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miércoles, 31 de diciembre de 2014

GRECIA YA ESTÁ HARTA



Grecia convoca elecciones y las bolsas se hunden por el pánico a Syriza
Grecia ya está harta. El país heleno está abocado a convocar elecciones anticipadas, tras el tercer fracaso del candidato propuesto por el primer ministro Samarás para ocupar la presidencia. El 25 de enero es la fecha elegida para que los griegos vayan a las urnas de nuevo.
Este lunes, el Parlamento griego debía votar en tercera y última vuelta al candidato a la Presidencia, Stavros Dimas, que no ha salido elegido.Dimas necesitaba obtener al menos 180 apoyos, frente a los 168 que obtuvo en la votación del pasado 23 de diciembre y los 160 de la celebrada el pasado 17 de diciembre. Sin embargo, el candidato del Gobierno sólo ha podido reunir 168 votos a favor, el mismo número que obtuvo en la segunda votación y apenas 8 apoyos más que en la primera.
Pánico por el auge de Syriza
Desde la apertura de la jornada de hoy, los mercados europeos han mirado con sumo escepticismo la posibilidad de que se produjeran elecciones anticipadas en Grecia debido al auge de Syriza.
Este partido de izquierda radical ya ha anunciado que no aceptará ningún acuerdo que firme el Gobierno actual con la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) y que espera lograr una condonación de parte de la deuda con los acreedores públicos.
En este caso, el miedo en los mercados está totalmente justificado ya que, según las últimas encuestas electorales, en caso de celebrarse una votación Syriza, el Podemos griego, saldría victorioso. En concreto, estiman que el partido radical lograría la mayoría con el 35,5% de los votos estimados y 150 escaños, con el desplome de Nueva Democracia (el de Samarás) y Pasok.
Además, hay que tener cuenta que la ley electoral griega le otorga al que gane las elecciones 50 escaños más para gobernar con mayoría absoluta.
Sangría en el mercado heleno
Así, nada más conocerse el fracaso de las votaciones, la bolsa de Atenas se desplomaba más de un 11% y contagiaba al resto de índices del Viejo Continente que se teñían de rojo. Unas horas después de conocerse el resultado, la bolsa de Atenas lograba frenar la sangrías hasta el 6,8%.
Los mercados de España e Italia eran los más perjudicados, con el Ibex 35 bajando un 2,4% y la Bolsa de Milán un 3%. Dentro del Ibex, losbancos y los grandes valores protagonizaban los mayores descensos, con Bankia, Sacyr y el Popular en cabeza de las pérdidas con recortes superiores al 3%.
Pasadas las 15:00 horas, el selectivo madrileño mantenía la caída en el entorno del 2% y perdía los 10.300 puntos. Otros mercados europeos sufrían también abultados descuentos, como Fráncfort que se dejaba un 0,99%, París un 0,72% en París, y Londres un 0,13%.
La incertidumbre política se trasladaba también al mercado secundario de deuda, donde el interés del bono griego a diez años escalaba hasta el 9,4%, mientras que la prima de riesgo se ha disparado hasta los 890 puntos básicos.
Asimismo, como viene siendo habitual desde que se inició al proceso de elección presidencial en el Parlamento heleno, el interés del bono griego a tres años se mantiene por encima del ofrecido por la deuda a diez años, situándose cerca del 12%.
Grecia tira la toalla
El sábado pasado, el primer ministro, Andonis Samarás, hizo un último llamamiento a los diputados para pedir el apoyo a su candidato. Samarás afirmó que todo el que no lo apoyara, automáticamente se aliaba con el principal partido de la oposición, elizquierdista Syriza, cuyo líder, Alexis Tsipras, dejó claro desde un principio que no apoyaría a ningún candidato, para forzar elecciones. El primer ministro sostuvo que una eventual victoria electoral de Syriza llevaría forzosamente a la quiebra del país.
En cuanto a la fecha de la cita con la urnas, el primer ministro optó por la primera de las fechas que se habían barajado, y lo justificó diciendo que el país "no puede esperar". En un breve mensaje televisado, Samarás responsabilizó a los 132 diputados que decidieron no respaldar a su candidato de acontecimientos que "la sociedad no quería". "Ahora el pueblo debe restablecer la estabilidad. Debemos restablecer la estabilidad y salir de los memorandos. El pueblo no permitirá la vuelta a los memorandos", afirmó Samarás ya en clave electoral.
El FMI suspende las negociaciones sobre el rescate griego
Por otra parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha anunciado que las conversaciones con las autoridades griegas sobre el programa de asistencia del país heleno no se reanudarán hasta la formación de un nuevo Gobierno en Grecia.
"Las conversaciones con las autoridades griegas sobre la finalización de la sexta revisión del programa que se está viendo soportado por un acuerdo ampliado se reanudarán cuando se haya formado un nuevo Gobierno", indicó el portavoz y director de Comunicación del FMI,Gerry Rice. "Grecia no afronta necesidades inmediatas de financiación", aseguró el portavoz de la institución dirigida por Christine Lagarde.
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martes, 30 de diciembre de 2014

CUENTO DE NAVIDAD



El discurso del Rey, lamentablemente hueco
La verdad es que no me sentí defraudado pues no esperaba nada nuevo. Se pretendió dar cercanía y si ser experto he de decir que hubo planos absurdos como el del sofá vacío que ha dado para tanta broma en el que imaginábamos, por las fechas y fechorías, al amigo invisible o al pariente no invitado, o a la familia Simpson.
Es lamentable, pero como desde tantos ángulos se afirma el discurso de Felipe VI en su Mensaje, Cuento, de Navidad cumplió las expectativas de no aportar nada de nada. Cita de lugares comunes y la consabida cita a la diversidad cuando de lo que hay que hablar es de Unidad. Mi vecino y yo también tenemos sensibilidades diferentes pero eso no me dice nada, en ese sentido quedó muy por debajo de su padre que aunque no hizo nada al menos citaba la unidad de España.
No sé porqué en un momento clave como es el del anual mensaje navideño no coloca junto a él la bandera de España, no cita a las víctimas del terrorismo a las que no se hace justicia, pues es a España a la que no se hace justicia, por no citar que pone distancia entre él y un nacimiento cutre ubicado al otro lado del sofá y que cualquier niño despreciaría, un nacimiento que no tendría en casa ningún padre de niños de nueve años.
No hacer nada no es una solución y dejar pasar menos todavía cuando los separatistas y radicales de izquierda siguen con la cantinela de que el hecho de impedir que una parte de pueblo se exprese libremente, que no se avance en modo alguno por resolver un problema, es un conflicto. Un rey que no habla de la soberanía nacional con un gobierno que no explica y menos reitera que en esa materia el único competente es el pueblo español me hace sospechar  que nos encontramos frente a un proyecto, ya en marcha, de narcotizarnos y meternos con vaselina el“Estado Federal”, para lo que recomiendo y no hay mejor vacuna que recordar a diario a los españoles releer lo del “Cantón de Cartagena”… REMEMBER CARTAGENA !!!.[1]
Dejémonos de hablar de desencuentros y de rupturas emocionales osentimentales, las cosas por su nombre, nos enfrentamos a un reto separatista no contestado, con una patente actitud cobarde por parte de las más altas autoridades del estado[2]. Tengamos muy claro que el estado federal que el señor Sánchez publicita, sin saber de lo que habla, no es la solución sino el problema[3] y ante este desafío es necesaria valentía algo que le viene grande a Don Tancredo conocido por tener más miedo que vergüenza.
En un lamentable momento del discurso el rey Felipe afirma “el pasado mes de octubre afirmé en Asturias que necesitábamos referencias morales a las que admirar, principios éticos que reconocer, valores cívicos que preservar. Decía, entonces, que necesitábamos un gran impulso moral colectivo. Y quiero añadir ahora que necesitamos una profunda regeneración de nuestra vida colectiva. Y en esa tarea, la lucha contra la corrupción es un objetivo irrenunciable”.
 Es para quedarse ojiplático pues no es la sociedad, el pueblo llano quien ha estafado al país, tampoco es la ciudadanía la que se ha financiado ilegalmente, ni la que ha salvado a fundaciones, duplicidades, bancos y cajas mientras sus dirigentes se ponían sueldos e indemnizaciones obscenas, ni tampoco es la ciudadanía la que ha vendido preferentes, ni la que se ha servido de subvenciones oficiales para cubrirse el riñón como su hermana y cuñado, ni la que ha liberado a asesinos terroristas que hoy deambulan libre por las calles y se sirven de los presupuestos.
No es el pueblo quien necesita de “un gran impulso colectivo”, sino los que tienen las riendas del poder, empezando por la propia familia del rey. La cita en la que decía que “no existen tratos de favor” sonó como aquella frase hueca de que la “justicia es igual para todos” que entonó su padre y que como vemos no ha conducido a nada.
Oímos algo tan hueco, turbio y falso como que “los responsables de esas conductas irregulares están respondiendo de ellas” cuando tenemos ejemplos palpables de todos los colores y escalas, en bancos, cajas y autonomías hasta en su propia familia que deberían estar encarcelados y desposeídos de sus títulos y tratamientos, empezando por su cuñado que mantiene una Gran Cruz del Mérito Deportivo[4] con tratamiento de excelentísimo señor cuando tuvo la poca vergüenza de declararse con sordera bilateral irreversible para escaquearse del servicio militar obligatorio siendo jugador de balonmano y declarado deportista de alto nivel por el Consejo Superior de Deportes.
Ante todo esto, ¿no se da cuenta el monarca que al no haber tomado medidas inmediatas desde hace tanto tiempo esta situación le hace perder legitimidad? y más al hablar a la nación  mencionando que necesitamos “referencias morales a las que admirar”, si ni siquiera es capaz de meter en cintura a su cuñado, el duque empalmado,  y a su hermana para que de una vez renuncien o se les desposean de los derechos dinásticos, títulos tratamientos y grandes cruces.
Si se dice que los líderes políticos alabaron el discurso del rey es para quedarse preocupados, líderes, desde Mas a todo el arco parlamentario, todos pringados por la podredumbre y la corruptela nacida al amparo de las autonomías. Nadie entra a saco atacando el nudo gordiano de nuestra tragedia nacional que es el sistema de organización territorial de las autonomías, un sistema imposible de mantener, antieconómico y corrupto desde su nacimiento y que sirve únicamente para alimentar al clientelismo regional. Todo ello mientras el presidente incumplidor y mentiroso de su propio programa electoral promete el despegue económico a la vez que perdona la deuda a las autonomías, y es por eso precisamente, porque el problema son las autonomías.
El rey no mencionó, pues es servidor del propio sistema, que las autonomías son el verdadero agujero en las cuentas públicas españolas.  El recorte que más necesitamos pero en el que paradójicamente no menciona el rey y en el que ningún partido quiere meter la tijera. A parte de los obstáculos que ponen las diecisiete legislaciones diferentes que han roto la unidad de mercado y dificultan la recuperación económica y la creación de empleo hemos de tener claro que las autonomías nos cuestan a los españoles más de 86.000 millones de euros cada año, que no sólo tienen que salir de nuestros bolsillos sino que se detraen de las áreas que realmente nos interesan la educación, la sanidad, la garantía del sistema de pensiones, eso de los que se les llena la boca a todos: el estado del bienestar. No mencionamos ya la seguridad y defensa que no interesan ni preocupna a ningún dirigente y de donde se recorta para pagar cualquier imprevisto pensando que las estructuras internacionales vendrán a sacarnos las castañas del fuego.
Según economistas como el brillante catedrático Roberto Centeno, cada nuevo empleo público no productivo destruye 2,8 empleos privados, pues se necesitan más impuestos para mantenerlos.  Sostener el necesario estado del bienestar (una sanidad y educación de calidad, justicia, seguridad…) requiere empleo público suficiente y de calidad; el grave problema  no acometido son los empleos públicos improductivos y a menudo innecesarios.
Majestad, según los expertos, y teniendo en cuenta el número de habitantes de España, sobran 1.000.000 de empleos públicos y 920.000 de ellos están en las autonomías.  Este hecho unido a la ruptura del mercado económico y laboral generado por la cancerígena proliferación de legislaciones autonómicas nos lleva a la evidencia de que las autonomías nos conducen irremisiblemente a la pobreza más absoluta… ¿quién va a querer invertir en España?.
Basta ya de palabras huecas y abramos los ojos pues España tiene ya el mayor índice de pobreza de toda la Unión Europea, por encima de Grecia y de Portugal, y es también el país de la Unión Europea con mayor tasa de desempleo, más que Grecia y mucho más que Portugal  y el tercero en volumen de déficit público, por detrás de Grecia e Irlanda. Pero lo más bochornoso es que es donde más se nos sangra con los impuestos, España se situó en 2012 como el cuarto país europeo con más impuestos, detrás de Bélgica, Dinamarca y Suecia, con la diferencia de que en esos tres países gran parte de nuestros impuestos no van a sostener el estados del bienestar, ni tampoco a paliar y salir de la crisis, sino a mantener una administración elefantiásica constituida por unas autonomías que sólo benefician a la casta política.
Majestad no es cuestión de mejorar la gestión de las autonomías, se trata de un problema estructural.  En total, el traspaso de competencias del Estado a las comunidades autónomas implicó un traspaso de 821.357 empleados, sin embargo los asalariados de las autonomías superan ya los 1.740.000 empleados, es decir 920.000 más que el Estado para hacer exactamente lo mismo, y no paran de crecer exponencialmente y lo vemos en el anuncio de los separatistas de seguir abriendo nuevas embajadillas en Italia y Bruselas.
Cabe preguntarse majestad dónde están esos 920.000 empleados de más, acaso hay más médicos y profesores, lo dudo.  Desde diversas fuentes se estima que en relación al número de habitantes, en España sobran alrededor de 1.000.000 de empleados públicos. Entonces dónde están entonces esos 920.000 empleados de más en las autonomías, se estima que 520.000 son enchufados, el resto, unos 400.000 son el producto de multiplicar por diecisiete la estructura de gestión.
Enchufados que no son otra cosa que amigos, familiares y militantes, de todos los partidos políticos, colocados en fundaciones, agencias y en las 2.671 empresas públicas creadas por las autonomías para contratar a dedo y evitar la fiscalización de las cuentas, convirtiéndose en una de las tapaderas del despilfarro público.  Esta es la causa por la que no oiremos ni al rey ni a ninguno de nuestros políticos hablar de eliminar las autonomías.

El gravísimo problema autonómico no se resuelve sólo con legislación y recortes para eliminar esos cientos de miles de enchufados porque seguirían existiendo diecisiete estructuras paralelas con competencias impropias y que nos costaría al menos la mitad de esos 86.000 millones de euros de sobrecoste anual que actualmente tienen las comunidades autónomas.  Ante esta gravísima situación, las comunidades autónomas se comprometieron hace meses a cerrar sólo 600 de esas 2.671 empresas públicas pero de forma insultante  meses después sólo se cerraron dos.  Está claro que la casta política sigue dispuesta a todo menos a amputarse sus tentáculos. En este momento las autonomías españolas tienen mayor nivel de competencias y gasto que las regiones de cualquier otro país del mundo.
España incurrió en su intento de contentar a nacionalistas vascos y catalanes durante la transición, en una descentralización carísima y además mal enfocada pues deberían haberse cedido menos competencias y no hacia una administración intermedia innecesaria en las regiones sino hacia la administración local, es decir ayuntamientos y diputaciones.  Este disparate autonómico es muy costoso no sólo por ceder, ceder y ceder competencias a las autonomías sin importar si era lógico y eficiente o no, sino porque se ha demostrado que los ciudadanos no podemos seguir pagando este sistema de organización territorial.
Cabe preguntarse para qué vale el despropósito de tanto recorte social y subida de impuestos si no se mete la tijera en extirpar el gran problema de las cuentas públicas: el cáncer autonómico.  Sólo hay dos formas de eliminar las autonomías: la aprobación por 2/3 del Congreso de los Diputados (es decir un pacto PP – PSOE) o la convocatoria de un referéndum popular.  No nos queda otra.  Ya que aquí el único que habla de referéndum es el separatismo, yo también pido un referéndum preguntando por un sencillo SI o NO a las autonomías.
Por eso es indignante el mensaje del rey sobre la recuperación y económica sin hablar de la pobreza ni de los que sirven a paliarla como los bancos de alimentos que no dan abasto. Es lamentable que el rey no cargara directamente contra los causantes de la crisis ni de la pobreza.  Lógicamente su discurso cumplió con las expectativas que no eran otras que hacer seguidismo a los poderes que lo sustentan y legitiman, sin darse cuenta que poco a poco se cae en la deslegitimación en el ejercicio del cargo[5].
Para terminar el ya sintomático, tradicional y lamentable olvido, que muchos tacharían de cobarde, de la inacabada provincia de Cádiz en su apéndice rocoso de Gibraltar[6] pendiente de devolución y que ni el rey ni los partidos ofrecen el más mínimo gesto reivindicativo: No es una manía ni un asunto secundario,  se debe subrayar una y otra vez que se trata de una colonia extranjera y hostil en el alma de nuestro territorio mediante la que parasita nuestra economía.
Parece que son las directrices educativas actuales: "España linda al Sur con el Reino Unido". Mucho mejor que aquello de "con una vergüenza". Editorial Anaya, libro de Ciencias Sociales de 5 de Primaria, Por supuesto Chafarinas, Vélez de la Gomera y demás no existen[7]41. 
La simple existencia de la colonia gibraltareña convierte al colonizador en elemento hostil hacia España, a pesar del peloteo y servilismo que nuestros políticos ofrecen una y otra vez de forma servil en nombre de no sé qué amistad y hermandad para con Inglaterra sin hacer el más mínimo gesto práctico con la intención de reivindicar y mantener viva la llama por recuperar la integridad peninsular española, a la vez que abandonan nuestra cultura poniéndose en  práctica una envilecedora colonización cultural por la que se nos arrastra.
Ciertamente la bandera y el nacimiento puestos en distancia a otro lado del sofá vacío del amigo invisible, del familiar ausente, quedaría más completo y simpático con la familia Simpson.
Fuente                                         Por Viriato

lunes, 29 de diciembre de 2014

¿QUÉ ES LA IDENTIDAD?



¿Qué es la Identidad? – Alain de Benoist

 Primera Parte
El siguiente texto es la primera parte del discurso que Alain de Benoist dio en un evento organizado por el NPI en The Ronald Reagan Building, en Washington DC, el 26 de Octubre de 2013.

Damas y Caballeros,
Antes de comenzar mi discurso, me gustaría pedir disculpas por el daño que os voy a causar. Escuchar un discurso en inglés con un acento francés tan desagradable como el mío puede ser una tortura para vosotros. Pero no os preocupéis: ¡en francés hablo mucho mejor!
Como podéis imaginar, el tema de mi discurso es el concepto de identidad.
En un pasaje famoso de sus Confesiones, San Agustín escribe: “¿Qué es el tiempo? Si nadie me pregunta sobre esto, bien, entonces yo sé su significado, pero si alguien me pregunta sobre ello y trato de explicarlo, entonces dejo de saberlo.”
Esta cita de San Agustín sobre el tiempo puede ser usada en lo relativo a la identidad: la identidad no implica problemas mientras nadie te pregunte sobre ello. La identidad es algo que se da por hecho; es algo natural. Pero una situación diferente surge en el momento en que nos preguntamos: “¿Quién soy yo?” o “¿Quiénes somos nosotros?” O mucho mejor: “¿Qué significa ser Americano?”, “¿Qué es ser francés?” o “¿Qué es ser alemán?”
No es nada fácil, en absoluto, hablar sobre identidad, porque al contrario de lo que mucha gente cree (empezando por aquellos que quieren defenderla), la identidad no es un concepto simple. Se trata de una cuestión realmente compleja.

Identidad es una cuestión compleja porque surge como un problema precisamente desde el momento en que ya no se considera como algo dado. En este sentido, la identidad es una cuestión típicamente moderna. En las sociedades tradicionales nadie se cuestiona nunca su identidad, la razón de ser así se da por hecho por todas las personas, como algo evidente. Por tanto, nuestra primera señal es: Es en un momento en el que la identidad – ya sea individual o colectiva – está siendo amenazada, o ya ha desaparecido, cuando uno comienza a preguntarse cosas acerca de qué es la identidad. Este es el caso hoy, y esta es la razón por la que la identidad se ha convertido en un tema tan polémico, tanto en el nivel político como en el ideológico. La identidad se ha convertido en una cuestión problemática en la época moderna y postmoderna en vista del hecho de que sus puntos de referencia se han disipado y ya nadie conoce cuál es el sentido de la vida.

Sin embargo, no puede ser solo una simple coincidencia que las identidades se hayan convertido en algo tan problemático en la era moderna. Esto indica que la modernidad ha sido el vehículo de una evolución directamente dañina para todas las identidades. Esta evolución se debe en primer lugar al auge del individualismo, cuyas raíces se encuentran en Descartes y su obra. En las enseñanzas de Descartes hay de hecho una sublimación del sujeto lleva al autor a atribuir al individualismo un tipo de soledad ontológica, a través de la cual el individuo, para existir, debe liberarse de toda comunidad. El atomismo político, el cual apareció en el siglo XVII, especialmente con las teorías del contrato social de Grotius, Pufendorf, Locke y otros, fue una de sus consecuencias.
Otro motivo por el que la cuestión de la identidad parece tan compleja es el hecho de que la identidad, ya sea individual o colectiva, no puede ser reducida solamente a una dimensión en la vida de los individuos y de los pueblos. Identidad no es nunca algo unidimensional; es algo multidimensional. Nuestra identidad combina componentes heredados con aquellos que son elegidos por nosotros mismos. Tenemos una identidad nacional, una identidad lingüística, una identidad política, una identidad cultural, una identidad étnica, una identidad sexual, una identidad profesional, y otras muchas identidades.
Todos estos aspectos diferentes definen nuestra identidad objetiva. Pero la experiencia nos enseña que en general no damos ningún valor a esta identidad objetiva. Esto quiere decir que la identidad también lleva una dimensión subjetiva. En general, nos definimos a nosotros mismos refiriéndonos al aspecto concreto de nuestra identidad que se muestra para nosotros como el más importante y crítica, mientras que ignoramos otros aspectos de identidad. La identidad no se puede separar de lo que realmente nos importa más a nosotros. Esto muestra la parte de nosotros con la que nos estimamos más y de la que dependemos a la hora de construirnos a nosotros mismos.
Pero ¿cuál es la parte de nosotros mismos que nos define según nuestra opinión de la forma más esencial? Esta es la cuestión que debemos responder a la hora de analizar nuestra identidad.
Para describir lo que más nos importa a nosotros, el sociólogo canadiense Charles Taylor habla de “evaluaciones fuertes” y “bienes constitutivos”. Los “bienes constitutivos” están en fuerte contraste con los bienes materiales, o para esta cuestión, con los bienes que emanan de alguna necesidad física, en tanto que no se pueden identificar en base a simples preferencias, pero, en cambio, son los principales cimientos de nuestra identidad. Las “evaluaciones fuertes” se caracterizan por el hecho de que no son negociables y no pueden ser reducidas a un simple capricho. No están relacionadas con el bienestar material, sino con ser nosotros mismos. Estas evaluaciones están relacionadas con todo lo que ofrece una razón para vivir y para morir, por lo que tienen un gran peso en los valores que son concebidos como buenos.
Habiendo hecho estas indicaciones preliminares, me gustaría mencionar a continuación dos errores que se comenten generalmente al hablar de identidad.
El primer error es que nuestra identidad depende solo de nosotros mismos. Sin embargo, en realidad nuestra identidad esta también moldeada por la interrelación que tenemos con otros, por el punto de vista que tenemos sobre otras personas y por el punto de vista que otros tienen sobre nosotros mismos. Un sujeto aislado, un hombre o un grupo que vive solo por y para sí mismo, alejado de otros grupos o pueblos, no tiene identidad. Dicho de otra forma: no hay cosa similar a la identidad de algo que emerge únicamente de uno mismo. Ciertamente, la identidad es algo que da a la vida un significado. Sin embargo, en vista del hecho de que la vida no puede ser vivida solamente a un nivel individual, la cuestión de la identidad necesariamente implica una dimensión social. La identidad no puede ser concebida de forma independiente al vínculo social. Así, es siempre el grupo el que asigna al individuo una parte de su identidad, a través de la historia, del lenguaje y de las instituciones. Esto significa que la identidad no puede ser marginada por el propio sujeto, sino que solo puede serlo por la relación de un sujeto con la identidad de otros. Toda identidad es en su naturaleza fundamentalmente dialogante.
La frase “toda identidad es en su naturaleza fundamentalmente dialogante” significa que el otro también constituye mi identidad porque me permite realizarme a mí mismo. Por el contrario, el individualismo concibe su relación con el otro solamente a través de la perspectiva de mutuos intereses encontrados. Desde una perspectiva comunitaria, la cual es también mi perspectiva, las relaciones sociales son parte de mi mismo. Como señaló Charles Taylor, el otro es también “un elemento de mi identidad interior”. Un grupo, al igual que un individuo, debe plantar cara a esta “pareja”.
El segundo gran error es definir identidad como algo dentro de nosotros que permanece para siempre inmutable e imposible de ser modificado. En este caso, independientemente de que hablemos sobre un individuo o sobre un pueblo, la identidad se concibe como una esencia fundada sobre atributos invariables e intangibles. Así, la identidad no es solamente una esencia, o un hecho real o una realidad estática. La identidad tiene una substancia en sí misma y su propia realidad dinámica. La identidad no refleja solo singularidad o una naturaleza permanente de esa singularidad. Continuidad también implica cambio, tal y como la definición de uno mismo implica relación con los otros. No puede haber una identidad sin el proceso de transformación. El factor importante es que no debemos mirar nunca a estos dos términos como si fuesen mutuamente contradictorios. La identidad no es algo inmutable, sino más bien algo que siempre podemos cambiar sin dejar de ser nosotros mismos. La identidad define el método de cómo cambiar y este método nos pertenece solamente a nosotros.
Finalmente, debo decir que la identidad no es simplemente un objeto que necesite ser descubierto, sino un objeto que necesita ser interpretado. La vida humana, como explicaron correctamente filósofos de la talla de Wilhelm Dilthey, Hans-Georg Gadamer y Paul Ricoeur, es fundamentalmente interpretativa en su naturaleza, es decir, vivir no significa solamente describir objetos, sino también tratar de dotar de significado a esos objetos. El hombre es “un animal que se interpreta a sí mismo”, escribió Taylor. La identidad no escapa a esta regla. La identidad es una definición de uno mismo, parcialmente implícita, trabajada con intensidad y redefinida a lo largo de la vida. La identidad es fundamentalmente narrativa en su naturaleza. Resulta de la historia que nos contamos a nosotros mismos cuando nos preguntamos cuestiones como quienes somos.

Fuente                                  Alain de Benoist
culturaygeopolítica

Traducción propia del texto publicado en The Occidental Observer por Tom Sunic Recomendamos visitar la página del autor Alain de Benoist