TRADUCTOR

martes, 18 de diciembre de 2012

EL PERIODISMO EN DEMOCRACIA




Hacer periodismo para que nada cambie.

El periodismo de “relato” brinda brillantes explicaciones sobre la realidad, aunque nunca terminamos de entender cosas como: a qué realidad se refiere; o de qué lugar está hablando

De­sen­can­té­mo­nos de en­tra­da: el pe­rio­dis­mo no cam­bia­rá nada. A pesar de lo que el “pe­rio­dis­mo mi­li­tan­te”, capaz de jus­ti­fi­car lo in­jus­ti­fi­ca­ble, pre­ten­da pro­mo­ver, el ejer­ci­cio pe­rio­dís­ti­co por sí solo no es ni si­quie­ra re­for­mis­ta. Puede ser, se­gu­ro, una he­rra­mien­ta den­tro de una es­tra­te­gia glo­bal de trans­for­ma­ción, pero de nin­gu­na ma­ne­ra po­de­mos caer en re­duc­cio­nis­mos ni fa­na­tis­mo zon­zos.

Los pe­rio­dis­tas somos seres con un ego de di­men­sio­nes con­si­de­ra­bles (¡Si no para qué le ha­bla­ría­mos a tan­tas per­so­nas con­tán­do­les con tanta sa­tis­fac­ción algo que sa­be­mos y se su­po­ne que ellos lo ig­no­ra­ban por com­ple­to!), por eso de tanto en tanto sur­gen quie­nes se pro­cla­man como “los fis­ca­les de la Pa­tria” o los “con­tro­la­do­res del poder”. Pero nada de ello es ver­dad. El pe­rio­dis­mo ha sido –como todo- parte del com­ple­jo en­tra­ma­do de re­la­cio­nes de poder y, por lo tanto, ha que­da­do in­mer­so en la ló­gi­ca de pro­duc­ción ca­pi­ta­lis­ta: pro­du­ce, ni más ni menos, que in­for­ma­ción. El ca­rác­ter “de­nun­cis­ta” ha sido la va­rian­te que se en­con­tró en di­ver­sos pe­rio­dos his­tó­ri­cos de cri­sis para in­ten­tar que­brar desde aden­tro esa ló­gi­ca. Los re­sul­ta­dos han sido va­ria­dos, qué duda cabe, pero eso no acre­di­ta una con­di­ción es­pe­cial­men­te he­roi­ca en el ofi­cio.

Hoy por suer­te el de­ba­te se ha abier­to y los “gran­des popes” se han re­ve­la­do como seres de­ma­sia­do te­rre­na­les, tan lle­nos de las mi­se­rias y ba­na­li­da­des hu­ma­nas como cual­quie­ra de los mor­ta­les que deam­bu­la por las ca­lles. De­nun­ciar un hecho de co­rrup­ción dejo de ser visto como la gran gesta pa­trió­ti­ca para pasar a com­pren­der­se den­tro de las dipu­tas pro­pias del seno del poder eco­nó­mi­co: son dar­dos que se lan­zan de un lado al otro, pero que de nin­gu­na ma­ne­ra que­dan en­mar­ca­dos como con­se­cuen­cias inevi­ta­bles del sis­te­ma mismo en el que se ge­ne­ran.

En otros términos, el periodismo materialista se propone “retotalizar” la información, para que esta rinda cuentas (desde la realidad concreta de los hechos) de la situación. Contar qué pasa para hacer algo, muy en criollo. El tema es que la mayoría de los periodistas no son revolucionarios (ni quieren transformar nada) y la mayoría de los revolucionarios no son periodistas (ni quieren serlo). La práctica transformadora será posible solo si el periodismo se propone volcarse a los datos de la realidad y deja los relatos totales donde lo único que sale mal es que nunca se acurdan de que existe una realidad.

En otros términos, el periodismo materialista se propone “retotalizar” la información, para que esta rinda cuentas (desde la realidad concreta de los hechos) de la situación. Contar qué pasa para hacer algo, muy en criollo. El tema es que la mayoría de los periodistas no son revolucionarios (ni quieren transformar nada) y la mayoría de los revolucionarios no son periodistas (ni quieren serlo). La práctica transformadora será posible solo si el periodismo se propone volcarse a los datos de la realidad y deja los relatos totales donde lo único que sale mal es que nunca se acurdan de que existe una realidad.
LEER+ http://www.izquierdanacional.org/soclat/articulos/hacer_periodismo_para_que_nada_cambie/

No hay comentarios:

Publicar un comentario