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sábado, 30 de noviembre de 2013

LA CASA DE MI PADRE



LA CASA DE MI PADRE 

Defenderé 
la casa de mi padre. 
Contra los lobos, 
contra la sequía, 
contra la usura, 
contra la justicia, 
defenderé 
la casa 
de mi padre. 


Perderé 
los ganados, 
los huertos, 
los pinares; 
perderé 
los intereses, 
las rentas, 
los dividendos, 
pero defenderé la casa de mi padre. 


Me quitarán las armas 
y con las manos defenderé 
la casa de mi padre; 
me cortarán las manos 
y con los brazos defenderé 
la casa de mi padre; 
me dejarán 
sin brazos, 
sin hombros 
y sin pechos, 
y con el alma defenderé 
la casa de mi padre. 


Me moriré, 
se perderá mi alma, 
se perderá mi prole, 
pero la casa de mi padre 
seguirá 

en pie.                                                    
Gabriel Aresti

viernes, 29 de noviembre de 2013

A LA ESPAÑA NEGRA



“Ser” local vs “no ser” universal
La Cuarta teoría política no tiene un destinatario sociocultural definido. Ella se dirige a cada persona disgustada por el estado de las cosas en este mundo, a cada persona lo bastante profunda como para tratar de buscar las causas y razones de este estado. Dudamos que los temas tratados en el libro despierten el interés de la gente que está contenta con todo, que está satisfecha con las alternativas actuales en política, cultura, sociedad, o a la que está preocupada solo por su adaptación individual al statu quo o corrección de ciertos tecnicismos.
Pero para los profundamente descontentos este libro puede ser útil. En esta ocasión no hay gran diferencia entre un europeo y un latinoamericano, entre un musulmán y un ruso, entre un asiático y un africano: en todos los continentes y en todas las sociedades hay aquellos que toman conciencia y saben que hoy día todo se juega a una carta y que todos nosotros debemos contestar a la pregunta principal – ser o no ser. Claro que cada sociedad y cada cultura da al concepto “ser” (igualmente al “no ser”) su propio sentido. 
Sin embargo, la Modernidad (contemporaneidad) tiene un rasgo característico: está planteando su paradigma universal. Por eso su estructura es global. Esta estructura de la contemporaneidad global está atacándonos en todas las sociedades. Es un reto para todos. Antes de proponer alternativas (que pueden ser locales o universales), hay que discernir su esencia. 
Podemos decirlo de otra forma: el asunto del concepto “ser” cambia según el contexto cultural, mientras que “no ser” puede ser total. El modelo global del orden mundial nos propone “no ser”. Aceptándolo nosotros estamos entrando en la zona de estandarización. Rechazándolo (pero eso sería posible solo después de que tomáramos conciencia de todo lo que decidimos rechazar) estamos reconquistando el derecho de ser en toda la extensión de la palabra, el derecho de ser nosotros mismos (salvar nuestra identidad) y hacernos a nosotros mismos (es decir ganar, crear esa identidad).

Triunfo del liberalismo. El axioma de la contemporaneidad.

La época de la Modernidad europea (occidental) ha llevado y ha impuesto a todo el mundo su modelo universal del ser humano, del cosmos, del tiempo, de la historia, de la sociedad, de la naturaleza. La quintaesencia y el esquema básico holográfico de tal imagen del universo devinieron ideologías políticas. En ellos, como en un espejo, se ha reflejado la Modernidad como un proyecto y como una voluntad. La esfera de lo Político es la zona de la Modernidad donde emerge con todo su poder y con su carácter libre. Por eso en la Modernidad todo se parece a la política. La misma imagen de este mundo es un fenómeno político.
Desde el principio de la Edad Moderna las ideologías políticas se han dividido en tres tipos: la Primera (el liberalismo), la Segunda (el marxismo) y la Tercera (el fascismo y el nacionalsocialismo). Estas tres ideologías están batallando por parecerse lo máximo a la naturaleza de la Modernidad, en esto consiste el sentido de la historia política de los últimos siglos. La historia es siempre la historia de unas ideas y sus choques.
El fin del siglo XX resume la historia política de la Modernidad. Después de batallas dramáticas y encarnizadas, revoluciones y dos guerras mundiales, la Primera teoría política está venciendo. Esto significa que la teoría más exacta manifestando la naturaleza de la Modernidad es el liberalismo, el orden burgués, el capitalismo global. Este último es el paradigma básico en el presente, quien está resumiendo la historia de la Modernidad política, declarando (aunque un poco prematuramente) “el fin de la historia”, es decir, el fin de la “guerra de las ideas”. La idea triunfante no tiene más rivales a su nivel.
Con este axioma de la contemporaneidad empieza la conformación de la Cuarta teoría política. Su hito inicial consiste en lo siguiente: la victoria de la Primera teoría, la cual se trata como un acto básico. Aceptamos su derecho a manifestar la naturaleza de la Modernidad, de ser la quintaesencia de la historia de la Edad Moderna. Aceptamos el fracaso de sus oponentes, que perdieron la batalla por el sentido de la presente. 
La Modernidad=el liberalismo. 
Esta fórmula es correcta. Los intentos de debatirla han fracasado. De ello se desprende lo siguiente:
1. Hay que reconocer la falta de alternativas contra el liberalismo y dejarnos de estar arrastrando por su lógica ulterior (postmoderna);
2. Proponer una nueva alternativa, basada según otras reglas u otra geometría que las teorías políticas precedentes.
La Cuarta teoría política es segunda elección. 
La diferencia principal entre ella y otras teorías antiliberales es que esta teoría no es solo antagonista del liberalismo, ya que reconociendo la identidad del liberalismo y la Modernidad va en contra de la Modernidad misma; no solo contra sus consecuencias sino también contra sus raíces. En otras palabras, la Cuarta teoría política es una llamada a una insurrección radical contra el mundo moderno, a romper sus esquemas, negar su lógica, sus normas. En esto la Cuarta teoría política se solidariza con el programa de la Postmodernidad, por lo menos con su orientación a la destrucción de mitos de la Modernidad a través de revelación de su quid político-instrumental.
La Cuarta teoría política propone dar un paso no atrás sino adelante, y no continuar debates con los liberales acerca de tradiciones de socialismo, comunismo y nacionalismo (todos subproductos de la Modernidad), sino atacar las raíces de la Modernidad. 
En la práctica esto significa fundar una alternativa radical, empezando con sus postulados ontológicos, antropológicos, cosmológicos, gnoseológicos, epistemológicos y económicos. La Cuarta teoría política es un intento de realizar la síntesis de la Premodernidad y la Postmodernidad, o sea de todo lo que no es la Modernidad, lo que era antes y lo que será después. Pero mientras que la Modernidad es global, cada cultura tiene su propia Premodernidad. De eso emana el cometido de formar tal teoría que se fundamenta como negación universal de la amenaza global (del liberalismo como orden mundial americanocéntrico, occidental, capitalista) vuelve a tradiciones locales y acciones revolucionarias y acabará en proyecto de futuro multipolar. Negando, desafía de ese modo a lo universal del status quo, y que hay que proponer un proyecto que daría el derecho a cada cultura de ser autóctona e independiente. 
Por lo tanto las metas de cada participante del Cuarto camino serán parcialmente comunes (el derrocamiento de la hegemonía liberal) y parcialmente propias (la formación de la sociedad según sus tradiciones).
Dasein y su doble
El sujeto de la Cuarta teoría política es el Dasein. Esto es un término de la filosofía de Martin Heidegger que refleja el ápice de la Cuarta teoría política como la política existencial. No podemos tratar al Dasein como una adición a los sujetos de las tres teorías clásicas (el individuo en el liberalismo, las clases en el marxismo, el Estado y la raza en fascismo y nacionalsocialismo). Dasein es lo que corresponde a la naturaleza del hombre como especie, en el estado primario que antecede a todas las superestructuras filosóficas, políticas, sociales e ideológicas. Por eso el termino Dasein es una implosión del sujeto político, la caída del homo ideológico (e ideologizado, eso es, fascinado por el liberalismo, convertido en “el fantasma totalitario de la evidencia”) en el fondo de su facticidad existencial, su encuentro cara a cara con la muerte.
Heidegger dice que el Dasein existe en dos estados: el auténtico (eigene) y el inauténtico (uneigene). En primer caso se trata de una excepción, el paso del Dasein hacia su Sein, hacia sí mismo (Selbst). En segundo caso, esta es la situación habitual, cuando Dasein existe en el retraimiento, ilegitimo, suscitando su doble sociológico, es decir das Man.
La Modernidad es la esfera de la inauténtica existencia del Dasein
Por eso todas las ideologías políticas de la Modernidad son nada menos que modificaciones de das Man, los productos de la enajenación de la existencia humana de sí misma. El individuo, la clase y el Estado son conceptos quiméricos de un ser perdido, abandonado por la existencia. Estos son productos de la decadencia, de la degradación, del Untergang. Pero la filosofía de Heidegger está exhortándonos a reflexionar sobre el Dasein no dual: auténtico e inauténtico son los dos estados de lo mismo y no dos cosas diferentes. Por eso el Dasein no es interpolado a sujetos de otras teorías políticas, él explota los de dentro porque el individuo, la clase y el Estado/la raza son sus reflexiones deformadas, sombras visibles, los simulacros. 
La Cuarta teoría política implantando el Dasein no pretende transcenderlo de la historia, sino que implanta como Untergang un relampagueo de conciencia que puede cambiar radicalmente el estado a través de su presencia. Esto lo podemos denominar como “un despertar a la existencia” de lo que siendo existencia ha caído en el centro de la inexistencia y ha olvidado que es existencia. Pero La Cuarta teoría política lo trae a las mentes.
La multiplicidad de los Dasein
La inauténtica existencia del Dasein es universal, el das Man siempre es igual. El liberalismo y su fijación con un individuo son el resumen del aislamiento. No hay nada más encadenado, parecido a una máquina y previsible que el “individuo libre” del modelo liberal. Es una máquina para el consumo que ya no tiene más de animal cuanto más humano es. El nuevo orden mundial es el reino global del das Man, de la impersonalidad máxima individualizada. Por eso el ataque contra el liberalismo en la esfera de antropología política es el destronamiento de la inautenticidad y el despertar del Dasein existencial. 
Pero aquí encontramos un problema: si el destronamiento del das Man es universal, ¿cual será el Dasein despertado para las diferentes culturas? No tenemos una solución definitiva. La pregunta sobre la multiplicidad o unidad del Dasein se queda sin respuesta.
Por un lado, el discípulo de Heidegger y editor de sus obras, el profesor Friedrich Wilhelm von Hermann haciendo referencia a la opinión de su maestro, cree que en el nivel de los Existenzial el Dasein es algo que va unido y que en diferentes culturas hay solamente su diferente manifestación, es decir, secundarias (culturales) conformaciones de los Existenzial. Por otro lado en esto podemos percibir la continuación del eurocentrismo de Martin Heidegger quien vio el Logos y la filosofía como fenómenos occidentales. 
Por eso la colocación de la filosofía de Heidegger en un contexto policultural contando con sociedades asiáticas, africanas y otras cambia toda la imagen y propone la tesis sobre la multiplicidad de los Dasein. Con relación a la cultura rusa hemos examinado el tema en el libro “Martin Heidegger: la potencialidad de la filosofía rusa”, pero algo parecido podemos encontrar en otras culturas, por ejemplo en obras de representantes de la escuela de Kioto en Japón; o del filósofo iraní Ahmad Fardid o del filósofo moderno libanés Nader El-Bizri. 
Para solucionar este problema importante tenemos que usar la lógica que Heidegger ha aplicado planteando el problema del monoteísmo y el politeísmo. Él ha notado que no la gente sino los dioses mismos reunidos en su Thing deciden si hay un dios único o hay muchos dioses. Es importante para un hombre acercarse en la medida de lo posible a la esfera de lo Divino, sin sostener la mirada demasiado fijamente, tal importunación puede quemar a los dioses o hasta espantarlos; es que los dioses, como decía Platón, son volátiles y prontos a la huida (esta es la etimología filosófica de las palabras griegas θεὸς “dios” y θύω “huir”).
Por analogía tenemos que brindar una oportunidad a los mismos Dasein despiertos para decidir si hay un Dasein universal de la humanidad o no. Esta decisión es asunto de los Dasein, y nuestro asunto es despertarlos y remitir la cuestión a ellos. Prácticamente despertando al Da-seintratamos su Da, eso es su localización espacial, un lugar que es predeterminado por la cultura y la historia. Cualquier lugar es lugar de tal o cual pueblo. Por eso el Dasein se despierta a través de un pueblo. Dasein existiert völkisch.
El Dasein es plural a nivel de fenómeno. Su despertar se realiza dentro de un cierto lugar (Da). Ese lugar no está vacío. Él…

1. Está ocupado por los liberales (das Man) como una suma de ser inauténtico, que está manifestándose en todo – de la cultura a la tecnología, de la vida cotidiana a la política, de la moda a la educación.
2. Tiene una dimensión interior que corresponde a cierto pueblo y su cultura.
Por eso el imperativo de la revolución libertadora dirigida contra la hegemonía del das Man (del liberalismo, la globalización, la americanización), siempre va a apoyarse en una tradición cultural concreta. Por eso en cada acercamiento él estará en cada lugar, en cada Da propiamente suyo. 
Si redujéramos apresuradamente todos los Dasein despertados a un común denominador, nos arriesgaríamos a frustrar toda la estrategia de la Cuarta teoría política y reemplazarla por una nueva versión del universalismo escolástico (lo que está pasando con las ideas de Heidegger, si la gente no las comprende en forma debida; eso lo lamentaría el mismo Martin Heidegger, pues en tal caricatura han transformado los “existencialistas” franceses sus ideas).
Pues, la Cuarta teoría política constata la multiplicidad fenomenológica de los Dasein, eso es, acepta el tesis de que Dasein existiert völkisch. Este principio no debilita la unión de todos los  Dasein en su contrarrestación al inauténtico ser en el régimen del mundialismo/liberalismo; el enemigo está atacando de manera global, y para vencer es necesaria la coordinación de los Dasein también de manera global, cada uno de cuales está tratando de despertar al ser. Pero el enemigo común está impidiendo hacerlo. Esto es la unidad en presupuestos. 
Y queda abierta la pregunta sobre el problema de la unidad y singularidad de los Dasein de los pueblos despiertos. Por lo tanto el Cuarto camino se hace según la fila dialéctica: 1) la unidad en la negación; 2) el pluralismo en la afirmación; 3) la pregunta abierta sobre el horizonte superior de la unidad eventual de las afirmaciones. Puede ser que haya que enrocar esta unidad máxima con términos apotemáticos, por el estilo de la “henología” de Plotino o de la teología negativa de Dionosio Areopagita.
La existencia de la España Negra
Está cercana la publicación del libro “La Cuarta teoría política” en español. Las explicaciones antes expuestas acerca de la multiplicidad de los Dasein ya dicen que el contenido concreto del programa positivo de la Cuarta teoría política dentro del contexto español es un cometido de los españoles mismos. 
El programa negativo que consiste en el análisis de la lógica de los procesos de formación y conflicto de las ideologías políticas de la Modernidad es universal. En este sentido, España es parte de Europa, del proyecto occidental responsable de la degradación de la humanidad, su Untergang. La cuestión es ¿los españoles se dan cuenta en esta degradación? Y ahí hay que buscar en la cultura española aquellas partes donde la comprensión de la tragedia de la existencia humana, de la catástrofe ontológica se sienten más fuerte. Aquí empieza la esfera de la existencia española única. 
¿Qué es la España existencial?
Armin Mohler cree que el símbolo del espíritu español es la defensa del Alcázar de Toledo durante la Guerra Civil.
“La defensa del Alcázar de Toledo al principio de la Guerra Civil duró del 21 de julio al 27 de septiembre de 1936. Solamente el 27 de septiembre los nacionalistas pudieron romper el cerco de los rojos que sitiaban la ciudad. La visita al Alcázar del Toledo, que ha permanecido intacto desde la batalla como una demostración de la guerra, aclara como pasó todo. Un teléfono arcaico sobre una mesa, unas fotos colgadas en las paredes y el texto de una conferencia telefónica traducido a muchos idiomas (incluso japonés, hebreo y árabe). Todo esto debe recordar los acontecimientos del 23 de julio de 1936.
Ese día el coronel Moscardó, quien encabezaba la sublevación en Toledo recibió una llamada telefónica desde la ciudad. Su interlocutor era el jefe de la milicia roja que sitiaba la ciudad. Le propuso al coronel capitular sin demora, en caso contrario su hijo que estaba en manos de los rojos sería fusilado. Los rojos dieron el teléfono al hijo para que confirmara esto. Entre el padre y su hijo hubo el siguiente diálogo:
Hijo: ¡Papá!
Moscardó: ¿Qué hay, hijo mío?
Hijo: Nada, que dicen que me van a fusilar si el Alcázar no se rinde.
Moscardó: Si es cierto encomienda tu alma a Dios, da un viva a Cristo Rey y a España y serás un héroe que muere por ella. ¡Adiós, hijo mío, un beso muy fuerte!
Hijo: ¡Adiós, papá, un beso muy fuerte!
Después el coronel añadió al jefe de la milicia roja: Puede ahorrarse el plazo que me ha dado y fusilar a mi hijo, el Alcázar no se rendirá jamás.
Colgó el auricular. Su hijo fue fusilado en la ciudad.
Aquí los protagonistas no son masas, sino dos figuras definidas y aisladas: el coronel y su joven hijo. La escena se desarrolla en un estilo frío que ya es tan conocido. Todas las emociones son reprimidas, cado uno está deseando jugar su papel hasta el fin (sino cumplir con su misión). Pero todo esto es animado por una tirantez profunda entre la juventud (el hijo pronuncia la palabra “papá”) y la muerte (la amenaza por el lado del jefe de la milicia). Y al fondo está la España Negra; aquella España no conocida por los turistas, es terrible España bajo la cortina de agua, con caras empapadas, cubierta por una sabana de muerte”…
Lo que nos interesa es el contexto político, el espíritu español y más exacto en el fondo, ante el que se desarrolla una escena fría y desgarradora al mismo tiempo. Nos interesa la España Negra. Ella es la protagonista. A través de acciones como la del coronel Moscardó, a través de todos los participantes del drama ella está manifestándose. La España Negra como existencia orientada a la muerte.
El duende: la patria de la Muerte de García Lorca
Ahora cambiamos el registro político y pasamos a otro flanco de España de la primera mitad del siglo XX, donde reina el mismo espíritu de la tierra, el odio al alejamiento, al capitalismo y la civilización mecánica, la misma voluntad de muerte. La voz de la “España Negra” es la voz de Federico García Lorca, del poeta de la muerte, fusilado durante la misma guerra civil pero por el campo contrario. Ya no tiene ningún sentido quién fue fusilado por quién. Todos fueron llamados por una amada, la doncella negra, la España santa, la novia majestuosa del espíritu cálido.
En la conferencia “De la teoría y Juego del Duende” en Buenos Aires, Federico García Lorca trató de contar la última verdad sobre la esencia de la poesía. Con esfuerzos sobrehumanos buscando una palabra para describir lo indecible, encontró la palabra “el duende”: un daimon recóndito y omnipotente de las últimos fondos de la sangre humana, declarado como la muerte y como España.
La teoría del Duende en muchos aspectos concuerda con el concepto del Dasein de Martin Heidegger. El Duende es lo que hace pasmarse a los reunidos en una taberna, oyendo la voz de una vieja cantante provincial; lo que llena el cuerpo de una bailarina con escalofríos de otoño antes de los primeros sones del flamenco; lo que permite a un matador herido de muerte por última vez echar una mirada a su pierna ensangrentada; lo que aprieta los dedos de una gitana en torno al cuerpo de un niño muerto y no deja al grito surgir del pecho sufriendo; lo que coloca en un poeta maldito el don de crear un mundo nuevo. El Duende es un espíritu, pero no es algo abstracto, no es una caricatura mitológica. Es un espíritu vivo, concreto; él no conoce diferencias entre lo malo y lo bueno; es recién nacido pero ya penetrado en el ser. El espíritu/el Duende es la muerte, es su corpórea, concreta, empírica manifestación. El duende significa el dueño. Está unido a un lugar. Él convierte este lugar, el topos, en la zona de apertura de una explosión. Es un lugar existencial, el lugar del ser-hacia-la-muerte. Esto es el Da, el lugar del Dasein. En el momento de acontecimiento el ser (Sein) hace del lugar (Da) algo propio (eigene), eso es, deviene el dueño del lugar de su manifestación, de su parusía. Distintamente del ángel y de la musa que vienen de fuera, el Duende viene de dentro, de los últimos rincones de la sangre, escribe Lorca. Él se hace el dueño del hombre cuando siente la muerte. El duende y la muerte son sinónimos, pero es aquella muerte que encuentra al hombre cuando él despierta y deviene por de pronto un hombre verdadero.
Para Lorca, los topos donde reina el duende tienen su nombre. Este nombre es España. Escribe:
“España está en todo momento movida por el duende. Como país de música y danza milenaria, donde el duende exprime limones de madrugada y como país de muerte. Como país abierto a la muerte”.
“País abierto a la muerte”. Pronunciar eso es pronunciar la esencia de España, expresar su Dasein, es decir, sobre España lo más español que podemos imaginar. La muerte y la apertura, la muerte como apertura. Como Heidegger describe Da, el lugar de Dasein, como precisamente apertura (Offene, Offenheit). Después Lorca de modo sonámbulo desarrolla la metáfora, apelando a la metafísica del teatro:
“En todos los países la muerte es un fin. Llega y se corren las cortinas. En España. No. En España se descorren. Mucha gente vive allí entre muros hasta el día en que mueren y los sacan al sol. Un muerto en España está más vivo que en ningún sitio del mundo: hiere su perfil como el filo de una navaja barbera… España es el único país donde la muerte es el espectáculo nacional”.
Existir es auténtico para un español, esto significa encontrar el duende, a sí mismo y su muerte. Y esto significa también volverse a sí mismo y superar los últimos límites.
“El duende… ¿Dónde está el duende?” Lorca hace una pregunta sobre el mapa existencial de España.
“Por el arco vacío entra un aire mental que sopla con insistencia sobre las cabezas de los muertos, en busca de nuevos paisajes y acentos ignorados: un aire con olor de saliva de niño, de hierba machacada y velo de medusa que anuncia el constante bautizo de las cosas recién creadas”.
Al Imperio existencial
El despertar de España en el contexto de la Cuarta teoría política debe ser ante todo un descubrimiento de su plano existencial. Sin eso todo esto no vale nada. En una lucha aislada España tiene que encontrarse a sí misma, al lado contrario de la Modernidad. Eso es en la profundidad de su pueblo, de su etnicidad, en piedras y danzas y al mismo tiempo en grandes proyectos de todas las épocas. 
Para una parte de la humanidad europea la Modernidad como un sitio del aislamiento global, como Untergang, es el destino; para toda esta gente el destino es deshacerse en el aire junto con los últimos suspiros de la perecedera civilización. Pero hay otra Europa, más profunda. Hay otra España. La misma, negra, mortal, mortífera. Y su destino puede ser diferente.
                                             Alexander Dugin
* Introducción para la edición española de “La Cuarta Teoría Política”.
Fuente

jueves, 28 de noviembre de 2013

MARKETING SOLIDARIO



Cuentas de resultados y cuentos de pobreza.
“Érase una vez un proyecto que quería cambiar la situación de pobreza de muchos niños y niñas de nuestro país”. 

El proyecto era de un banco, uno de los mayores del país, que ganaba cientos de millones de euros cada año y cuyo presidente, sólo él, cobró más de dos millones en uno de los peores momentos de la crisis. Justo cuando muchas, muchas personas a su alrededor, eran empobrecidas y despojadas de sus derechos. 
Esta entidad financiera había dejado a familias en la calle, sin vivienda, algunas de ellas con niños y niñas.Prestaba dinero a empresas que fabricaban armas y era uno de los dueños de una gran compañía petrolera, a la que las comunidades de los lugares en los que operaba habían denunciado por ocupar y contaminar sus territorios y dañar su salud. 

A pesar de todo, el banco decía querer ayudar a las chicas y chicos que lo estaban pasando mal.
Desafortunadamente, este relato no es un cuento. “Cuenta conmigo contra la pobreza” es un proyecto impulsado en la actualidad por la Obra Social La Caixa, en colaboración con una conocida ONG internacional, que busca la captación de donativos para financiar la cobertura de las necesidades básicas de niños y niñas “en situación de vulnerabilidad”. Así, La Caixa nos ofrece la oportunidad de ser solidarios a través de donaciones individuales o de las redes sociales, y cada vez que alguien deja un donativo puede, de paso, hacerse cliente de la entidad. 

Eso sí, en esta campaña las historias que no aparecen son las de los menores que se han quedado sin una vivienda a la que volver después de la escuela porque este mismo banco ha desahuciado a sus familias. O las de los que volverán a pasar frío en sus aulas este invierno porque el recorte en los presupuestos de sus centros escolares los ha dejado sin calefacción.
Es un ejemplo, entre tantos, de cómo una gran empresa puede sacar partido a la cascada de reformas neoliberales al tiempo que apela a la compasión de la ciudadanía para parchear situaciones humanas críticas. Todo ello sirviéndose de “marketing solidario” de cuidado diseño, con las que trata de lavar su imagen en unos tiempos en los que la hostilidad hacia los bancos y otras corporaciones crece como la espuma.
Y es que las multinacionales españolas están haciendo negocios redondos en época de crisis. Un día sí y otro también, podemos ver en los titulares de los grandes medios de comunicación, destacados frente a la crónica del empobrecimiento de las mayorías, las extraordinarias ganancias de unas cuantas corporaciones transnacionales. 

En el primer semestre de 2013 el BBVA duplicó su cuenta de resultados respecto al año anterior; Emilio Botín presumía en julio pasado de que el Banco Santander se prepara “para una nueva etapa de crecimiento del beneficio”. Y otras grandes multinacionales, como las energéticas, también prosperan: Repsol ganó 1.054 millones de euros en los seis primeros meses de este año (2,6% más que en 2012); Iberdrola ganó casi diez millones de euros al día en el mismo período.Muchos de esos beneficios provienen del negocio internacional de estas empresas, especialmente de América Latina. La “diplomacia económica”. El apoyo sin cortapisas de las instituciones públicas a las multinacionales en el exterior, da sus frutos. Pero la profundización del modelo neoliberal en el Estado español también ayuda. 
Cada vez estamos más cerca de un modelo privado de pensiones, y la reforma laboral ya permite contratar y despedir más barato, reducir las jornadas, y prorrogar los contratos de formación a jóvenes hasta los 30 años. La educación y la sanidad públicas sufren un deterioro premeditado a favor de lo privado, y las ayudas sociales desaparecen progresivamente y están cada vez más vinculadas a las políticas de empleo. Así es como las medidas demandadas por la CEOE y otros lobbies empresariales para ampliar sus márgenes de ganancia están consiguiendo institucionalizar la precariedad y empobrecer a enormes sectores de la población, especialmente mujeres, pensionistas y jóvenes.
En medio de este mar de recortes de derechos sociales las grandes corporaciones desarrollan sus campañas de “marketing con causa”, con el ánimo de aplacar la rabia de la población, reblandecer corazones y desviar la atención. De esta manera, las empresas transnacionales se presentan como parte de la solución y no del problema, pretendiendo minar nuestra subjetividad política, nuestra identidad de ciudadanos y ciudadanas que reclaman y ejercen sus derechos, convirtiéndonos en meros consumidores de solidaridad low cost. Que no cuenten con nosotros.
Fuente
diagonalperiodico.net

miércoles, 27 de noviembre de 2013

EL PERRO ANTISISTEMA



El perro antisistema

Tengo la foto delante, mientras tecleo esto. Y me encanta. Ha sido tomada en una calle de Atenas, pero podría haber ocurrido en cualquier lugar de Europa; o, al menos, en no importa qué lugar de la Europa indignada, furiosa, que en los últimos tiempos, harta de tanto cuento, tanto recorte y tanta indecencia oficial, se echa a la calle, cada vez con más energía, para ajustar cuentas, o intentarlo, con la clase política y financiera: con los responsables últimos -los primeros, tampoco hay que olvidarlo, somos nosotros mismos- de la trampa siniestra en la que desde hace tiempo estamos metidos. Para escupir con dureza en la cara de esa casta desvergonzada, intocable en sus infames privilegios, que ha hecho de nuestras vidas su negocio y de Bruselas su criminal coartada.

La imagen tiene mucha fuerza. Muestra la primera línea de una manifestación violenta, de ésas con lanzamiento de piedras, barricadas y contenedores de basura incendiados. Está tomada de frente, desde el lado de la policía, abarcando el despliegue de manifestantes que se enfrentan a los antidisturbios: pañuelos cubriendo la cara, pasamontañas, cascos de motorista, sudaderas de felpa con la capucha subida. Algunos, prevenidos hasta lo profesional, llevan máscaras antigás, y al fondo tremolan algunas banderas rojas. El suelo entre ellos y los policías está alfombrado de piedras y trozos de ladrillo que acaban de volar por los aires.

En realidad es una foto de guerra, pienso al mirarla. De esta otra guerra cercana, fruto natural de tantas mentiras, incompetencia, latrocinios e injusticias, que hace tiempo estalló en nuestras ciudades y corazones, y que canallas encorbatados se esfuerzan en negar, en desmentir, con sonrisas hipócritas, retórica imbécil y palabras huecas que a pocos lúcidos engañan.

El perro está en esa primera línea. Es un chucho de pelaje dorado y hocico flaco, y sin duda su amo es alguno de los manifestantes que, más próximos a él, se enfrentan a los policías: no sé si el que lleva puesto un casco de motorista o el que, a la izquierda de la imagen, se mueve medio agachado con una máscara antigás ocultándole el rostro y una bandera roja recogida en la mano. El perro está casi entre ambos, también en movimiento, abiertas las patas para plantarlas con coraje en el suelo, algo adelantada una de ellas, subidas las orejas por efecto de la acción. Le ciñe el cuello algo oscuro, que parece un collar o uno de esos pañuelos perroflautas tipo John Wayne. Y mira con resuelta atención hacia donde miran los hombres que están a su lado, entreabierta la boca como para un gruñido o un ladrido de cólera. No parece asustado en absoluto por el tumulto, ni intimidado con el estruendo de los pelotazos de la policía y los gritos de los manifestantes. Está allí, valeroso, firme, corriendo leal junto a su amo, dando la cara en plena refriega como dispuesto, también él, a abalanzarse contra las barreras de la ley y el orden establecidas por los de siempre.

Uno tiene el lacrimal reacio, a estas alturas. Sin embargo, o quizá por eso, consuela comprobar que todavía hay cosas que te remueven otras cosas por dentro. 

La estampa de ese perro decidido, fiel, enfrentado a la policía sin abandonar a su amo en plena refriega, es una de ellas. Lo miro en la foto y, mientras sonrío, se me ocurre que quizá no esté ahí sólo por eso. A su manera, sin saberlo, puede que ese chucho también libre su propia guerra antisistema. Batiéndose no sólo por su amo, sino por sí mismo. Por sus colegas: cachorrillos regalos de Navidad que meses más tarde acabarán abandonados en una cuneta; por los perros maltratados, apaleados hasta morir por canallas sin conciencia; por los que acaban ahorcados en el monte cuando son viejos, arrojados vivos a un pozo o liquidados de un escopetazo; por los que enloquecen amarrados con dos metros de cadena o mueren de hambre y sed; por los que son sacrificados sin necesidad pudiendo salvarse; por los que nadie reclama y acaban deslizando su sombra por el corredor de la muerte; por los que infames sin escrúpulos utilizan en peleas clandestinas donde se juegan enormes cantidades de dinero; por esos perrillos drogados que, ante la pasividad de las autoridades, algunos mendigos utilizan para mover a piedad y luego se desembarazan oscuramente de ellos... 

Y sí. Miro la foto del perro antisistema que se enfrenta a la policía en una calle de Atenas y concluyo que tal vez también él tenga cuentas propias que ajustar. Y que todo será más noble y luminoso mientras junto a un hombre que lucha haya un buen perro valiente.

Fuente                                                                  ARTURO PÉREZ-REVERTE
xlsemanal

martes, 26 de noviembre de 2013

NUESTRA EUROPA Y SU DESTINO



DE AYER A MAÑANA
El libro de Dominique Venner escrito para el mundo hispánico 
En el año 2010, Ediciones Áltera publicó Europa y su destino. De ayer a mañana, libro que Dominique Venner había escrito (en francés) sintetizando lo esencial de su pensamiento y efectuando particular hincapié en el pasado reciente de España, de cuya historia era gran conocedor. El libro consta también de una importante Introducción a cargo de Arnaud Imatz.
Con ocasión del sacrificio testimonial de Dominique Venner, Ediciones Áltera acaba de lanzar este libro en formato digital: mucho más accesible también para nuestros amigos de América.
El precio es realmente excepcional: 2,- € o 2,58 US$.
Los anteriores enlaces remiten a la tienda de Amazon. Pero no se preocupe. Si no tiene un Kindle, puede leerlo igualmente en su ordenador, en su tablet o en su teléfono móvil bajándose gratuitamente esta aplicación.
El libro también está disponible en papel. Con entrega en su domicilio (dentro de España) en 24 horas: 21,90 €. Gastos de envío: 3,- € (para fuera de España:consultar).
De lo que trata el libro
Grandes son los desafíos que Europa ha atravesado a lo largo del siglo XX. Enormes, los retos que han marcado y siguen marcando nuestro destino. Para tratar de esclarecer la cuestión, Dominique Venner analiza diversos interrogantes de este siglo: la Primera Guerra Mundial, la Guerra Civil española, la Alemania secreta del coronel von Stauffenberg frente a Hitler, la excepción italiana del posfascismo después de 1945…
Pero el historiador también contempla el futuro: el fin del sueño americano, el renacimiento de Rusia, el desenfreno de la técnica y el callejón sin salida de un crecimiento ilimitado. Cuestiones todas ellas indisociables de las dolencias que sufre nuestra alma. A diferencia de otros pueblos y civilizaciones, los europeos carecemos hoy de memoria identitaria, de verdadera conciencia de nosotros mismos.
Estamos como dormidos. Pero llegará el momento en que nuestra alma se despierte. ¿En qué condiciones? Tal es la pregunta esencial de este ensayo.
Lea aquí las primeras páginas del libro, el cual arranca así:
La historia es el ámbito de lo imprevisible. Huelga recordar esta evidencia a los españoles. Su pasado lo demuestra elocuentemente. ¿Es necesario, por ejemplo, mencionar la extraordinaria mañana del 6 de septiembre de 1492? Con el viento a favor, tres carabelas soltaron amarras desde la isla canaria de La Gomera. En el buque insignia de la Santa María, Cristóbal Colón pensaba realizar por fin el sueño de su vida que los sabios de Salamanca habían decretado insensato seis años antes. […] El descubrimiento de América, uno de los acontecimientos más importantes de la historia del mundo, portador de consecuencias incalculables, fue totalmente imprevisto e imprevisible.
Para seguir leyendo el prólogo, pulse aquí.
Una última consideración. Nos molesta, la verdad sea dicha, mezclar consideraciones mercantiles con los grandes debates de ideas que son los nuestros. Dar a conocer el pensamiento de Dominique Venner en condiciones tan ventajosas para nuestros lectores nos parece, sin embargo, razón más que suficiente para que nos guardemos nuestra molestia encerrada en un cajón.

Fuente
elmanifiesto