TRADUCTOR

sábado, 19 de abril de 2014

EL HOMBRE PROMETAICO



A estos "hombres vulgares"

"Siempre más rápidos, siempre más declives, quemad todas las metas, romped todos los diques. No se os miden las riendas. Tomad los laureles de vuestras conquistas. Corred con alas siempre más rápidas, con orgullo siempre más desplegado, con vuestras victorias, con vuestras superaciones, con vuestros imperios, con vuestras democracias. La fosa debe ser colmada y se precisa estiércol para el nuevo árbol que brotará fulmíneamente de vuestro final”.

                        Guido de Giorgio 

viernes, 18 de abril de 2014

EL METAL DE TU IDEA



Ceñida la coraza...

¿Tienes, joven amigo, ceñida la coraza 
para empezar, valiente, la divina pelea

¿Has visto si resiste el metal de tu idea, la furia
 del mandoble y el peso de la maza

¿Te sientes con la sangre de la celeste raza 
que vida con los números pitagóricos crea

¿Y, como el fuerte Herakles al león de Nemea, 
a los sangrientos tigres del mal darías caza


¿Te enternece el azul de una noche tranquila
¿Escuchas pensativo el sonar de la esquila 
cuando el Angelus dice el alma de la tarde
?... 

¿Tu corazón las voces ocultas interpreta
Sigue, entonces, tu rumbo de amor. Eres poeta. 
La belleza te cubra de luz y Dios te guarde
.


Rubén Darío

A Juan Ramón Jiménez.

jueves, 17 de abril de 2014

LA TERCERA ROMA



El águila bicéfala, el arcano imperial y la Tercera Roma

La santa Iglesia apostólica, la de la Tercera Roma, la de tu reino, irradia bajo los cielos más ampliamente que el Sol. Y que tu potencia lo sepa, ¡oh! Zar bendito, que todos los reinos de fe cristiana se han fundido en el tuyo; que tu eres bajo los cielos el solo Zar cristiano. Mira, escucha, ¡oh! Zar bendito, esa cosa, que todos los reinos cristianos se han fundido en tu reino único; que dos Romas han caído; que la tercera existe, y que no habrá una cuarta. Tu reino cristiano no pasará a otro”.
Carta del monje Filoteo a Basilio III de Moscú.
Occidente, monstruo enfermo que goza de buena salud, merece morir. Desencantado y cínico, esta parte del mundo nos encuentra errantes y sin justificación. A fin de cuentas, ¿quiénes somos nosotros para dar lecciones de moral y buenas costumbres? Autoproclamados como el “Imperio del Bien”, nuestra bondad bien merece un bostezo cuando no un vómito.
Desprovistos de dioses y destino, ya no hay misión que nos conmueva. Ninguna conquista podrá ya saciar nuestras naderías, y ello porque carecemos de absoluto. Difícil tarea le toca al Occidente atlantófilo, al querer jugar al imperialismo careciendo de horizontes metafísicos contra zares de fuste.
Desvitalizado y en plena fase nihilista ¿qué resistencia podrá desplegar Occidente a la muda voracidad del Imperio ruso? ¿no será que a las puertas de Moscú sucumbirán las fuerzas del “bien” para retroceder y caer en sus propias capitales? Por otra parte, ¿acaso, de alguna manera, ya no fuimos testigos de ello? En cualquier caso, está claro que este no es tiempo de utopías. De uno y otro bando ya estamos demasiado avispados. La decepción hizo lo suyo y la apocalíptica parece ser que llegó para quedarse por un buen tiempo. Y si de apocalípsis se trata… los rusos tienen las mejores notas. Además aquí ya ni el Papa resiste en la Cruz.
Cansado de lo transitorio, el apetito ruso por lo absoluto engendra en su espíritu la necesidad de revancha. La Santa Rusia, mesiánica por convicción profética, asume su misión en la historia y le declara la guerra a los herejes. Imperio escatológico al fin, Rusia no duda en incendiarse en un rapto de afirmación y autoaniquilación. Fiel sin más, Rusia está sujeta a los designios katechonticos que le impone la presencia del Príncipe Vladimir, su heráldica, su bautismo y su cristocentrismo. La caída de Bizancio y el ridículo que exhibe la Ciudad Eterna no parecen más que confirmar la profecía del monje Filoteo, que hace de Rusia la Tercera Roma.
Sobre los restos de un Leviatán convenientemente perfeccionado y neutralizado, ajeno a cualquier superstición que no sea la legalidad y su máscara de legitimidad, así como el bienestar y la felicidad obligatorias, emerge la necesidad de un nuevo nomos que actualice las viejas rivalidades políticas. ¿O es que acaso debemos ser ingenuos e ignorar el conflicto Oriente-Occidente, o la rivalidad existencial entre las potencias telurocráticas y talasocráticas? ¿Leviatán y Behemoth son cosa del pasado?
No hay duda que asistimos a tensiones geopolíticas que advierten una reconfiguración del espacio político. No sabemos aún si del conflicto en ciernes resultará una alteración nomocrática y la fundación de un orden concreto. Las viejas leyes del realismo político y de la geopolítica, con sus repertorios de nociones y conceptos, así como de recursos y técnicas, buscan validar lo que en principio la historia y la metapolítica ya anticipan. ¿Cómo desconocer que Vladimir, Príncipe de Nóvgorod, fue bautizado en Crimea, sobre la costa del Mar Negro? ¿Y que fue Vladimir quién evangelizó a los eslavos orientales llevando a cabo la osadía de bautizar en masa a los habitantes de Kiev en las aguas del río Dniéper? ¿O que la primera Rusia fue la Rus de Kievy que fue Vladimir su primer soberano ortodoxo? ¿Acaso Vladimir es indiferente a la historia y a sus recientes eventos, o el peso histórico y estratégico clama por su soberana protección? ¿Y no fue Marechal quién dijo que al recibir un nombre se recibe un destino?
El águila bicéfala, que en amenazante actitud mira a Oriente y a Occidente, sostiene entre sus garras al orbe y un cetro, simbolizando así la unidad existente entre el poder sobrenatural de la ortodoxia cristiana y la autoridad política del Zar. Si bien la secularización hizo lo suyo, y en apariencia ya no hay autócratas en Rusia, ¿cómo no ver teología política en la restauración de dicha heráldica? Rusia, a diferencia de la estatalidad occidental, no conoció la guerra civil religiosa; Rusia, por tanto, no conoce otra realidad que la del Imperio. La unidad entre laauctoritas y la potestas no hace más que reforzar su mesianismo.
El katéchon ruso será un castigo al fanatismo por lo inútil que predica este cínico, cruel, desmitologizado y patético Occidente materialista y posthumanizado. Lanzada por el odio, paradójica forma de amor, la Santa Rusia intentará purificarlo todo. ¿Y acaso no tienen razón? ¿No debemos ser purificados? Estos bárbaros del siglo XXI merecen su oportunidad y bien
ganada la tienen.
Mientras tanto, de este lado del Mundo, los herejes de Occidente intentamos descifrar el misterio del arcano imperial ruso. Volviéndonos sobre la historia, encontramos cinco Rusias que, según dicen los libros, están caracterizadas por historias bien diferentes. La primera Rusia o Rus de Kiev; la segunda Rusia dominada por el Imperio Mongol; la tercera Rusia o Gran Principado de Moscú; la cuarta Rusia o Rusia Petersburguesa y, finalmente, la quinta Rusia o Rusia soviética. Todas éstas, colaboraron en la formación de un carácter y una
conciencia nacional en razón de las experiencias límite a las que se sometió el pueblo ruso. La evangelización, el dominio mongol, la incertidumbre acerca de la identidad nacional entre occidentalófilos y eslavófilos, así como dos guerras mundiales y una revolución bolchevique con su consecuente totalitarismo, entre tantas otras catástrofes nacionales, exigen meditar sobre su desconcertante capacidad de existir y mantenerse Imperio. ¿Cómo lo logran? ¿Cuál es su secreto? En los confines del dolor el pueblo ruso halla un sentido a su existencia y destino. Es en los secretos del dolor donde el pueblo ruso atesora su fuerza, su arcano imperial. Su debilidad por la tragedia no tiene igual. El sufrimiento físico y moral, la postergación histórica y el silencio meditado son las claves de bóveda de su poder en ciernes que reclama ser liberado. El cáliz de la protección y la obediencia, es de donde emana la sujeción entre el Imperio ruso y su pueblo. Obediencia y protección formada y entrenada en el arte del dolor. Dolor sagrado, del que no puede sino más que proliferar el ya tan conocido y particular mesianismo y nihilismo ruso.
Finalmente, nosotros, fatigados para lo grande, sumidos en querellas de tipo crematístico, más entretenidos que animados, ocupados en la internacionalización del “bien”, en la “democratización” de todo cuanto ocupe la mente de algún moralista bien ilustrado, profanadores seriales de mundos desconocidos, nos dejaremos vencer fácilmente ante la superioridad del “enemigo”, que engañándose también a sí mismo, por lo menos tendrá a su favor la necesidad de un verbo que ennoblezca su atormentado espíritu.

Fuente                                       Germán Spano
paginatransversal

miércoles, 16 de abril de 2014

UN PRODUCTO DEL CONSENSO



El por qué Mas puede ganar y España perder

A una identidad que se afirma sólo se puede responder proponiendo una identidad más atractiva. Al anhelo de una patria sólo se puede responder ofreciendo una patria más fuerte.
Nos han vendido que el Parlamento español ha “tumbado” el proyecto separatista del nacionalismo catalán. Nos lo dicen los mismos –y con la misma voz campanuda- que tratan de persuadirnos de que “ETA está derrotada”. Pero sólo se engaña quien se quiere engañar. Lo que ha pasado en las Cortes ha sido, simplemente, un episodio para consumo interno de la propia clientela. PP y PSOE tratarán de demostrar a sus fieles –catalanes incluidos- que el Estado es fuerte y a la vez dialogante. 
Los separatistas, por su parte, exhibirán ante su parroquia el espectáculo de los bravos astérix defendiendo en Roma la libertad de su pequeña aldea gala frente a la cerrazón de los intolerantes patricios. Todos creen ganar. Pero el único que en realidad gana es Mas, que con este aquelarre parlamentario ha llevado el conflicto a una fase nueva: ahora el Estado acepta discutir la independencia, y eso es la primera vez que pasa. Viviremos en este nuevo escenario durante los próximos años.
¿De verdad alguien pensaba que el proyecto de Mas consistía en vencer en Madrid y que, por tanto, ahora todo terminó? ¡Por favor…! Lo que Mas pretendía era forzar a “Madrid” a aceptar la independencia catalana como algo digno de debate. Y, de paso, evaluar la capacidad de resistencia del enemigo. Es una viejísima táctica: lanzar continuamente ataques de alcance limitado para calibrar la solidez del contrario y descubrir sus grietas. El separatismo catalán lleva más de un siglo haciendo eso (sólo un siglo, sí: desde las Bases de Manresa de 1892; lo de 1714 no se lo creen ni ellos). La respuesta de España ha sido variable según las épocas. La del sistema de 1978 siempre ha sido pusilánime, y la de este miércoles debe de haber abierto inusitadas esperanzas en la grey separatista. ¿Por qué? Porque ha puesto de manifiesto la inexistencia de una voluntad de victoria en el Estado.
Me limito a recoger la declaración doctrinal de Rajoy en el debate: “A todo esto, a todo lo que nos unió en 1978 y que nos une todavía hoy, a todo esto, vagamente, sentimentalmente, sin ningún afán trascendental, lo llamamos patria. Pero si a ustedes no les gusta, podemos llamarle futuro". 
Dicho de otro modo: España es un producto del consenso de 1978, no es una patria sino de forma vaga y sentimental, no posee afán trascendental alguno y en realidad sólo vale como apuesta de futuro (¿de qué futuro?). Zapatero dio el tono cuando describió la nación española como algo discutido y discutible, y Rajoy le ha superado con esta relativización expresa de la patria. 
Si yo no supiera que España es otra cosa, si yo no tuviera otro concepto de mi patria, ahora mismo me haría separatista.
El episodio es altamente revelador porque pone en evidencia la principal grieta de la España de hoy: su incapacidad para ofrecer un horizonte de patria, su miedo a construir una identidad fuerte como comunidad política, su complejo para otorgar un sentido trascendental al orden democrático. Es una grieta que no existe en Francia, en Italia, en los Estados Unidos o en Rusia. Es una grieta típica de la España de hoy, de la España del 78. Y por esta grieta se disponen a entrar los bárbaros.
No hay comunidad política sin identidad colectiva. No hay legalidad democrática sin legitimidad histórica. A una identidad que se afirma sólo se puede responder proponiendo una identidad más atractiva. Al anhelo de una patria sólo se puede responder ofreciendo una patria más fuerte. A la identidad que han construido los separatismos –identidad en buena medida artificial, pero no por ello menos eficiente- y a la invención de una patria nueva sólo se puede responder reafirmando la identidad nacional española y reavivando el sentido del patriotismo en nuestro pueblo. Frente a lo que piensa nuestra clase política, disolver la identidad nacional española o desdeñar el patriotismo español no va a rebajar la amenaza separatista, sino que, al revés, la va a intensificar, porque significa desprenderse de lo único que cabalmente garantiza la unidad nacional. El miércoles, en las Cortes, lo único que PP y PSOE enseñaron es su miedo a decir “España”.
Los nacionalistas catalanes y vascos quieren construir sus respectivas patrias. Se podrá juzgar descabellado, pero el propósito es perfectamente viable si España renuncia a ser patria a su vez. En esas estamos. Por eso Artur Mas puede ganar. ¡Y lo sabe!
Fuente                                        José Javier Esparza

martes, 15 de abril de 2014

LEONARDO CASTELLANI



Entre Don Ignacio y San Quijote: Leonardo Castellani
A Juan Manuel de Prada hay que agradecerle el que haya aceptado las bofetadas destinadas a la inteligencia católica, sin negar tres veces ni cansarse de desenmascarar a los que pretenden contraponer estos dos conceptos por medio de la propaganda.

A veces la censura orwelliana se encarna en librepensadores ilustrados, otras enseña modales más abiertamente sanguinarios y jacobinos, pero son lo mismo, los que niegan la posibilidad de armonizar razón con fe, y se dedican a perseguir con saña a cualquiera que aplauda el discurso de Ratisbona.

El caso es que a Prada, además, hay que darle las gracias por echarse encima el legado de Leonardo Castellani, ejerciendo como altavoz de este singular cura argentino del que dijeron, y con razón, que peleó con todos menos con Dios. Y es verdad que el pensamiento de Castellani puede resultar muy incómodo para los fanáticos de la equidistancia, porque se trata de un tipo capaz de vomitar todo lo tibio.
Desde el colegio destacó por talento y por cultura, así que los jesuitas no tardaron en hacerle uno de los suyos. Estudió Filosofía y Teología en Roma, y Psicología en Paris, obteniendo el título vaticano que permite enseñar en cualquier universidad católica del mundo. Pero a su regreso a Buenos Aires empezó la fricción con la jerarquía, a la que no ayudaba ni el espíritu del tiempo ni el recio carácter de nuestro cura. El Papa negro le obligó a dejar la Compañía, y poco después el Papa blanco le suspende como sacerdote. Pues eso, que se peleó con todos, y hasta siete años después no fue rehabilitado en su ministerio.
Hizo política, periodismo y literatura, tres disciplinas capaces de perder a cualquiera, pero que él convirtió en instrumentos útiles para contagiar lo católico, e incapaces de perforar su armadura de ortodoxia. Porque Leonardo Castellani llega a esta galería de rebote, por culpa de un siglo puesto del revés, donde para ser un jesuita diferente el único camino era convertirse en ignaciano, “pestíferamente ortodoxo”, que es como se definía.
En 1976, en compañía de Borges y de Sábato, acudió La Casa Rosada convocado por Videla. Durante la comida que compartieron Castellani fue el único que terció por los escritores represaliados. A la salida, centenares de periodistas aguardaron las declaraciones de los intelectuales. Borges agradeció a Videla el golpe de estado; Sábato alabó la inteligencia y la cultura del militar; Castellani se fue a su casa sin decir una palabra.
Se le ha comparado con Chesterton, quizá como paladín de lo católico, pero quizá tiene más similitudes con Unamuno, con el que comparte vocación de estar contra esto y aquello. 
De cualquier manera, entendió como pocos el nuevo becerro que reina en occidente, e incluso supo resumir los dogmas que nos serán impuestos, redactando este Credo del incrédulo:
 “Creo en la Nada Todoproductora, dónde salieron el cielo y la tierra./Y en el Homo Sapiens, su único Rey y Señor,/que fue concebido por Evolución de la Mónera y el Mono./ Nació de la Santa Materia,/ bregó bajo el negror de la Edad Media./ Fue inquisicionado, muerto, achicharrado,/ cayó en la miseria,/ inventó la Ciencia,/ y ha llegado a la Era de la Democracia y la Inteligencia./ Y, desde allí, va a instalar en el mundo el Paraíso Terrestre./ Creo en el Libre Pensamiento,/ la Civilización de la Máquina,/ la Confraternidad Humana,/ la Inexistencia del pecado,/ el Progreso Inevitable,/ la Putrefacción de la Carne/ y la Vida Confortable./ Amén”
Nació en Reconquista, Argentina, en 1899. Su padre, periodista librepensador, murió en una reyerta política. Ordenado sacerdote en 1931, también tuvo su etapa política, aunque acabó entregado a la literatura y el periodismo. 

Polémico y profético, se granjeó demasiados enemigos como para que en su tiempo se reconociese la grandeza de su obra. Murió en Buenos Aires en 1981.
Fuente                                                   Kiko Méndez-Monasterio, 
intereconomia
             Leer+ Castellani visto por Vintila Horia

lunes, 14 de abril de 2014

POR HABER SIDO LEALES




La consolidación

No le reservaba el destino a la Guardia Civil un ambiente propicio para su consolidación, pues este periodo se caracterizó por la Segunda (1846 – 1849) y la Tercera Guerra Carlista (1872 – 1876) con la consecuente extensión de la guerra de guerrillas y su posterior evolución a bandolerismo, fenómenos a los que debió hacer frente la recién creada Institución.
Habría de transcurrir poco tiempo para que la Guardia Civil desempeñase su primera misión internacional; en 1847 un Portugal en guerra civil, con el fin de pacificar el norte del país, solicita la ayuda de España y el Reino Unido. Una unidad de Caballería de la Guardia Civil se encarga de patrullar y garantizar la seguridad ciudadana en la ciudad de Oporto.
En el siguiente año tiene lugar una oleada revolucionaria, denominada en la historiografía La Primavera de los Pueblos o el Año de las Revoluciones, en toda Europa que, aunque no tan virulentamente, se manifiesta también en España. La Guardia Civil debe encargarse de la protección de las instituciones y del mantenimiento del orden público. Tras el alzamiento de O’Donnell en 1854 (la Vicalvarada) y el cambio de gobierno que da lugar al Bienio progresista 1854 – 56, se planteó la posibilidad de disolución de la Guardia Civil por haber permanecido leal al gobierno legalmente establecido – algo que constituirá una constante a lo largo de la historia de la Institución; desaparecer por haber sido leales.
Sin embargo la Guardia Civil ya había destacado en su eficacia en la defensa del orden, en su lealtad al Estado y en su labor humanitaria de socorro a la población. 
Ya el artículo 8º del Reglamento para el Servicio manifestaba, de una forma un tanto literaria, que el guardia civil: 

“Será siempre un pronóstico feliz para el afligido, infundiendo la confianza de que a su presentación el que se crea cercado de asesinos, se vea libre de ellos; el que tenga su casa presa de las llamas, considere el incendio apagado; el que vea su hijo arrastrado por la corriente de las aguas, lo crea salvado; y, por último, siempre debe velar por la propiedad y seguridad de todos.”
Los servicios humanitarios fueron un pilar base de la creación y organización del Instituto; la propia Cartilla encomienda al guardia civil el deber de auxiliar a la población en caso de catástrofes, siniestros y accidentes.
Tuvieron gran repercusión en aquél tiempo casos como el salvamento de los súbditos ingleses que navegaban en la goleta Mary naufragada en 1848 frente a las costas de Sanlúcar de Barrameda o el de los guardias civiles Pedro Ortega y Antonio Gimeno, fallecidos en 1850 en el rescate de las víctimas de un carruaje, despeñado durante una tormenta por un torrente de agua en el barranco de Bellver (Castellón). Los servicios en la asistencia a los afectados en la grave epidemia de cólera de 1855 contribuyeron también a que la Guardia Civil fuera consiguiendo el reconocimiento de la población.
La lucha contra el bandolerismo continúa con éxito con la defensa de carruajes, servicio de escoltas y protección de vías y caminos. De tal modo que, en 1854 Facundo Infantes, segundo director del Cuerpo, podía afirmar: “El robo de los carruajes públicos no causaba impresión diez años antes y desde la creación de la Guardia Civil, era visto con absoluto asombro”.
De cualquier forma, el conocido después como ‘Curro Jiménez’´, el barquero de Cantillana, perece en un enfrentamiento con la Guardia Civil en 1849; otras figuras populares como el Tempranillo, Luis Candelas y otros, dejan de ser una amenaza para la seguridad de bienes y personas. El fenómeno del bandolerismo se considera controlado y aunque aún perduraría unos años, con una intensidad mucho menor, se considera virtualmente erradicado a finales del s. XIX.
Era una idea fundamental del Duque de Ahumada el que la Guardia Civil cubriera sus efectivos con personas de calidad excepcional pero desgraciadamente se encontró con una España donde el analfabetismo era la norma. En consecuencia, concibió en 1853, una Compañía de Guardias Jóvenes. Era ésta una organización que daba amparo y educación a los huérfanos e hijos del Cuerpo y ayudaba a la formación de nuevos guardias. 

Con el tiempo se convertiría en el actual Colegio de Guardias Jóvenes “Duque de Ahumada”.

Fuente
benemeritaaldia

domingo, 13 de abril de 2014

LA MANIPULACIÓN MEDIÁTICA 10



10 estrategias de manipulación-Noam Chomsky

El lingüista y activista estadounidense Noam Chomsky elaboró una lista de las “10 estrategias de manipulación” a través de los medios.

1- La estrategia de la distracción.


El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. 

“Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a la granja como los otros animales (cita del texto Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

2- Crear problemas, después ofrecer soluciones.

Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. 

Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3- La estrategia de la gradualidad.

Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. 

Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

4- La estrategia de diferir.

Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. 

Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5- Dirigirse al público como criaturas de poca edad.

La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante.

¿Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

6- Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión.

Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

7- Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.

Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

8- Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.

Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

9- Reforzar la autoculpabilidad.

Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. 

Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. ¡Y, sin acción, no hay revolución!

10- Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen.

En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. 

El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

Fuente
http://www.youtube.com/watch?v=c56l0bf2Jb0

Entrevista recogida del programa "Marca de Radio" del día sábado 25 de Diciembre del 2010, conducido por Eduardo Aliverti,.http://www.marcaderadio.com.ar