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sábado, 29 de marzo de 2014

LA EDAD MEDIA



La oscura Edad Media
Entre los tópicos más estúpidos y enquistados en la mentalidad contemporánea se cuenta considerar que los casi mil años que transcurren entre la caída de Roma y la pérdida de Constantinopla fueron un periodo oscuro en la historia de la humanidad. Tópico tan simplista que solo puede haber sido lanzado por mentes desquiciadas, o bien animadas por el odio (si es que ambas cosas no son la misma); y solo puede haber prendido en mentes arrasadas por la propaganda. 

Cuando lo cierto es que la Edad Media llegaría a albergar una forma de civilización como quizá no se haya dado en ninguna otra época, que alcanzaría su apogeo en el siglo XIII y auspiciaría las más nobles creaciones del genio humano.

La misma denominación de Edad Media se trata, en realidad, de un sinsentido. Tomada en su acepción literal, tal denominación presupone una división tripartita de la Historia: por un lado la Antigüedad clásica, por otro la Modernidad, y entre ambas una edad de tinieblas que seguiría a los siglos de luz que fueron los de la Antigüedad clásica y que precede a los siglos de plenitud y progreso indefinido que son los modernos. 

Por supuesto, esta denominación de ‘Edad Media’, tan esquemática y grosera, no es inocente; fue impuesta por los humanistas, en quienes se mezclaban prejuicios religiosos y dudosos criterios estéticos, para enseguida prender en los ambientes reformistas, a los que convenía una caracterización siniestra de la época medieval para justificar su rebelión. Luego proseguirían esta tarea de demolición los filósofos ilustrados y, de un modo diverso, los románticos, cuyo gusto por las épocas pretéritas no era sino licencia para construir una Edad Media tergiversada que, si bien redescubrió la tradición caballeresca o la poesía de los trovadores, sirvió a su exaltación del vitalismo, la autonomía personal y los nacionalismos.
Existe una explicación -digámoslo así- psicológica que ayuda a entender la aversión que los apóstoles de la modernidad tienen por la Edad Media. El hombre medieval tenía un sentido de la filiación que el hombre moderno desdeña.

En la Edad Media, el legado del pasado se juzgaba respetable; en la Edad Moderna, el hombre cree incuestionablemente en el progreso indefinido, y para ello necesita descalificar el pasado. Así se entiende, por ejemplo, la beligerancia iconoclasta de los humanistas del Renacimiento contra el arte gótico, que tildaban de bárbaro; también el odio hacia las instituciones políticas y asociativas creadas durante la Edad Media, que adquirirá gran virulencia durante la época de la monarquía absolutista, para alcanzar cotas delirantes con el liberalismo; o, por referirnos a una época más reciente, el desprestigio al que se somete al más potente intelectual que la sangre europea haya dado al mundo, santo Tomás de Aquino, y a su método filosófico. 

Y es que a la mala conciencia de nuestro mundo envilecido le conviene que no se sepan muchas cosas que ocurrieron durante la Edad Media: el reparto de la tierra entre muchos (a diferencia de lo que ocurre hoy con el reparto de la riqueza), el auge de gremios e industrias cooperativas, la existencia de monarcas que defendían a sus súbditos frente a la nobleza (a diferencia de lo que ocurre en nuestra época, en la que los gobiernos son zascandiles del capitalismo financiero que estruja y vampiriza a la ‘ciudadanía’, que es como ahora se llama el pueblo reducido a masa amorfa que ha renunciado a sus prerrogativas humanas, a la vez que se refocila en el disfrute de sus ‘derechos’, que ahora ya solo son de cintura para abajo, pues los otros salen muy caros al Estado).
Todos los tópicos acumulados contra la Edad Media se intensifican en el caso español, por haberse constituido nuestra nación histórica sobre la asunción de una identidad religiosa y en combate con la invasión musulmana. 

Los promotores de la leyenda negra pintaron enseguida unos reinos cristianos bárbaros y crueles, frente a una España musulmana refinada y sensible que nunca existió. Pero, extrañamente, esta visión desquiciada llegaría a prender en la propia conciencia española, tan magistralmente descrita por el poeta Joaquín Bartrina: «Oyendo hablar a un hombre fácil es / acertar donde vio la luz del sol: / si habla bien de Inglaterra, será inglés; / si os habla mal de Prusia, es un francés; / y si habla mal de España… es español». 

Y como la conciencia de España se labra precisamente en estos siglos que denominamos Edad Media, los españoles nos pusimos a denostarla, como pobrecitos lacayos de la propaganda. En el pecado llevamos las múltiples penitencias.

Fuente                                   Juan Manuel de Prada
culturatransversal

viernes, 28 de marzo de 2014

FEMINISMO DE NUEVO CUÑO



Las Femen: falsedad, tontería y cobardía 

Para algunos, la renovación y revulsivo del feminismo. Para otros, entre los que nos encontramos, un exabrupto de vulgaridad e histerismo.

Guillaume Faye, al hilo de una iniciativa para imprimir en Francia un sello de correos con la imagen de la lider de Femen como nueva "Marianne" republicana, critica en este artículo la tolerancia y apoyo que se les presta desde el poder.

Este movimiento pseudo-feminista, que funciona con arreglo a la ya bien conocida lógica de las minorías del "agit-prop", consiste básicamente en organizar "happenings" de chicas con los  pechos al aire, sobre los cuales se pintan esloganes anticristianos (en inglés, para mayor repercusión mediática internacional). Su objetivo principal es la Iglesia católica, una diana fácil y sin defensa, y su modus operandi es la profanación de los lugares de culto católicos. Se dedican a hacer manifestaciones cuya vulgaridad provocadora acaba dando al traste con su intención rompedora y termina siendo contraproducente.

El poder actual, cuya ideología es la de la paulatina destrucción de la identidad etnocultural autóctona, no solamente las deja hacer y no las sanciona, sino que las ayuda de manera cómplice. De hecho, se plantea la cuestión de "quién" financia a las Femen. En este sentido, la idea de imprimir un sello de correos con la efigie de la "pasionaria" Inna Shevchenko, icono del movimiento, despierta sospechas. Tratemos de comprender  lo que pasa.

Para empezar, las Femen actúan en total complicidad con un gobierno y una ideología dominante, uno de cuyos objetivos es la paulatina destrucción de la identidad y las raíces del pueblo francés, de las cuales forma parte el catolicismo.

Un sello de correos oficial

La polémica del sello de correos oficial con la efigie de Inna Shevchenko habla por sí sola. Olivier Ciappa, su diseñador, aseguraba en el Huffington Post el pasado 15 de julio: "El diseño que he hecho representa a una Marianne con los rasgos de la líder de las Femen, Inna Shevchenko. Ella es quien mejor encarna los valores de la República, libertad, igualdad, fraternidad. La Marianne de los tiempos de la Revolución iba con los senos desnudos, entonces, ¿Por qué no rendirle homenaje a esta mítica Femen?"

Regreso a la época sombría del Terror

O dicho de otro modo, la República "laica" encarna los valores de las Femen, es decir, principalmente, la profanación de iglesias, como en… 1793, bajo el dominio del Terror.

De hecho, Claude Bartolone, Presidente de la Asamblea Nacional, ha declarado, respecto a las actuaciones de Femen, que la ley "no recoge como delito la blasfemia". Se estaba refiriendo a la blasfemia contra el catolicismo. Así, en la cuenta Twitter de las Femen podía leerse, como muestra de complicidad con el gobierno, la siguiente frase. "Femen se enorgullece de haberse convertido en símbolo oficial de Francia! Libertad, Igualdad, Femen".

Pacto con las “Pussy Riots” (en español: “coños amotinados”) de Moscú

Las Femen hacen equipo con las “Pussy Riots”, quienes profanaron en Moscú la catedral del Santo Salvador, lugar de culto ortodoxo de suma importancia para los rusos (1). Putin tuvo a bien librar a las tres mujeres de su merecida condena a tres meses de prisión. El hecho de que pecara de blando se debía a razones de imagen, de cara a los Juegos de Sotchi. Su verdadera motivación, so pretexto de reivindicaciones políticas carentes de interés, era únicamente hacer "ruido" mediático para convertirse así en estrellas y ganar dinero, por, o pese a, su absoluta nulidad artística.

En Francia, el mensaje de las Femen se articula en torno a dos tópicos: la lucha "antifascista" (viejo fantasma izquierdista trasnochado) y la protesta contra la supuesta represión sexual y el antifeminismo de esta mansa Iglesia que recibe todos los golpes, sin atreverse a devolverlos. (2)

Realmente, nos encontramos frente a un feminismo de nivel cero. La tolerancia de este gobierno (cuya columna vertebral es la vieja monserga “sesentayochera”, cual cocodrilo que agoniza lentamente antes de morir) hacia las Femen es igual de cobarde, igual de cínica que lo son sus integrantes. Porque si las Femen hubieran profanado mezquitas -senos al aire- y con esloganes estúpidos en inglés pintados sobre sus cuerpos, probablemente hubieran dado con sus huesos en la cárcel por "islamofobia", el nuevo pecado capital, ya que la "República" miedosa y pseudo-laica protege de hecho al intocable Islam, astuto e invasivo.

Si existe una ideología religiosa en plena expansión que predica la desigualdad de sexos, el puritanismo, el antifeminismo y el oscurantismo en todos los campos -y que no se caracteriza precisamente por su amor a la democracia- esa es el islamismo y no el cristianismo. 

Pero las Femen pertenecen a esa enervante categoría de los cobardes y colaboracionistas, que no se atreven a ir contra los poderosos pero que se ensañan con los débiles. Y así no corren ningún riesgo. Tan sólo una vez, la "pasionaria" Shevshenko colgó en su Twitter personal un mensaje en inglés cuya traducción es la siguiente: "¿Que puede haber más estúpido que el Ramadán?, ¿Qué puede haber más horrible que esa religión?". Comprendiendo que había metido la pata, borró inmediatamente aquel tweet incorrecto.

Pero las Femen y este gobierno socialista que las protege cometen un tremendo error: esa estrategia de provocaciones, insultos y humillaciones, sin correr riesgos, puede hacer despertar un volcán aparentemente en calma, pero cuya erupción inesperada podría tener efectos devastadores.

Fuente                                     Guillaume Faye
elmanifiesto                  

NOTAS:

1. Destruida por el régimen totalitario comunista (sustituida por una piscina), la catedral ortodoxa del Santo Salvador fue reconstruida por Yeltsin, tras la caída de la dictadura soviética. Simboliza el renacer de la libertad religiosa en Rusia, así como el alma de un pueblo. La profanación del altar central por las “Pussy Riots” (bajo un ridículo pretexto anti-Putin) no fue, en absoluto, considerada por el pueblo ruso como una afirmación de libertad, sino como una agresión hacia los sentimientos más profundos de un pueblo, y en el fondo, como un retorno enmascarado al anticristianismo comunista.

2. Todo esto lo digo desde mi no pertenencia a la órbita católica.

(Traducción de Veva Longoria) © Boulevard Voltaire

jueves, 27 de marzo de 2014

LAS CRÓNICAS MORAS



Cuando una monarquía muere ayuna de principios éticos

El protagonista del día es el último de los reyes godos, Don Rodrigo, que fue coronado el 1 de marzo del año 710. Muy poco duró su reinado, pues murió en el mes de julio del año 711 en la batalla de Guadalete, y con él desapareció también la España visigoda. Su viuda Egilona o Egilo, fue hecha prisionera en Mérida por Abd al-Aziz ibn Musa, el hijo de Muza, vencedor de Guadalete, que la tomó como esposa.

Don Rodrigo en Guadalete perdió muchas cosas, tantas que facilitó la invasión y la conquista musulmana de España, cuya dominación duró ocho siglos. Según una leyenda, la causa de esa derrota se atribuye a la traición de Don Julián, conde de Ceuta. 


Cuenta dicha leyenda que Don Julián había enviado a su hija Florinda a la corte de Toledo, con el doble fin de ser educada y de paso encontrar un marido entre los nobles. Y resultó que entre varias educandas, Florinda fue la elegida para limpiar la sarna de Don Rodrigo, operación que realizaba con un alfiler de oro. Y como lo de jugar a médicos siempre acaba en lo mismo, la chica tuvo que comunicar a su padre lo sucedido, y lo hizo lógicamente en versión Florinda. Para no levantar sospechas del chivatazo, envió a su papá una serie de regalos entre los que incluyó un huevo podrido, claro indicio para el conde Don Julián de que su hija había sido violada. Y como a la vista del huevo podrido, el padre interpretó que su niña no había puesto nada de su parte, al punto se presentó en Toledo, regresó a Ceuta con la niña y se alió con Muza, a quien abrió las puertas de España para vengarse del ultraje de Don Rodrigo. 

Naturalmente que cuando la leyenda suena, algo de verdad lleva. Y la venganza de Don Rodrigo habla a las claras de las habituales y sangrientas luchas entre los clanes visigodos, que se producían cada vez que había un relevo en el trono, ya que la monarquía visigoda era electiva.

Pero también circuló otra leyenda para explicar lo sucedido, que refleja mucho mejor la realidad de los hechos. 


Cuentan las crónicas moras que por la noche, después de la gran batalla, se vio al caballo blanco de Don Rodrigo galopando solo por el campo y dando tristes relinchos. Corría sin su jinete, dejando a la vista de los pobres, austeros y desarrapados moros la espectacular riqueza de la montura, hecha de seda y oro, y adornada con rubíes y esmeraldas.

En efecto, moría la monarquía visigoda ahogada por el lujo, la riqueza, la molicie, el vicio, la corrupción y el escándalo. Ayuna de principios éticos, todo se había supeditado a criterios puramente materiales, sin percatarse de que el oro, la seda, los rubíes y las esmeraldas, por carecer de raíces, no pueden sujetar con un mínimo de firmeza a una sociedad, que reduce sus metas al bienestar material. 

Y es bien sabido, que todos los sistemas políticos, desde el de los visigodos al de los comunistas, cuando todo lo confían a la economía,  aunque al principio emitan fulgores anclados en la firmeza de los faros de mar, con el tiempo toda su estructura se desvanece como un castillo de naipes. 

Y sin duda, esta leyenda mora explica mejor que muchos libros de Historia la razón por la que a los musulmanes les bastó con un par de años para conquistar España, la misma tarea en la que los romanos tuvieron que emplear un par de siglos. 

Todo se había supeditado a criterios puramente materiales.


Fuente                                                                     Javier Paredes
diarioya

"La ley es la prescripción de la razón, ordenada al bien común, dada por aquel que tiene a su cargo el cuidado de la comunidad". S.Tomás de Aquino

miércoles, 26 de marzo de 2014

EL MITO DE LA DERECHA



El mito de la Derecha
¿Cómo aplicar a la España de hoy la idea de derecha y de sus modulaciones, así como las relaciones de esta idea con las de la izquierda, que se exponen en el cuerpo de este libro?
Nos referimos a la España de las elecciones de marzo de 2008, que permitieron volver al PSOE al gobierno; a la España del congreso del PP de junio del mismo año, presidido por su candidato a la presidencia, que había sido derrotado en aquellas elecciones; a la España de los Estatutos de Autonomía de Andalucía, de Valencia, ya aprobados por las Cortes, o de Cataluña; o la España del proyectado referéndum Ibarreche, que todavía no acaba de estar plenamente reconocido.
Ateniéndonos a los criterios taxonómicos comunes, utilizados por comentaristas, politólogos o periodistas, no hay mayor dificultad en la clasificación de los grandes partidos: el PSOE e IU pertenecen desde luego a la izquierda; el PP y algún aliado, como UPN, pertenecen a la derecha. Y no habría nada más que hablar. Al menos, desde un punto de vista práctico, la opción mayoritaria del electorado español es la más simple posible, la dicotomía: o PSOE o PP.
Sin embargo, a algunas corrientes del PP no les gusta ser consideradas como de derechas, y prefieren autodefinirse como de centro (a lo sumo de centro derecha o de centro reformista) o como liberales.
En cambio, los votantes el PSOE o de IU se consideran orgullosos, en su inmensa mayoría, de que se les clasifique como de izquierdas, y aquí no parece haber dudas. La condición de izquierdas parece el motivo más profundo que inclina a gran parte del electorado español a votar al PSOE, o a IU; al menos esta condición es la que parece conferir una dimensión trascendente al voto, que logra desbordar, a través de ella, sus objetivos más prosaicos y efímeros, como pudieran serlo el conseguir una mejora del 5% en las pensiones de jubilación, o lograr la paridad de género en las fábricas o en el Gobierno, el aborto libre o el incremento del PIB, así como el descenso de la tasa de paro. Todos estos objetivos son importantes, pero son objetivos prácticos, que pueden defender tanto gentes de derechas como de izquierdas y que sólo comienzan a ser trascendentes cuando los propone la izquierda. 

Las decisiones prácticas más prosaicas, aunque sean importantes, que puede tomar un pleno municipal, relativas por ejemplo a la barandilla de un puente, se cargan de una especie de sublime trascendencia cuando el alcalde rubrica la votación favorable: «Queda aprobado por los socialistas el proyecto de la barandilla del puente.» Es el mismo mecanismo que actúa en el cristiano que se siente traspasado por una emoción mística cuando da limosna a un pobre o se arrodilla. Lo importante no es la humilde limosna, o la genuflexión, sino el simbolismo sacramental que actúa en esos actos y a través de los cuales el Deus absconditusse hace presente, como se hace presente el Género humano en el acto en el cual el alcalde proclama que su partido ha aprobado la barandilla del puente.
Las únicas dudas que en la izquierda se han suscitado, al menos antes de la victoria electoral de marzo de 2008, se referían al caso de si algunos dirigentes no se habían inclinado a la derecha excesivamente, hasta el punto de recibir alguna advertencia de la vieja guardia. Pero todas estas críticas se han apaciguado tras la victoria en las urnas y, por su parte, Rodríguez Zapatero se ha anticipado a anunciar, en el congreso de su partido, también celebrado en junio de 2008, una especie de «giro a la izquierda»: va a impulsar medidas de ampliación de supuestos para legitimar el aborto, va a profundizar en la cuestión de la eutanasia, va a promover medidas de igualdad entre las mujeres y los varones, pero sin necesidad de decirnos las razones por las cuales interpreta estas medidas como propias de un giro a la izquierda. Es suficiente que su electorado crea que con estos medios, la bandera de la izquierda se está desplegando todavía más alta.
¿Y dónde situar a los partidos nacionalistas como el PNV, ERC y BNG? Han sido aliados del PSOE en la última legislatura, tras el Pacto del Tinell. Pero ¿es suficiente esto para considerarlos de izquierdas? Sin duda ellos se consideran de izquierdas, pero esta autoconsideración carece de toda importancia, fuera del plano puramente parlamentario y propagandístico.
¿Y si aplicamos el criterio plotiniano, el de la proximidad que los diversos partidos puedan tener con el Antiguo Régimen? También, entonces, nos encontraríamos con grandes dificultades, derivadas tanto de lo que entendamos en cada caso por Antiguo Régimen, como de lo que entendamos por reliquias del Antiguo Régimen en los partidos actuales.
Todavía una gran parte de la población española de hoy sigue considerando como expresión casi viviente del Antiguo Régimen al «régimen fascista del general Franco»; más aún, presupone, o al menos da por sobreentendido, que los dirigentes, militantes y gran parte de los votantes del PP son criptofranquistas, por lo que, en consecuencia, según el criterio objetivo que utilizamos, habrían de considerarse de derechas.
La catarata de películas, series de televisión, libros, artículos de prensa… que giran en los últimos años en torno a la llamada memoria histórica, catarata alimentada por las caudalosas subvenciones directas o indirectas que las instituciones dependientes del PSOE, en el Gobierno central o en los de las Comunidades Autónomas, vienen entregando a los «intelectuales y artistas» –directores de cine, de televisión, periodistas, novelistas– han estimulado esa memoria histórica que está orientada a sugerir, más o menos subliminalmente, que las gentes del PP son franquistas residuales, y por tanto, gentes de la más genuina derecha (algunos, de la derechona). Y si algunos no lo confiesan es porque se avergüenzan de serlo, es decir, porque son de derechas vergonzantes, como es natural, porque «todos los que votan a la derecha son fascistas».
Sin embargo, si nos atenemos al marcador o seña de identidad objetiva más evidente que nos permitiría reconocer las huellas del Antiguo Régimen en la España política actual, a saber, la monarquía dinástica establecida en el título II («De la Corona») de la Constitución de 1978, entonces habría que decir que todos los partidos constitucionales (el PP y UPN, pero también el PSOE e IU) son de derechas. Porque todos son monárquicos, y por tanto, con ello, manifiestan la impronta formal que el Antiguo Régimen ha dejado en ellos.
Conclusión que ni el PSOE, ni IU, ni otros aceptarían, porque encuentran formas ad hoc para explicar su rechazo. Unos dirán que el título II de la Constitución de 1978 define una monarquía constitucional, que ya no tiene nada que ver con el absolutismo. Y que el artículo 57, en el que se dispone, en contra de todos los principios generales de la democracia, el carácter hereditario de la Corona de España en los sucesores de Su Majestad Don Juan Carlos I de Borbón, es casi un detalle oligofrénico cuando se le considera en el conjunto del articulado. 

Y quien tiene una «sensibilidad democrática» más a flor de piel, se consolará intentando democratizar este artículo de la Constitución mediante la modificación del criterio antifeminista que hizo que la Constitución prefiriese la sucesión del varón a la de la mujer.
Otros, sin embargo, no satisfechos con esta justificación, dirán claramente que son republicanos de corazón, y que si acatan el título II de la Constitución es por motivos de prudencia política y de consenso, dando a entender que intentarán suprimir el título entero de la Constitución cuando las circunstancias lo permitan. El antiguo dirigente de Izquierda Unida, Julio Anguita, a toro pasado de las elecciones de 2008, vuelve a reivindicar la necesidad de la III República en España…
Ahora bien, si aplicamos las ideas sobre la derecha tradicional que se defienden en este libro, habría que concluir que la Constitución de 1978 ha dado lugar (salvo reliquias muy localizadas, aunque importantes, como pueda serlo la reliquia monárquica, que como vemos, no sirve de discriminante) a una ecualización política ente los convencionalmente denominados partidos de derecha (el PP y aliados) y entre los llamados partidos de izquierda (el PSOE y aliados): precisamente el acatamiento al título II de la Constitución es una prueba más de esta ecualización.
No puede decirse hoy que el PSOE sea de izquierdas, puesto que su política es prácticamente la misma que la del PP. Y, por este motivo, tampoco puede decirse que el PP sea de derechas. 

Incluso, ateniéndonos a ciertos marcadores, el PSOE está más a la derecha en muchos puntos que el PP. Las diferencias que suelen alegarse por los ideólogos del PSOE en el Gobierno son fatuas: la preocupación por la seguridad social, por las pensiones de jubilación, por la igualdad… es común tanto al PSOE como al PP, o a cualquier partido que sabe que los electores de la tercera edad forman en España un colectivo de casi ocho millones de votos, de los cuales dos millones tienen más de ochenta años.
Y si se acude una y otra vez a airear la bandera del dualismo trascendente entre la izquierda y la derecha, contando con la preparación artillera de la memoria histórica, es por motivos estrictamente electorales. Porque los especialistas del aparato saben, o creen saber, que una gran parte del pueblo, sin perjuicio de su vocación como costaleros de los pasos de Semana Santa, o como rocieros, sigue siendo muy sensible también al mito populista del enfrentamiento entre la izquierda y la derecha. Sensibilidad que también encontramos a flor de piel entre los «intelectuales y artistas», y en muchas capas de profesiones liberales, dadas al agnosticismo y al ateismo, y simpatizantes con la ampliación del aborto, con la eutanasia o con el Proyecto Gran Simio.
¿Queremos decir con esto –es decir, con la tesis de la ecualización política de las derechas e izquierdas tradicionales en la España de hoy– que hayan desaparecido en la España de hoy las diferencias y antagonismos profundos de antaño y que la homogeneidad política, sin perjuicio de la pluralidad de libertades individuales y grupales, deba ser considerada como su norma, expresión de la armonía social que corresponde a un estado de bienestar?
En modo alguno: las diferencias sociales y económicas se han incrementado con la crisis económica. Y aún cuando quienes tienen rentas millonarias son hoy mucho más numerosos de lo que lo eran sus hombres en la época del Régimen franquista, sin embargo los que pertenecen a los estratos más bajos de renta han subido notablemente su nivel de vida comparados con sus homólogos de hace setenta años.
Tampoco cabe hablar de una situación de armonía en todo cuanto se refiere a los problemas políticos. Estos se han agrandado profundamente en los últimos años de la democracia con el desarrollo del régimen de las Autonomías. La política, constante y acumulativa, de las transferencias de competencias del Estado a las Autonomías ha ido debilitando al Estado, y ha transformado a las Comunidades Autónomas en cuasi Estados. Por ejemplo, refiriéndonos a Cataluña, en el nuevo Estatuto de 2006, «más de 100 competencias exclusivas o compartidas llegan a incluirse, por las 32 que atribuye el artículo 149 de la Constitución al Estado» (Luis González Antón, op. cit., pág. 617.).
Esta política ha marchado paralela, como es natural, al que se ha llamado, por Jorge de Esteban, huracán estatutario, una carrera hacia la autodefinición de las comunidades autónomas como Naciones (Cataluña, Andalucía, Valencia…), no sólo tolerada sino alentada por el Gobierno socialdemócrata, que ha dejado abiertos en España una serie de problemas muy graves que no pueden considerarse propiamente como problemas de política democrática parlamentaria entre partidos políticos legales. Son problemas políticos constituyentes, que ya no tienen que ver con la democracia, sino con la realidad misma del Estado.
Problemas cuya condición política es similar a la que pudiera corresponder a un conflicto bélico entre Estados, o entre facciones sediciosas que tratan de despedazar el territorio basal sobre el que se asienta necesariamente el Estado.
Problemas en los cuales las leyes de la democracia, que van siempre referidas y necesariamente a cada Estado, como a un todo del cual son partidos o partes atributivas los partidos parlamentarios, ya no tienen nada que hacer; porque cuando una facción independentista (considerada formalmente como partido político, como puedan serlo en España el PNV, ERC o BNG) pretende segregar territorios regionales que son del Estado, no está suscitando cuestiones que puedan ser resueltas en un parlamento democrático. Son cuestiones similares a las que tienen que ver con la ingerencia entre Estados, aquellas en las cuales un Estado pretende apoderarse de alguna parte que pertenece a otro Estado, o la parte de un Estado que pretende apropiarse de los territorios basales que pertenecen al Estado mismo.
Las pretensiones de independencia de algunas facciones vascas, catalanas, &c., no son cuestiones que tengan que ver con la voluntad de los vascos o con la voluntad de los catalanes; son cuestiones que están al margen de estas voluntades, porque las tierras vascas o las tierras catalanas pertenecen a España y por tanto a todos los españoles. Y si un grupo faccioso vasco o catalán quiere arrebatársela, es porque están pretendiendo robársela, sin que pueda justificarse este proyecto de latrocinio por derivarlo de una voluntad de autodeterminación. 

Cuando los cuarenta ladrones, en virtud de su voluntad unánime, expresada a mano alzada en una reunión, se autodeterminan para apoderarse de una gran cueva o de varias, están proyectando una acción que nada tiene que ver con la democracia, aunque su decisión haya surgido de una reunión o asamblea que se haya ajustado a la forma de una democracia procedimental. Contra las decisiones de autodeterminación de los cuarenta ladrones sólo cabe una respuesta por parte del propietario, la que tiende a recuperar por la violencia (sea a través de los tribunales, sea directamente cuando los tribunales no son internacionales) los bienes que le han sido arrebatados o pretenden serle arrebatados.
Ante las pretensiones de autodeterminación de las facciones vascas, catalanas, gallegas, de apropiarse de bienes que pertenecen desde siglos a todos los españoles, están fuera de lugar debates parlamentarios democráticos. Los conflictos entre dos democracias, o entre dos Estados democráticos, no pueden dirimirse democráticamente, sino por vías anteriores a la democracia, la más tradicional, la declaración de guerra. Porque las cuestiones abiertas no se mantienen en los límites de una democracia constitucional, dado que las Constituciones de cada democracia son precisamente las que separan a unas democracias de otras, precisamente por su capa basal.
Parece que nuestros constitucionalistas, con su democratismo infinito, han olvidado que la democracia es una estructura política que únicamente tiene asiento en cada Estado. Parece como si los procedimientos democráticos de la Asamblea general de la ONU les hubieran nublado el juicio hasta el punto de llegar a creer que tal Asamblea es democrática en sentido político.
Y todo esto no implica que las democracias parlamentarias, con partidos políticos circunscritos a cada Estado, carezcan entre sí de cualquier tipo de relación, dado que, por de pronto, esos Estados democráticos son a su vez parte de un todo. Pero de un todo que, en cuanto democrático, no es atributivo sino distributivo. Entre los Estados democráticos y sus respectivos partidos, caben afinidades y semejanzas sobre las cuales pueden fundarse, sin duda, asociaciones o federaciones internacionales, a través de las cuales los Estados gobernados por un partido determinado pueden influir, ayudando o bloqueando, sobre otros Estados gobernados por un partido de su mismo color. Pero estas influencias no pueden traspasar nunca los límites de cada soberanía. En ningún caso las federaciones internacionales de partidos democristianos o socialdemócratas o comunistas pueden confundirse con un Estado soberano, o con una confederación de Estados.
Ahora bien, si las ideas de derecha e izquierda, en el sentido de la política democrática, sólo pueden aplicarse a los ámbitos constituidos por cada Estado, ¿cómo alguien, aunque sea jurista, politólogo o político de profesión, si está en su sano juicio, puede considerar a las facciones secesionistas de un Estado como partidos políticos, y más aún, cómo puede calificarlos de izquierdas o de derechas?
Estaría haciendo operaciones parecidas a las de alguien que, habiendo establecido la relación universal y distributiva entre cada uno de los perímetros de las circunferencias y sus diámetros correspondientes (la razón o relación π) pretendiese aplicar, de un modo disparatado, esta misma razón o relación π para expresar la razón o relación atributiva (sinalógica) entre las distancias intercentro (medidas en la recta que contiene a sus diámetros) entre dos circunferencias cualesquiera y las distancias interperímetro (medidas en esa misma recta).
Los problemas políticos que España tiene planteados, a raíz sobre todo del reconocimiento como partidos políticos de las facciones autonómicas separatistas, no son problemas de política parlamentaria entre la derecha y la izquierda; son problemas políticos que afectan a la existencia misma del Estado, y ante los cuales es totalmente disparatado intentar aplicar medidas democráticas.
Fuente                                  Gustavo Bueno
nodulo.org                                                         Filósofo

martes, 25 de marzo de 2014

EUROESCÉPTICOS



El fantasma del "populismo" asusta a la Unión Europea

El 2014 será un año lleno de citas importantes para la Unión Europea. Entre el 22 y el 25 de mayo se celebrarán las elecciones europeas. El 1° de Julio, Italia tomará la presidencia rotativa de seis meses durante el cual se tendrá que gestionar el nacimiento de la próxima Comisión Europea.

El 2014 será también el año del “populismo” europeo. El año de los partidos “xenófonos y nacionalistas”. Todo esto por la indiferencia de las fuerzas moderadas que dejan la iniciativa a todo tipo de “extremismo” Las cifras de desempleo en Europa aumentan, la salida de la crisis económica es demasiado lenta, los duros recortes presupuestarios han hundido las finanzas de muchos países, la política de austeridad los ha empobrecido y los pobres se han multiplicado, además está el problema de la integración con los más pobres y la cuestión del multiculturalismo impuesto por los flujos de emigrantes que sin duda alguna crearán una mezcla explosiva en la formación del nuevo Parlamento favoreciendo el aumento de la derecha extrema y del populismo europeo.

Son los mismos partidos tradicionales que han creado las condiciones para el crecimiento del “populismo”. Estos partidos, que de la lucha a la inmigración y a Europa del Euro constituyen la base de sus programas, crecen en todas partes, desde los más extremistas como los neo-nazis de “Alba Dorada” de Grecia, a los “moderados” que son siempre antieuropeistas y chauvinistas como el británico UKIP de Nigel Farage.

La extrema derecha europea es una galaxia dispersa donde los últimos llegados son los neonazistas griegos de Alba Dorada, que en las últimas elecciones tuvieron el 7% de votos. Están también los británicos de United Kingdom Independence Party (Ukip), partido que con sus consignas anti-europeas en 2009 han obtenido el 16,5% de votos. En Austria está el Partido de la Libertad, con fuertes posiciones pan-germanicas y anti-inmigración y tiene dos representantes en Estrasburgo, sede del Parlamento de Europa. En Bélgica el extremismo es de habla flamenca, el Vlaams Belag, partido xenófobo suplantado en estos últimos tiempos por el más moderado pero siempre populista y autonomista Nueva Alianza Flamenca (NVA) que ha obtenido el 33% de votos en la región de Flandes.

En Holanda está el Partido por la Libertad de Geert Wilders, ultraderechista e islamófono, muy cercano a Israel. Ha obtenido un gran éxito en las elecciones europeas con el 16,9%. Están también los “Democráticos Suecos”, una formación de extrema derecha e islamófona que en 2010 ha entrado al parlamento sueco con el 5,7% de votos. En Italia existen dos partidos xenófobos: la “Liga” afincado en el norte de la península que en las últimas elecciones políticas ha superado de poco el 3%, perdiendo consenso por una serie de escándalos financieros y el “Movimiento 5 Estrellas”, un partido de “protesta” que se ha colocado como tercer partido en Italia y que poco a poco está disipando sus votos por sus posiciones extremistas en contra del “euro” y de la Unión Europea.

Estos partidos “populistas euroescépticos” son muchos, pero se encuentran divididos entre ellos. Los cinco pequeños partidos austríacos no tienen nada en común a excepción de la lucha al euro y a la Unión Europea. En Holanda el partido de Wilders es favorable a los matrimonios entre gays, mientras en Francia el Front National está conduciendo una fuerte batalla en contra de la ley sobre el matrimonio de personas del mismo sexo. El Partido de la Libertad holandés es marcadamente anti-nazi y pro-Israel; no así el partido francés de Marina Le Pen de inspiración fascista

El 2014 será por lo tanto un año importante para los sucesivos cinco años que durará la legislación de la Unión Europea.

Fuente                                             Rodolfo Faggioni

lunes, 24 de marzo de 2014

EL ALMA COLECTIVA



Rubén Darío, precursor de la Hispanidad 

¡Mientras el mundo aliente, mientras la esfera gire, mientras la onda cordial aliente un sueño, mientras haya una viva pasión, un noble empeño, un buscado imposible, una imposible hazaña, una América oculta que hallar, vivirá España!

Como indican los escritos de Oliver, antes que Monseñor Vizcarra, antes que Maeztu, que Unamuno García Morente, quién buscó la Hispanidad, la unidad de unos pueblos que hablan la misma lengua, que tienen la misma herencia histórica y poseen una misma configuración espiritual, fue Rubén Darío como autor de Cantos de Vida y Esperanza.

Para Oliver, que además también los analiza en su vertiente literaria y poética, éstos debieran ser uno de los libros de cabecera de cada hispano, los de aquende y los de allende, los de la península y los de Oceanía, los africanos y los americanos, incluidos los brasileños y portugueses, como consideraba Camoens.

"Todo hombre hispano sentirá al leerlos (los Cantos) el alto destino de su sangre y de su verbo. Se sentirá a un tiempo leve rama, honda raíz y tronco corpulento del mismo árbol generoso."

En la obra de Rubén podemos encontrar la evocación clásica; la exaltación hispánica; el canto del amor; el retrato psíquico; el sentir religioso y la interrogante filosófica.Todo relacionado con el alma colectiva de las Españas, también las de ultramar.

Rubén, frente al pesimismo de los noventayochistas peninsularesve que hay una verdadera, aunque momentáneamente inaccesible e inasequible, unión espiritual de los pueblos hispanos,un misterio vital para unos pueblos tan distantes.

Cuando el Desastre del 98 hace cundir en las generaciones intelectuales el desaliento y la tristeza y éstos los transmiten al corazón del pueblo,Rubén alza el estandarte del entusiasmo y enarbola la fe en el futuro con optimismo: El optimista es el conocedor de lo óptimo, de lo mejor, y lo mejor, lo óptimo para América y España, es la unión de tantos vigores dispersos.

Rubén, frente al imperialismo estadounidense, que conlleva la expansión del "american way of life", de la cosmovisión anglosajona y protestante, hace una defensa sagrada de la "Hispanitas".Así lo muestra en su Oda a Roosevelt, que a pesar de todas las vicisitudes históricas no ha perdido actualidad, donde denuncia que bajo el pretexto del panamericanismo se inculca un sentimiento antiespañol y anticatólico. Rubén, incluso en poemas donde aparentemente no hay alusiones hispánicas como en Spes, refleja la Cristianita, esencial a lo hispánico.

Gran parte de la obra de Rubén trata temas relacionados con España o sus hijos, y este conjunto de temas hispánicos es uno de los más bellos ofrecido hasta hoy por poeta alguno.Su lectura, como propone Oliver, no debe ser olvidada por nosotros, porque allí se cantan nuestras glorias con nobilísima voz.

Que esas glorias las cante un español, nada tiene de extraordinario; pero que las cante un hispanoamericano que ya ha conseguido la independencia política es lo conmovedor y viene a decirnos que al conquistar Hispanoamérica su independencia, algo ha perdido, sin embargo; un algo a lo que ese hombre se tiene que religar.

Fuente                                   Iñigo Yañez de Oñaz
revista-arbil

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Cantos de vida y esperanza y otros poemas

domingo, 23 de marzo de 2014

¿XENOFOBIA O SENTIDO COMÚN?


Poema conjetural

Occidente se rinde. Sus líderes no han leído a Gibbon. Termina el ciclo de la Historia que inauguró Constantino. Obama desoye a Spengler - es un pelotón de soldados lo que salva in extremis la civitas (acabamos de verlo en Egipto)-, negocia con todo quisque y se dispone a reducir sus tropas. Mil policías ucranianos piden perdón de rodillas. La Guardia Civil renuncia a disparar pelotas de goma para defender la ley y las sustituye por sopitas, tiritas y betadine. 

Todo lo que era sólido se licúa. No sabemos cuántos inmigrantes acampaban al otro lado del Rhin aguardando el momento idóneo para cruzarlo en pateras y acogerse al ius gentium con el que la izquierda caviar de Roma dinamitó el ius civilis, pero sí sabemos que desde el monte Gurugú, la frontera magrebí de Oujda y el litoral de Túnez y Libia, miles y miles de personas del mismo color de piel que tenía Yugurta entran a lo loco en Europa por el coladero español de África -¡oé, oé, oé!- y por las islas del sur de Italia. 

«Vencen los bárbaros, los gauchos vencen (...) / Yo que estudié las leyes y los cánones (...) / Yo que anhelé ser otro, / ser un hombre de sentencias, de libros, de dictámenes, / a cielo abierto yaceré entre ciénagas.» (Borges, Poema conjetural). 

Graznan, mientras tanto, los gansos capitolinos - Marine Le Pen en Francia, Ukip en Inglaterra, La Liga Norte en Italia, el Partido de la Libertad y el BZÖ en Austria, Amanecer Dorado en Grecia, Wilders en Holanda, Sarrazin y el ADF en Alemania, Rasmussen en Dinamarca, Auténticos Finlandeses en Finlandia- y el antieuropeísmo arrolla por doquier sin que los multiculturalistas de Bruselas se den por enterados.

 ¿Los crucificarán en la colina del Capitolio como a los perros de Roma que no ladraron cuando Breno la invadió? 

Hasta Suiza cierra sus poternas. ¿Xenofobia o sentido común? ¿Puede sobrevivir un país sin un mínimo de homogeneidad? ¿Deberíamos poner fin a la cooperación internacional que quita dinero a los pobres de los países ricos para dárselo a los ricos de los países pobres y financia de ese modo a las mafias de la inmigración? Yo no respondo. Conjeturo

Me limito a recordar el Vae victis! del galo que lanzó su espada sobre la balanza en la que Roma pesaba su valor en oro. Me limito a subrayar que así se ha escrito siempre la Hstoria. La vivirán como tragedia, en sentido inverso al que Marx trazó, quienes ahora la orquestan como farsa.

No iré a las urnas el 25 de mayo.

Fuente                                     Fernando Sánchez Dragó
elmundo.es
"La verdad, la verdad desnuda, desvergonzada, la primera virtud de toda Historia seria; debe ser la principal y única recomendación a esta narrativa personal". E.Gibbon

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