del pensamiento.
Nuestro libro se ha atrevido a poner en cuestión la ortodoxia y hacerlo con una masa de documentación, investigación y hechos que hacen difícil el desmontar sus presupuestos, por eso la censura, el insulto y el acoso era la única forma de enfrentarse a ello.
5) ¿Cuál es la situación actual del feminismo en España?
En una encuesta reciente únicamente el 1,7 de los españoles y españolas se definen como feministas, no hay pues un movimiento popular poderoso y mayoritario a favor de las políticas de género, es el aparato burocrático vinculado directa o indirectamente al Estado que sufrió un salto descomunal con la aprobación de la Ley de Violencia de Género y la creación del Ministerio de Igualdad el que sostiene con una creciente inyección de fondos la presencia de esta ideología en todos los espacios sociales.
Más de un millón de funcionarios de la sanidad, la educación, los servicios sociales y otros son, de facto, agentes de género obligados por protocolos y curriculum a verter el credo feminicida en su ámbito de actuación, varios cientos de miles más son los que componen los cuerpos policiales y judiciales que aplican las leyes de género, son miles, además, las cátedras de género, las fundaciones subvencionadas, las empresas de servicios relacionadas con estas políticas que se lucran de un negocio floreciente y en expansión.
Si hubiera libertad equitativa para todas las opiniones, se eliminaran las subvenciones estatales, desapareciera la legislación y el aparato de poder que la sostiene, se permitiera la libertad de conciencia y de expresión, el sexismo político ocuparía el lugar que le corresponde por méritos propios.
6) ¿Qué implicancias ha tenido la lucha anti-feminista en España?
Creo que no puede hablarse de lucha anti-feminista, eso no ha existido. Yo, en realidad, nunca he defendido que tal cosa deba existir, lo que aquí existe es un sexismo político institucionalizado que depende en todo del Estado y una sociedad demasiado confundida y acobardada que no lo apoya pero no tiene la claridad y el ímpetu para oponerse a la corriente institucional. Es cierto que hay una especie de corriente subterránea de rechazo de las políticas de género pero son eso, subterráneas.
Únicamente algunas organizaciones de afectados por la Ley de Violencia de Género y algunos colectivos de muy escaso poder de convocatoria se han atrevido a hablar, en el caso de los primeros es triste que no muy pocos no afectados se hayan sumado a la lucha contra esta ley inicua. La docilidad y el acobardamiento así como el egoísmo de luchar únicamente por lo que nos afecta personalmente se han impuesto como norma de conducta.
Por mi parte creo que hay que establecer un frente de lucha contra los mecanismos concretos de dominio estatal sobre las mujeres, los debates ideológicos son debates estériles, eso lo dejo para la universidad y las academias. Nosotros necesitamos distinguir el bien y el mal en estos asuntos no establecer principios ni reglas a los que adscribirse.
7) ¿Alguna vez has tenido problemas legales, amenazas o agresiones por expresar tus ideas?
Hasta ahora las consecuencias negativas de mis publicaciones han sido pequeñas cosas sin importancia. No descarto que pueda haberlas en el futuro, la Ley de violencia de Género ha sido un ensayo de ley de excepción impuesta sin apenas oposición popular, y mucho menos partidista (se aprobó por unanimidad). si la sociedad española se aviene a asumir leyes que emulan los peores momentos del franquismo y que han supuesto una ola represiva sobre los varones verdaderamente inaudita no puede descartarse que tal corriente se siga desarrollando con otros aportes legislativos, ya se ha empezado a hablar de un ley contra la apología del delito machista, es decir, contra la libertad de expresión, eso podría llevar a que toda crítica a la ley se considerase delito.
8) ¿Cómo definirías a una mujer femenina?
Lo femenino tiene muchos componentes, es complejo y no simple. En la sociedad de los estereotipos y la simplicidad, de los binomios excluyentes, se han creado unos pocos tipos de mujer que se excluyen y se enfrentan. Así, estamos obligadas a adscribirnos a alguno de los patrones de feminidad al uso, ha desaparecido la posibilidad de auto-construirnos como mujeres usando la experiencia, la reflexión y el aprendizaje a través de los vínculos.
No soy partidaria de visiones esencialistas de la mujer pero eso no excluye que valore como fundamental en la construcción de la feminidad la conexión con nuestra biología, con nuestras necesidades físicas, con la alegría por nuestro cuerpo y sus funciones sexuales. En esa escucha y esa conexión se construye una parte fundamental de nuestra feminidad.
Pero también hay un componente histórico, el femenino no es igual en todos los momentos ni en todas las sociedades, es también una respuesta a las condiciones de existencia espacio-temporales-sociales-históricas concretas en que lo crean las mujeres. En su diversidad y multilateralidad lo femenino auto-creado es tanto un factor de continuidad con las generaciones anteriores de mujeres como un agente de novedad y descubrimiento a través de la reflexión y la crítica, la mejora o la adaptación a las condiciones cambiantes.
También hay un componente cultural que no se refiere únicamente a la tradición y la transmisión de conocimientos y pautas de conducta sino a las aportaciones del arte, la filosofía, la moral etc. puesto que todos ellos en algún momento han investigado o penetrado en la idea de lo femenino.
Hoy vivimos una etapa de desfeminización fanática de las mujeres, la represión sexual es más violenta que en la sociedad victoriana pues hoy es interiorizada. Estamos obligadas a deserotizarnos, renunciar al amor, a la cópula, a la maternidad…. Forzadas a hacernos neutras y ambiguas, sin señas sexuales ni singularidad femenina. Esto está llevando a un colapso biológico de las mujeres, los desórdenes físicos asociados a nuestros órganos sexuales y reproductivos se están convirtiendo en una epidemia, al menos en lo que llaman España, amenorreas, miomas, endometriosis, infertilidad, ovarios poliquísticos etc. etc. son ahora lo ordinario y no lo extraordinario.
La erótica libre y no politizada está desapareciendo, ahora la corrección política ha llegado a la intimidad y duerme con nosotros. A las mujeres, especialmente a las del pueblo, se nos desea convertir en neo-monjas, escondiendo nuestra sensualidad, renunciando a las pasiones carnales; la exhibición del cuerpo femenino o es chocarrera o inexistente, se ha perdido el buen gusto y el arte de agradar y comunicar voluptuosamente con el sexo contrario. Esos conocimientos eran también ingredientes de lo femenino en el pasado.
Pero las mujeres no somos solo cuerpo, vida erótica y maternal, los grandes valores humanos, las virtudes intelectivas, éticas, estéticas, épicas y heroicas son para nosotras tan fundamentales como para los varones y hemos de cultivarlas sin renunciar a darles forma femenina. Hacen falta mujeres combatientes para una sociedad regenerada, necesitamos una nueva ascética que nos fortalezca, un nuevo entrenamiento de la virtud, precisamos cultivar la inteligencia, el amor por la verdad, la fuerza, la adhesión a la justicia, la devoción por la convivencia y el amor, la capacidad de conciliar e integrar a todos y a todo, la renuncia al poder, el aprecio y el cultivo del buen lenguaje, la voluntad de cuidar para la vida y cuidar para la muerte, de cubrir las necesidades del cuerpo y las del alma, el amor por la libertad, el respeto por lo humano, la libertad interior y la grandeza de espíritu.
Todo esto y mucho más tiene que estar en la nueva feminidad del siglo XXI ¡Construyámoslo en nosotras mismas!
9) ¿Qué sugerirías a una mujer que duda del feminismo, pero aún no logra ver claramente por qué es perjudicial?
Les diría que todo aquello que nos protege y nos privilegia es el veneno con que nos masacran las instituciones, que no podemos aceptar que dirijan nuestras vidas por “nuestro propio bien”, que no son los derechos que son otorgados desde fuera sino los deberes que son activos y movilizadores lo que nos emancipa. Todos aquellos que nos llaman a luchar por derechos nos encadenan a sus instituciones.
10) ¿Cuál sería tu mensaje a la mujer moderna?
Tenemos un deber histórico, una obligación de reconstruirnos como sujetos de nuestra propia vida y de la historia, rehacer la vida horizontal y con ello regenerar la sociedad. En nuestro nombre se han cometido las mayores atrocidades en el último siglo y eso nos compromete al combate y la colisión con el mal ¡Hagámoslo!
Fuente                                  Prado Esteban

martes, 6 de mayo de 2014

CULTIVAD LA VIRTUD



La rehabilitación de la virtud Max Scheler 

En solo tres breves páginas puede encontrar el lector atento una crítica profunda a la Ilustración, al mundo burgués, a la ética del deber y a la sociedad de consumo. Y una propuesta, pues quien sólo persigue, sigue, para recuperar el ejercicio de la virtud y así superar al buen hombre por el hombre bueno. Nunca se lamentará demasiado el mundo filosófico la temprana muerte del autor.  A.Buela
La palabra virtud se ha vuelto tan antipática – por los acentos patéticos y sensibleros que le dirigieron los burgueses del siglo XVIII, como poetas, filósofos y predicadores- que apenas podemos reprimir una sonrisa cuando la oímos o leemos.
A nuestra era del trabajo y del éxito le basta con hablar de “habilidad”. 
Además las virtudes de nuestro tiempo son tan expresamente feas, tan desligadas del hombre, tan convertidas en reglas de monstruos vivientes  y autónomos a los que llamamos el negocio o la empresa, que las personas de buen gusto, con mucho, cultivan la virtud del silencio, guardándose bien de que por lo menos eso no salga a la luz pública. El falso pathos con que se halaga a una cosa con el tiempo la termina manchando.
¿Por qué la virtud habría de ser en esto una excepción?. Y, sin embargo, esta vieja solterona, gruñona y desdentada, era en otros tiempos – por ejemplo, en el esplendor de la Edad Media y en los helenos y romanos anteriores a la época imperial- algo sumamente sugestivo, atractivo y lleno de encanto. Así, mientras que hoy, con esa palabra se piensa en un penoso esfuerzo por reprimir cualquier cosa que sea para uno, en aquellos tiempos se hablaba gustosamente del esplendor de la virtud, del adorno que otorgaba, y se la comparaba con las piedras preciosas más delicadas. El símbolo cristiano del brillo de los santos la hace resplandor por sí misma desde la profundidad de la persona.
De este modo, da idea de que la bondad y la belleza de la virtud no se basa en el obrar para con otros, sino ante todo en el egregio ser y esencia del alma misma. Y también que la virtud es importante para los otros, a lo sumo incidentalmente, tan solo como ejemplo, para hacerla visible: como ejemplo que ellos “pueden tomar”, no como ejemplo que “se da”.
La virtud se nos ha vuelto tan insufrible, sobre todo, porque ya no la entendemos como conciencia de dominio y de poder permanentemente viva y feliz para querer y obrar algo bueno y justo en sí mismo y, al mismo tiempo, solo para nuestra individualidad, como conciencia de dominio que emana libremente de nuestro ser mismo. Nos parece insufrible porque la entendemos mas bien simplemente como una disposición y habilidad oscura y no vivenciable, para actuar según cualquiera reglas preceptivas[2]. Y se ha vuelto tan poco atractiva porque tenemos por algo difícil no solo su adquisición, sino también ella misma. Mientras que, sin embargo, es solo la falta de virtud o el vicio lo que hace difícil lo que hace difícil y trabajoso el bien; su posesión, en cambio,  presta a toda buena acción el aspecto del libre revolotear de una dulce ave.  Se ha vuelto así porque pensamos que podemos acostumbrarnos a ella mediante un continua hacer nuestro deber. Mientras que la virtud es lo más contrario a la costumbre. En ella solo el criterio de su nobleza intrínseca es lo que puede obligar y lo que determina por sí mismo el rango, la cualidad y la plenitud de nuestros posibles deberes. Hoy se habla de virtud como si no tuviera ninguna importancia para el virtuoso mismo y como si solo existiera para multitud de otros, que con ese término hace un cálculo rápido y reductivo de cómo aquel a quien se la adjudican o niegan se comportará respecto a ellos con toda probabilidad. 
La virtud aún no afeada era, a diferencia de las habilidades y destrezas – que siempre son “para algo”, esto es, para una realización ya definida- una cualidad de la persona misma. No era, por tanto, una cualidad “para” acciones y obras predeterminadas ni tampoco para el usufructo de otros, sino una libre joya del portador, algo así como la pluma en el sombrero. Y era imposible de compensarla mediante todos aquellos actos de voluntad y acciones que se desprendían de ella por necesidad intrínseca, en los que ella se desbordaba. 
Incluso cuando se quiso suponer que “los dioses hubieran puesto sudor” antes de lo que se debe hacer y, sobre esto, que con cada paso esa poderosa luz brillara en el interior más fácil y rápidamente, la virtud no era ni siquiera lo que debí ser querido ni adquirido. Ella misma se tenía, más bien, como lo excedente no ambicionado, como libre regalo de la gracia para cuya solemne recepción todos los esfuerzos y empeños de la voluntad solo debían engendrar la disposición necesaria para la acogida. Ante aquellos que corren tras ella sin aliento, la virtud se esconde aún con más rapidez y agilidad que su hermana más común, la felicidad.
Si los griegos encontraron la virtud tan atractiva que la acuñaron con palabras como eu zen, eugenes, kalokagathía, etc., y la unieron tan estrechamente con la belleza no responsable en una sola cosa, eso era porque no rebajaron la virtud – como sí ocurrió con los filósofos de la burguesía moderna; por ejemplo, Kant- a un simple efecto del querer conforme al deber, o a la disposición para tal querer, como si este nunca pudiera ennoblecer al hombre con la virtud. Al contrario , para ellos no eran palabras vacías el que la nobleza intrínseca de la virtud es la que obliga ante todo. Es esta la que determina la extensión y la plenitud de la responsabilidad por las posible acciones; pero de su posesión o no posesión nadie era responsable.
Su plenitud interior impulsaba a la extensión cada vez más ancha de la responsabilidad, de manera que quien la poseía en una intensidad a la medida del santo se sentía calladamente corresponsable de todo lo que, en general, ocurría en el mundo. 
Y se consideraba una específica falta de virtud el declinar todo lo posible la responsabilidad, el limitarla simplemente al propio hacer y, en este, a un ámbito lo más estrecho posible de lo no puede probarse como mandado. Pero esto no quiere decir que se la viera como innata, igual que una disposición natural, tal como la han caracterizado los simples reaccionarios de todos los tiempos, a quienes Sócrates contradijo. Aquellas “disposiciones” lo son solo para ciertas habilidades, y son familiares, tribales, propias de un pueblo; la virtud, en cambio, como viva conciencia para poder el bien es totalmente personal e individual. Este poder mismo vivido era tenido como mejor que aquello “para lo que” era poder y como dinámicamente mayor que la suma de esfuerzos para hacer cada bien particular. Con el crecimiento de la virtud, aquellos esfuerzos disminuyen y justo por ello pierden la fealdad que hay en todo esfuerzo. El bien se vuelve bello en la medida en que se hace fácil.
La llamada ley moral y el deber son, por el contrario, únicamente sucedáneos impersonales de virtudes que faltan. Los deberes son transferibles, las virtudes no lo son. Por eso debemos representarnos la bondad de Dios como completamente ajena a la ley y pensarla como dejando todo a su discreción moral absolutamente infalible, que juzga sin regla solo según cada caso.
Ya es hora que dejemos de ser solamente los oponentes de aquellos insulsos burgueses del siglo XVIII y dedicarnos, por ello, a ridiculizar la virtud. Quien persigue, sigue. Después de todo es un asunto interburgués el que una parte de la burguesía hiciera de la virtud una anciana para luego endiosarla, y que la otra mostrara mejor gusto. ¿Qué nos importan los burgueses y sus extrañas opiniones con las que han interrumpido, temporalmente, la marcha de la historia universal? 
¡Busquemos de nuevo, también para la virtud, el horizonte histórico universal!.
Fuente                                          Max Scheler