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sábado, 30 de agosto de 2014

SOBRE LOS IDENTITARIOS




Sobre los Identitarios, la Tradición y la Revolución global

Considero que los Identitarios son aliados cuando rechazan la modernidad, la oligarquía global y el capitalismo liberal mortífero para las culturas étnicas y las tradiciones. El orden político moderno es esencialmente global y se basa puramente en la identidad individual. Es el peor orden posible y debe ser totalmente destruido.
Cuando los Identitarios militan por una reafirmación de la Tradición y de las antiguas culturas de los pueblos europeos, tienen razón. Pero cuando ellos atacan a los inmigrantes, musulmanes o a los nacionalistas de otros países (en base a conflictos históricos), cuando defienden a los Estados Unidos, el atlantismo, el liberalismo o la Modernidad, cuando consideran a la raza blanca (la que ha producido la modernidad) como la raza superior y afirman que las otras razas son inferiores, estoy en total desacuerdo con ellos.
Más que eso, no puedo defender a los blancos contra los no-blancos por la única razón de que yo mismo sea un blanco y un indoeuropeo. Reconozco la diferencia de otros grupos étnicos como una cosa natural y rechazo cualquier jerarquía entre los pueblos, ya que no existe, y no puede existir, una medida universal para la comparación de las sociedades étnicas y los sistemas de valores.
Estoy orgulloso de ser ruso, exactamente como los estadounidenses, los africanos, los árabes y los chinos están orgullosos de ser como son. Es nuestro derecho y nuestra dignidad afirmar nuestra identidad. No la de unos contra otros, sino los unos al lado de los otros, sin resentimiento hacia los demás ni remordimientos hacia uno mismo.
No puedo defender la nación, porque la nación es un concepto burgués imaginado por la modernidad para destruir las sociedades tradicionales (Imperio) y las religiones para su sustitución por pseudo-comunidades artificiales basados en la identidad individual. Actualmente, la nación está siendo destruida por las mismas fuerzas que la crearon en el primer período de la modernidad. Las naciones han cumplido su papel de destructor de identidades orgánicas y espirituales, y ahora los capitalistas destruyen sus propios instrumentos para hacer posible la globalización.
Debemos atacar el capitalismo como un enemigo absoluto, responsable tanto de la creación de la nación como simulacro de la sociedad tradicional como de su destrucción actual. La razón de la catástrofe actual tiene sus raíces en los fundamentos ideológicos y filosóficos del mundo moderno. Y la modernidad que era blanca y nacional en su origen se ha vuelto global al final. Es por eso que los Identitarios deben elegir su campo real: la Tradición (lo que incluye su propia tradición indoeuropea) o la modernidad. El atlantismo, el liberalismo, el individualismo son las formas del mal absoluto para la identidad indoeuropea, que son incompatibles con ella.
Si los Identitarios realmente aman su identidad, se han de convertir en eurasiátistas y unirse a los tradicionalistas, los enemigos del capitalismo de todos los campos políticos, razas, religiones o culturas. Ser hoy anti-comunista, anti-musulmán, anti-oriental, pro-yankee, atlantista, significa pertenecer al otro campo, estar en el lado del Nuevo Orden Mundial y de la oligarquía financiera. Pero es una actitud ilógica porque las consecuencias de la globalización destruyen todas las identidades excepto las individuales y hacer una alianza con aquellos que la apoyan significa traicionar la esencia misma de la identidad cultural.
El problema con la izquierda es diferente. Es positiva en su oposición al orden capitalista, pero carece de la dimensión espiritual. La izquierda se presenta habitualmente como una vía alternativa a la globalización, que es la razón de su oposición a los valores orgánicos, a las tradiciones y a la religión.
Sería algo bueno ver aparecer “Identitarios de izquierda” que por un lado defendiesen la justicia social, atacando el capitalismo, y por otro defendiesen las tradiciones espirituales atacando la modernidad.
El enemigo es único, es el orden global liberal del capitalismo de la hegemonía norteamericana (que también va dirigida contra la verdadera identidad americana).
Nosotros ganaremos si unificamos nuestros esfuerzos.
Fuente                                            Alexander Dugin

viernes, 29 de agosto de 2014

LA DIVISIÓN DEL PUEBLO

La división del Pueblo favorece a la partitocracia y la monarquía
Al margen del debate que ha provocado desplome de la nación en los sectores sociales más conscientes del país, queda por abordar la cuestión del Estado y, aún, de su supervivencia. Hablamos del vilipendiado, del despreciado, del odiado Estado español.
Partimos de la tesis de que fuera del Estado las libertades quedan a merced de las dentelladas de la ley de la selva. Esta es, para nosotros, una verdad axiomática. Sin Estado no hay servicios públicos, ni protección a los desvalidos, ni pensiones... Sin Estado no hay nación, sino un colectivo humano desnortado y a la deriva. Carne de derrota.
El Estado español se ha convertido en el blanco de las iras de todos aquellos que quieren liquidar y, al mismo tiempo, ridiculizar a la nación. Para todos ellos es una rémora, un obstáculo.
Los neoliberales, porque aspiran a un Estado liliputiense para mayor gloria de ese nuevo becerro de oro que es la iniciativa privada; esto es, el triunfo del capital a través del logro del máximo beneficio. Los neoliberales sólo precisan musculatura en dos cuestiones que les son vitales para seguir manteniendo las actuales estructuras de latrocinio: la recaudatoria y la policial.
Sobre los socialistas convendría previamente que nos dijeran a qué quieren jugar: si a seguir gestionando el capitalismo y, en consecuencia, a desarrollar políticas calcadas de los neoliberales o si, por contra, aspiran a un Estado fuerte y social. O mucho nos equivocamos, o la respuesta de los social-demócratas es irreversible y no deja lugar a dudas: lo que llaman socialismo democrático no es otra cosa que otra muleta al servicio del capitalismo.
Quedan, por último, grupos marginales que, en teoría, abogan por el rearme del Estado. Ocurre en muchos países del mundo que los herederos del leninismo siguen creyendo a pies juntillas en las bondades de un  Estado fuerte y centralizador. Desgraciadamente, en este caso como en muchísimos otros, Spain is different. Y lo que en teoría podría ser una fuerza vertebradora es, de hecho, una energía disgregadora ya que la izquierda de la izquierda, desde hace décadas, va a rebufo de los nacionalismos burgueses de toda laya y condición. El postleninismo en España es un vector político confuso, deslavazado y, por ende, antinacional. No han sabido desasirse del dogmaultraburgués de la  autodeterminación y, a lo sumo, aspiran puerilmente a la destrucción del Estado para, ulteriormente, tratar de dar forma, no se sabe muy bien cómo, a los escombros.
Quedan, por último, los grupos libertarios, en la periferia de la periferia, que, a estas alturas de la historia todavía siguen encantados con las rancias supercherías evacuadas en el siglo XIX y que abogan por la muerte del Estado, sin más, seguramente para regresar a una suerte de Arcadia paleolítica, cuyo diseño queda para un puñado de mentes privilegiadas que no son de este mundo.
Sobre los separatistas no insistiremos demasiado: su felicidad es directamente proporcional a la desgracia nacional.

¿Tiene el Estado en España quien lo quiera

Desde nuestro punto de vista, el grado de afección es magro, lo que, entre otras cosas, ha sido una de las causas que han permitido el actual saqueo generado por la partitocracia y la monarquía. Pero lo peor de todo, no es que el Estado se deslice cuesta abajo, lo más inquietante es que los que, en teoría, debieran ser sus primeros defensores, los trabajadores y las clases más desfavorecidas el país, le han vuelto la espalda.
O los perdedores dan un giro de ciento ochenta grados con respecto al Estado, e incluso dan un paso más y se plantean su conquista, o el Estado se convertirá en su verdugo. Los ricos y los poderosos pueden permitirse el lujo de no tener nación ni Estado porque su patria es el dinero. Los trabajadores, por contra, tenemos la necesidad vital de recuperarlos.
Pero para dar ese paso de gigante, es necesario despertar, organizarse y pensar, antes de nada, en que en las reivindicaciones de corto radio y en la división reside buena parte de la fortaleza de los enemigos de España y de su futuro.
Fuente

jueves, 28 de agosto de 2014

¿TODO POR ESPAÑA?



Todo por "España", pero sin España
Nuestra estructura productiva, en franco declive, está liderada en la mayoría de los casos por empresas “españolas” multinacionales (buscad en el IBEX 35 y encontraréis) que en términos netos tienen unos tipos impositivos muchísimo más bajos que cualquier trabajador que no llega prácticamente a final de mes. Las desgravaciones fiscales para los trabajadores son muy limitadas, pero es que las empresas pueden hacer auténticas virguerías  llegando a reconvertir su tipo impositivo en el 11% en muchos casos.
Y decimos “españolas” por aquello de que la sede oficialmente (supuestamente) se encuentra sita en España, pero si atendemos a otros criterios como el pago de impuestos, creación de empleo y accionistas, se puede comprobar fácilmente que eso de “empresas españolas” se podría matizar mucho. 
Para que lo sepa todo el mundo, y pongo un ejemplo, este tipo de empresas, con la ley en la mano, ha podido obtener durante muchos años grandes deducciones, -y los sigue obteniendo-, por invertir en otros países y, además, liberarse de pagar impuestos en España por los ingresos foráneos obtenidos. Y es que a mayor tamaño empresarial, menor es el tipo impositivo neto de deducciones. Ojo que esto no lo digo yo, porque sí, que esto lo dice la señora Agencia Tributaria.
Y digo neto, también, porque por añadidura durante los últimos años, y gracias a nuestro “generoso” sistema fiscal, estas empresas creaban más empleo en el extranjero -y siguen creándolo-  que en nuestro propio país.
En plena crisis económica, estas “empresas salvadoras del IBEX 35”, como Telefónica, Santander, BBVA, Iberdrola, Repsol, ACS, Gas Natural, etc. ganaron en un año más de 50.000 millones de euros antes de impuestos. 
Pero, ¿dónde se reinvirtieron estos beneficios extraordinarios?, España no se ha beneficiado durante años de estas prebendas empresariales, si por lo menos hubiera servido de algo para los trabajadores españoles que con sus nóminas endeudadas han soportado el fisco y lo seguirán soportando, pero nada, se ha ido a peor. Miles de millones de euros ha perdido el sistema tributario en beneficio de muchas empresas multinacionales “españolas”, gracias a las grandes transferencias de rentas desde la parte baja y media de la sociedad.
Y es que el Estado promueve esta desigualdad, una desigualdad después de impuestos que es mayor que antes de impuestos. Una desigualdad económica, social y política que deja al descubierto que el capitalismo especulativo del que ha vivido España, ha hecho del trabajador un propietario aparente, cargado de deudas; porque nuestra economía es deuda sin valor productivo, sostenida por impuestos no destinados a gasto productivo, sino, principalmente, a intereses particularistas de grupos económicos con poder político. Unos impuestos que han sido más un instrumento de robo, de transferencia de rentas de unos grupos con menos posibilidades hacia los grupos que conforman el bloque del poder. 
En definitiva, un sistema fiscal regresivo que refuta, una y otra vez, la vieja cantinela de que el Estado es neutral y está por encima de las clases y grupos sociales: qué mentira política más siniestra, señores.
Pero es que España también ha sido y seguirá siendo un paraíso fiscal: SICAVS, Entidades de Tenencia de Valores Extranjeros (ETVE), etc. Parece que pocos recuerdan que ExxonMobil Spain ganó en España, con la fórmula del ETVE, 10.000 millones en dos años sin pagar un euro en impuestos, ¡¡y con un solo empleado!! 
Esta es la patria para nuestrospatriotas”.
Por otro lado, la atracción de inversión extrajera directa sin la existencia de una política en España que la dirija, controle y supervise es uno de los más graves errores estratégicos en política económica, principalmente en épocas de crisis. Y es que es, precisamente, en épocas de crisis una válvula de escape para encontrar una salida a estos grupos que dirigen los procesos de acumulación de capital. ¿Dónde en España hay realmente zonas económicas especiales para localizar, con un mínimo de rigor económico, las inversiones extranjeras?
En suma, la restauración que estamos sufriendo seguirá estos mismos derroteros con más actores extranjeros dominando nuestra economía y con un bloque en el poder sirviendo de correa de transmisión de estos intereses y, además, mejorando cada vez más su “representación de sí mismos” y su capacidad de dominación.
Aún no he oído a ningún partido político (incluido PODEMOS, claro) qué hacer al respecto, cuando la única salida de mejora probable de España es ir conformando alianzas con Iberoamérica, e ir saliendo de la pesadilla europea, buscando nuevas formas de organización social, económica y política. Pero  para ello hace falta un partido que haga práctica revolucionaria, un partido que redirija el rumbo junto con los trabajadores, de forma coordinada, hacia nuevas rutas.
Fuente                                        J. Monforte

miércoles, 27 de agosto de 2014

HÉROES DEL PUEBLO



Héroes: honor, gloria y recuerdo a los que dieron su vida por la Patria
Sin su esfuerzo y sacrificio, la Nación nunca podría haber escrito su larga historia con tamaña dignidad
Se dejaron el alma y la vida por España. Sangre, sudor y lágrimas españolas derramadas durante siglos valiente y generosamente sobre las cuatro esquinas del planeta. Con su esfuerzo, su osadía y su heroísmo labraron un futuro mejor para todos nosotros, sus compatriotas y deudores. Levantaron un Nuevo Mundo, consiguieron que en España nunca se pusiera el sol, atravesaron océanos y desiertos, llevaron nuestra bandera hasta el último rincón de la Tierra, batallaron como leones heridos cuando el invasor quiso asolar nuestra Nación.
Resistieron como posesos y suicidas ante cartagineses y romanos, se las vieron tiesas durante casi ochocientos años con el Infiel, desde las alturas de Covadonga a los cármenes de Granada. Pararon al Gran Turco en Lepanto, quebraron a los luteranos en Flandes, sostuvieron el Imperio acosados por filibusteros y corsarios y en las callejuelas de Madrid se enfrentaron al mejor ejército del mundo, el de Napoleón.
Resistieron casi abandonados por los suyos en Cuba (y encima vinieron cantando), fueron los últimos de Filipinas, y en el Barranco del Lobo cuentan que hay una fuente que mana sangre de los españoles que murieron por España. Hasta hoy, que nuestros valientes han dejado su vida en Bosnia, en Irak, en el Líbano, en las terroríficas tierras de Afganistán luchando en la batalla más hermosa, la de la paz.
Esfuerzo y sacrificio

Son decenas, cientos, miles de hermanos sin los que no habríamos llegado hasta aquí, son el orgullo que hace latir nuestros corazones, son los héroes de España, patriotas en todas las latitudes, vidas entregadas por nuestra fe, por nuestra manera de vivir y entender el mundo. Sin su esfuerzo y sacrificio, desgraciadamente tantas veces olvidado, la Nación nunca podría haber escrito su historia con tamaña dignidad.
Son nombres y apellidos que necesitarían más de un periódico como éste, de la primera a la última página, para ser recordados tan grandemente como se merecen. Nobles castellanos, leoneses, navarros, aragoneses que fueron recobrando palmo a palmo, centímetro a centímetro, la tierra que nos habían arrebatado los musulmanes: el Cid, Alfonso VIII, Guzmán el Bueno, el Gran Capitán. Soldados y poetas como Garcilaso de la Vega y Francisco de Aldana, héroes inmortales de los Tercios, como sus bravísimos capitanes Juan de Austria y el Duque de Alba. Genios y soldados como Cervantes, perdiendo la mano, que afortunadamente no era la mano de escribir, en aquel Lepanto en que tembló el mundo y los nuestros consiguieron frente a los otomanos que el Mare aún fuera Nostrum.
mujeres de una pieza, con las costuras tan bien apretadas como esa coruñesa llamada María Pita, que le dio en los morros al mismísimo pirata Drake, capitán de la entonces siempre pérfida Albión. Son los que en aquella América colosal y gigantesca descubierta por Colón, aquella tierra concebida por encima de toda medida humana, supieron colonizarla con el metro del esfuerzo, de la osadía y del valor: Hernán Cortés, Pizarro, Valdivia, Ponce de León, Alvarado, Alvar Núñez Cabeza de Vaca, cientos de frailes y miles de soldados, y tantas mujeres que les siguieron, españoles de pura raza que se dejaron la piel levantando un Nuevo Mundo a miles de kilómetros de su terruño. Son también aquellos que defendieron un Imperio con los bolsillos vacíos, sin un maldito maravedí, que aquellos Tercios iban sobrados de heroísmo pero siempre huérfanos de oro. Su riqueza era el honor, nuestra bandera, y en tales industrías sí que fueron ricos como pocos.
Allende los mares
Llenaron de gloria la Mar Océana con sus galeones que defendían con tanto denuedo como lo que eran aquellos navíos, milímetros ultramarinos de su patria chica. Españoles como Blas de Lezo, que puso en fuga a los ingleses a las puertas de Cartagena de Indias, como Bernardo de Gálvez, que lo hizo en Pensacola. 

Héroes del pueblo levantados en armas contra los mamelucos del Ejército napoleónico en las callejuelas madrileñas, tan castizos como heroicos, solo armados con tijeras de modistilla o un cuchillo jamonero, y también echados al monte como patriótica y legendaria guerrilla que no dejaban en paz ni una sola hora del día o de la noche a los franceses, al tiempo que otros españoles, los del pensamiento, la razón y la palabra redactaban en Cádiz La Pepa, al socaire de la artillería franchute.
No podemos recordar todos los nombres porque nos los roba la ingrata memoria, pero ahí quedan: Manuela Malasaña, Daoíz, Verlarde, Ruiz, Agustina de Aragón, Espoz y Mina, El Empecinado, el Tambor del Bruch, los héroes de Zaragoza, de Gerona... y los que hasta el último momento y la última gota de sangre defendieron a España bajo nuestras penúltimas banderas: Eloy Gonzalo, héroe dinamitero de Cascorro, los valientes y últimos de Filipinas en El Sitio de Baler, los inmortales jinetes del Regimiento Alcántara en Annual, maestros en el valor y el honor de los que hoy defienden con orgullo nuestro nombre en Bosnia, en el Líbano, en Afganistán... jugándose el pellejo por defender la paz.
Todos ellos duermen como ángeles y héroes en nuestros corazones, en nuestras almas. Bebamos de su hermoso y generoso recuerdo en estos momentos difíciles. Con arrestos y fe salieron adelante frente a los más terribles enemigos. Su ejemplo sigue entre nosotros y solo si les olvidamos habrán muerto para siempre.
Fuente abc                        Manuel de la Fuente
"No hay hombre tan cobarde a quien el amor no haga valiente y transforme en héroe." Platón

martes, 26 de agosto de 2014

CAMBIAR EL RUMBO



El declive de Occidente
Durante los últimos años estamos asistiendo a determinadas dinámicas que reflejan, por un lado, un paulatino declive político, económico, y militar de los Estados Unidos, y, por otro, la incapacidad de Europa de despegarse definitivamente del país norteamericano, y ofrecer una voz propia. Lo sucedido en Irak, Afganistán, Libia, Siria, y ahora Ucrania constituyen un reflejo de esta decadencia. Se financia a grupos insurgentes por intereses geoestratégicos, y es tal la que se monta que la resolución final del conflicto acaba siendo explosiva, descontrolada, siendo la población autóctona la que acaba pagando los platos rotos.
Es necesario promover una reordenación de la gobernanza mundial sino queremos que el caos, el desorden, la guerra y la pobreza acabe devorándonos a todos
Las noticias recientes sobre Irak, Siria Ucrania son paradigmáticas. Los mismos que se echan las manos a la cabeza por el extremismo islamista de ISIS, grupo fundamentalista que está asesinando indiscriminadamente a miles de cristianos, deberían saber que fueron financiados generosamente por los Estados Unidos y algún que otro país europeo. Otro ejemplo es la crisis de Ucrania y las sanciones a Rusia. Como una partida de ajedrez, Rusia aguardó pacientemente y cuando las cancillerías europeas se daban por satisfechas, anunció sus sanciones, simbólicas pero tremendamente efectivas. Los BRICs, la pujante Asia -donde Estados Unidos ya no ejerce influencia alguna-, Latinoamérica, y eldespertar de África suponen una multipolaridad, complejidad y riqueza cada vez mayor donde las soluciones cooperativas aportarían sin duda un incremento del bienestar global.
Crisis política y económica de los Estados Unidos
Estados Unidos hace décadas que dejó de ser el adalid de la libertad y de la democracia, transformándose en un "Totalitarismo Invertido" donde la antidemocracia, y el dominio de la élite constituyen los elementos básicos. Los presentes acontecimientos de Ferguson, en Missouri, así lo atestiguan. Se trata de una sociedad donde las desigualdades alcanzan niveles insoportables, donde las élites se empeña en reconstituir el sistema existente con el objetivo de favorecer de manera permanente a la clase dominante, los más ricos, los intereses corporativos, mientras que dejan a los ciudadanos más pobres con una sensación de impotencia y desesperación política.
Este esquema es fomentado por unos medios de comunicación cada vez más concentrados y aduladores; por una máquina de propaganda institucionalizada a través de grupos de reflexión y fundaciones conservadoras generosamente financiadas; por la cooperación cada vez más estrecha entre la policía y los organismos nacionales encargados de hacer cumplir la ley, dirigido a la identificación disidentes internos o extranjeros sospechosos. 
La represión cada día es mayor.
Sin embargo, la crisis estadounidense es más profunda, y es por encima de todo económica. Siguiendo los trabajos de Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff "This Time Is Different: Eight Centuries of Financial Folly" y “Financial and Sovereign Debt Crises: Some Lessons Learned and Those Forgotten”, publicados en 2008 y 2013 respectivamente, los imperios acaban siendo devorados finalmente por sus deudas, y Estados Unidos está en ello. Los niveles máximos de deuda, las desigualdades extremas, y la sobrevaloración de los distintos activos financieros, implicarán quiebras al estilo de los años 30 en gran parte del mundo occidental.
Europa en un mundo multipolar
Europa debe buscar una voz propia, contribuir a la búsqueda de soluciones cooperativas. Los europeos, a partir de nuestro proyecto común, con todas sus contradicciones y profundas diferencias, tenemos mucho que aportar sobre cómo, desde un punto de vista práctico, podemos solucionar conflictos de intereses integrando la heterogeneidad.
Como siempre hemos defendido desde estas líneas, Europa, junto a los países BRICS, debería haber impulsado el proceso de creaciónde una nueva divisa de reserva mundial y un nuevo sistema monetario y financiero. Era una prioridad estratégica. Sin ella, nada significativo y sostenible puede hacerse ya que toda medida que se implemente se encuentra pervertida por un patrón, el del dólar, devenido frágil, elástico e imprevisible. Por lo tanto, Europa debe rechazar sin paliativos la propuesta del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. Se trata de una huida hacia adelante, con la intención última de crear una nueva divisa internacional, el eurodólar, imposible ya de materializar.
Como segunda prioridad Europa debería haber promovido el control público parcial o completo de los principales establecimientos financieros mundiales. Y finalmente, junto a los BRICS, debería haber lanzado un vasto programa decenal de infraestructuras públicas a escala mundial. Por “infraestructuras” nos referimos a un conjunto de servicios públicos como la educación, el acceso a la asistencia médica y a los servicios esenciales (agua, electricidad, telecomunicación), así como programas científicos emblemáticos (medicina, espacial, energía).
Todo ello garantizaría de manera eficaz y sostenible el crecimiento mundial utilizando mejor los desequilibrios actuales en materia de recursos financieros: los países que gozan de excedentes considerables encuentran de esta forma un medio útil y seguro para reciclarlos. Sin embargo, Europa parece decidida definitivamente a auto-inmolarse de la mano de los Estados Unidos.
Fuente                                           Juan Laborda

lunes, 25 de agosto de 2014

LAS CLASES MEDIAS



El mito de las clases medias

Tras tener que irme de España en el año 1962 por razones políticas, he vivido en muchos países (Suecia, Reino Unido y EEUU), habiendo trabajado en este último durante casi 50 años. Volví a España tan pronto pude trabajar de nuevo en el mundo académico español, al cual pertenezco. En EEUU, un país de inmigrantes, participé activamente en la vida académica y política de aquel país.
Esta nota introductoria es para indicar que conozco bien EEUU y sus instituciones y cultura política, configuradas en gran medida por lo que las clases populares de aquel país llaman la Corporate Class, la clase constituida por los propietarios y gestores de las grandes corporaciones financieras, industriales y de servicios, que se llamaba antes clase capitalista y que ahora se conoce como “el 1%”, remarcando con ello el carácter tan minoritario que representa el grupo de personas que dominan la vida financiera y económica del país, y que gozan de una desorbitada influencia en los mayores medios de información y persuasión.
Como resultado de esta gran influencia, sin parangón en las sociedades democráticas a los dos lados del Atlántico Norte, la narrativa dominante en aquel país excluye cualquier análisis y terminología que implique la existencia de clases sociales y el conflicto entre ellas. En lugar de ello, el discurso oficial es que la mayoría de la población pertenece a las clases medias, agrupando bajo esta denominación un enorme y amplio abanico de distintos estamentos sociales, con ingresos que van desde los 18.000 a los 120.000 dólares al año. En lugar de hablar de burguesía, pequeña burguesía, clases medias y clase trabajadora, se habla y promueve la tipología de la estructura social dividida entre ricos, clases medias y pobres. Puesto que la mayoría de la población no es ni se siente ni rica ni pobre, la población se define como clase media. En este escenario, las clases sociales y la lucha de clases desaparecen. Y los defensores de esta tipología, que sitúa a la mayoría de la población en la clase media, aportan encuestas que muestran cómo la mayoría de la población estadounidense se considera de esa clase. Lo que tales defensores ocultan o desconocen es que las encuestas que muestran dichos resultados están sesgadas en extremo, pues resultan de preguntarle a la población si pertenece a la clase alta, a la clase media o a la clase baja. Ante esta terminología, es lógico y predecible que la mayoría escoja la categoría de clase media.
Pero un estudio objetivo de la estructura social muestra que la estructura social de EEUU es semejante a la que existe en la mayoría de los países de la UE-15, con casi idénticas categorías de clase social. En realidad, y objetivamente, hay más personas en EEUU que pertenecen a la clase trabajadora que a las clases medias (ver Erik Olin Wright, Classes, Verso Books). Y, por cierto, también hay más personas que se sienten más de clase trabajadora que de clase media. En realidad, cuando a la población estadounidense se le pregunta si pertenece a la clase alta, a las clases medias o a la clase trabajadora, hay más estadounidenses que se definen como clase trabajadora que como clase media.
La americanización de la cultura política europea
Lo que estamos viendo hoy, resultado del enorme dominio de las derechas europeas en la vida política de Europa, es la americanización de la cultura política europea, con la utilización de la narrativa estadounidense en el discurso político europeo. Y uno de los claros ejemplos es precisamente la desaparición del discurso de clase, incluyendo la sustitución del término clase trabajadora por el término clases medias. Así, vemos dirigentes de partidos incluso de izquierdas, como el nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, presentando a estos partidos como los defensores de las clases medias, tal y como hacen los dirigentes del Partido Demócrata de EEUU. Mientras, la abstención en los procesos electorales entre la clase trabajadora, tanto en EEUU como en España, está alcanzando niveles nunca vistos antes.
Son dirigentes de clase media que olvidan a la clase trabajadora
Pero el problema va más allá de la terminología, pues muchos de los equipos dirigentes de estos partidos que se definen de izquierdas proceden, ellos mismos, de las clases medias (de renta media-alta), y no de la clase trabajadora a la cual pertenece la mayoría de la ciudadanía. Varios estudios han mostrado la posición social de la mayoría de los dirigentes de la socialdemocracia europea, mostrando un sesgo (incluso más acentuado en el sur de Europa) muy marcado hacia personas que han cursado estudios superiores. Esta composición refuerza la visión que tales dirigentes tienen de la sociedad que los rodea, transmitiendo una visión de clases medias. Y ahí está uno de los problemas que tiene hoy la democracia en esos países: su escasa representatividad, que se refleja en la gran distancia social entre los representantes y los representados.
Pero tal visión de clases medias ha llegado al extremo de que consideran el Estado de bienestar como un producto de las presiones de las clases medias, tal como señalaba el nuevo secretario general del PSOE en una entrevista reciente en El País. Es sorprendente que un dirigente de izquierdas no sepa que fue la clase trabajadora la que jugó un papel primordial en ejercer la presión para que tal Estado se estableciera. Y los datos están ahí para que el Sr. Sánchez los vea. En los países donde la clase trabajadora es más fuerte (y donde hay más población que se define como clase trabajadora), como los países escandinavos, hay unos Estados de bienestar más desarrollados. En cambio, es en los países donde la clase trabajadora es más débil (como en el sur de Europa) donde los Estados de bienestar están menos desarrollados. Y en España, uno de los países de la UE-15 que tiene uno de los gastos públicos sociales por habitante más bajos, los dirigentes de izquierdas olvidan citar a la clase trabajadora, creyendo que han sido sustituidas por sus clases medias. Y a esto lo llaman “modernizarse”.
El gran éxito de la socialdemocracia en Europa fue establecer una alianza amplia de clases, lo cual consiguió, desarrollando políticas públicas que beneficiaban a la clase media —además de la clase trabajadora—, universalizando los derechos sociales y laborales. Esta alianza no significó, sin embargo, la sustitución de una clase por otra, sino el encontrar intereses comunes que beneficiaban a ambas. Creerse que la clase trabajadora ha desaparecido, o que se ha transformado en clase media, es un error científico y político enorme. En realidad, lo que estamos viendo hoy es lo que en su día se llamó la proletarización de las clases medias. Hoy, la clase trabajadora se está ampliando, creándose un enorme potencial para movilizar a las clases populares frente a los establishments políticos, financieros y económicos del país.
Fuente                              Vicenç Navarro