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sábado, 20 de diciembre de 2014

¿DISCRIMINACIÓN POSITIVA?



Ciudades europeas retiran el tradicional árbol de Navidad por temor al islam 
Ciudades como Bruselas o la danesa Kokkedal, con una alta tasa de musulmanes, han retirado los símbolos cristianos generando una gran polémica.
El tradicional árbol de Navidad que engalana miles de ciudades de Europa está en cuestión en distintos puntos del viejo continente. El motivo sería la ofensa a las creencias de los musulmanes por lo que en varias ciudades o están siendo retirados o cambiados por otra serie de objetos que no molesten a los seguidores de Mahoma.
Esta situación comienza a ser especialmente grave en países históricos de la Unión Europea como Dinamarca y Bélgica, que actualmente tienen tasas de inmigración de origen musulmán bastante importantes.
Navidad,no;Ramadán,si
La primera gran polémica surgió en la ciudad danesa de Kokkedal, donde más de la mitad de la población es de origen musulmán. Allí la Junta, también de mayoría musulmana, se ha negado a destinar algo menos de 1.000 euros a la colocación del tradicional árbol y otras decoraciones navideñas en la localidad, tal y como pedía una asociación de vecinos.
Sin embargo, la mecha prendió aún más cuando esta misma junta sí quiso destinar 8.000 euros para la organización del Eid al Fitr, la celebración del final del Ramadán. El contraste entre una decisión y otra ha provocado la indignación en el país y en una parte de la clase política danesa, que considera "muy preocupante" que las "tradiciones danesas sean retiradas y sustituidas por las musulmanas en cuanto hay una mayoría musulmana".
Al final, para evitar males mayores, un empresario de la zona se ha ofrecido para costear tanto el árbol de Navidad y las tradiciones cristianas así como las fiestas musulmanas, subvencionando ambas fiestas con la misma cantidad de dinero.
La "sharia",en el corazón de Dinamarca
Las tensiones entre musulmanes y cristianos en Dinamarca son cada vez mayores y vienen de lejos debido al crecimiento de la población que profesa el islam. En distintos barrios de Copenhague como en otros puntos del país grupos musulmanes los declararon bajo vigilancia de la ley islámica, la sharia.
De hecho, a la entrada de estas zonas aparecen carteles que rezan: "está entrando en zona controlada por la sharia". Estos grupos radicales declararon unilateralmente varios suburbios como zonas controladas por ellos bajos sus propias normas con total impunidad
El control se da mediante la "policía moral", que patrulla las calles de estos barrios y se enfrentarán a aquellos que consuman alcohol, acudan a discotecas o realicen cualquier actividad que consideren contraria al islam.
Sin árbol de Navidad en Bruselas
En Bruselas también se ha instalado la polémica después de que el Ayuntamiento decidiera retirar el tradicional árbol de Navidad de la Grand Place y poner en su lugar una escultura luminosa con el objetivo de no ofender a los musulmanes con un signo de apariencia cristiana. El Ayuntamiento niega las acusaciones y habla de que la escultura es modernista pero que no pretende acabar con las tradiciones de los belgas.
Se ha producido una gran polémica en las redes sociales por lo ocurrido en Bruselas, ciudad en la que el 25% es de origen musulmán. Incluso en 2010 el nombre más utilizado para los recién nacidos en la capital belga fue el de Mohamed.
Ante esta polémica, la concejal Bianca Debaets afirmó que estaba convencida de que el cristianismo fue el factor decisivo para retirar el árbol porque "para mucha gente que no es cristiana, tener el árbol ahí es una ofensa".
Del mismo modo, varios estudios indican que en 2020 Bruselas tendrá 1,2 millones de habitantes de los cuales sólo entre el 20 y el 30 por ciento serán belgas de origen. Un 50 por ciento serán naturalizados, de los cuales una gran parte serán de origen musulmán.
Una polémica muy actual
Las tensiones del islam en Europa y la islamización del continente es un tema de debate y de preocupación en algunos de estos países. En el pasado mes de octubre se celebró en el Vaticano el Sínodo para la Nueva Evangelización y el cardenal Turkson metió el dedo en la llaga al poner un vídeo sobre la demografía del islam en Europa.
La emisión generó gran polémica pero el vídeo precisamente daba datos como que "Francia podría ser una república islámica en 39 años" y que en ciudades francesas como Niza o Marsella el 45% de los menores de 30 años es de origen musulmán.
El polémico vídeo emitido en el Sínodo afirmaba también que "en los últimos 30 años, la población musulmana de Gran Bretaña ha crecido desde los 82.000 a los dos millones y medio de musulmanes. Un crecimiento 30 veces el número original. En estos momentos hay más de 1.000 mezquitas en las islas, muchas de ellas antiguas iglesias".
Sobre Holanda los datos son aún más nefastos. "El 50 por ciento de los recién nacidos son musulmanes, y en sólo 15 años, la mitad de la población holandesa será musulmana". De su vecina Bélgica se extraen datos similares. Un 25 por ciento ya es de origen musulmán y de los nacidos la mitad son musulmanes.
Fuente                                             Javier Lozano
              ¿DISCRIMINACIÓN POSITIVA O RACISMO INVERSO?

viernes, 19 de diciembre de 2014

SE LLAMABA THOMAS SANKARA



Thomas Sankara "...y aquel día mataron a la felicidad

Hace 25 años, un pequeño hombre, negro de piel, desafió los poderosos del mundo. Dijo que la política sólo tiene sentido, si está trabajando para la felicidad del pueblo. El declaró, con su propio ejemplo personal, que la política era el servicio, no el enriquecimiento personal o el poder. Él apoyó los argumentos de los pobres, de las mujeres y de los discapacitados. Denunció el dominio del gran y criminal negocio financiero. Él desafió las reglas de un mundo basado en una competitividad que siempre castiga a los humildes y a los que trabajan. Eso siempre enriquece los titiriteros de esta estúpida arena que es nuestro mundo gobernado por ellos. 

El quería que el mundo era para las mujeres y para los hombres, todas las mujeres y todos los hombres y que no era justo que los demás sólo pudieran mirar a la vida suntuosa de unos cuantos y tratar solo de sobrevivir. Lo mataron y trataron de borrar cualquier su memoria. 

!Pero Sankara esta vivo y Presente en lo corazones de aquellos que quieren un mundo mejor!

Un documental de Silvestro Montanaro.
producido por RAI 3 - "C'era una volta" (2013)
subtitulos en español: Carlinho Utopia

jueves, 18 de diciembre de 2014

EL FASCISMO "COOL"



El "fascismo coolde Pablo Iglesias

La pedagogía en política es una carrera a largo plazo, muy costosa y con escaso rendimiento electoral. Es por ello que encontrar lugares comunes y discursos integradores es una solución mucho más efectiva para alcanzar el poder en una situación de emergencia. Existen cuestiones, problemas o situaciones con los que todos están de acuerdo sin importar la ideología que profesen o crean tener. Y si no todos, una mayoría que otorga gobiernos. La lucha contra la corrupción, una sanidad de calidad y, en estos días, incluso la antipolítica, son cuestiones que trascienden el eje ideológico izquierda-derecha y que hacen posible encontrar acuerdos con amplias mayorías. Pablo Iglesias y su equipo son conscientes de que envolviéndose en la bandera de la izquierda no se alcanza una mayoría suficiente para gobernar en apenas dos años. Para ello, para crear hegemonía, es necesario difuminar ese eje, en el que los promotores de Podemos personalmente se posicionan muy a la izquierda. Se trata de un discurso maquiavélico no exento de trampas, que Iglesias ya criticó cuando hacía política en las aulas, y puede servirle para alcanzar su fin, aunque el camino al hacerlo no sea el más honesto.

Pablo Iglesias, en una entrevista en La Opinión de A Coruña, respondía en 2013 a una pregunta sobre el devenir del país. Acertaba en definir lo que ocurría en los tiempos de crisis y cómo las formaciones que trascendían el eje izquierda-derecha en una situación de emergencia como la actual tenían muchas posibilidades. “La emergencia de UPyD es un ejemplo. UPyD tiene muchos elementos de fascismo cool, con eso de ‘no somos ni izquierdas ni de derechas, somos españoles’. Es un discurso de momento de crisis donde hay muchas posibilidades”.

Ese discurso del “fascismo cool” de UPyD ya había sido ensalzado por el líder de Podemos en otras ocasiones. En una conferencia en la Universidad de Zaragoza, al ser preguntado por un alumno sobre la formación magenta, no dudó en alabar su estrategia electoral, su valor como partido y la importancia de su discurso diferenciador del eje tradicional “UPyD solamente utiliza significantes ganadores, izquierda-derecha no, eso te divide. Si tú pones la palabra izquierda a tu partido, alguien a cuyo abuelo han matado los republicanos no te votará”.

Porque Pablo Iglesias siempre tuvo claro que el discurso de UPyD, con matices de cosecha propia, era el ganador. En un libro editado por Icaria en el que Pablo Iglesias hablaba con Nega, el cantante de Los Chikos del Maíz queda patente. En la conversación que mantienen aparece el manejo de la comunicación política que hace UPyD. El texto es muy ilustrativo. En él ambos explican que lo único que se puede hacer en una situación como la actual es un programa de mínimos al estilo de Syriza y que para lograrlo hay que movilizar a los que nunca votan y a los movimientos sociales, así como robarle espacio a los partidos tradicionales porque asumen que las siglas como las de IU tienen un techo cuantificable que jamás alcanzaría una mayoría suficiente.

Pablo Iglesias argumenta que esa mayoría no se consigue con una confluencia de siglas, sino con la construcción de un relato, de un discurso, con significantes: “Hay discursos que en este momento te pueden hacer ser mayoría”. Es en este punto donde entra el uso del discurso y el manejo de la comunicación política que hace UPyD. Para Iglesias, la formación de Rosa Díez es la única que ha entendido las claves del discurso, cuyo relato es la negación del eje clásico ideológico. UPyD dedica su manifiesto fundacional precisamente a alejarse de las ideas tradicionales de la izquierda y la derecha: “Ser considerados de izquierdas o derechas no nos parece el centro del problema, aunque nos apiadamos cordialmente de quien carece de mejores argumentos para descalificar al adversario”.

La negación del eje izquierda-derecha como la base sobre la que plantear la solución de los problemas es un discurso que está muy lejos de ser nuevo. Sus antecedentes históricos demuestran que es una estrategia muy manida que ha tenido éxito y fracasos a partes iguales. Históricamente ha recibido el nombre de Tercera Posición y tiene más similitudes con el posicionamiento programático de UPyD que con el de Podemos, que sólo mantiene una leve semejanza con él en la estructura de su discurso.

Antecedentes históricos del discurso

La tercera posición es una doctrina política que busca marcar distancias con el comunismo y el capitalismo. Apareció en la primera mitad del siglo XX como una doctrina que se declara al margen del espectro político, con marcadas ideologías nacionalistas y populistas. El tercerposicionismo históricamente ha estado relacionado con el fascismo italiano, la Falange de Primo de Rivera y el peronismo, así como otras posiciones más minoritarias como la Guardia de Hierro rumana.

El 29 de octubre de 1933, en el Teatro de la Comedia, José Antonio Primo de Rivera realizó el discurso fundacional de Falange, que definió del siguiente modo:

“El movimiento de hoy, que no es de partido, sino que es un movimiento, casi podríamos decir un antipartido, sépase desde ahora, no es de derechas ni de izquierdas… Sepan todos los que nos escuchan de buena fe que estas consideraciones espirituales caben todas en nuestro movimiento; pero que nuestro movimiento por nada atará sus destinos al interés de grupo o al interés de clase que anida bajo la división superficial de derechas e izquierdas.“

No sólo la tercera posición ha renegado del eje izquierda-derecha a la hora de plantearse las bases de su relato y su discurso. Esta manera de estructurar el lenguaje se ha presentado siempre en alternativas de tercera vía a dos realidades preexistentes que siempre han recibido el nombre de derecha e izquierda. Es un modo de distanciarse de unas estructuras políticas que la ciudadanía advierte como un problema. En esos casos, se elimina la opción de hacer pedagogía para, mediante la propaganda, lograr una alternativa de poder de emergencia.

Ese rechazo a la autodenominación ideológica y la negación del esquema clásico se dio también en aquellos que algunos presentan, con poco acierto, como referentes de la formación de Pablo Iglesias. En una entrevista hecha en 1998 por Jaime Baylis a Hugo Chávez, el periodista le preguntó directamente si era de izquierdas, si se definía ideológicamente socialista. Esta fue la respuesta de Hugo Chávez:

“Yo no soy socialista, la América de hoy, la América que viene, requiere un salto adelante, vamos más allá del socialismo e incluso más allá del capitalismo salvaje como lo llama el Papa Juan Pablo II. Yo creo en un proyecto humanista, un proyecto incluso integral”. No fue la única vez que Hugo Chávez quiso diferenciarse de las definiciones ortodoxas ideológicas, y fue célebre una frase suya realizada en una entrevista en televisión el mismo día que salió electo: “Propongo una tercera vía, un modelo capitalista pero con rostro humano”.

Los prejuicios sobre los que se ha realizado a lo largo de la historia este discurso diferenciador del status quo han alcanzado hasta los que todos consideran situados en uno u otro extremo del espectro ideológico. Ya hemos hablado de Falange y La Guardia de Hierro como ejemplos paradigmáticos en la extrema derecha. Pero incluso Fidel Castro no escapó a este discurso integrador. Así, en en la Plaza Cívica, el 8 de mayo de 1959, negó que el movimiento revolucionario que él encabezaba fuera de izquierdas, ni de derechas, ni de centro.

“Nosotros no nos vamos a poner a la derecha, ni nos vamos a poner a la izquierda, ni nos vamos a poner en el centro, que nuestra Revolución no es centrista. Nosotros nos vamos a poner un poco más adelante que la derecha y que la izquierda. Ni a la derecha ni a la izquierda: ¡Un paso más allá de la derecha y de la izquierda!. ¿O es que acaso tengan los hombres que nacer maniatados a ideas determinadas?”

Izquierda y derecha en Pablo Iglesias

En el discurso de Podemos y Pablo Iglesias, plantear el problema desde un prisma diferente a la izquierda y la derecha se considera vital para alcanzar la mayoría y poder gobernar. No se trata de ocultar que Pablo Iglesias es de izquierdas, se trata de establecer un discurso que elimine los referentes que se asocian con la izquierda para alcanzar a una mayoría que de otro modo jamás conseguiría. El discurso y la estrategia de Podemos se basa en plantear el problema en términos de oligarquía frente a ciudadanía, democracia frente a dictadura y en atacar los privilegios de unos pocos. Es por ello que el concepto casta es tan importante, sustituye de un plumazo el enemigo que la izquierda tenía, la derecha, que es mucho más difuso y escurridizo. La casta es más identificable, un término más poderoso, un referente que todos entienden. El que te subyuga. Sea quien sea, esté donde esté. El que te hace la vida difícil. Sin necesidad de plantear un discurso ideologizado de clases que pueda ser desmontado con argumentos ya conocidos por siglos de enfrentamiento.

Pablo Iglesias antes definía a UPyD como “fascismo cool” porque no se definían de derechas ni de izquierdas, y por ello él rechaza que en Podemos digan lo mismo: “Yo nunca he dicho que seamos ni de izquierdas ni de derechas. Reto a encontrar una frase donde lo diga. Lo que yo digo es que lo que estamos diciendo no es de derechas ni de izquierdas, y eso es de sentido común”. Justo como Rosa Díez se definía: “de sentido común y progresista”.

Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero tienen claro que plantear su estrategia electoral en términos de izquierda y derecha es perder el centro del tablero, renunciar a gobernar. Consideran el discurso de UPyD ganador y por eso lo reutilizan. Han cogido el relato magenta y lo han modificado como si fuera de licencia copyleft adaptándolo a unas nuevas necesidades. Ellos no niegan ser de izquierdas, pero asumen que estos tiempos no se vencen desde esa trinchera y por ello renuncian a un discurso ideológico que llevan años defendiendo para adaptarlo a la gente. 

 Según Pablo Iglesias, “plantear la pelea política en ese eje es entregarle la victoria al enemigo. Ellos quieren eso, que nosotros estemos preocupados en colocarnos en un plano ideológico que nos defina por nuestra identidad, quieren que la palabra izquierda esté en nuestro nombre, que en nuestros actos estén todos los símbolos de la izquierda y, si es posible, que suene la Internacional. Pero si somos capaces de construir un lenguaje que emocione, movilice y trabajar con gente de muchos ámbitos y convertir la mayoría social que existe en mayoría política, entonces sí se preocuparán”.

La realidad les está dando la razón, están consiguiendo lo que nadie antes logró desde la pureza ideológica y desde unos posiciones bien explícitas en el eje. Aunque ni siquiera es un discurso que la nueva política y los partidos de la regeneración han traído a nuestro país. Algunos, incluso ni se presentaban a las elecciones. Arturo Fernández, presidente de la CEIM, en una entrevista en marzo de 2010 fue preguntado por su apoyo a Esperanza Aguirre y respondió que “la CEOE y CEIM se han caracterizado por su neutralidad. No somos ni de izquierdas ni de derechas, pero en Madrid tenemos un gobierno que se ocupa mucho de los empresarios y que nos pregunta siempre que se toman decisiones económicas”

Y que no se extrañe nadie: para ganar las elecciones hay que rechazar ideales, ser pragmático y aludir a ese discurso tercerposicionista, de la tercera vía o de negación de tu identidad. Lo hizo hasta Mariano Rajoy, que en el año 2008 cuando aspiraba a gobernar pidió el voto de los socialistas porque “España no es de derechas ni de izquierdas”

Fuente                                        Antonio Maestre
lamarea

miércoles, 17 de diciembre de 2014

¿ENEMIGO ETERNO?




El conflicto musulmán, signo del Apocalipsis… ¿para quién?


El gran medievalista Jean Flori, oportunamente editado por Akal en la serie que dirige José Manuel Nieto Soria, se ha lanzado a un estudio que pocos más podrían haber cumplido con éxito. A partir de las fuentes clásicas, bíblicas, patrísticas y doctrinales, ha analizado cómo han ido viendo los europeos –los cristianos, entonces- el mundo y su final, y cómo influyó en ciertos momentos el Islam y el enfrentamiento con él en la comprensión europea del mundo.La oleada de "espontáneas" revoluciones en el Norte de África ha desatado muchos temores en Europa. No es para menos, incluso si prescindimos del petróleo. El mundo islámico, en movimiento y sin temor a la violencia, nos da miedo. No es que sean más fuertes, es que creen en lo que hacen, y su despertar coincide con nuestra parálisis. No es exactamente que no seamos capaces de hacer algo, es que no sabemos qué hacer y tenemos ante nosotros masas humanas que encarnan algo absolutamente opuesto a lo que somos, al menos desde ciertos puntos de vista.

Ahora bien, esto no es la primera vez que pasa. Ya antes de la Segunda Guerra Mundial el belga Henri Pirenne explicó, en Mahoma y Carlomagno, que la Edad Media empezó de verdad cuando la invasión musulmana rompió la unidad del Mediterráneo y cambió radicalmente la visión que los cristianos, tanto occidentales como orientales, tenían de sí mismos y del mundo. Las masas del Sur, en su poder físico y en su alteridad, nos han servido ya más de una vez de espejo y de causa de reflexión.


Los cristianos, por definición, siempre han sabido que el mundo terminará, y en general no han visto ese final como un mal sino como una necesidad. Lo cierto es que la aparición del Islam y distintos momentos de su exitosa expansión fueron vistos por algunos como anuncios del fin de los tiempos, anticipo apocalíptico de los duros tiempos de sufrimiento que precederán la segunda y gloriosa venida de Jesucristo.


Leer el libro de Flori es, sin duda, de gran interés para comprender cómo y por qué nosotros nos vemos a nosotros mismos de determinada manera, en la medida en que somos parte, o consecuencia, de aquella civilización cristiana. El estudio escatológico de Flori parte de antes de San Pablo y llega hasta el final de las Cruzadas, y tiene como hilo conductor el debate secular sobre los anuncios y las consecuencias terrenos del fin de la historia. Hay que entender que Mahoma y sus sucesores forzaron sucesivas aceleraciones de esa reflexión, puesto que la aparición de una gran civilización no cristiana, que sometió a millones de cristianos y grandes espacios antes cristianos, incluyendo los Santos Lugares, obligó a renovar lo que hasta entonces se consideraban análisis ciertos de los tiempos por venir. Y así una y otra vez.


Pocos como Flori entienden hoy el entorno doctrinal de la Primera Cruzada, por ejemplo. Cuando hoy se habla con pavor de las revoluciones en el mundo islámico, sin embargo, hay que tener en cuenta que aunque éste no haya cambiado en lo esencial desde el siglo XI e incluso desde el VII, nosotros sí hemos cambiado. El miedo de hoy a que termine el mundo como lo hemos conocido tiene en común con el de entonces el abismo imprevisto que vemos abrirse, pero no tiene nada que ver con la escatología cristiana, en el fondo siempre trascendente y siempre optimista. Europa hoy, en la medida en que no es cristiana en el sentido en que lo fue, no comparte aquel sentido trascendente del miedo, ni aquel optimismo; esto lo ha explicado, siendo por cierto acusado de filoislámico, por el historiador católico Franco Cardini.


Flori es una lectura poco probable en los despachos de nuestros líderes militares y diplomáticos; pero sería una buena sugerencia, ya que permitirá entender por qué, aunque desde el Sur puede venir algo similar a lo que ya vino, desde Europa la respuesta, como la misma comprensión de las cosas, nunca será para nada la que fue. Nuestros guerreros de hoy no creen comunitariamente en su derecho y deber de matar y morir por las mismas razones que lo hicieron sus antepasados de Covadonga o de Hattin, lectores de la Crónica Profética asturiana o invocadores de la fe como verdad absoluta. Es bueno comprender como fuimos para saber por qué no somos así y todas las diferencias entre el miedo de hoy y el de ayer.


Fuente                               Pascual Tamburri Bariain
elsemanaldigital

martes, 16 de diciembre de 2014

RUSOFOBIA



Rusofobia


SE glosan en estos días con gran regocijo las dificultades que atraviesa la economía rusa, tras las sanciones económicas planificadas desde Estados Unidos y secundadas por sus colonias europeas. En este regocijo trágico y desdentado se resume el camino de perdición que tantas veces Europa ha adoptado ante Rusia, pensando ridículamente que, haciéndola sufrir, acabará poniéndola de rodillas. Cuando lo cierto es (y la Historia lo ha probado repetidamente) que el alma rusa siempre saca del fondo de su sufrimiento un vigor espiritual que la hace más resistente. Ese vigor que, a lo largo de la Historia, Rusia ha extraído de sus padecimientos tiene, además, una vocación «evangelizadora»: a veces, el evangelio luminoso de la Santa Alianza; a veces, el evangelio negro del comunismo.

Sólo una época que ha alcanzado la mayor atrofia espiritual de la historia humana puede ignorar esta evidencia; y así se explica que las democracias coloniales europeas, lacayas del Nuevo Orden Mundial, estén cometiendo el error vertiginoso de arrojar a Rusia en brazos de China. Rusia es nuestro único dique de contención contra la barbarie musulmana y el fatalismo asiático; esto es una enseñanza teológica perenne que sólo los espíritus religiosos sabrán entender, pero es también una evidencia geoestratégica que hasta las mentes más gangrenadas por el nihilismo pueden alcanzar, mientras chapotean en su vómito. En la coyuntura presente (como ya ocurrió en otras coyunturas anteriores) el fallo definitivo sobre una Europa podrida corresponde inevitablemente a Rusia; y si Rusia resolviera fallar a favor de Asia (como se le está obligando a hacer) seremos reducidos a una esclavitud aún más oprobiosa que la que ya padecemos.

El regocijo europeo ante el «aislamiento» que obliga a Rusia a volverse hacia Asia es suicida. También lo es la «putinofobia» que los corifeos del neopaganismo de izquierdas y derechas tratan de extender entre las gentes sencillas, presentando a Putin como un sátrapa sediento de poder, cuando en realidad lo odian por su propósito de rehabilitar las maltrechas tradiciones cristianas. Odian al hombre que ha osado afirmar: «En la actualidad, muchos países están revisando sus normas morales, borrando sus tradiciones nacionales y las fronteras entre las diversas etnias y culturas. No sólo se pide a la sociedad respeto al derecho de cada uno a la libertad de pensamiento, a las opiniones de índole política y a la vida privada, sino que también se le exige que haga una equivalencia entre el bien y el mal, lo cual es en verdad extraño, pues son conceptos opuestos. Y tal destrucción de los valores tradicionales no sólo tiene efectos demoledores sobre las sociedades, sino que es también radicalmente antidemocrática, pues es contraria a lo que una mayoría de gentes piensan. Sabemos que cada vez más personas en el mundo apoyan nuestra visión, que tiene como objetivo proteger los valores tradicionales que han constituido a lo largo de milenios el cimiento espiritual y moral de nuestra civilización: los valores de la familia tradicional y de la vida humana genuina, que comprende la vida espiritual de los individuos, no solamente los valores materiales».
Este es el meollo del odio que, a izquierda y derecha, la Europa neopagana profesa a Putin, que no es sino odio (por persona interpuesta) a una Rusia capaz de abrazarse otra vez a su vocación histórica. Y estos odiadores prefieren dejar a Europa desvalida frente al infierno asiático antes que permitir una resurrección de los valores tradicionales que Rusia enarbola, los únicos que pueden salvar a Europa de la esclavitud de hoy y de mañana.

Fuente                                     Juan Manuel De Prada


"El valiente tiene miedo del contrario; el cobarde, de su propio temor." Francisco de Quevedo y Villegas

lunes, 15 de diciembre de 2014

LA REALIDAD HISTÓRICA



Hernán Cortés y sus mitos

Piensen en el imperio romano. ¿Qué connotación tienen esas dos palabras? Para la mayoría de nosotros es un sinónimo de cultura y civilización. Y, sin embargo, mirado de cerca…. ¡Cuántas salvajadas tuvieron  que hacerse para constituirlo! Julio César en la Galia, Trajano en la Dacia… El imperio español, en cambio, tiene muy mala prensa.  

Intentemos no caer en ese anacronismo llamado leyenda negra, sin por ello irnos al extremo contrario, el de una leyenda rosa igualmente simplista.  Antes de emitir juicios morales, hagámonos un par de preguntas. ¿Qué se suponía que tenía que hacer Hernán Cortés al llegar a Tenochtitlán? ¿Iniciar el diálogo de civilizaciones? Un historiador ha de intentar ponerse en el lugar de sus personajes. Cortés era un guerrero con un pie en la Edad Media, dicho sea sin propósito peyorativo. En esos momentos, ideas como los derechos del hombre o la autodeterminación de los pueblos simplemente no existían. Aquel era un mundo violento. Y no porque los españoles, al llevar ocho siglos guerreando contra los musulmanes, fueran especialmente salvajes. Vayamos a Italia: César Borgia no era precisamente una hermanita de la caridad. Y si nos desplazamos a Alemania un siglo después, durante la guerra de los Treinta Años, el panorama es dantesco. Un comandante en jefe solía despreciar a los soldados que le servían como carne de cañón. A duras penas les consideraba humanos.

Existieron matanzas como la de Cholula, pero me parece una perspectiva equivocada presentar a Cortés como una especie de Hitler con arcabuz. En las crónicas españolas hay racismo, pero también genuina simpatía hacía los indígenas.

El mundo de los conquistadores no era como el nuestro. Estaban en un territorio desconocido, sin internet, ni GPS, rodeados de miles de personas de intenciones dudosas, con los que sólo se podían comunicar en términos muy precarios por el mutuo desconocimiento idiomático. Sabían que se estaban metiendo en la boca del lobo porque estaban en una situación de tremenda inferioridad numérica. Y aquí llegamos a una cuestión decisiva: ¿cómo es posible que tan pocos pudieran dominar a tantos y hacerlo durante tanto tiempo, hasta la independencia de México en 1821?

Se habla de lo injusta que fue la dominación española en América, pero… ¿cómo se supone que imponía España su autoridad? ¿Con un ejército de ocupación inexistente? En esos momentos, transmitir una orden no era cosa fácil por las enormes distancias. Por eso, las autoridades virreinales acostumbraban a recurrir al “acato, pero no cumplo”. Que no era, como a veces se cree, una forma de cinismo sino un mecanismo de flexibilidad. El imperio reconocía a sus funcionarios el derecho a obrar por su cuenta ya que ellos se hallaban sobre el terreno y conocían mejor las circunstancias.

Se han dado muchas explicaciones del triunfo de Cortés. La superioridad armamentística, por ejemplo. Pero la eficacia de un arcabuz estaba lejos del impacto de una ametralladora. En cuanto a los caballos, su efecto fue más bien psicológico y en los momentos iniciales. Además, la cuestión de la superioridad tecnológica no explica las derrotas hispanas. En México, episodios como la Noche Triste. En otras zonas, como la actual Chile, que se convertiría en una especie de Vietnam español, los conquistadores también morderían el polvo. No estaba escrito que tuvieran que ganar.

¿Cómo explicar entonces la victoria final del extremeño? Paradójicamente, el factor decisivo lo aportaron los propios pueblos indígenas. En el asedio de Tenochtitlán, Cortés contaba unos pocos cientos de compatriotas pero con miles y miles de totonacas, tlaxcaltecas y otros aliados locales. ¿Se trataba, quizá, de una especie de colaboracionistas? Nada de eso. Durante bastante tiempo habían sufrido la opresión del imperio azteca, que saqueaba sus bienes y les imponía un oneroso tributo de sangre, con destino a los sacrificios humanos. No es extraño, pues, que apoyaran a unos recién llegados en los que vieron una promesa de liberación. Se limitaron a aplicar un esquema clásico: “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Por eso, tras la conquista, los tlaxcaltecas disfrutaron de importantes privilegios. ¡Ellos también formaban parte de los vencedores!  

De tanto que se insiste en la brutalidad hispánica, se olvida que muy probablemente fue peor la actitud de las repúblicas independientes latinoamericanas hacia sus indígenas. A lo largo del siglo XIX proliferaron los proyectos para blanquear la población con emigración europea, al partirse del supuesto de la inferioridad india.   

Utilizamos el término “indígena” por convención, pero me produce incomodidad. Después de cinco siglos… ¿acaso los descendientes de los blancos no son tan indígenas como los que poseen sangre quechua o misquita?

En la Historia que conforma el imaginario popular, acostumbra a reinar el maniqueísmo, en aras de un relato esquemático y fácil de memorizar. Cortés aparece como un bruto analfabeto aunque había estudiado leyes en Salamanca y fue capaz de escribir sus Cartas de Relación, en las justifica su actuación de una manera análoga a la de Julio César. Últimamente, el erudito francés Christian Duverger sostiene que le debemos también la redacción de la   Historia verdadera de la conquista de Nueva España, de Díaz del Castillo. Pero esta teoría no se sostiene por múltiples motivos. ¿Por qué iba Cortés a escribir dos versiones de su misma historia, una oficial y otra clandestina? La tesis, escandalosa, sirve para provocar ruido mediático. Suerte que también ha iniciado un fascinante debate.

Un historiador mexicano, Juan Miralles, sostuvo que Hernán Cortés inventó México. No le faltaba razón. Nos equivocamos si atribuimos a las actuales latinoamericanas algún tipo de origen precolonial: los aztecas no eran mexicanos, de igual manera que los íberos no fueron españoles. Pero, en el siglo  XIX, las nuevas republicas buscaron legitimarse con unas supuestas raíces indígenas. Se enaltecía al indígena que llevaba varios siglos muerto mientras se despreciaba al que estaba vivo, lo que nos lleva a interrogarnos sobre la funcionalidad de la Historia. 

¿Disputamos las batallas del pasado para no tener que encararnos a las injusticias del presente?

Fuentelarazonhistorica              Francisco  Martínez Hoyos


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¿Los mexicanos honran a héroes equivocados?

domingo, 14 de diciembre de 2014

CAMINO A LA CONVERGENCIA


Algunas sugerencias con respecto a las perspectivas de la Cuarta Teoría Política en Europa

Para llegar hasta la Cuarta Teoría Política, tenemos que comenzar desde tres puntos ideológicos.
Desde el liberalismo hasta la Cuarta Teoría Política: El camino más duro.
Proceder desde el liberalismo hasta la Cuarta Teoría Política es el camino más difícil, ya que ésta es lo contrario de todas las formas de liberalismo. El liberalismo es la esencia de la modernidad, pero la Cuarta Teoría Política considera la modernidad como un mal absoluto. El liberalismo, que tiene como tema principal el individuo, y todos los valores y programas que proceden de él, es visto como el enemigo. Para abrazar la Cuarta Teoría Política (4TP), un liberal debe negarse a sí mismo ideológicamente y rechazar el liberalismo y sus supuestos en su totalidad.
El liberal es un individualista. Es peligroso sólo cuando es una persona extrovertida ya que, al serlo, destruye su comunidad y los vínculos sociales con los que se relaciona. Siendo un liberal introvertido es menos peligroso, porque sólo destruye a sí mismo. Y esto es algo bueno: un liberal menos.
Pero hay un hecho interesante: la 4TP diverge de las versiones modernas de antiliberalismo (es decir, el socialismo y el fascismo) por proponer, no una crítica del individuo tal y como se ve desde el exterior, sino más bien su implosión. Esto significa, no dar un paso atrás hacia las formas pre-liberales de la sociedad, o un paso a los lados hacia los tipos no liberales de la modernidad, sino más bien un paso dentro de la naturaleza nihilista del individuo como construcción del liberalismo. Por lo tanto, el liberal descubre su camino hacia la 4TP cuando da un paso más allá y alcanza la autoafirmación como la única y última instancia del ser. Esta es la consecuencia final del solipsismo más radical, y puede conducir a una implosión del ego y a la aparición del Sí mismo real (que es también el objetivo de las prácticas asociadas con el Vedanta Advaita).
Nietzsche llamó a su Übermensch “el vencedor de Dios y de la nada.” Con esto se refería a la superación de los viejos valores de la Tradición, pero también a la nada que viene en su lugar. El liberalismo ha logrado la superación de Dios y la victoria de la pura nada. Pero ésta es la medianoche antes de que rompa el alba. Así que dar un paso más en la medianoche del nihilismo europeo es, como un liberal que desea abandonar dicha identidad, más coherente con un destino occidental peculiarmente en declive (porque el propio Occidente en sí mismo no es nada hoy sino decadencia – más sobre esto más adelante). Detrás llega al horizonte de la 4TP.
La modernidad es ciertamente un fenómeno europeo. Pero el liberalismo como esencia de la modernidad no es tanto europeo como anglosajón y trans-europeo, específicamente norteamericano. Europa fue la etapa preliminar de la modernidad y, por lo tanto, Europa incluye dentro de sí las identidades socialista (comunista), así como también la fascista junto a la puramente liberal. Europa es la patria de las tres teorías políticas. Pero en Estados Unidos es donde sólo uno de ellas está muy arraigada y plenamente desarrollada. Así que a pesar de haber nacido en Europa, el liberalismo ha madurado en América. Europa y los EEUU son comparables a un padre y su hijo. El niño hereda sólo una de las posibilidades de su padre, aunque la más importante. Como resultado, el liberalismo en Europa es en parte autóctono y en parte impuesto por los Estados Unidos (reexportado). Esta es la razón por la cual los seguidores norteamericanos de la 4TP son tan importantes. Si logran superar el liberalismo en el Lejano Oeste, mostrarán el camino a seguir a los liberales europeos. Es algo parecido a la idea de Julius Evola del hombre diferenciado. Esta observación hace referencia a mi artículo sobre la 4TP en Europa y en concreto a mis dos últimas proposiciones respecto a cómo superar al individuo: por el método de la auto-trascendencia mediante un esfuerzo de la voluntad (un tipo de esfuerzo politeísta de voluntad pura), o a través de un encuentro existencial con la muerte y la soledad absoluta.
Por lo tanto, el camino desde el liberalismo hacia la 4TP en Europa pasa a través de Norteamérica y sus místicos interiores. Este es el tercer intento de dar sentido a Norteamérica: el primero fue el de Tocqueville, el segundo fue el de Jean Baudrillard. El tercero está reservado para el europeo que se acerca al Lejano Oeste en busca del misterio del liberalismo desde la perspectiva de la 4TP.
Desde el comunismo hasta la 4TP: de los críticos radicales a los críticos principales.
El camino desde la posición Comunista a la 4TP es mucho más fácil y más corto. Hay algunos puntos en común: en primer lugar, el rechazo radical del liberalismo, el capitalismo y el individualismo. Existe un enemigo común claro y definido. El problema es que el programa positivo del comunismo está profundamente arraigado en la modernidad y comparte muchas nociones típicamente modernas: la universalidad del progreso social, el tiempo lineal, la ciencia materialista, el ateísmo, el eurocentrismo, y así sucesivamente. La batalla del comunismo contra el capitalismo pertenece al pasado. Pero la 4TP es el principal antagonista ideológico del liberalismo en la actualidad. Así que un verdadero comunista puede llegar a ser atraído fácilmente por la 4TP, considerando sus aspectos anti-liberales.
Para dar este paso, hay que pasar de los críticos radicales de la modernidad, como Marx, a los principales críticos de la modernidad, como René Guénon, de acuerdo con la excelente formulación del autor francés René Alleau. Esto nos lleva a la relevancia del nacional bolchevismo. El nacional bolchevismo es una especie de hermenéutica que identifica las características cualitativas en la visión cuantitativa del socialismo. Para los marxistas ortodoxos, la sociedad se basa estrictamente en los principios de clase y la comunidad socialista se forma en todas partes de acuerdo con un modelo. Pero los nacional bolcheviques, después de haber analizado las experiencias soviética, alemana y china, han remarcado que, puesto en práctica, el marxismo puede ayudar a crear sociedades que tienen características claras de una cultura nacional y que poseen identidades específicas y únicas. A pesar de ser teóricamente internacionalista, las sociedades comunistas históricas eran nacionalistas con una fuerte presencia de aspectos tradicionales. Por lo tanto el socialismo, siendo un subproducto de la modernidad liberal, puede ser considerado como un tipo extremo y herético de premodernidad y una forma escatológica de religiosidad extática – siguiendo los ejemplos de los gnósticos, los cátaros, Bruno, Münzer y así sucesivamente. Esa fue también la opinión de Eric Voegelin, quien llamó a esto la inmanentización del eschaton (ésta es una noción herética, pero tradicional, sin embargo).
El camino hacia la 4TP para la izquierda europea pasa por los análisis históricos y geopolíticos de los nacional bolcheviques (Ernst Niekisch, Ernst Jünger y así sucesivamente). Excelente trabajo en este sentido ha sido el realizado por la Nueva Derecha europea y, especialmente, por Alain de Benoist.
Desde la Tercera Posición hasta la 4TP: el camino más corto pero problemático, sin embargo.
Desde la Tercera Posición europea a la 4TP hay sólo un paso, porque la 3TP y la 4TP comparten como puntos de partida comunes la Revolución Conservadora de la época de Weimar y el tradicionalismo. Pero ese paso no es fácil de dar. La 4TP es estrictamente anti-moderna, de hecho, contra-moderna. Pero la nación, que es tan querida por los representantes de la Tercera Posición, es esencialmente una noción moderna, como lo son los conceptos de Estado y de raza. La 4TP está en contra de todo tipo de universalismo cualquiera que sea, y rechaza cualquier tipo de eurocentrismo – tanto el liberal como el nacionalista.
Las tradiciones étnicas de los pueblos europeos son sagradas en sus raíces y forman parte de su patrimonio espiritual. Todavía la identidad étnica es algo muy diferente del Estado nacional como cuerpo político. La historia europea se basó siempre en la pluralidad de sus culturas y la unidad de sus autoridades espirituales. Ésta fue destruida, primero por la Reforma protestante y luego por la modernidad. La liquidación de la unidad espiritual de Europa fue parte del origen del nacionalismo europeo. Por lo tanto, la 4TP apoya la idea de un nuevo imperio europeo como un imperio tradicional con un fundamento espiritual, y con la coexistencia dialéctica de diversos grupos étnicos. En lugar de los Estados nacionales en Europa, un imperio sagrado – Indo-Europeo, Romano y Griego.
Esta es la línea divisoria entre la 4TP europea y la Tercera Posición: el rechazo de cualquier tipo de nacionalismo, chovinismo, eurocentrismo, universalismo, racismo o actitud xenófoba. Las pretensiones y hostilidades históricas entre los grupos étnicos europeos han existido. Esto se debe reconocer. Pero es irresponsable construir un programa político sobre esa base. Europa debe estar por la unidad geopolítica, junto con la preservación de la diversidad étnica y cultural de las diferentes etnias europeas.
La 4TP afirma que la geopolítica es el principal instrumento que puede utilizarse para comprender el mundo contemporáneo. Europa debería ser reconstruida como una potencia geopolítica independiente. Todos estos puntos coinciden con los principios fundamentales de la Nueva Derecha francesa y con el manifiesto del GRECE de Alain de Benoist. Por lo tanto, debemos considerar a la Nueva Derecha europea como una manifestación de la 4TP.
Aquí nos acercamos a la filosofía, fundamental, de Martin Heidegger, el pensador más importante para la 4TP. La 4TP adopta como sujeto principal la noción heideggeriana del Dasein [Ser-ahí]. Heidegger es el paso metafísico (fundamental-ontológico) desde la Tercera Posición hacia la Cuarta. La tarea es desarrollar la filosofía política implícita de Heidegger en una explícita, creando así como consecuencia una doctrina de política existencial.
Último punto. Europa es Occidente, y el declive es su esencia. Llegar al punto más bajo de su descenso (Niedergang) es el destino de Europa. Esto es profundamente trágico, y no es algo de lo que uno debería estar orgulloso. Así que la 4TP está a favor de una idea europea en la que Europa es entendida como una suerte de comunidad trágica (según Georges Bataille): una cultura que está en busca de sí misma en el corazón del infierno.
Fuente                                   Alexander Dugin
 4TP                                                                  (Traducción de la Página Transversal)

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