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sábado, 5 de octubre de 2013

EL TRAJE NUEVO DEL EMPERADOR



El (grotesco) emperador está desnudo
No hay nada trágico en cuanto a la presidencia de Obama, capaz de atraer los talentos analíticos de un neo-Plutarco o de un neo-Gibbon. Se parece más a una farsa de Pirandello, una especie de Personaje en Busca de Autor.
Los candidatos a Autor están bien documentados, desde el lobby de Israel a la Casa de Saud, desde una elite selecta del complejo industrial-militar-seguridad a, sobre todo, la enrarecida elite bancaria/financiera, los verdaderos Amos del Universo.

El pobre Barack no es más que una cifra, un funcionario del imperio, cuyo repertorio “de decisiones” se extiende apenas a decidir qué sonrisa de marca registrada desplegará en la operación fotográfica correspondiente.
No hay nada “trágico” en el hecho de que durante esta semana –que marca el 12 aniversario del 11-S– esta presidencia estará luchando por la “credibilidad” de su bombardeo en el intento de seducir a los halcones republicanos del Congreso de EE.UU. mientras la mayoría de los belicistas del día son demócratas.
Los republicanos están divididos entre el apoyo al presidente a quien les gusta odiar o enfrentarlo a un hiriente rechazo por mucho que se esfuercen por seguir las órdenes de sus amos, que van desde el Comité de Asuntos Públicos EE.UU.-Israel a los contratistas militares. Una vez más, es una farsa causada por el hecho de que un hombre elegido para terminar las guerras está ansioso de comenzar otra. Y una vez más sin una votación en las Naciones Unidas.
La “estrategia” de la Casa Blanca en esta semana de negociaciones cruciales se resume en lo siguiente: convencer al Congreso de EE.UU. de que debe comenzar una guerra con Siria para castigar a un “maligno dictador” –una vez más, tan malo como Hitler– por gasear niños. ¿La evidencia? Es “indiscutible”.
Bueno, no es “irrefutable”. Ni siquiera va “más allá de una duda razonable”. Cómo admitió el Jefe de Gabinete de Obama, Denis McDonough, con cara seria, se resume en “un un test de sentido común bastante fuerte, sin consideración a la inteligencia, que sugiere que el régimen lo hizo”.
De modo que si realmente se trata de “sentido común”, su cercana camarilla de aduladores no muestra al presidente este compendio de sentido común compilada por un grupo de altos, extremadamente creíbles exfuncionarios de inteligencia de EE.UU., que desenmascara toda la “evidencia” porque es increíblemente defectuosa. Para evocar una farsa de hace 12 años, parece ser evidentemente un caso de “hechos amañados alrededor de la política”.
Y para agravar esta farsa, ni siquiera se trata tanto de Siria per se como de “enviar un mensaje a Irán”, código para “si seguís metiéndoos en líos con nosotros, os vamos a bombardear”.
Seguid a los plutócratas
Además existe la farsa de la “credibilidad”. El gobierno de Obama ha envuelto a todo el mundo en la red tejida por sí mismo, insistiendo en que la responsabilidad por la “línea roja” alocadamente trazada por el presidente es realmente global. Pero el maldito “mundo” no se traga el anzuelo.
La calle árabe no se lo traga porque ve claramente a través de la hipocresía; el desesperado apuro por “castigar” al gobierno de Bacher el-Asad en Siria mientras se justifica todo lo que el Estado del apartheid de Israel comete en Palestina ocupada.
El mundo musulmán no se lo traga porque ve claramente que la demonización se aplica solo a musulmanes, de Arafat a bin Laden, a Sadam, a Gadafi y ahora a Asad. Nunca se aplicaría a la junta militar de Myanmar, que fue suficientemente hábil para organizar una “apertura”; al día siguiente los occidentales hacían fila para besar la bastilla de sus longyis birmanos.
Nunca se aplicaría a la dictadura de Islam Karimov en Uzbekistán porque “nosotros” siempre tenemos que seducirlo como uno de nuestros bastardos alejados de Rusia y China.
Se aplica en última instancia, de vez en cuando, a la dinastía Kim en Corea del Norte, pero sin consecuencias porque esos agresivos asiáticos podrían responder a un ataque de EE.UU.
La opinión pública informada de todo el mundo desarrollado no se traga el anzuelo porque ve claramente, examinando las fuentes históricas, que a Washington nunca le interesaría realmente el espectáculo lamentable de árabes matando árabes, o de musulmanes matando musulmanes interminablemente. La guerra 1980-1988 entre Irán e Irak es una prueba de primera clase.
En la cumbre del G20 de la semana pasada, el grupo BRICS de potencias emergentes –Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica– así como Indonesia y Argentina, subrayaron claramente que una guerra contra Siria sin aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU calificaría a Obama de criminal de guerra.
Incluso entre los perros falderos europeos el “apoyo” a la Casa Blanca es extremadamente limitado. Angela Merkel de Alemania e incluso el perro de ataque de Francia, François Hollande, dijeron que lo principal son las Naciones Unidas. La Unión Europea en conjunto quiere una solución política. Es esclarecedor recordar que la UE en Bruselas puede emitir mandatos de arresto a jefes de gobiernos de la UE culpables de crímenes de guerra. Alguien en París debe de haber advertido al perro de ataque Hollandede de que no le gustaría la perspectiva de pasar tiempo en la cárcel.
“Malo” como categoría política es algo digno de descerebrados. 

La pregunta clave ahora tiene que ver con el eje belicista, Washington, Israel y la Casa de Saud. ¿Convencerán el lobby de Israel, el más discreto pero no menos poderoso lobby saudí y los neoconservadores del Retorno de los Muertos Vivientes al Congreso de EE.UU. de que libre su guerra?
Y luego está el caso cada vez más curioso de al Qaida, esencialmente la denominación árabe para una base de datos de la CIA de muyahidines entrenados por estadounidenses-paquistaníes-saudíes en los años 80: el tan conveniente chivo expiatorio transnacional que “legitimó” la Guerra contra el Terror (GWOT) de los años de George W. Bush; la “apertura” a que al Qaida entrara en Irak; y ahora, sin intermediarios: la CIA y el gobierno de Obama combatiendo codo con codo con al Qaida en Siria. No es sorprendente que la denominación “al-CIAida” se propague vertiginosamente.
Mientras una farsa sucede a la otra en su propia Torre de Babel, la tan cacareada “credibilidad de EE.UU.” es en sí la mayor farsa de todas. 

Políticamente nadie sabe cómo se colmará el vacío. No será por medio de la ONU. No será por medio de los BRICS. No será a través del G20, que está seriamente dividido; por lo menos los protagonistas multipolares tienen más peso que los perros falderos de EE.UU.
Lo que contribuiría considerablemente a restaurar la “credibilidad de EE.UU.” sería que el gobierno de Obama tuviera cojones para obligar a la Casa de Saud y a Catar (“300 personas y un canal de televisión”, en la épica definición del príncipe saudí Bandar Sultán) para acabar de una vez por todas con el suministro de armas a los “rebeldes” de la línea dura, y en última instancia yihadistas de la línea dura, y aceptara a Irán en la mesa de negociación para un verdadero proceso de paz Ginebra II en Siria. No pasará porque esto soslaya la farsa.
Una vez más el desvalido Obama es solo un repartidor de periódicos. Los plutócratas a cargo se están poniendo extremadamente nerviosos. 

El sistema se está fundiendo y tienen que actuar rápido.
Necesitan una Siria tan dócil como las petromonarquías árabes. Quieren afectar fuertemente a Rusia y luego discutir la defensa de misiles y la influencia rusa en Europa Oriental desde una posición de fuerza. Quieren afectar fuertemente a Irán y luego seguir emitiendo ultimatums desde una posición de fuerza. Quieren facilitar otro intento más de Israel para capturar el sur del Líbano (es el agua, estúpido). Quieren un gasoducto monstruo de Catar para clientes europeos soslayando Irán y Siria así como a Gazprom. 

Sobre todo, tiene que ver con el control de los recursos naturales y los canales de distribución.
Estos son motivos reales y no tienen nada que ver con una farsa, La farsa solo se despliega para destruir toda posibilidad de verdadera diplomacia y verdadera discusión política. La farsa es una máscara teatral –como en el imperialismo “humanitario”– la versión “aceptable” de los años dominados por Dick Cheney. Es como si Dick Cheney nunca hubiera abandonado el edificio; el repartidor de periódicos Barack es Dick Cheney con una cara “humana”. 

El único buen resultado es este cuento tan triste es que la verdadera “comunidad internacional”, en todo el mundo, ha visto al emperador desnudo en toda su (grotesca) gloria. 
                                     
Fuente                                       Pepe Escobar 
rebelion

Autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War(Nimble Books, 2007) y de Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge. Su libro más reciente es Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009).

viernes, 4 de octubre de 2013

IMPERIALISMO E IMPERIO

El imperialismo, la “fase superior del capitalismo”
Imperialismo es un lema del vocabulario moderno, neologismo relativamente acuñado recientemente, son de las voces comúnmente formadas por el sufijo: ismo, que viene a sumarse al elemento raíz del adjetivo imperial y denotar su valor semántico, para indicar la tendencia de un Estado a expandirse sobre un área geográfica más amplia y ejercer su dominio político, militar y económico.
Ni bien había iniciado el siglo hasta 1920, Lenin señalaba que durante las dos últimas décadas, se la describe como una época de relaciones internacionales inaugurada por la Guerra Hispano-Americana (1898) y la Guerra Anglo-Boer (1899-1902): “en las publicaciones económicas, así como en las políticas del Viejo y del Nuevo Mundo, utilizan cada vez más el concepto de “imperialismo”[1], y citó como ejemplo el libro titulado Imperialismo, que el economista británico J. A. Hobson había publicado en 1902 en Londres y Nueva York.  Queriendo luego indicar la conexión del fenómeno imperialista con sus características económicas fundamentales, Lenin formulará su famosa definición del imperialismo como la “era del dominio del capital financiero y de los monopolios”[2]. “Una etapa específica del desarrollo de la economía mundial capitalista”[3], reiterará Paul M. Sweez
No aparece sustancialmente diferente el diagnóstico -del realizado por el jefe bolchevique- sobre el fenómeno del imperialismo efectuado en el mismo período por un miembro del pensamiento contrarrevolucionario, el conde Emmanuel Malynski, quién definía a los imperialismos como “megalomanía nacionalista ingeniosamente valorizado por la rapacidad capitalista”[4].  Convencido defensor de la idea imperial y apasionado apologeta de las construcciones geopolíticas destruidas por la Primera Guerra Mundial y la revolución bolchevique, el aristócrata polaco escribió que: “En la historia contemporánea, al igual que en las dos décadas que la preceden inmediatamente, vamos a ver los nacionalismos de las grandes potencias orientarse decididamente en la dirección del capitalismo y degenerar rápidamente en el imperialismo económico.  Ellas se encontrarán así en un plano inclinado y serán arrastradas por una concatenación de causas y efectos hacia el imperialismo político. De esta manera, al final, el capitalismo internacional habrá conducido a las naciones a la guerra más gigantesca que nunca ha existido”[5]

En la misma línea de Malynski se coloca Julius Evola, cuando denuncia “la falsificación imperialista de la idea imperial”[6] como el producto de ideologías “de tipo nacionalista, materialista y militarista”[7] o de intereses económicos.
Considerado desde un punto de vista puramente histórico, el imperialismo puede ser descrito hoy como la “política de las grandes potencias europeas, que tienden a constituir los imperios coloniales dominando territorios extra europeos y de los cuales extraen materias primas, mano de obra, como también en donde colocar la producción industrial nacional”[8], por lo que su periodo “puede ser más o menos delimitado temporalmente entre 1870 y el estallido de la Primera Guerra Mundial, cuando la repartición colonial se había completado sustancialmente”[9].
Sin embargo, la categoría de “imperialismo” también se ha utilizado en relación a la política ejercida por los Estados Unidos de América en períodos históricos sucesivos a la primera y segunda guerra mundial; lo que no hace más que confirmar que el imperialismo es un típico fenómeno de la época contemporánea, que corresponde a “una etapa específica de la economía mundial capitalista”[10] y asimilable a aquella internacionalización del capitalismo, que culminó en la globalización.
 
Fenomenología del Imperio
En lo que respecta a la categoría de Imperio, no es fácil definirla, dada la gran variedad de realidades históricas que se le atribuyen. Limitándonos a considerar a aquellas que han tomado forma en el Mediterráneo y el Cercano Oriente, se parece poder constatar que la creación del modelo original del ordenamiento imperial se dio en la civilización del antiguo Irán, lo que probablemente tomó del mundo asirio y babilónico la concepción de la monarquía universal. Si dentro de los confines de Persia, la base de esta concepción es la doctrina de la omnipotencia de Ahura-Mazda, el dios creador del cielo y de la tierra, que ha entregado al “Rey de reyes” el señorío sobre diferentes pueblos, en Babilonia y Egipto los reyes aqueménidas hacen referencia a las formas religiosas locales y por lo tanto “asumen el carácter de reyes nacionales de diversos países, manteniendo en cada uno de ellos la figura tradicional del monarca de derecho divino”[11].
El proyecto de monarquía supranacional en el que se inspiró Alejandro es el modelo persa, y se forja, a través de los reinos helenísticos, en el Imperio Romano, que durante más de cuatro siglos garantiza la coexistencia pacífica y la cooperación de una gran comunidad de pueblos. 

Sus fundamentos concretos son: el ordenamiento jurídico común (que coexiste con una variedad de fuentes jurídicas)[12], la difusión de la lengua latina (junto al griego y las lenguas locales), la defensa militar de las fronteras, el establecimiento de colonias destinadas a convertirse en centros de difusión del  influjo romano en las provincias limítrofes, una moneda común imperial (junto a las monedas provinciales y municipales), una red vial articulada, el desplazamiento de poblaciones.
Luego de la deposición del último emperador de Occidente y el regreso de las insignias imperiales a Constantinopla, el Imperio Romano sigue existiendo por otros mil años en la parte oriental. “Estructura estatal romana, cultura griega y religión cristiana, son las principales fuentes del desarrollo del Imperio Bizantino. (…) El imperio, heterogéneo desde el punto de vista étnico, se mantiene unido por el concepto romano de Estado y su posición en el mundo fue determinada por la idea romana de universalidad. (…) Se forma toda una jerarquía compleja de estados, cuyo vértice es el emperador de Bizancio, emperador romano y jefe de la ecúmene cristiana”[13].
Sin embargo, dos siglos y medio después que Justiniano trató de restaurar el señorío universal reconquistando el Oeste, un rey de los Francos en Roma se ciñe la corona imperial. La solidaridad de las diversas partes del Sacro Imperio Romano -habitado por pueblos celosos de su identidad étnica y cultural- se basa en los lazos de sangre que unen al emperador y a los reyes subordinados a él, además el juramento de fidelidad con que estos gobernantes se vinculan al emperador.  
El Imperio Carolingio no sobrevivió más de tres décadas después de su fundador, pero para que renazca a una nueva vida, se necesitó la intervención de una nueva dinastía, aquella de los Otones, y el traslado de la capital desde Aquisgrán a Roma.
Con Federico II de Suabia, el Imperio parece recuperar la dimensión mediterránea. Si el Reino de Alemania es una imagen del Imperio, ya que ofrece el espectáculo de una comunidad de diversas estirpes (Sajones, Francos, Suevos), la vertiente mediterránea del Imperio de Federico presenta un panorama de diferencias aún más profundas: el trilingüismo latino-griego-árabe de la cancillería imperial representa un mosaico de poblaciones de origen latino, griego, lombardo, árabe y bereber, normando, suavo, judío, las cuales además pertenecen a diferentes religiones. Por lo tanto Federico, dice uno de sus biógrafos, “reunía en sí los caracteres de los distintos gobernantes de la tierra, fue el más grande príncipe alemán, el emperador latino, el rey normando, el basileus, el sultán”[14]. Y es este último título el que resalta cuánto hay de específico en su idea imperial: la aspiración para restaurar la unidad de la autoridad espiritual y el poder político.
Posterior a la conquista de Constantinopla por parte de los otomanos, el legado del Imperio Romano es reivindicado por dos nuevas y distintas formaciones imperiales: mientras que “el Imperio Romano griego y cristiano cae para resurgir en la forma de un Imperio Romano turco y musulmano”[15], generando así la “última hipóstasis de Roma”[16], Moscú se prepara para convertirse en la “Tercera Roma”, porque, como escribe Benedicto XVI, “funda su propio patriarcado sobre la base de la idea de una segunda translatio imperii y por lo tanto se presenta como una nueva metamorfosis del Sacrum Imperium[17].
En Europa central y occidental, el Sacro Imperio Romano de la Nación Germánica sufre el efecto del nacimiento de los primeros estados nacionales, pero el curso de los acontecimientos parece cambiar con Charles V, “campeón de aquella vieja idea de Europa que ahora aparece modernísima”[18], cuando el imperio fundado por Carlomagno se libera del aspecto estrechamente germánico que lo había caracterizado desde el siglo XIV al XV y tiende a recuperar su carácter originario supranacional para mantenerlo aún en los siguientes siglos, hasta la caída de la monarquía de los Habsburgo. 

A lo largo de los siglos XVI y XVII, el Imperio “fue la manifestación histórica de una fuerza centrípeta que tendió a unificar los diferentes reinos en los que la cristiandad se había dividido durante la Edad Media; su capacidad de agregación, de afirmación y luego de resistencia hace imaginar la existencia de posibilidades diferentes para la historia europea que las que se concretaron”[19].
Con la Paz de Presburgo, Francisco II renuncia a la dignidad de Sacro Emperador Romano, ya que las conquistas napoleónicas la han vaciado de la correspondiente sustancia territorial; al mismo tiempo, se le ofrece a Napoleón la posibilidad de recoger la heredad carolingia en un Imperio de nuevo cuño, un conjunto de territorios continentales unidos por la potencia militar francesa y guiados por directos mandatarios del Empereur. Así, incluso miembros de la antigua aristocracia europea estaban dispuestos a ver en él “a un emperador romano -un emperador romano francés, si se quiere, como antes había sido alemán, pero a pesar de todo un emperador, del cual el Papa sería su limosnero, los reyes sus grandes vasallos y los príncipes los vasallos de tales vasallos. Un sistema feudal, en suma, con el vértice de una pirámide que había faltado en la plenitud del Medioevo”[20].
Repensar el Imperio
Desde esta aunque limitada y sintética reseña histórica, que desde Europa podría muy bien ser extendida a otras zonas de la tierra, resulta que el Imperio no es simplemente una gran potencia política-militar que ejerce su control sobre una amplia extensión territorial. 

Más apropiadamente, el Imperio puede ser definido como “un tipo de unidad política que asocia las etnias, a los pueblos y a diferentes naciones pero emparentadas y mancomunadas por un principio espiritual. Respetuosa de las identidades, está animado por una soberanía que se basa sobre la fidelidad más que sobre un directo control territorial”[21]. Cada manifestación histórica del modelo imperial se ha configurado, de hecho, más allá de su dimensión geográfica y la variedad étnica y confesional de la población correspondiente, como un ordenamiento unitario determinado por un principio superior.
En cuanto a Europa, el Imperio siempre ha sido el corazón ideal y político, el centro de gravedad, hasta que, con la decadencia y luego de la desaparición definitiva de las más recientes formas imperiales, la misma Europa se ha identificado más con Occidente, hasta convertirse en un apéndice de la superpotencia transatlántica y en una de sus cabezas de puente para la conquista de Eurasia.
Pero el unipolarismo estadounidense no es eterno; la transición a un nuevo “nomos de la tierra” articulado en un pluriversum de “grandes espacios” vuelve a entrar en una perspectiva realista, por lo que Europa deberá, antes o después, repensar el modelo del Imperio, el único modelo político de unidad supranacional que se ha desarrollado en el curso de su historia.
Fuente 
[1] Vladimir I. Lenin: El imperialismo, fase superior del capitalismo, Guayaquil, 1970, p. 11.
[2] Vladimir I. Lenin: El imperialismo, fase superior del capitalismo, Guayaquil, 1970, p. 81
[3] Paul M. Sweezy, The Theory of Capitalist Development, New York 1968, p. 307
[4] Emmanuel Malynski, Les Eléments de l’Histoire Contemporaine, cap. V, Paris 1928; trad. it. Fedeltà feudale e dignità umana, Padova 1976, p. 85. Dello stesso autore: L’Erreur du Prédestiné, 2 voll., Paris 1925; Le Réveil du Maudit, 2 voll., Paris 1926; Le Triomphe du Réprouvé, 2 voll., Paris 1926; L’Empreinte d’Israël, Paris 1926 (trad. it. Il proletarismo, fase suprema del capitalismo, Padova 1979); La Grande Conspiration Mondiale, Paris 1928; John Bull et l’Oncle Sam, Paris 1928; Le Colosse aux Pieds d’Argile, Paris 1928. La Guerre Occulte, apparsa a Parigi sotto i nomi di Emmanuel Malynski e di Léon de Poncins nel 1936 (due anni prima della morte del Malynski), fu edita varie volte in italiano tra il 1939 (Ulrico Hoepli, Milano) e il 2009 (Edizioni di Ar, Padova); trad. española: La Guerra Oculta, Ediciones Teseo, Buenos Aires, 2001, con introducción de Claudio Mutti.
[5] Emmanuel Malynski, op. cit., ibid.
[6] Julius Evola, L’Inghilterra e la degradazione dell’idea di Impero, “Lo Stato”, a. IX, 7 luglio 1940.
[7] Julius Evola, Universalità imperiale e particolarismo nazionalistico, “La Vita italiana”, a. XIX, n. 217, aprile 1931.
[8] Enrico Squarcina, Glossario di geografia politica e geopolitica, Milano 1997, pp. 81-82.
[9] Enrico Squarcina, Glossario di geografia politica e geopolitica, cit., p. 82.
[10] Paul M. Sweezy, The Theory of Capitalist Development, New York 1968, p. 307.
[11] Pietro de Francisci, Arcana imperii, vol. I, Roma 1970, p. 168.
[12] “Los derechos indígenas sobrevivieron y continuaron aplicándose en las diferentes comunidades que conformaban el Imperio: el derecho “griego” (en realidad, derecho indígena salpicado de derecho griego) en Egipto, derecho de las ciudades griegas en el Mediterráneo oriental, el derecho de tal o cuales tribus en Mauritania o en Arabia, el derecho hebraico (Torá) para los hebreos” (Maurice Sartre, L’empire romain comme modèle, “Commentaire”, primavera de 1992, p. 29).
[13] Georg Ostrogorsky, Storia dell’impero bizantino, Torino 1993, pp. 25-26.
[14] Giulio Cattaneo, Lo specchio del mondo, Milano 1974, p. 137.
[15] Arnold Toynbee, A Study of History, vol. XII, 2a ed., London – New York – Toronto 1948, p. 158.
[16] Nicolae Iorga, The Background of Romanian History, cit. in: Ioan Buga,Calea Regelui, Bucarest 1998, p. 138. Cfr. C. Mutti, Roma ottomana, “Eurasia. Rivista di studi geopolitici”, a. I, n. 1, ott.-dic. 2004, pp. 95-108.
[17] Josef Ratzinger, Europa. I suoi fondamenti oggi e domani, Milano 2004, p. 15.
[18] D. B. Wyndham Lewis, Carlo Quinto, Milano 1964, p. 18.
[19] Franco Cardini y Sergio Valzania, Las raíces perdidas de Europa. De Carlos V a los conflictos mundiales, Editorial Ariel S.A., Barcelona, 2008, p. 20 y 21.
[20] Emmanuel Malynski, La Guerra Oculta, Ediciones Teseo, Buenos Aires, 2001, p. 50.
[21] Louis Sorel, Ordine o disordine mondiale?, in L. Sorel – R. Steuckers – G. Maschke, Idee per una geopolitica europea, Milano 1998, p. 39.

jueves, 3 de octubre de 2013

EL "MUNDO ÚNICO" SE HA VUELTO LOCO


En Siria, Francois Hollande opta por los islamistas

Para la presidenta del partido francés Frente Nacional, la política francesa hacia Siria es una mezcla de sumisión a Estados Unidos y de incoherencia que sólo puede conducir a la catástrofe.

Francois Hollande ha expresado su determinación de implicar a Francia en una intervención militar americana [estadounidense] en Siria, intervención que ahora resulta más que probable e inminente.
Es una decisión precipitada, basada en suposicionesTodo nos lleva a creer» que fue el régimen quien cometió ese acto, según sus propias palabras) cuando en realidad todavía no se han aclarado debidamente los ataques químicos cometidos en Siria. Hace varias semanas, Carla del Ponte, miembro de la Comisión Investigadora de la ONU sobre Siria, indicaba personalmente que los rebeldes utilizaban ese tipo de armas.
La experiencia del pasado debería incitar [a Hollande] a reflexionar: todos recordamos las manipulaciones de Estados Unidos sobre el tema de las armas de destrucción masiva en Irak, armas que en realidad no existían.
Es una decisión que nuevamente pone a Francia en posición de satélite de Estados Unidos. 

Es evidente que Francois Hollande ha optado por obedecer las órdenes americanas de intervenir en Siria y por seguir socavando la independencia de nuestro país, como lo hizo Nicolas Sarkozy al optar por intervenir en Libia. Muy lejos estamos del saludable rechazo de Francia, en 2003, a implicarse con los americanos en Irak. Muy lejos estamos de una diplomacia fuerte y autónoma, respetuosa del derecho internacional.
Pero se trata sobre todo de una decisión que tendrá muchas consecuencias dramáticas.
Primero, porque al atacar al régimen sirio se respalda a los rebeldes islamistas. Por cierto, Francois Hollande ya anunció sus intenciones de entregarles más armas. Tampoco en eso parece haber servido de nada la experiencia del pasado. Nicolas Sarkozy cometió ese mismo error en Libia, contribuyendo a poner en el poder a los rebeldes islamistas con las terribles consecuencias que hoy conocemos. La charia, la persecución contra los cristianos de Siria, eso es lo que espera a ese país si Estados Unidos y Francia intervienen. 
Existe además una enorme contradicción con el objetivo que se perseguía en Mali, que era precisamente impedir que los islamistas tomaran el poder. Así que estamos armando por un lado a los mismos que combatimos por el otro.
Además, al atacar Siria, Estados Unidos y Francia se arriesgan a meter el dedo en un terrible engranaje, ya que toda la región es un verdadero barril de pólvora, mientras que Rusia, al igual que China, se muestran verdaderamente hostiles a toda intervención. Todo hace pensar que esa decisión provocará una escalada de la violencia.
Decididamente, en todos los sectores, Francois Hollande está cometiendo todos los errores.
Fuente                                     Marine Le Pen                 
redvoltair                                                                          
"Los gobernantes franceses han hecho de nuestro país la puta de emires barrigones, la puta de Catar y de Arabia Saudita", afirmó Marine Le Pen, líder del Frente Nacional de Francia. "El Gobierno es la ramera de estos países árabes".
De esta forma acusó Le Pen al Gobierno de François Hollande y al Gobierno anterior de Nicolas Sarkozy de "intervenir en Libia y en Siria para apoyar el fundamentalismo islámico terrorista".

"El fundamentalismo islámico como el de Al Qaeda está recibiendo la ayuda de varias capitales europeas", señaló Le Pen durante una entrevista a los medios franceses, añadiendo que esta dirección supone un "error histórico de política y de ética" de los líderes franceses.

La política defendió el poder del actual presidente sirio, Bashar al Assad, diciendo que si se trata de elegir entre fundamentalismo islámico y el poder autoritario laico lo último es preferible porque al menos "fue capaz de preservar las minorías étnicas y religiosas".

Fuente
rt.com

miércoles, 2 de octubre de 2013

DESHACER LA RUEDA



Humillan a las FF.AA obligándolas a asistir a actos separatistas

Es difícil saber a quién molesta más la asistencia de representantes de las FF.AA a actos de marcado carácter independentista, aunque teñidos de cariz institucional, si a los militares que acuden o a los políticos separatistas que los protagonizan.
Con todo, este aspecto resulta irrelevante si escondieramos la humillación a la que se ven sometidos los militares que por obligación de su cargo y siguiendo las instrucciones del Gobierno (directamente del Ministerio de Defensa o a través de su Delegación en Cataluña) acuden a actos de carácter separatista (todos los convocados por la Generalidad) en los que, en muchos casos, son recibidos con abierta hostilidad y, en el mejor de los casos, con absoluta indiferencia.
Tal vez el caso más representativo se produjera a finales de diciembre de 2012 en la toma de posesión de Artur Mas (con un discurso claramente inconstitucional) como presidente de la Generalidad, en la que la cúpula militar en Cataluña fue abucheada en la plaza de San Jaime de Barcelona por una parte del público allí congregado.
Actos de la Diada
En los últimos días, a raíz de la celebración del 11 de septiembre, altos cargos militares de Cataluña han asistido a algunos actos aparentemente institucionales, pero con una evidente e indisimulada carga de independentismo, como el pasado martes en el Parlamento catalán y en el Ayuntamiento de Lérida.
Como acto previo de la Diada, en la cámara catalana se entregó la medalla de oro de la institución. Al acto asistieron las autoridades de la Generalidad, encabezadas por el presidente Mas, además de numerosas personalidades, como el expresidente catalán Jordi Pujol y el nuevo inspector general del Ejército en Cataluña (el antiguo capitán general), el teniente general Ricardo Álvarez-Espejo, que ese mismo día por la mañana había tomado posesión de su cargo de máximo respresentante de las FFAA en lo que era la IV Región Militar.
En Lérida, el representante de las FFAA tuvo que aguantar el acto de exaltación patriótica catalana presidido por la consejera de Bienestar y Familia, Neus Munté, y el alcalde socialista de Lérida, el independentista Àngel Ros. Como se aprecia en la foto que ilustra esta información, el militar, completamente descolocado, es el único que no aplaude.
Es inconsecuente que quienes han jurado defender la unidad de la nación española y su integridad territorial se vean obligados a soportar palabras, discursos y gestos que van precisamente en sentido contrario y con un contenido inconstitucional, en este caso promoviendo desde la propia Generalidad la secesión de Cataluña. 
El Gobierno debería tomar nota de una y otra cosa.
Fuente

martes, 1 de octubre de 2013

ISLANDIA ES EL CAMINO

  

El colapso financiero y la solución islandesa

Muchos analistas financieros coinciden en que otra crisis financiera es prácticamente inevitable. 

El analista Steve Denning, que escribe en la destacada revista financieraForbes, dice en un artículo titulado "Grandes bancos y productos derivados: ¿Por qué otra crisis financiera es inevitable?", que si bien la corrupción y los escándalos financieros son sin duda un grave peligro para la estabilidad del sistema financiero mundial, hay otro problema mucho peor:
"...Un riesgo que todavía está presente: la falta de transparencia en las operaciones de productos derivados, que ahora suman un valor nominal de 700 billones de dólares. Eso es más de diez veces el tamaño de toda la economía mundial. Sin embargo, aunque parezca increíble, tenemos muy poca información sobre esto o sus posibles consecuencias para la solidez financiera de alguno de los grandes bancos". 


Además el mercado de derivados sigue aumentando. El valor ficticio total del mercado mundial de derivados, cuando estalló la burbuja inmobiliaria en 2007, era de unos 500 billones de dólares... El mercado de derivados de venta libre habría crecido a un valor nominal de al menos 648 billones de dólares a partir de 2011... Es probable que el mercado actual ronde los 707 billones de dólares, o quizás sea aún más, decía el analista Jenny Walsh en El Barco de Papel:
"El mercado ha crecido de una forma desmesurada, de manera que la economía mundial está en riesgo de sufrir un colapso, incluso si un pequeño porcentaje de contratos dejan de cumplirse. Su tamaño e influencia potencial son difíciles de comprender, y aún mucho menos, de evaluar."
La mayor parte de este comercio de productos derivados es realizado por los grandes bancos, que asumen generalmente que el riesgo probable de ganancias o pérdidas por los productos derivados es mucho más pequeña que su valor nominal. Wells Fargo, por ejemplo, dice que el concepto no es, si se observa de una manera aislada, una medida significativa del perfil de riesgo de los instrumentos y muchos de sus derivados se compensan entre sí. 


Sin embargo, como vimos en el año 2008, se puede perder una sustancial parte de la cantidad teórica si algo sale mal, sobre todo si la apuesta se basa en otras apuestas, generando pérdidas en otras organizaciones que se encuentran involucradas al mismo tiempo. El efecto dominó puede extenderse de manera impredecible. 


Los Bancos no dicen a los inversores la cantidad teórica que podrían perder en el peor de los casos, ni están obligados a hacerlo. Incluso un inversor inteligente que lee la letra pequeña no es capaz de evaluar el riesgo, y si las grandes apuestas fracasan, todo el sistema financiero puede acabar en un gran colapso mundial".
Está claro que algunas de las inversiones irán mal, con lo que una crisis financiera global es sólo cuestión de tiempo. Sabiendo que lo inevitable ha de llegar, ¿qué es lo que se puede hacer para prevenir un enorme sufrimiento, cuando los 700 billones de la megaburbuja de productos derivados finalmente estalle? 


La respuesta es simple: basta con dejar que suceda el colapso y dejar que los Bancos se hundan con él, especialmente los grandes, y junto a ellos todo el Sistema financiero. 

Pero no tenga miedo. Un colapso financiero no lleva inevitablemente a un colapso económico total. 

¿Qué cómo lo sé? Porque lo he visto precisamente aquí, donde yo vivo, en Islandia

Cuando los tres grandes bancos se derrumbaron ( para el estándar de Islandia eran bancos grandes, más grandes que la economía de todo el país), el Gobierno de Islandia y su capacidad económica no podía rescatarlos. Así que el Gobierno de Islandia dejó que los bancos quebrasen, junto con su negocio internacional y sus inversiones especulativas, para a continuación apoderarse de las oficinas locales, de los cajeros automáticos y de los trabajadores y crear nuevos bancos al margen de ellos. Y mientras que el patrimonio de los Accionistas fue aniquilado, todas las cuentas de los depositantes del país estaban garantizadas por la refinanciación de los nuevos bancos, imprimiendo (creado electrónicamente) el dinero que había sido destruido. 

Esto significa que a pesar de la caída del negocio bancario ordinario, la mayoría de los clientes del país continuaron como antes

Ésta era la única vía de escape para el Gobierno de Islandia, y durante las primeras semanas después del colapso se produjo un boicot por el estamento bancario internacional. El país se encuentra en la lista de los países terroristas que ayudan a los países canallas. Las transferencias de dinero electrónico al exterior ya no fue posible, ni siquiera en moneda extranjera. 

A pesar de los enormes daños a corto plazo para la economía islandesa debido a este boicot, la economía islandesa salió adelante. Los peces seguían en el mar y podían ser capturados; las ovejas seguían comiendo la hierba y las patatas crecían en los campos. Las plantas de energía siguieron trabajando ( aunque con enormes deudas con los bancos extranjeros), pero el agua caliente seguía manando de la tierra. 

Cuando el boicot finalizó, la industria pesquera islandesa pudo vender sus productos como antes y la industria turística emergió, ya que con la devaluación de la corona islandesa se había vuelto más asequible para los extranjeros visitar nuestro hermoso país. 

En otras palabras, mientras que el sistema financiero se había estrellado, la economía real aún estaba viva y coleando, con plena capacidad de producción. Y el Gobierno se aseguró de que existiesen los servicios financieros necesarios para facilitar el comercio, lo que se hizo a través de los bancos de propiedad estatal. 

Claro que hubo repercusiones económicas, ya que incluso las empresas no financieras se declararon en quiebra al tener una enorme deuda, especialmente deuda en moneda extranjera. Algunos propietarios que habían conseguido préstamos en el exterior perdieron sus casas. El desempleo aumentó desde apenas el 2% a casi el 10%, pero con los subsidios de paro las personas sobrevivieron. 

Mientras que aquellos que estaban muy endeudados tuvieron que hacer uso en ocasiones de los centros de distribución de alimentos y los comedores de beneficencia, pero nadie murió de hambre, ni nadie durmió en la calle, a excepción de los alcohólicos y drogadictos. 

En 2009 y 2010 la economía se contrajo con fuerza. No era una sorpresa, ya que buena parte de ella se había cimentado sobre el sector financiero en los últimos cinco años. La industria de la construcción también se vino abajo, afectando a las clases más humildes, ya que ni las empresas ni el Gobierno podían permitirse el lujo de construir casas nuevas. Sin embargo, desde 2011 la economía empezó a crecer y la tasa de paro bajó de nuevo. En abril de este año (2013) , la tasa de paro era de sólo el 4,9% y en julio había descendido al 3,9%. Sólo la mitad de estas personas habían estado sin trabajo durante más de seis meses. 

Si comparamos estas cifras con las de cualquier otro país europeo, especialmente con los países del sur de Europa, que han tratado de rescatar a sus grandes bancos en quiebra:
"La tasa de empleo desestacionalizada en la zona euro era del 12,1% en julio de 2013, similar al mes de junio; en julio de 2012 era del 11,5%. la tasa de desempleo en la UE-28 era del 11% en julio de 2013, similar a la de junio; en julio de 2012 era del 10,5%. 

Entre los Estados miembros, las tasas de desempleo más baja se registran en Austria (4,8%), Alemania (5,3%) y Luxemburgo (5,7%); y las tasas más altas se registran en Grecia (27,6% en mayo de 2013) y en España (26,3%). 

Luxemburgo... nunca ha sufrido un colapso financiero total, y se encuentra mucho mejor que otros países europeos, pero aún así tiene una tasa de desempleo un 2% superior a la de Islandia en la actualidad. 

Chipre, con una población de 1,1 millón de habitantes, es un Estado insular como Islandia, tiene una tasa de desempleo del 15,6%, tasa a la que nunca ha llegado Islandia ni en el peor período del colapso financiero".
Y aquí las cifras de los Estados Unidos, donde se han empleado grandes cantidades de dinero para rescatar a los bancos en quiebra:
"A partir de julio de 2013, la tasa de desempleo en los Estados Unidos era del 7,4%, es decir, 12 millones de personas, mientras que la tasa de desempleo U-6, que incluye los desempleos de corta duración, fue del 14,3%, es decir, 22,2 millones de personas".
Aunque se podría pensar que la rápida recuperación de Islandia tiene algo que ver con su pequeño tamaño, aún así se podría pensar que la solución islandesa a la crisis financiera puede haber sido la más aceptable.

La solución islandesa muestra que incluso un colapso financiero no tiene por qué conducir a un colapso económico total, ya que uno y otro no son lo mismo.

Si se mantienen los servicios financieros básicos, que sirven a las personas y al sector productivo real, a través del Estado, aunque sólo sea de forma temporal ( bajo la presión internacional, 2 de los 3 principales bancos islandeses se han vuelto a privatizar) la economía puede sentirse afectada, pero no totalmente destruida.

La paranoia que se apodera de algunas personas, sobre todo en los Estados Unidos, no tiene una base real. 


Estados Unidos podría sobrevivir y recuperarse sin su sistema financiero especulativo.

La Banca pública o una reforma monetaria, al igual que en los Estados Unidos una vuelta al Greenback Dólar, sería una solución viable para hacer frente a la inestabilidad del sistema financiero actual, así como superar el problema de la enorme deuda pública.

El principal obstáculo para la recuperación económica de Estados Unidos y la mayoría de países occidentales es la enorme deuda que tienen con las entidades financieras.

Y esta es la razón por la que los colapsos financieros llevan a colapsos económicos, con sufrimiento para millones y millones de personas.

Una vez que todo esto cambie y las democracias occidentales tengan Gobiernos que tenga en cuenta las necesidades de las personas, surgirán muchas ideas viables para que los países adquieran una independencia económica de los mercados mundiales, por lo que el incumplimiento o la reducción de su deuda pública, impagable, no daría lugar a escasez de recursos económicos ni a sufrimiento de las personas



Fuente                                                                    Eva Human
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