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jueves, 9 de septiembre de 2010

UN GUDARI DE ALSASUA


Tengo delante un mural callejero en plan épico, al estilo de los del IRA: un aguerrido combatiente por la libertad y la independencia, remangado y viril, puño en alto y Kalashnikov en la otra mano, con las palabras Euskal herría dugu irabazteko –tenemos que ganar Euskalerría– pintadas al lado. Y qué bonito y alentador sería todo eso, me digo al echarle un vistazo, como ejemplo para jóvenes y demás, si la patria a la que se refiere el mural hubiera sido invadida por los ingleses en el siglo XII, y luego hubiese sufrido guerras de exterminio y represiones cruentas, con miles de deportados a las colonias –véanse las guías telefónicas de Estados Unidos y Australia–, y en 1916 hubiera vivido una insurrección general con combates callejeros y muchos fusilados, y luego independencia con amputación territorial, domingos sangrientos con soldados asesinando a manifestantes, y junto a las ratas pistoleras de coche bomba o tiro en la nuca y salir corriendo, que las hubo y no pocas, hubiese habido también, que nunca faltaron, cojones suficientes para asaltar a tiro limpio cuarteles y comisarías, jugándosela de verdad, mientras en las calles los niños se enfrentaban con piedras al Ejército británico. Etcétera.


Pero resulta que no. Que de Irlanda, nada. Que el mural al que me refiero está en una calle de Alsasua, Navarra, y que la patria a la que se refiere, integrada con el resto de los pueblos de España, partícipe y protagonista de su destino común desde los siglos XIII y XIV, goza hoy de un nivel de autonomía y autogobierno desconocido en ningún lugar de Europa, incluida la parte de Irlanda que aún es británica. O sea, que no es lo mismo; por mucho que se busquen paralelismos con lo que ni es ni nunca fue, y por mucho que ciertos cantamañanas que no tienen ni pajolera idea de las historias irlandesa y vasca sigan el juego idiota de la patria oprimida. Aquí, ahora, los oprimidos son otros. Por ejemplo, los dos pobres ecuatorianos de la T-4, oprimidos por toneladas de escombros. Arturo Pérez-Reverte
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http://xlsemanal.finanzas.com/web/firma.php?id_edicion=1767&id_firma=3631

jueves, 2 de septiembre de 2010

EL VASCO QUE HUMILLÓ A LOS INGLESES



Hace doce años, cuando escribía La carta esférica, tuve en las manos una medalla conmemorativa, acuñada en el siglo XVIII, donde Inglaterra se atribuía una victoria que nunca ocurrió. Como lector de libros de Historia estaba acostumbrado a que los ingleses oculten sus derrotas ante los españoles -como la del vicealmirante Mathews en aguas de Tolón o la de Nelson cuando perdió el brazo en Tenerife-, pero no a que, además, se inventen victorias. Aquella pieza llevaba la inscripción, en inglés: El orgullo de España humillado por el almirante Vernon; y en el reverso: Auténtico héroe británico, tomó Cartagena -Cartagena de Indias, en la actual Colombia- en abril de 1741. En la medalla había grabadas dos figuras. Una, erguida y victoriosa, era la del almirante Vernon. La otra, arrodillada e implorante, se identificaba como Don Blass y aludía al almirante español Blas de Lezo: un marino vasco de Pasajes encargado de la defensa de la ciudad. La escena contenía dos inexactitudes. Una era que Vernon no sólo no tomó Cartagena, sino que se retiró de allí tras recibir las suyas y las del pulpo. La otra consistía en que Blas de Lezo nunca habría podido postrarse, tender la mano implorante ni mirar desde abajo de esa manera, pues su pata de palo tenía poco juego de rodilla: había perdido una pierna a los 17 años en el combate naval de Vélez Málaga, un ojo tres años después en Tolón, y el brazo derecho en otro de los muchos combates navales que libró a lo largo de su vida. Aunque la mayor inexactitud de la medalla fue representarlo humillado, pues Don Blass no lo hizo nunca ante nadie. Sus compañeros de la Real Armada lo llamaban Medio hombre, por lo que quedaba de él; pero los cojones siempre los tuvo intactos y en su sitio. Como los del caballo de Espartero.


La vida de ese pasaitarra -mucho me sorprendería que figure en los libros escolares vascos, aunque todo puede ser- parece una novela de aventuras: combates navales, naufragios, abordajes, desembarcos. Luchó contra los holandeses, contra los ingleses, contra los piratas del Caribe y contra los berberiscos. En cierta ocasión, cercado por los angloholandeses, tuvo que incendiar varios de sus propios barcos para abrirse paso a través del fuego, a cañonazos. En sólo dos años, siendo capitán de fragata, hizo once presas de barcos de guerra enemigos, todos mayores de veinte cañones, entre ellos el navío inglés Stanhope. En los mares americanos capturó otros seis barcos de guerra, mercantes aparte. También rescató de Génova un botín secuestrado de dos millones de pesos, y participó en la toma de Orán y en el posterior socorro de la ciudad. Después de ésas y otras muchas empresas, nombrado comandante general del apostadero naval de Cartagena de Indias, a los 54 años, y tras rechazar dos anteriores tentativas inglesas contra la ciudad, hizo frente a la fuerza de desembarco del almirante Vernon: 36 navíos de línea, 12 fragatas y varios brulotes y bombardas, 100 barcos de transporte y 39.000 hombres. Que se dice pronto.

He visto dos retratos de Edward Vernon, y en ambos -uno, pintado por Gainsborough- tiene aspecto de inglés relamido, arrogante y chulito. Con esa vitola y esa cara, uno se explica que vendiera la piel antes de cazar el oso, haciendo acuñar por anticipado las medallas conmemorativas de la hazaña que estaba dispuesto a realizar. Pese a que a esas alturas de las guerras con España todos los marinos súbditos de Su Graciosa sabían cómo las gastaba Don Blass, el cantamañanas del almirante inglés dio la victoria por segura. Sabía que tras los muros de Cartagena, descuidados y medio en ruinas, sólo había un millar de soldados españoles, 300 milicianos, dos compañías de negros libres y 600 auxiliares indios armados con arcos y flechas. Así que bombardeó, desembarcó y se puso a la faena. Pero Medio hombre, fiel a lo que era, se defendió palmo a palmo, fuerte a fuerte, trinchera a trinchera, y los navíos bajo su mando se batieron como fieras protegiendo la entrada del puerto. Vendiendo carísimo el pellejo, bajo las bombas, volando los fuertes que debían abandonar y hundiendo barcos para obstruir cada paso, los españoles fueron replegándose hasta el recinto de la ciudad, donde resistieron todos los asaltos, con Blas de Lezo personándose a cada instante en un lugar y en otro, firme como una roca. Y al fin, tras arrojar 6.000 bombas y 18.000 balas de cañón sobre Cartagena y perder seis navíos y nueve mil hombres, incapaces de quebrar la resistencia, los ingleses se retiraron con el rabo entre las piernas, y el amigo Vernon se metió las medallas acuñadas en el ojete.

Blas de Lezo murió pocos meses después, a resultas de los muchos sufrimientos y las heridas del asedio, y el rey lo hizo marqués a título póstumo. Creo haberles dicho que era vasco. De Pasajes, hoy Pasaia. A tiro de piedra de San Sebastián. O sea, Donosti. Pues eso. A.Pérez-Reverte
http://www.perezreverte.com/
http://es.wikipedia.org/wiki/Blas_de_Lezo_y_Olavarrieta


 

martes, 31 de agosto de 2010

NUESTROS MUERTOS EN AFGANISTÁN

Ante la muerte de tres españoles en Afganistán exponemos:

1.

Nuestra condolencia ante familiares y amigos, y nuestro respeto por quienes han cumplido, hasta las últimas consecuencias, con sus compromisos.
2.

Que tanto el Ministro del Interior Pérez Rubalcaba, como buena parte de la prensa, “olvidan” que estas muertes se suman no sólo al cerca del centenar de españoles y a los miles de soldados de la ISAF caídos en la Guerra de Afganistán, sino a los miles de resistentes afganos muertos por esas mismas tropas de ocupación y, sobre todo, a las miles de víctimas que esos ocupantes han provocado entre la población civil afgana
3.
Que pese a las manifestaciones de Pérez Rubalcaba acusando, a la resistencia afgana que lucha contra el invasor, de ser los únicos responsables de estas muertes, para “M 20″ y para todos los españoles con sentido común, el principal responsable de la muerte de los soldados españoles en la Guerra de Afganistán es el actual gobierno, con Rodríguez Zapatero a la cabeza, en su afán servil y mercenario de complacer intereses, cuanto menos, extraños a nuestra Nación, cuando no definitivamente contrarios a ella.
4.
Que los cómplices de estas muertes son la clase política presente en las instituciones, sin olvidar al Monarca Juan Carlos I, que es Capitán General de los ejércitos.

5.
Denunciamos, asimismo, la hipocresía de tanto pacifista a sueldo de un poder, que se opuso a la guerra imperialista contra Iraq pero guarda, ahora, un silencio cómplice ante lo que sucede en Afganistán: una guerra de ocupación y de resistencia ante al invasor.

Por todo ello pedimos el regreso inmediato a nuestra tierra de todos los soldados españoles presentes en distintas misiones de ocupación en el extranjero, incluidas las misiones llamadas humanitarias, que esconden una situación de colaboración con las políticas de Estados Unidos para someter naciones (como Haití) o fragmentar estados (como Serbia). Los soldados españoles sólo se justifican para atender los intereses reales de la Nación española o contener agresiones hacia otros pueblos allí donde éstos los soliciten, y no para ser instrumentos de una clase política servil a los intereses de la hegemonía de Estados Unidos y del conglomerado oligárquico que dirige y se beneficia de esta hegemonía a costa de la vida y soberanía de otras naciones.
http://paginatransversal.wordpress.com/

lunes, 30 de agosto de 2010

DINERO X AMISTAD

El reciente apaleamiento a once activistas españoles por la policía de Marruecos y los conflictos en la ciudad de Melilla, acosada por activistas marroquíes, demuestran que el dinero español fluye con menos generosidad y que, sin dinero, Marruecos vuelve a ser un molesto vecino, casi un "enemigo" claro de España.

La última agresión de Marruecos tuvo forma de represión policial y la padecieron once activistas que cuando se manifestaban el pasado sábado en la capital del antiguo Sahara Español por los derechos de los saharauis, fueron brutalmente apaleados y hasta obligados a besar la bandera marroquí por la totalitaria policía del sultán.
La reacción del gobierno español ha sido, una vez más, de cobardía y sumisión ante los marroquíes. En su primera reacción oficial, los socialistas de Zapatero vienen a decir que los activistas merecieron el trato sufrido porque carecían de permiso para manifestarse.
"La diplomacia española con Marruecos ha consistido en repartir dinero al reino alauita. Cuando se acabe el dinero español, volverán los conflictos". Me lo dice un español bien introducido en Marruecos y bien conectado con la Comisión Averroes, una especie de comité, auspiciado por los dos monarcas,.que cuida las relaciones hispano-marroquíes.
Explica mi interlocutor que España, desde la llegada de Zapatero al poder, ha destinado grandes sumas de dinero a Marruecos. El destino de ese dinero es difícil de controlar pero una parte importante ha servido pagar becas a hijos de magnates marroquíes, a financiar residencias a moros ilustres, a subvencionar proyectos próximos al sultán y a facilitar todo tipo de privilegios y negocios a la élite gobernante en Marruecos.
"Esa lluvia de dinero ha sido la base de las buenas relaciones mutuas. Cuando el dinero español se acabe, los conflictos volverán con toda su crudeza". vaticina.
En la actualidad, el gobierno español, acuciado por la crisis económica, ha tenido que reducir su despilfarro, lo que, probablemente, está afectando también el flujo de dinero hacia Marruecos.
Gran parte del dinero que lubrica el poder marroquí procede de la droga, concretamente del hachís, que es, probablemente, la primera fuente de riqueza de Marruecos. Los carteles marroquies de la droga necesitan a España como plataforma de introducción y distribución de su droga en Europa, razón ésta que también influye en el actual mal momento de las relaciones bilaterales. F.Rubiales & Co.



 

http://www.votoenblanco.com/Si-se-acaba-el-dinero-espanol-se-acaba-tambien-la-amistad-con-Marruecos_a3787.html

jueves, 26 de agosto de 2010

ESA GENTUZA

Paso a menudo por la carrera de San Jerónimo, caminando por la acera opuesta a las Cortes, y a veces coincido con la salida de los diputados del Congreso. Hay coches oficiales con sus conductores y escoltas, periodistas dando los últimos canutazos junto a la verja, y un tropel de individuos de ambos sexos, encorbatados ellos y peripuestas ellas, saliendo del recinto con los aires que pueden ustedes imaginar. No identifico a casi ninguno, y apenas veo los telediarios; pero al pájaro se le conoce por la cagada. Van pavoneándose graves, importantes, seguros de su papel en los destinos de España, camino del coche o del restaurante donde seguirán trazando líneas maestras de la política nacional y periférica. No pocos salen arrogantes y sobrados como estrellas de la tele, con trajes a medida, zapatos caros y maneras afectadas de nuevos ricos. Oportunistas advenedizos que cada mañana se miran al espejo para comprobar que están despiertos y celebrar su buena suerte. Diputados, nada menos. Sin tener, algunos, el bachillerato. Ni haber trabajado en su vida. Desconociendo lo que es madrugar para fichar a las nueve de la mañana, o buscar curro fuera de la protección del partido político al que se afiliaron sabiamente desde jovencitos. Sin miedo a la cola del paro. Sin escrúpulos y sin vergüenza. Y en cada ocasión, cuando me cruzo con ese desfile insultante, con ese espectáculo de prepotencia absurda, experimento un intenso desagrado; un malestar íntimo, hecho de indignación y desprecio. No es un acto reflexivo, como digo. Sólo visceral. Desprovisto de razón. Un estallido de cólera interior. Las ganas de acercarme a cualquiera de ellos y ciscarme en su puta madre.


Sé que esto es excesivo. Que siempre hay justos en Sodoma. Gente honrada. Políticos decentes cuya existencia es necesaria. No digo que no. Pero hablo hoy de sentimientos, no de razones. De impulsos. Yo no elijo cómo me siento. Cómo me salta el automático. Algo debe de ocurrir, sin embargo, cuando a un ciudadano de 57 años y en uso correcto de sus facultades mentales, con la vida resuelta, cultura adecuada, inteligencia media y conocimiento amplio y razonable del mundo, se le sube la pólvora al campanario mientras asiste al desfile de los diputados españoles saliendo de las Cortes. Cuando la náusea y la cólera son tan intensas. Eso me preocupa, por supuesto. Sigo caminando carrera de San Jerónimo abajo, y me pregunto qué está pasando. Hasta qué punto los años, la vida que llevé en otro tiempo, los libros que he leído, el panorama actual, me hacen ver las cosas de modo tan siniestro. Tan agresivo y pesimista. Por qué creo ver sólo gentuza cuando los miro, pese a saber que entre ellos hay gente perfectamente honorable. Por qué, de admirar y respetar a quienes ocuparon esos mismos escaños hace veinte o treinta años, he pasado a despreciar de este modo a sus mediocres reyezuelos sucesores. Por qué unas cuantas docenas de analfabetos irresponsables y pagados de sí mismos, sin distinción de partido ni ideología, pueden amargarme en un instante, de este modo, la tarde, el día, el país y la vida.


Quizá porque los conozco, concluyo. No uno por uno, claro, sino a la tropa. La casta general. Los he visto durante años, aquí y afuera. Estuve en los bosques de cruces de madera, en los callejones sin salida a donde llevan sus irresponsabilidades, sus corruptelas, sus ambiciones. Su incultura atroz y su falta de escrúpulos. Conozco las consecuencias. Y sé cómo lo hacen ahora, adaptándose a su tiempo y su momento. Lo sabe cualquiera que se fije. Que lea y mire. Algún día, si tengo la cabeza lo bastante fría, les detallaré a ustedes cómo se lo montan. Cómo y dónde comen y a costa de quién. Cómo se reparten las dietas, los privilegios y los coches oficiales. Cómo organizan entre ellos, en comisiones y visitas institucionales que a nadie importan una mierda, descarados e inútiles viajes turísticos que pagan los contribuyentes. Cómo se han trajinado –ahí no hay discrepancias ideológicas– el privilegio de cobrar la máxima pensión pública de jubilación tras sólo 7 años en el escaño, frente a los 35 de trabajo honrado que necesita un ciudadano común. Cómo quienes llegan a ministros tendrán, al jubilarse, sólidas pensiones compatibles con cualquier trabajo público o privado, pensiones vitalicias cuando lleguen a la edad de jubilación forzosa, e indemnizaciones mensuales del 100% de su salario al cesar en el cargo, cobradas completas y sin hacer cola en ventanillas, desde el primer día.
De cualquier modo, por hoy es suficiente. Y se acaba la página. Tenía ganas de echar la pota, eso es todo. De desahogarme dándole a la tecla, y es lo que he hecho. Otro día seré más coherente. Más razonable y objetivo. Quizás. Ahora, por lo menos, mientras camino por la carrera de San Jerónimo, algunos sabrán lo que tengo en la cabeza cuando me cruzo con ellos. Arturo Peréz-Reverte

http://www.votoenblanco.com/ESA-GENTUZA_a3154.html

miércoles, 25 de agosto de 2010

LA CORRUPCIÓN EN ESPAÑA


La principal causa de los escándalos es el alto número de cargos de designación política en las instituciones nacionales, autonómicas y locales. Son redes clientelares que viven de que su partido gane las elecciones.



Para los que estudiamos la corrupción a nivel comparado, la reciente oleada de escándalos en España no representa ninguna sorpresa. Países como Francia, Italia, Portugal o España llevan años mostrando niveles de corrupción y de calidad de gobierno más parecidos a los de países autoritarios en vías de desarrollo que a los propios de democracias capitalistas avanzadas con décadas de pertenencia a la OCDE. ¿Qué factores separan a estos países, y en particular a España, de las democracias libres de corrupción?
Una primera tentación que hay que evitar es la de afirmar que la corrupción está en "nuestra cultura". Se trata de un argumento peligroso e intelectualmente poco satisfactorio, pero que, sin embargo, goza de cierto predicamento en algunos círculos -posiblemente los mismos que afirmaban no hace tanto tiempo que la democracia representativa o el capitalismo no tenían espacio en nuestra cultura mediterránea y/o católica. Como un creciente número de estudios está demostrando, la causalidad parece ir en todo caso en la dirección opuesta: los países desarrollan "malas" culturas -o culturas donde predomina la desconfianza social- como consecuencia de unos elevados niveles de corrupción.

Una segunda tentación a evitar es el impulso legalista, con mucho arraigo en España, uno de los países del mundo con una mayor proporción de abogados en sus administraciones. Desde la visión legalista, expuesta, por ejemplo, por el Tribunal de Cuentas en un informe sobre corrupción local, lo que explicaría la misma en España sería "la falta de regulación", que "permite un margen de discrecionalidad, no siempre acorde con la protección del interés público". Pero, ¿alguien puede de veras creer que la solución a la corrupción local consiste en regular todas y cada una de las actividades de estas administraciones?

Sorprende comparar la actitud de nuestro Tribunal de Cuentas con sus equivalentes nórdicos: en ellos, en lugar de artículos con detallados procedimientos, encontramos simplemente alguna presentación de powerpoint señalando que el objetivo es evitar una "deficiente contabilidad", dejando discreción casi absoluta a los auditores públicos sobre cómo llevar a cabo su labor de fiscalización.
Como la literatura moderna sobre corrupción señala, las causas de la corrupción no hay que buscarlas en una "mala cultura" o en una regulación insuficiente, sino en la politización de las instituciones públicas. Las administraciones más proclives a la corrupción son aquéllas con un mayor número de empleados públicos que deben su cargo a un nombramiento político. Y aquí, el contraste entre España y los países europeos con niveles bajos de corrupción es significativo. En una ciudad europea de 100.000 a 500.000 habitantes puede haber, incluyendo al alcalde, dos o tres personas cuyo sueldo depende de que el partido X gane las elecciones. En España, el partido que controla un gobierno local puede nombrar multitud de altos cargos y asesores, y, a la vez, tejer una red de agencias y fundaciones con plena discreción en política de personal. En total, en una ciudad media española puede haber cientos de personas cuyos salarios dependen de que el partido X gane las elecciones.

Esto genera diversos incentivos perversos para la corrupción. Los empleados públicos con un horizonte laboral limitado por la incertidumbre de las próximas elecciones son más propensos a aceptar o a solicitar sobornos a cambio de tratos de favor que los empleados públicos con un contrato estable. En segundo lugar, a diferencia de lo que ocurre en la mayoría del mundo occidental, donde los políticos locales están forzados a tomar decisiones junto a funcionarios que estarían dispuestos a denunciar cualquier sospecha de trato de favor, en España toda la cadena de decisión de una política pública está en manos de personas que comparten un objetivo común: ganar las elecciones. Esto hace que se toleren con más facilidad los comportamientos ilícitos, y que, al haber mucho más en juego en las elecciones, las tentaciones para otorgar tratos de favor a cambio de financiación ilegal para el partido sean también más elevadas.

En general, se trata de buscar mecanismos institucionales para que se seleccionen empleados públicos cuya continuidad en el cargo dependa de su competencia o mérito y no de su lealtad política.


Es importante subrayar que el nivel de competencia de los empleados no es sinónimo de lo que tradicionalmente se interpreta como sistema de mérito en España; es decir, unos funcionarios públicos seleccionados mediante oposiciones y con una plaza "en propiedad" de por vida, con independencia de su rendimiento. La evidencia empírica nos muestra que no es necesario tener una administración repleta de funcionarios para reducir la corrupción. Por ejemplo, los dos países menos corruptos del mundo en 2008, Suecia y Nueva Zelanda, eliminaron hace años el estatus funcionarial para la gran mayoría de sus empleados públicos, que en la actualidad se rigen por la misma legislación laboral que cualquier trabajador del sector privado.
¿Podemos aspirar en España a unas administraciones más flexibles y eficientes y, a la vez, menos corruptas? El principal obstáculo para ello es que aquí el debate público está atrapado entre dos visiones antagónicas e indeseables ambas. Por un lado, los partidos políticos que, amparándose en la rigidez tradicional de la administración pública, han fomentado instituciones que permiten una alta politización de la administración y, por tanto, generan corrupción. Por otro, los representantes de los cuerpos de funcionarios que abogan por el mantenimiento de un sistema de empleados públicos inamovibles. Quien obviamente paga las ineficiencias derivadas de la politización y de la rigidez administrativa son los ciudadanos.

Aunque esta situación parezca irreversible, la experiencia de otros contextos debe infundirnos optimismo. Cuando activistas como Richard Childs -hombre de negocios y promotor de un tipo de gobierno local basado en directivos profesionales como los existentes en el sector privado- iniciaron su improbable lucha contra la politización y la corrupción que asolaban la mayoría de niveles administrativos en Estados Unidos hace ya más de un siglo, se enfrentaron a redes clientelares cuyo poder parecía inexpugnable. Sin embargo, triunfaron porque fueron capaces de movilizar los intereses de aquellos que en última instancia generaban la riqueza del país, convenciéndolos de que ésta se estaba malgastando no con malas políticas públicas, sino con malos políticos, o mejor dicho, con la pervivencia de malas instituciones utilizadas por los políticos para sostener sus redes clientelares. ¿Podrá alguien en España movilizar esos intereses?




















 



Víctor Lapuente Giné es profesor de Ciencia Política en el Quality of Government Institute de la Universidad de Gotemburgo (Suecia).  /http://www.transparencia.org.es/

martes, 24 de agosto de 2010

VIRIATO TERROR ROMANORUM



Viriato ( sin fecha conocida - 139 a. C.) fue el principal caudillo de la tribu lusitana que hizo frente a la expansión de Roma en las Guerras Púnicas en el territorio comprendido entre el Duero y el Guadiana, incluyendo aproximadamente lo que hoy es parte de la provincia de Zamora, casi toda la provincia de Salamanca, el territorio occidental de la provincia de Ávila (incluyendo su capital), Extremadura, el occidente de la provincia de Toledo (hasta la zona de Talavera de la Reina, las llamadas Antiguas Tierras de Talavera) y, por último, Portugal (salvo la región entre el Miño y el Duero).

La bibliografia disponíble sobre Viriato no permite determinar cuando ni donde nació. Para una parte de la leyenda popular, Viriato nació en Portugal, sin embargo, esa misma leyenda popular también le sitúa nacido en España. Los partidarios de esta última teoría, tampoco indican con claridad una localidad o paraje, siendo Torrefrades y Guijo de Santa Bárbara, algunas de las localidades mencionadas por la tradición oral española. En Portugal, parece ser que son los Montes Hermínios, actual Serra da Estrela, la opción más extendida.
La mayor parte de su vida, y de sus campañas guerreras, forma parte de la leyenda tejida en torno a su persona. Se le considera el primer héroe portugués, de los Lusitanos, aunque también lo es en España, dado que lideró una confederación, proclamada, de tribus ibéricas. La única referencia de su tribu nativa está en Diodoro Sículo, que la sitúa en la costa lusitana [cita requerida]. Los romanos lo acabaron reconociendo como dux lusitanorum (líder de los lusitanos).
Tito Livio le describe como un pastor que se hizo cazador y soldado. Para Apiano, fue uno de los guerreros que escapó de la encerrona del cónsul Galba a la flor de la juventud lusitana descrita más adelante. Según Apiano durante los siete años que comandó las tribus lusitanas no hubo un solo caso de indisciplina, lo que nos ofrece una imagen de Viriato de líder justo y fiel a la palabra dada.
http://es.wikipedia.org/wiki/Viriato
http://www.segundarepublica.com/index.php?opcion=2&id=22

¿SOLO UN MAL VECINO?

Uno de los últimos estudios militares sobre la Seguridad Nacional española refleja que las plazas de Ceuta y Melilla son los puntos más sensibles para la integridad de país. Consideran que la solución es la presencia militar con carácter disuasorio y el mantenimiento de una fuerza de acción rápida en territorio nacional.


Las principales amenazas para la seguridad nacional “se centran fundamentalmente en las reivindicaciones territoriales –de Marruecos- sobre Ceuta y Melilla y las islas y peñones del norte de África”. Así de tajante sentencia la situación un informe de 2009 elaborado por el CESDEN –Centro Superior de Estudios para la Defensa Nacional- sobre los riesgos para la integridad nacional española, y que han recobrado sentido tras los últimos acontecimientos que se han producido en la frontera de Melilla con Marruecos.
Sus autores recuerdan que si bien “resulta improbable que estos riesgos puedan materializarse en el corto y medio plazo, mediante una agresión abierta contra el territorio nacional, (…) la experiencia recogida de crisis pasadas –clara referencia al incidente de la Isla Perejil- indica que, de presentarse de nuevo en el futuro, lo más probable es que España tenga que resolverla en solitario, o con un apoyo muy restringido de sus socios y aliados”.
Esta es una circunstancia “propia” de España, que no existe “en la mayoría de nuestros socios y aliados europeos”. Los militares españoles consideran que esta característica constituye un “condicionante fundamental” de carácter permanente en cualquier análisis de riesgos nacionales.

Para los militares, las plazas africanas de Ceuta y Melilla son un “extraordinario termómetro” para medir y valorar los problemas del Magreb, pero además constituyen “un objetivo estratégico y una misión constitucional”. Y proponen una estrategia básica para garantizar su defensa, que pivota sobre cuatro principales acciones:

--Mantener una presencia militar permanente –en Ceuta y Melilla- que ejerza un carácter disuasorio. Por tanto, resultan cuanto menos llamativas las desapariciones en los últimos años de la V Bandera de la Legión de Ceuta ‘Gonzalo de Córdoba’ o la II Bandera del Tercio Gran Capitán de la Legión, en Melilla.

--Mantener una fuerza militar permanente en territorio nacional de reacción rápida que actúe como primera respuesta ante cualquier agresión, e impida la escalada

--Incrementar los esfuerzos de concienciación sobre la importancia de estos territorios para la Seguridad Nacional.

--Utilizar a Ceuta y Melilla como foco de contribución de estabilidad en la región del Magreb, a través del incremento de las relaciones comerciales, e intercambios culturales y de otras índoles con su entorno geográfico.

El documento, titulado “Hacia una estrategia de Seguridad Nacional para España”, está firmado por profesores universitarios, funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores, un coronel del Ejército del Aire –Estado Mayor Conjunto- y dos tenientes coronel de Tierra –pertenecientes al Grupo de Artillería Antiaérea Ligera II/71 y a la Dirección General de Política de Defensa-.
http://www.elconfidencialdigital.com/Articulo.aspx?IdObjeto=26023




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lunes, 23 de agosto de 2010

LA REBELIÓN DE LAS MASAS

La rebelión de las masas (publicado por primera vez en 1930 en Revista de Occidente) es uno de los libros más importantes y conocidos de José Ortega y Gasset. En el libro se analizan diversos fenómenos sociales como el advenimiento de las masas al pleno poderío social, el "lleno", las aglomeraciones de gente y a partir de estos hechos, analiza y describe el concepto de lo que llama hombre-masa.

El hombre-masa es producto de una época que se caracteriza por la estabilidad política, la seguridad económica, el confort y el orden público. El mundo que rodea al hombre no le mueve a limitarse en ningún sentido sino que alimenta sus apetitos, que en principio pueden crecer de forma indefinida.

Estructura psicológica
Según Ortega y Gasset, los elementos principales de la estructura psicológica del hombre-masa serían los siguientes: Una impresión nativa y radical de que la vida es fácil, sin limitaciones trágicas. Por tanto cada individuo medio encuentra en sí una sensación de dominio y triunfo que, le invita a afirmarse a sí mismo tal cual es, a dar por bueno y completo su haber moral e intelectual, lo que le lleva a cerrarse, a no escuchar y por tanto intervendrá en todo imponiendo su vulgar opinión sin contemplaciones, según un régimen de “acción directa”. La característica principal del hombre-masa consiste en que sintiéndose vulgar, proclama el derecho a la vulgaridad y se niega a reconocer instancias superiores a él.
Delante de una sola persona podemos saber si es masa o no. Masa es todo aquel que no se valora a sí mismo- en bien o en mal- por razones especiales, sino que se siente “como todo el mundo”, y, sin embargo, no se angustia, se siente a salvo al saberse idéntico a los demás.
.Por otra parte, cuando Ortega habla de minorías, se refiere a aquel que se exige más que los demás, aunque no logre cumplir en su persona esas exigencias superiores. Por tanto, la división de la sociedad en masas y minorías excelentes no es una división en clases sociales, sino en clases de hombres
El hombre integrante de la masa se cree que con lo que sabe ya tiene más que suficiente y no tiene la más mínima curiosidad por saber más. El hombre-masa es el hombre cuya vida carece de proyectos y va a la deriva. Por eso no construye nada, aunque sus posibilidades, sus poderes, sean enormes. Según Ortega:
La vida humana, por su naturaleza propia, tiene que estar puesta a algo, a una empresa gloriosa o humilde, a un destino ilustre o trivial.
El hombre-masa tiene varios rasgos: libre expansión de sus deseos vitales y una radical ingratitud hacia cuanto ha hecho posible la facilidad de su existencia. Es decir, sólo le preocupa su bienestar y al mismo tiempo es insolidario con las causas de ese bienestar. Uno y otro rasgo componen la psicología del niño mimado. El hombre-masa es el niño mimado de la historia.
El hombre-masa es incapaz de otro esfuerzo que el estrictamente impuesto como reacción a una necesidad externa. El centro del régimen vital del hombre-masa consiste en la aspiración a vivir sin supeditarse a moral alguna.
http://www.laeditorialvirtual.com.ar/Pages/Ortega_y_Gasset/Ortega_LaRebelionDeLasMasas01.htm








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domingo, 22 de agosto de 2010

JOSÉ ORTEGA Y GASSET

 (Madrid, 9 de mayo de 1883 – Madrid, 18 de octubre de 1955) fue un filósofo y ensayista español, exponente principal de la teoría del perspectivismo y de la razón vital e histórica, situado en el movimiento del Novecentismo.

Nacido en una familia madrileña acomodada perteneciente al círculo de la alta burguesía del lugar, entre 1891 y 1897 estudiaría en el Colegio jesuita San Estanislao de Kostka en Málaga. Su abuelo materno gallego, Eduardo Gasset y Artime, había fundado el periodico El Imparcial, que más tarde su padre, José Ortega Munilla, pasaría a dirigir.

Así, cabe destacar que Ortega y Gasset se crió en un ambiente culto, muy vinculado al mundo del periodismo y la política. Su etapa universitaria comienza con su incorporación a los estudios de la Universidad de Deusto, Bilbao (1897–98) y prosigue en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid (1898–1904).
Doctor en Filosofía de la Universidad de Madrid (1904) con su obra Los terrores del año mil. Crítica de una leyenda. Entre 1905 y 1907 realizó estudios en Alemania: Leipzig, Núremberg, Colonia, Berlín y, sobre todo, Marburgo. En esta última, se vio influido por el neokantismo de Hermann Cohen y Paul Natorp, entre otros.
De regreso a España es nombrado profesor numerario de psicología, lógica y ética de la Escuela Superior del Magisterio de Madrid (1909), y en octubre de 1910 gana por oposición la cátedra de metafísica de la Universidad Central, vacante tras el fallecimiento de Nicolás Salmerón
Tras casarse con Rosa Spottorno, en 1914 nace en Madrid su hija, Soledad Ortega Spottorno, quién en 1978 creó la Fundación José Ortega y Gasset, de la que será su presidenta de honor. En 1918 nació su hijo José Ortega Spottorno, que será ingeniero agrónomo.
Colaborador del diario El Sol desde 1917, donde publica bajo la forma de folletones dos obras importantes: España invertebrada y La rebelión de las masas. Durante la II República es elegido diputado por la provincia de León, cargo en el que permaneció durante un año. En 1923 funda la Revista de Occidente, siendo su director hasta 1936. Desde esta publicación promoverá la traducción y comentario de las más importantes tendencias filosóficas y científicas en nombres tales como: Oswald Spengler, Johan Huizinga, Edmund Husserl, Georg Simmel, Jakob von Uexküll, Heinz Heimsoeth, Franz Brentano, Hans Driesch, Ernst Müller, Alexander Pfänder, Bertrand Russell y otros. (Al respecto véase, de Evelyne López Campillo, La Revista de Occidente y la formación de minorías (1923–1936), Editorial Taurus, Madrid, 1972).
Cuando comenzó la Guerra Civil Española en julio de 1936, Ortega se hallaba enfermo en su domicilio; apenas tres días tras el comienzo de la contienda, se presentaron en su domicilio varios comunistas armados de pistolas que exigieron su firma al pie de un manifiesto contra el Golpe de Estado y en favor del Gobierno republicano. Ortega se negó a recibirlos y fue su hija la que en una conversación con ellos —conversación que, como ella misma relató más tarde, llegó a ser muy tensa-, consiguió convencerlos de redactar otro texto muy corto y menos politizado y que, efectivamente, acabó siendo firmado por Ortega, junto con Gregorio Marañón, Ramón Pérez de Ayala y otros intelectuales. En su artículo En cuanto al pacifismo, escrito ya en el exilio, se refiere Ortega a este episodio. En ese mismo mes de julio y a pesar de su grave enfermedad, huyó de España (lo que consiguió gracias a la protección de su hermano Eduardo, persona de valimiento cerca de diversos grupos políticos de izquierda) y se exilió; primero en París, luego en los Países Bajos y Argentina, hasta que en 1942 fijó su residencia en Lisboa. A partir de 1945 su presencia en España fue frecuente, pero habiéndosele impedido recuperar su cátedra (aunque al parecer consiguió cobrar sus sueldos atrasados), optó por fundar un «Instituto de Humanidades» donde impartía sus lecciones. Durante estos años, y hasta su muerte en 1955, fue fuera de España —sobre todo en Alemania—, donde recibió el crédito y las oportunidades de expresión que correspondían a su prestigio.
Ortega y Gasset ejerció una gran influencia en la filosofía española del siglo XX no sólo por la temática de su obra filosófica, sino también por su estilo literario ágil, descrito por algunos como próximo al Quijote, que le permitió llegar fácilmente al público general.
http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Ortega_y_Gasset
http://www.ortegaygasset.edu/


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martes, 17 de agosto de 2010

ERNESTO GIMÉNEZ CABALLERO




Ideólogo, político y profesor español, nacido en Madrid el 2 de agosto de 1899, en una familia industrial por parte de padre y de propietarios agrícolas por parte de madre. Su padre (nacido circunstancialmente en La Habana y fallecido en 1935), Ernesto Giménez, había sabido construir una próspero negocio de artes gráficas a partir de una humilde imprenta (en la calle Huertas de Madrid, en la casa donde se cree vivió Cervantes): en los años veinte ya había adquirido una fábrica de papel en Cegama (Guipuzcoa) y talleres de manipulados, y la familia había pasado a vivir al mismo edificio de la Plaza de las Cortes donde lo hacía el millonario Juan March y tendría su sede Acción Española en 1931. El padre impresor hizo seguir a su primogénito cursos prácticos de artes gráficas mientras estudiaba el bachillerato en el Instituto de San Isidro, que no sirvieron para que perpetuase el negocio familiar, pero sí para acercarle al terreno editorial y literario. En 1919 Giménez Caballero se licenció en Letras en la Universidad de Madrid y continuó sus estudios para graduarse en Filosofía. Fue compañero de curso de Javier Zubiri y llegó a colaborar en la revista Filosofía y Letras, que habían promovido estudiantes ligeramente mayores, como Pedro Sáinz Rodríguez o Vicente Aleixandre. Fue Américo Castro el profesor con el que mantuvo más relación mientras fue estudiante, y fue Castro quien facilitó al recién licenciado un puesto en la Universidad de Estrasburgo, como profesor de Lengua y Literatura, ciudad en la que vivió durante el curso 1920-21.

Vuelto a España ingresó en la milicia para cumplir el servicio militar: le destinaron a Marruecos, donde acababa de producirse «el desastre de Annual». Tras dieciocho meses en el ejército escribió el libro Notas marruecas de un soldado (1923): él mismo lo compuso como tipógrafo en la imprenta de su padre y, nada más aparecer, en marzo de 1923, se agotó en dos semanas y convirtió de repente a su autor en un escritor serio y famoso. El ejército acusó a Giménez Caballero por desacato, y fue arrestado en una prisión militar de Madrid mientras se decidía la petición del fiscal, una condena de dieciocho años. Tras el pronunciamiento militar de septiembre de 1923, y por mediación del propio general Primo de Rivera, acabó siendo absuelto, pudiendo reintegrarse durante el curso 1923-24 a la plaza de profesor que le conservaban en Estrasburgo. En 1929 escribió que había vuelto entonces a Europa «como una misión patriótica, para lograr la levadura, el 'fermento' europeo que pudiera rejuvenecer a España»: pero en esta segunda estancia europea quedó desencantado del pensamiento germánico, que a raudales comenzaba a importar la Revista de Occidente de Ortega, y rechazó aquel «culto ariánico» que condenaba a los intelectuales españoles a la imitación y el seguidismo.
Pero la estancia en Estrasburgo no fue estéril: allí conoció a una italiana, Edith Sironi, hermana del cónsul de Italia e hija de un físico famoso, con la que se casó en Madrid el 4 de mayo de 1925. Esta relación fue determinante en su progresivo acercamiento a Roma y a Italia. Publicó por entonces varios ensayos y reseñas en Revista de Occidente (donde agradece a Ortega «aceptarle aun no siendo hijo de un vikingo») y El Sol (estos recogidos en 1927 en un libro singular, Carteles, que firmó con el pseudónimo Gecé y publicó Espasa-Calpe).
Colaboró desde su primer número (junio de 1926) en la Revista de las Españas, que publicaba La Unión Ibero-Americana en Madrid (y se imprimía en la imprenta familiar). La revista buscaba estrechar las relaciones entre los pueblos hermanos de España, Portugal y las Naciones americanas. Allí mantuvo como sección estable una «Revista Literaria», luego desdoblada en dos, la «Revista Literaria Ibérica» y la «Revista Literaria Americana» (de la que se encargó Guillermo de Torre y más tarde Benjamín Jarnés).
 La relación con Guillermo de Torre (que en 1925, tras abandonar el ultraísmo, había publicado su famoso libro Literaturas europeas de vanguardia, que popularizó los conceptos de «Vanguardia» y «vanguardismo») dio como resultado la aparición el 1º de enero de 1927 de La Gaceta Literaria, la revista cuya «criatura fue llamada Generación del 27». Giménez Caballero dirigía esta publicación quincenal, que tenía a Guillermo de Torre por subdirector (hasta que las desavenencias determinaron su marcha a la Argentina en agosto de 1927, donde se casó con la pintora Norah Borges, hermana de Jorge Luis). A Guillermo de Torre le sustituyó César Muñoz Arconada, a través del cual conocería ese mismo 1927 a Ramiro Ledesma Ramos
Fue Ortega quien abrió el primer número de La Gaceta Literaria, «Sobre un periódico de las letras», revista que en sólo unos meses iba a convertirse en referencia de las vanguardias y contó con una nómina impresionante de colaboradores: Antonio Espina, Benjamín Jarnés, José Moreno Villa, Melchor Fernández Almagro, Amado Alonso, Luis Buñuel, Salvador Dalí, Jorge Guillén, José Bergamín, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Pedro Salinas, Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Rosa Chacel, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego, Ramiro Ledesma Ramos, Juan Aparicio, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Menéndez Pidal, Américo Castro, Gregorio Marañón, Luis de Araquistain, Max Aub, Corpus Barga... [De Unamuno, exiliado en Francia, sólo se publicó una carta sobre Góngora, en el número 11, aunque se le dedicó un número extraordinario el 15 de marzo de 1930.]
Giménez Caballero procuraba desde La Gaceta potenciar el iberismo que anhelaba, organizando en diciembre de 1927 una exposición del libro catalán en Madrid, y a principios de 1928 otra del libro portugués. Por esos meses se aprecia en La Gaceta un incremento de la presencia de asuntos que tienen que ver con Italia: el 15 de febrero aparece una entrevista de Giménez Caballero con Marinetti, que visitaba Madrid, el 15 de marzo se combinan en una misma página los reportajes de dos corresponsales: «El fascismo y los escritores italianos» y «El comunismo y los escritores rusos». Dos meses después vuelve Giménez Caballero a Italia, en una visita decisiva para la evolución de su pensamiento político: en los dos números de agosto de 1928 publicó esa etapa italiana, luego recogida en el libro Circuito imperial (1929).
En 1928 fundó el primer Cine-Club de España. Allí se estrenó el primer film surrealista: Un chien andalou de Buñuel y Dalí. Giménez Caballero realizó la película Esencia de la Verbena, con Ramón Gómez de la Serna como actor y un Noticiario del almuerzo ofrecido en Canarias 41 –hoy 45–, sede de La Gaceta y de la imprenta familiar, en el que reunió a representantes de las tres generaciones del 98, del 15 y del 27 para filmarlas luego en la azotea.
 Giménez Caballero no sólo promovía el nuevo arte, sino que hizo sus pinitos en él, practicando de creador en Yo, inspector de alcantarillas (1928), doscientas páginas que mezclan versos libres y relatos: «más que el surrealismo reveló un influjo freudiano muy de moda en 1927 pero sirviéndome de él, al relatar, con delicada y alta literatura, lo que profesores y psiquiatras tenían y siguen teniendo al alcance de sus diarias experiencias.» [Md 67]

«La Gaceta fue la precursora del Vanguardismo en la Literatura, Arte y Política. Una política que por dos años resultó unitiva y espiritual y desde 1930 divergente, pues la juventud se fue politizando. Y de La Gaceta saldrían los inspiradores del comunismo y del fascismo en España.» [Md 66]
A finales de 1929 La Gaceta Literaria pasó a depender del grupo CIAP, «que preparaba la otra revolución, la del berenguerismo y la República, con dinero hebraico», el del banquero Bauer: el monárquico Pedro Sáinz Rodríguez fue impuesto como co-director. Al proclamarse en 1931 la República las posiciones políticas de Giménez Caballero, su defensa del fascismo, el ser miembro fundador de La Conquista del Estado, determinaron que sus colaboradores le fuesen dejando solo, y aunque La Gaceta se mantuvo hasta 1932, Giménez Caballero tuvo que escribir en solitario seis números (112, 115, 117, 119, 121 y 122) que llevan como subtíitulo El Robinsón literario de España.
Ernesto Giménez Caballero, «el D'Annunzio español», «el primer fascista español» (honor o deshonor que algunos atribuyen a Rafael Sánchez Mazas), mantuvo una gran admiración por los judíos, en particular por los judíos hispanoparlantes, por los sefarditas. En La Gaceta Literaria mantuvo una constante atención por lo sefardita, rechazando el antisemitismo (en el que se mantenía por ejemplo Pío Baroja). Incluso Primo de Rivera le envió a una gira por los Balcanes para pronunciar conferencias a las comunidades sefardíes.
En 1931 aparece como uno de los firmantes del manifiesto inicial de La conquista del Estado, donde fue colaborador activo hasta que Ramiro Ledesma Ramos decidió apartarle de su movimiento político. En 1932 publica Genio de España (exaltaciones a una resurrección nacional. Y del mundo). En marzo de 1933 es uno de los impulsores de El Fascio, publica La nueva catolicidad (teoría general sobre el fascismo en España), en octubre de 1933 participa en la fundación de Falange Española y desde diciembre colabora en la revista F.E. 
Al estallar la guerra se hallaba en Madrid, distanciado de Falange y de José Antonio. En noviembre de 1936, vía Italia, logró llegar a Salamanca, donde Franco le confió, a las órdenes del general Millán Astray, la organización de la propaganda. Con dinero procedente del negocio familiar y la colaboración de antiguos camaradas, como Juan Aparicio, pudo organizar el núcleo de lo que sería la eficiente estructura de la propaganda del bando que acabaría por ganar la guerra. En Pamplona, tras el cursillo correspondiente, se convirtió en alférez provisional.
Al terminar la guerra volvió a desempeñar su cátedra en Madrid, actividad que simultaneaba con los cargos de consejero nacional del Movimiento, procurador en Cortes y consejero de Educación, pero su influencia en la política ya había declinado, sin duda por su peculiar estilo y extravagancia, aunque mantuvo una notable prolijidad literaria
Coincidiendo con el declinar político de la Falange y el ascenso de la tecnocracia desarrollista del Opus Dei, en 1957 es nombrado agregado cultural en Paraguay y Brasil y a partir de 1958 ejerce como Embajador de España en Paraguay, hasta su jubilación en 1969. Recibió dos veces el Premio Nacional de Literatura. En 1985 obtuvo con su libro Retratos españoles (bastante parecidos) el Premio Espejo de España (ex aequo con Emilio Romero), concedido por un jurado compuesto por Manuel Fraga Iribarne, teniente general Díez Alegría, Ramón Garriga Alemany, José Manuel Lara Hernández y Rafael Borrás Betriu. Ernesto Giménez Caballero falleció en Madrid en 1988.
http://es.wikipedia.org/wiki/Ernesto_Gim%C3%A9nez_Caballero














































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lunes, 16 de agosto de 2010

DIONISIO RIDRUEJO


                   D.Ridruejo,S.Dalí,LM.Dominguín,Jean Cocteau,M.Utrillo                 

Empecemos por el retrato novelesco: Dionisio Ridruejo aparece con 30 años justos, delgado, soñador, 'angry young', enamorado de una dama inaccesible que le escribe cartas apasionadas, enredado al mismo tiempo con otra mujer (alemana, rica y casada), confinado a un pueblo andaluz por el Gobierno de los que se suponía que eran los suyos, trabado en mil lecturas... Y fascista aún.

Ésa es una de las primeras imágenes del escritor y pensador que aparecen en La vida rescatada de Dionisio Ridruejo (Anagrama), la biografía que Jordi Gracia, catedrático de la Universidad de Barcelona, ha escrito para un hombre cuyo epistolario ya editó en 2007 (El valor de la disidencia; Planeta).
Muy en resumen: la historia de Ridruejo que relata ahora Jordi Gracia es la del chico especial que acompaña a José Antonio en los primeros tiempos de la Falange. Poco después, el muchacho, demasiado idealista, cae en desgracia en el primer franquismo. Eso lo lleva a un largo viaje ideológico hacia la socialdemocracia que lo convierte en un héroe de la disidencia democrática en la dictadura.
Ridruejo fue el primero en entender cómo debía ser la Transición; también fue el que más sacrificó para reconciliar a los que habrían de ser sus actores (exilio interior y exterior; liberales y obreristas...). Pasó por la cárcel, se alejó de sus hijos, tuvo que pedir dinero para sobrevivir y vivió enfermo toda su vida adulta. En verano de 1975, Ridruejo murió un par de meses antes que Franco.
Demasiado literario como para no pensar en Ridruejo como en un personaje de novela. Como un Lord Jim, por ejemplo, que arrastra un pecado original (el fascismo de juventud) y después consume su vida hasta redimirse. ¿Algo de eso hay?
"Desde luego que sí", contesta Jordi Gracia. "A mí lo que me pierde del personaje es la tenacidad inútil, la perseverancia en la lucidez una vez descubierta, la integridad en la conducta pública y privada, el afán de reparar sin demasiado éxito, pero convencido de que algunos más tenían que aliarse con él en la misma ruta de redención...".
En su biografía aparecen todos los ridruejos, empezando por el entusiasta joseantoniano que en 1939 entra en Barcelona triunfal. ¿Era aquel muchacho un falangista distinto? "Su diferencia mayor era la radicalidad ideológica, la habilidad demagógica (por inmadura) y la hechura lírica del sujeto: es un caballero medieval en pos de un ideal político y también amoroso. Ambas conquistas se funden en un patriotismo idealizado en un lenguaje de poeta enfebrecido y se ejecutan por vía totalitaria. Un engrudo realmente temible".
Pero ése es sólo el punto de partida para un artista casi adolescente que viajará por la Unión Soviética con la División Azul y a la Alemania nazi con Serrano Suñer ("Debió entender mejor lo que ocurría; seguramente no quiso... Pero era un totalitario entonces, y lo era sin resquicio"), descubrirá el desencanto primero y se revelará contra la mediocridad nacional-catolica después.
Y al cabo, el descubrimiento de la democracia: "No hay caída de caballo en Ridruejo sino decepción con el franquismo, primero; desinfección ideológica del fascismo, después; y, por fin, la conquista de la racionalidad crítica. El hilo es una vocación política de carácter social que descubre la virtud de la lentitud pactista de la democracia frente a la destructiva velocidad totalitaria. Su formación liberal, sus lecturas de d'Ors, Ortega, Machado, Juan Ramón, Montaigne y Baroja se rehabilitan desde los años 50, cuando no queda fe ni en Franco ni en la Falange, pero sí en la racionalidad", explica Gracia.
Queda también la literatura. ¿Merece la pena seguir leyendo los textos de Ridruejo, a los 30 años de su muerte? "Es espléndido: hoy tenemos primorosamente editadas por Jordi Amat Casi unas memorias, que es uno de los títulos mayores del memorialismo español. Si no lo quieren leer como poeta, no lo hagan, no vale mucho la pena. Pero la guía Castilla la Vieja es una fiesta continua y feliz. Y Escrito en España, que es el mejor análisis sociológico y político que un protagonista de la guerra ha hecho sobre la guerra y el franquismo: acertó prácticamente en todo, y nuestra democracia es más o menos la que pronosticó en 1962".Luis Alemany
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/01/02/cultura/1230910115.html





























LOS AMOS DEL MUNDO

"Usted no lo sabe, pero depende de ellos. Usted no los conoce ni se los cruzará en su vida, pero esos hijos de la gran puta tienen en las manos, en la agenda electrónica, en la tecla intro del computador, su futuro y el de sus hijos. Usted no sabe qué cara tienen, pero son ellos quienes lo van a mandar al paro en nombre de un tres punto siete, o de un índice de probabilidad del cero coma cero cuatro.

Usted no tiene nada que ver con esos fulanos porque es empleado de una ferretería o cajera de Pryca, y ellos estudiaron en Harvard e hicieron un máster en Tokio -o al revés-, van por las mañanas a la Bolsa de Madrid o a la de Wall Street, y dicen en inglés cosas como long-term capital management, y hablan de fondos de alto riesgo, de acuerdos multilaterales de inversión y de neoliberalismo económico salvaje, como quien comenta el partido del domingo.
Usted no los conoce ni en pintura, pero esos conductores suicidas que circulan a doscientos por hora en un furgón cargado de dinero van a atropellarlo el día menos pensado, y ni siquiera le quedará a usted el consuelo de ir en la silla de ruedas con una recortada a volarles los huevos, porque no tienen rostro público, pese a ser reputados analistas, tiburones de las finanzas, prestigiosos expertos en el dinero de otros. Tan expertos que siempre terminan por hacerlo suyo; porque siempre ganan ellos, cuando ganan, y nunca pierden ellos, cuando pierden.
No crean riqueza, sino que especulan. Lanzan al mundo combinaciones fastuosas de economía financiera que nada tiene que ver con la economía productiva. Alzan castillos de naipes y los garantizan con espejismos y con humo, y los poderosos de la tierra pierden el culo por darles coba y subirse al carro.
Esto no puede fallar, dicen. Aquí nadie va a perder; el riesgo es mínimo. Los avalan premios Nóbel de Economía, periodistas financieros de prestigio, grupos internacionales con siglas de reconocida solvencia. Y entonces el presidente del banco transeuropeo tal, y el presidente de la unión de bancos helvéticos, y el capitoste del banco latinoamericano, y el consorcio euroasiático y la madre que los parió a todos, se embarcan con alegría en la aventura, meten viruta por un tubo, y luego se sientan a esperar ese pelotazo que los va a forrar aún más a todos ellos y a sus representados.
Y en cuanto sale bien la primera operación ya están arriesgando más en la segunda, que el chollo es el chollo, e intereses de un tropecientos por ciento no se encuentran todos los días.
Y aunque ese espejismo especulador nada tiene que ver con la economía real, con la vida de cada día de la gente en la calle, todo es euforia, y palmaditas en la espalda, y hasta entidades bancarias oficiales comprometen sus reservas de divisas. Y esto, señores, es Jauja
Y de pronto resulta que no. De pronto resulta que el invento tenía sus fallos, y que lo de alto riesgo no era una frase sino exactamente eso: alto riesgo de verdad. Y entonces todo el tinglado se va a tomar por el saco. Y esos fondos especiales, peligrosos, que cada vez tienen más peso en la economía mundial, muestran su lado negro. Y entonces -¡oh, prodigio!- mientras que los beneficios eran para los tiburones que controlaban el cotarro y para los que especulaban con dinero de otros, resulta que las pérdidas, no.
Las pérdidas, el mordisco financiero, el pago de los errores de esos pijolandios que juegan con la economía internacional como si jugaran al Monopoly, recaen directamente sobre las espaldas de todos nosotros. Entonces resulta que mientras el beneficio era privado, los errores son colectivos y las pérdidas hay que socializarlas, acudiendo con medidas de emergencia y con fondos de salvación para evitar efectos dominó y chichis de la Bernarda.
Y esa solidaridad, imprescindible para salvar la estabilidad mundial, la pagan con su pellejo, con sus ahorros, y a veces con sus puestos de trabajo, Mariano Pérez Sánchez, de profesión empleado de comercio, y los millones de infelices Marianos que a lo largo y ancho del mundo se levantan cada día a las seis de la mañana para ganarse la vida.
Eso es lo que viene, me temo. Nadie perdonará un duro de la deuda externa de países pobres, pero nunca faltarán fondos para tapar agujeros de especuladores y canallas que juegan a la ruleta rusa en cabeza ajena.
Así que podemos ir amarrándonos los machos. Ése es el panorama que los amos de la economía mundial nos deparan, con el cuento de tanto neoliberalismo económico y tanta mierda, de tanta especulación y de tanta poca vergüenza."  Arturo Pérez-Reverte  15 noviembre 1998 http://xlsemanal.finanzas.com/web/firma.php?id_firma=11390&id_edicion=5467












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