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sábado, 13 de diciembre de 2014

LA UNIÓN IBÉRICA



Saramago y la unión ibérica
Al igual que algunos de sus más célebres paisanos medievales y renacentistas, José Saramago vivió durante largos años con intensidad el sueño de una unión ibérica entre España y Portugal. De hecho lo dejó escrito en una de sus fábulas más célebres, 'La balsa de piedra' (1986), en la que la Península se partía por la línea de los Pirineos y comenzaba a flotar a la deriva por las aguas del Atlántico... Lo que en su vida privada practicó con su doble residencia en Lisboa y Lanzarote, y con la compañía y la complicidad permanente de Pilar, su compañera y traductora, lo hubiera querido ver también en la realidad del acercamiento de dos países que, de manera incomprensible para él, eligieron vivir de espaldas durante siglos, en lugar de luchar por compartir un destino común.
Ningún autor como José Saramago, quizás con la excepción de Fernando Pessoa, ha conseguido despertar en los lectores españoles no sólo una simpatía, sino una verdadera identificación con lo portugués y los portugueses. De hecho son sus dos obras más 'lusas', 'Memorial del convento' y 'El año de la muerte de Ricardo Reis', en cuyo título destacaba ya el Nobel su predilección por el autor del 'Libro del desasosiego', fueron precisamente las que le dieron, después de haber sido traducidas al castellano, una verdadera proyección internacional.
Es verdad que Lisboa se deja querer por sí misma. Que sus calles empinadas, sus cafés, sus tranvías y sus rincones fadistas no necesitan de poetas ni de novelistas que los canten. Pero también es verdad que la Lisboa de hoy no podría comprenderse sin la sombra de dos de sus pobladores más ilustres: Pessoa y Saramago. Al menos para mí, por encima del Saramago reflexivo de los ensayos sobre la ceguera o sobre la lucidez, por encima del heterodoxo biógrafo de Cristo o del activo combatiente por los derechos sociales, siempre quedará un autor que antes que novelista quiso ser poeta, que escribió buscando la intensidad de las palabras de manera casi obsesiva, y que gozó del mismo desasosiego y del mismo asombro que su admirado Ricardo Reis, manifestándose al mismo tiempo como un escritor profundamente portugués, como un soñador de espíritu ibérico y como un icono internacional cuya literatura ha llegado hasta los últimos rincones del mundo. Según dicen, murió dándole vueltas a un verso de Gil Vicente, el primero de los grandes autores portugueses que apostaron por el bilingüismo como la expresión más genuina del alma ibérica. Un sueño que perdura por los siglos.
Fuente                                       Carlos Aganzo

viernes, 12 de diciembre de 2014

EL MURO Y EL ANILLO



El muro y el anillo

Los sucesivos aniversarios de la caída del muro de Berlín sirven al Nuevo Orden Mundial para organizar tediosos saraos que conmemoran el ocaso del comunismo, aquella ideología que quiso ejercer un control omnímodo sobre las conciencias aplicando a rajatabla una estremecedora consigna atribuida a Lenin: «Contra los cuerpos, la violencia; contra las almas, la mentira». El Nuevo Orden Mundial ha hallado en la caída del muro de Berlín un fetiche muy apropiado para su mitología, que a la vez que infunde entre las masas cretinizadas horror a aquella tiranía siniestra les hace olvidar que están siendo aplastadas por una forma de tiranía mucho más sibilina que ya no se acompaña de violencia sobre los cuerpos; pero cuyo control sobre las almas sigue siendo implacable, y acaso mucho más eficaz.
En efecto, donde el comunismo se servía de métodos coercitivos y represores que arrasaban las conciencias, el Nuevo Orden Mundial, mucho más sofisticado, moldea las conciencias a su gusto, exaltando los deseos de sus sometidos. Tocqueville avizoró esta nueva forma de tiranía en La democracia en América; y sus palabras proféticas poseen hoy una vigencia escalofriante:

«Después de haber tomado entre sus poderosas manos a cada individuo y de haberlo formado a su antojo, el soberano extiende sus brazos sobre la sociedad entera y cubre su superficie con un enjambre de leyes complicadas, minuciosas y uniformes, a través de las cuales los espíritus más preciosos y las almas más vigorosas no pueden abrirse paso: no destruye las voluntades, pero las ablanda, las somete y dirige; obliga raras veces a obrar, pero se opone incesantemente a que se obre; no destruye, pero impide crear; no tiraniza, pero oprime; mortifica, embrutece, extingue, debilita y reduce, en fin, a cada nación a un rebaño de animales tímidos e industriosos, cuyo pastor es el Estado». A esta forma de tiranía que ablanda voluntades y convierte a los pueblos en rebaños se refería también el siniestro Gran Inquisidor en Los hermanos Karamazov: «Nosotros les enseñaremos que la felicidad infantil es la más deliciosa. (...) Desde luego, los haremos trabajar, pero organizaremos su vida de modo que en las horas de recreo jueguen como niños entre cantos y danzas inocentes. Incluso les permitiremos pecar, ya que son débiles, y por esta concesión nos profesarán un amor infantil. Les diremos que todos los pecados se redimen si se cometen con nuestro permiso, que les permitimos pecar porque los queremos y que cargaremos nosotros con el castigo. Y ellos nos mirarán como bienhechores al ver que nos hacemos responsables de sus pecados. Y ya nunca tendrán secretos para nosotros».
Quizá el gran hallazgo de esta nueva (¡y benevolente!) forma de tiranía, frente a formas obsoletas que se imponían a través de instrumentos sombríos, es que ha logrado el sometimiento de las almas a través de la exaltación de la libertad. Ha sido, en efecto, tal exaltación la que ha logrado aislar a los individuos, rompiendo los vínculos comunitarios que los hacían fuertes, para convertirlos en átomos aislados dentro de una masa gregaria, engolosinados en el disfrute de placeres que los tornan cada vez más egoístas e incapaces de sacrificarse en defensa del bien común. Por supuesto, el Nuevo Orden Mundial se ha asegurado de que los placeres que sus sometidos consumen los obliguen a trabajar más por menos dinero y, por lo tanto, a entramparse de por vida, convertidos en esclavos de un poder financiero que, a cambio de su sometimiento, corrompe sus almas, suministrándoles entretenimientos envilecedores que estragan su espíritu, avillanan sus sentimientos y debilitan sus escasas defensas contra el abismo de la decadencia humana. Y lo más trágico (y a la vez cómico) es que, a la vez que el Nuevo Orden Mundial nos convierte en piltrafas infrahumanas que desde la escuela comulgan sus paradigmas culturales (de tal manera que ni siquiera sea necesaria la censura), a la vez que nos impone las interpretaciones del mundo que le convienen, a la vez que nos dejan sin religión ni vínculos duraderos, a la vez que nos despoja materialmente y nos convierte en hienas que claman por la satisfacción de sus apetitos más egoístas, ha logrado que nos creamos absurdamente diosecillos omnímodos que ejercitan su libertad sin cortapisas.
Se cayó el muro de Berlín. Pero el Nuevo Orden Mundial no requiere muros para oprimirnos. Le basta poseer aquel «Anillo Único» al que se refería Tolkien: «Un Anillo para gobernarlos a todos, un Anillo para encontrarlos, un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas». Y ¡ay del que no pase por el aro de ese anillo!

Fuente                                    Juan Manuel de Prada

jueves, 11 de diciembre de 2014

LA EUROPA OPACA



"Lobbies" financieros gobiernan en Europa

En Europa y Estados Unidos, los gobiernos hacen lo que los lobbies financieros les mandan, asegura el doctor en derecho Juan Hernández Vigueras. La prueba más evidente, señala en entrevista, es que aunque la banca generó la crisis económica, ésta no sólo fue rescatada con dinero público, sino que se erigió en prestamista de las propias administraciones públicas: “De bancos en quiebra hemos pasado a Estados muy endeudados”. El autor del libro La Europa opaca de las finanzas explica que los paraísos fiscales están vinculados a la llamada banca en la sombra (shadow banking): ahí se incluyen todas las operaciones que la banca realiza a espaldas de los bancos centrales de cada país
Madrid, España. Los gobiernos tanto en Europa como en América son los gestores de los intereses financieros gracias al poder que han amasado sus lobbies, afirma el doctor Juan Hernández Vigueras, experto en desregulación de los mercados financieros globalizados y los paraísos fiscales.
En entrevista con Contralínea, el autor de libros como La Europa opaca de las finanzas, El casino que nos gobierna y Los lobbies financieros. Tentáculos del poder refiere que los gobiernos terminan haciendo lo que los mercados financieros les mandan.
La influencia que ejercen los lobbies financieros, la gran banca y las grandes corporaciones sobre las decisiones de los órganos legislativos y sobre los gobiernos y las agencias en Estados Unidos y en Europa es innegable. El rescate de los bancos con dinero público, aun cuando se trataba de los responsables únicos de la crisis de 2007, es el más claro ejemplo de ello, indica.
El también autor del libro Los paraísos fiscales. Cómo los centros offshore socavan las democracias refiere que el resultado final de esa influencia, que es en sí mismo el objetivo básico de todos los lobbies –aparte de la defensa puntual de los intereses en un momento determinado–, es mantener la carencia de regulación y de supervisión en los flujos financieros internacionales.
—¿Los gobiernos no están limitando ese poder de la banca?
—No, todo lo contrario. La historia europea reciente, la crisis europea que sucedió más tarde de la que se generó en 2007 en Wall Stret, pues lo ha demostrado. En las conclusiones de mi último libro [Los lobbies financieros. Tentáculos del poder], documento que los gobiernos terminan siendo gestores de los intereses financieros. La prueba más evidente es que, aunque la crisis la generó la banca en todos los países, los contribuyentes han ayudado a que los bancos salgan de los apuros y a continuación los bancos se han erigido en prestamistas de los gobiernos; con lo cual, de bancos que estaban prácticamente en quiebra hemos pasado a Estados muy endeudados, que es lo que ha ocurrido de manera muy evidente en Europa. Lo que es más grave es que el sistema desregulado, es decir sin reglas y sin control, hoy es mucho más fuerte de lo que era hace 4 o 5 años, con la gran paradoja de que habiendo logrado una gran liquidez eso no se traduce en crédito a las empresas y al consumo, de manera que se creen riqueza y empleo. El problema de España es el problema de Europa y de gran parte del mundo, porque continuamente la información financiera internacional te habla de la reducción del crédito. Cuando hablo de crédito me refiero al sector productivo, a las empresas, porque las grandes empresas tienen autonomía financiera.
La falta de regulación también abarca el tema del lavado de dinero. Al respecto, el doctor Hernández Vigueras indica que esta problemática arranca desde el momento en que el movimiento internacional de capitales, de fondos, está más que consolidado con un principio intocable admitido por el Fondo Monetario Internacional, y que es la regulación que en realidad no regula nada.
“No controlan esos movimientos, lo cual supone que en los mecanismos establecidos no se distingue el dinero que es ilegal. Y por tanto sigue existiendo como existía hace algún tiempo, y ahí es donde cumplen un gran papel los llamados paraísos fiscales. El problema básico es que el sistema financiero internacional y algunos sistemas locales se basan en un principio, en una práctica consolidada, que es la opacidad. Se sabe muy poco: no hay el control necesario.”
Al referirse a los paraísos fiscales, el especialista en el tema considera éstos se incluyen en un nuevo concepto que surgió con la crisis: shadow banking o banca en la sombra, que engloba todas las operaciones que la banca (sea mexicana o española) realiza al margen del banco central.
“Los bancos en general realizan una serie de operaciones que el banco central no supervisa, no regula y no controla. Eso es algo que, paradójicamente, después de la crisis ha crecido.”
Al abordar el tema del blanqueo de capitales, Hernández Vigueras comenta que hay operaciones de la banca que son públicas, pero que son muy dudosas. “En el caso de España, se ha dicho [en los medios] que el banco Santander o el BBVA han adquirido una filial en México, en Perú, en Rusia o donde sea, y nadie explica cómo se han efectuado los pagos. Y qué ocurre, pues que esos pagos se han hecho de manera opaca a través de una filial en Islas Caimán o en algún otro sitio, como las Islas Británicas o los centros financieros del Caribe”.
Para el escritor, la raíz del tema del lavado de dinero también es la falta de control de los flujos financieros: hay negocios que, al ser ilegales, todos los recursos que generan son ilegales. Éstos se aprovechan de toda la opacidad que ofrece el sistema financiero para que ese dinero que tiene un origen ilegal se convierta en legal”.
El doctor en derecho señala que el blanqueo de capitales no sólo afecta a las empresas sino también incluye la corrupción política y de los funcionarios, los sobornos: el mecanismo casi siempre es el mismo, indica: crean entidades, sociedades ficticias con residencia en Lichsteintein, en Luxemburgo, en Suiza o en los distintos enclaves que se consideran paraísos fiscales. “La raíz fundamental de todo eso es que se acepta como normal: hay una doble moral”.
Nadie parece escapar de ello. Incluso las grandes empresas que se supone que cumplen con la legalidad utilizan los paraísos fiscales para triangular sus ingresos. Como ejemplo de ello, Hernández Vigueras indica que el 60 por ciento de las empresas españolas que forman parte del IBEX 35 –es decir, que cotizan en bolsa– habían aumentado sus sociedades en paraísos fiscales en el periodo de crisis, de 2007 a 2011.
“La gran paradoja es que precisamente en los años de la crisis, cuando más problemas económicos tenían y una menor actividad, las grandes empresas españolas habían aumentado las filiales. Para qué, para hacer actividades de diverso tipo: fuese de lavado de capitales, fuese para defraudar, para no pagar impuestos, etcétera.”
Esto tampoco es ajeno a Estados Unidos, donde aproximadamente el 80 por ciento de las compañías que cotizan en bolsa tienen filiales en jurisdicciones consideradas como paraísos fiscales, es decir, en los centros financieros off shore.
—¿España adolece de regulación?
—España y toda Europa, porque la regulación financiera en todos los países de la Unión Europea está centralizada. Si se aprueba una directiva, ésa se traslada a una ley nacional. [Por ello] los escándalos también se han dado últimamente en Alemania, con Siemens y otras grandes corporaciones; ésos tienen su origen en esa regulación tan laxa que existe. Pero es general porque va unido al tema financiero. Cuando empecé mis investigaciones de este tipo de los paraísos fiscales y del blanqueo de capitales encontré que la raíz es el propio sistema financiero a nivel internacional y a nivel de cada país, porque desde el momento en que los movimientos de capitales son libres, y no se pueden intervenir, no existe un sistema financiero mexicano, ni un sistema financiero español ni uno europeo, porque cuando un gobierno pretende establecer controles más serios o elevar la tributación de las grandes empresas pues las inversiones se marchan a otros países, con lo cual el sistema es el que condiciona las políticas económicas de los países.
Fuente                                 Nancy Flores
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miércoles, 10 de diciembre de 2014

DISCURSO DE VLADIMIR PUTIN



El estadista: Putin marca la diferencia en su discurso anual a la Asamblea rusa
No ha sido un discurso más. Ha sido el discurso del año. Un discurso que todos esperaban con avidez tras un año convulso para Rusia. No hemos asistido a un discurso frío lleno de palabras vacías y buenas voluntades, sino que por el contrario, ha sido un discurso político bien estructurado, con explicaciones, identificación de problemas y algún que otro aviso a navegantes. En definitiva, toda una declaración política de intenciones, acompañada de un esbozo de diversas actuaciones que se van a implementar en breve.
Tocó todos los palos de la baraja: economía, ecología, educación, sanidad, defensa, y por encima de todo, el bienestar y el desarrollo de la población rusa. Hemos oído a un presidente ruso hablando con total sinceridad, desde lo profundo de su corazón, sobre los problemas que atañen al ciudadano de a pié y a su patria. Es envidiable oír hablar al Presidente de un país sobre los retos y tareas que se debieran afrontar en los próximos 15 años para continuar la senda de crecimiento y progreso del país, máxime, cuando en España, y en casi toda Europa occidental, estamos acostumbrados al cortoplacismo cainita y oportunista.
Comenzó Putin abordando la situación en Crimea y en el este de Ucrania, señalando la hipocresía de EEUU y de la Unión Europea, quienes han llevado a Ucrania a un callejón sin salida, sin aportar soluciones, y sin preocuparles lo más mínimo la suerte del pueblo ucraniano. Esto pone en evidencia los oscuros y espurios intereses tras este plan de desestabilización iniciado hace un año con el Golpe de Estado del Euromaidan en Kiev.
Toda esta situación se ha utilizado como una excusa para cercenar y atacar a Rusia. Si no hubiera sido por este motivo, se hubiera encontrado otro (como se hizo con el absurdo boicot a los Juegos Olímpicos de Sochi 2014), pero el objetivo último, ha sido acorralar y aislar a la Federación Rusa, romper las buenas relaciones económicas y políticas entre la UE y Rusia, e intentar debilitar y fragmentar la nación más grande del mundo del mismo modo que se hizo con Yugoslavia.
Esto es por ejemplo lo que se está intentando hacer  con las sanciones antirusas, contraviniendo las buenas prácticas del libre comercio internacional, y que además, en una economía tan globalizada e interconectada como la actual, son a la larga perjudiciales para todas las partes implicadas. Prueba de ello es la recesión a la que se encamina nuevamente la Unión Europea, motivada en buena medida por el efecto boomerang de su política rusófoba.
Como respuesta, el Gobierno de Vladimir Putin ha planteado una serie de políticas destinadas a combatir a los especuladores financieros, y a la dinamización económica y el apoyo a la inversión, con un paquete de ayudas fiscales, y una amnistía única a capitales evadidos, como forma adicional de reforzar el rublo y las finanzas públicas. En este sentido, el Presidente ruso presentó diversos programas de inversión pública en varios ámbitos, destacando por un lado el mayor control a realizar sobre cualquier gasto público, ya sea de manera directa o mediante empresas públicas; y por otro, la necesaria inversión en educación y sanidad infantil. Rusia empezó el año con 144 millones de habitantes, y quiere seguir potenciando su demografía, con el apoyo a las familias, y con medidas tendentes a recuperar población emigrada en el pasado, sobre todo aquella más preparada.
Rusia está fomentando las relaciones comerciales con grandes zonas económicas de América, África y Asia de manera pacífica, y no busca ningún conflicto ni dominación, si no un modelo de relaciones multilaterales y desarrollo económico justo y equilibrado entre naciones. Dicho esto, la Rusia de hoy no es la Rusia sumida en la pobreza y dominada de hace dos décadas, si no que es una nación fuerte, orgullosa, y segura de sí misma, que en su día se defendió exitosamente de los ataques de las potencias más fuertes de la época, y como la historia es cíclica, seguirá invirtiendo cuanto sea necesario para mantener a un ejército potente que garantice su soberanía e independencia.

Fuente                             Jesús Domínguez
elespiadigita                                           Economista

martes, 9 de diciembre de 2014

EL FRENTE RUSO




Españolitos contra soviets
Lidia (superviviente del cerco a Leningrado) pregunta a su nieta si en España se celebra el fin de la 2ª Guerra Mundial, ya que para ella el 8 de mayo es una fecha muy importante. La nieta, sorprendida por la demanda, le responde que el país ibérico no participó en los combates, y que por lo tanto no entiende que celebren nada.
“Pues sí, es lógico que no lo celebren, pero exactamente por lo contrario, porque lucharon con los fascistas”. La nieta, turbada, le explica a su abuela que en los libros de la escuela no aparece nada de eso. “Porque después cambiaron de bando, pero yo recuerdo perfectamente a los soldados españoles. Escucha, cuando nos evacuaron de Leningrado caímos en manos de las fuerzas fascistas, y de entre todos los soldados, rumanos, alemanes, bálticos… los españoles eran los más simpáticos ¡una vez incluso nos dieron caramelos!”, recuerda

Y así fue. Soldados españoles participaron en la 2ª Guerra Mundial en las listas de la División Azul, una unidad de “voluntarios” que se integró en la Wehrmacht y juró obediencia al Fuhrer. La 250, también conocida como Blaue Division o Einheit Spanischer Freiwilliger, luchó principalmente en Bielorrusia y en la región de Leningrado, el lago Ladoga, Riga y Nóvgorod.
Los combates no fueron una guerra de caramelos, bizcochos y confeti; como relataba Luis García Berlanga con tanta gracia en su biografía, los soldados tenían que perseguir gallinas para poder comer, sufrían un frío carnívoro y cambiaban la letra a canciones patríoticas alemanas por otras más banales y escatológicas.
Este verano se cumplen 70 años de la creación de dicha unidad de combate, compuesta por voluntarios y con la que Franco quería legitimar sus aspiraciones de incorporar Gibraltar y las posesiones francesas en el norte de África. No obstante, muchos claroscuros siguen rodeando la creación, mandato y disolución de la División Azul, por lo que coincidiendo con el 70 aniversario se prepara una película de Gerardo Herrero con Carmelo Gómez y Juan Diego Botto, “Sangre en la nieve”, y se han publicado, además, tres estupendos libros sobre los españolitos que lucharon contra los soviets junto a las tropas Nazis.
- “La División Azul. Rusia, 1941-1944”, (Editorial RBA). Libro en el que el periodista e historiador Jorge M. Reverte analiza cómo se creó y por qué se alistaron los voluntarios.
- “Añoranza de guerra” (La esfera de los libros). Novela del escritor Blanco Corredoira en la que refleja cómo fue la vida en el frente y qué ocurrió con los soldados que cayeron en manos bolcheviques.
- “La división azul. Estructura de una fuerza de combate” (Galland Books). Ensayo histórico-militar del especialista Carlos Caballero Jurado, en el que repasa las batallas más importantes en las que participó la División Azul y explica cómo se integró en la Wehrmacht. Todos estos libros ahondan en cuestiones no resueltas sobre la División Azul, un tema que se volvió escabroso e incómodo para el régimen franquista. “Aun quedan muchas cosas sin respuesta -reconoce Jorge M. Reverte- sobre todo los sentimientos que se trajeron escondidos después de haber visto la barbarie de los nazis. Porque, aunque ellos no participaron en las matanzas, eran los aliados del ejército criminal que estaba arrasando Rusia”.
Entre esos “voluntarios” estaba además su padre, por lo que esta investigación adquirió un carácter muy personal para él. De hecho, fue “el intento de comprender qué llevó a casi 50 mil hombres a luchar a seis mil kilómetros de casa, tras una guerra civil de tres años” lo que más le motivó duranté la escritura del libro.
Pero también hay otras razones que hacen atractivo el tema, como la fascinación por aventuras en tierras lejanas: "Ya de pequeño me sentía impresionado cuando conocía a algún señor del que me decían que había estado en Rusia; que había ido a luchar a Rusia. El simple nombre es muy evocador”, comparte el escritor Blanco Corredoira.
El nombre de División Azul se lo puso el falangista José Luís Arrese y los primeros 18 mil soldados partieron de Madrid en julio de 1941, con temperaturas de 40º y hacinados en vagones para ganado. Al llegar a la frontera francesa les asearon, les entregaron el uniforme nazi y los enviaron en un tren de pasajeros al campo de entrenamiento de Grafenwöhr, al norte de Múnich, donde los voluntarios aprendieron a utilizar el armamento alemán y juraron lealtad a Hitler.
"Voluntario alegre, que a Rusia te vas, con rancho de hierro para caminar" iban cantando. El 50% de los voluntarios eran en realidad militares de carrera en busca de gloria y ascensos. En el resto de destacados se mezclaban falangistas, estudiantes universitarios y jornaleros sin recursos. Así mismo, las motivaciones para el alistamiento también eran muy dispares, ya que iban desde el anticomunismo, la necesidad de demostrar lealtad al régimen franquista, la pobreza o el querer impresionar a una novia, como relató el recientemente desaparecido Luis García Berlanga.
"En los últimos días de Junio de 1941 muchos españoles creyeron que alistándose en la División Azul participarían de la gloria de armas que suponía ayudar a acabar con el comunismo. En aquel comienzo de la guerra del este todos creyeron que los ejércitos alemanes desfilarían en unas semanas en la Plaza Roja de Moscú. También es cierto que dentro de un contingente de 47.000 soldados (este es el número aproximado de los que fueron a Rusia en sucesivos reemplazos) hubo muy diversas motivaciones personales: la voluntad de hacer carrera; el escapar del hambre; el ánimo de aventura; el deseo de ganarse una acreditación ideológica para aquellos que habían hecho la guerra española en el bando republicano... De todo hubo. Pero en un primer momento el ideal esencial era el anticomunismo que tanto había crecido a raíz de la guerra civil española”, nos explica Blanco Corredoira.
Mejor morir de un tiro en el frente que de hambre
No todos habían hecho la guerra. Iban a probarse y no intuían lo duro que podía ser el combate. El idealismo, la miseria y el hacerse perdonar tras haber luchado por la república están detrás de la decisión de ir al frente según Jorge M. Reverte, quien recalca la dureza de la guerra y las penalidades que pasaron los soldados de la División Azul, y recuerda que la idea de creación surgió en una reunión mantenida en el hotel Ritz de Madrid por Serrano Suñer, ministro de exteriores, y los falangistas Dionisio Ridruejo y Mora Figueroa. El ejército Nazi aun parecía imparable en el 41 y los voluntarios pensaban que en seguida llegarían a Moscú y volverían triunfantes y entre aplausos a España. Sin embargo fueron destinados al frente de Leningrado y en lugar de los tres meses previstos estuvieron tres años. 

"Los voluntarios creían que iban a acabar con el comunismo y se encontraron con que el objetivo era tomar un gran territorio con el que expandir Alemania, convertir en esclavos a los sub-humanos que pensaban que eran los rusos y liquidar a los judíos, primero uno a uno y más tarde en los campos de concentración. Eso ellos no lo vieron, evidentemente, pero tuvieron suficientes indicios para ver qué se estaba haciendo. Asistieron como invitados de segunda clase a una de las mayores canalladas de la historia de la Humanidad”, añade Reverte.
Pero la ayuda del gobierno franquista a Hitler resultó ser cada vez más incómoda y difícil de explicar diplomáticamente, sobre todo una vez que la Alemania Nazi empezó a perder batallas (Stalingrado y Leningrado). Así, a los primeros combatientes que vinieron tras el reemplazo se les recibió como a héroes, mientras que los últimos fueron casi escondidos. Jorge M. Reverte lo explica de esta forma: "Al principio, en 1941, la prensa hablaba de los voluntarios como los grandes héroes que iban a ayudar a liquidar al comunismo (al que identificaban con Rusia y el judaísmo). Luego, según el resultado de la guerra se fue volviendo favorable a Rusia y sus aliados, la prensa casi dejó de hablar de los voluntarios”.
Durante dos años la División Azul contribuyó al cerco de Leningrado. No obtuvo ninguna gran victoria, y su actuación militar se limitó a pequeños combates locales y a una épica defensa de la posición alemana en Krasni-Bor, en la que la unidad española registró más de mil doscientos muertos, cuatro cientos prisioneros y otros mil heridos en un sólo día: el 10 de febrero de 1943.
Fue también en 1943 cuando el gobierno español decidió disolver la División Azul. Franco entendió que la supervivencia del régimen pasaba por distanciarse de Hitler, ya que el rumbo de la guerra había cambiado y la derrota nazi parecía cada vez más probable. Los aliados ya habían empezado a presionar en Madrid para la retirada de la División Azul, a través del embajador norte-americano y del británico. Así, el 24 de septiembre se aprobó en el consejo de ministros la disolución de la unidad de voluntarios, y una semana más tarde Hitler accedió a la repatriación escalonada de los soldados españoles. Aun así, unos 2 mil combatientes se negaron a volver a España y continuaron luchando junto a los nazis en una nueva unidad llamada ”Legión Azul”.
En total, 47 mil soldados lucharon en las filas de la División Azul; de entre ellos murieron unos 5 mil, 8 mil fueron heridos y 372 acabaron en GULAGs soviéticos, siendo obligados a trabajos forzados. De los supervivientes, 219 fueron repatriados a Barcelona desde Odessa el 2 de abril de 1954, mientras que cerca de 80 prefirieron quedarse en la ciudad ucraniana de Krasnopole. La mitad de los voluntarios que cayeron en combate fueron enterrados en la zona, al resto simplemente se les dio por desaparecidos. A la ferocidad del ejército rojo, hay que añadir la falta de ropa de abrigo adecuada y la temeridad del general español al mando, Muñoz Grandes, quien pretendía ganarse el respeto alemán a base de bajas.
El escritor Blanco Corredoira comenta para Rusia Hoy en qué condiciones estuvieron recluidos en Rusia los soldados de la División Azul; ”Los prisioneros españoles fueron sometidos por el régimen de Stalin a un trato muy singular: por un lado se les mantuvo incomunicados con España. Fueron de los pocos prisioneros de guerra que no pudieron mandar ni recibir cartas de los suyos. Pero se les mantuvo relativamente agrupados, de forma que no cayeron en manos de los blatnoi y otras bandas de hampones. Casi siempre en lagers o campos de trabajo para prisioneros de guerra. Llegaron, eso sí, a convivir con "los otros españoles", los prisioneros republicanos españoles (aviadores, marinos, niños de la guerra española) que habían caído en desgracia y eran perseguidos por el régimen. Juntos, los españoles, hicieron causa común. Protagonizaron sonadas huelgas de hambre, como en Borovichi en 1951. Se les retuvo en la Unión Soviética más tiempo del admisible. Sólo a partir de la muerte de Stalin se suavizó el trato y se agilizó la repatriación”.
Y añade Corredoira: ”La vuelta a España tuvo el carácter de una resurrección. Las imágenes de la llegada al puerto de Barcelona en el barco fletado por la Cruz Roja, el Semíramis, son muy emocionantes porque muchos de aquellos hombres habían sido dados por muertos. El recibimiento fue espectacular, pero luego tuvieron que rehacer su vida. Se encontraron una España muy mejorada pero que ya estaba en la órbita de los Estados Unidos. El régimen no hizo gestos que pudieran incomodar a los nuevos aliados. Y, en general, aquellos hombres no quisieron hablar de la guerra, trataron de olvidar”.
Empatía hispano-rusa
No obstante, resulta curioso que la mayoría de los historiadores coincidan en el fácil entendimiento entre españoles y rusos, y eso a pesar de las penurias y de encontrarse en una guerra tan cruenta

En este sentido Jorge M. Reverte explica que "la impresión humana fue muy positiva. Todos volvieron hablando de los campesinos rusos (sólo conocieron a campesinos) como gentes maravillosas, aunque ignorantes. Les impresionaban las condiciones de vida en esos lugares que pasaban tantos meses enterrados bajo la nieve. Les impresionaba mucho el arte bizantino de las iglesias ortodoxas. Novgorod, las cúpulas de su catedral... Y les impresionó de una forma brutal los palacios de los alrededores de Leningrado. El paisaje, sin montañas, de los inmensos bosques y lagos les acababa por parecer monótono”. 

También Blanco Corredoira es de esta opinión, y recuerda que ”hay cientos de libros de memorias. Ello evidencia que la experiencia impresionó mucho a los españoles. La enormidad del paisaje; el incomensurable rigor del invierno; la profundidad de sus bosques...; la dureza y pobreza de la vida rural en Rusia; la belleza de su música; la bondad de sus gentes; el carácter pacífico de los prisioneros soviéticos; la fácil convivencia con la población rusa. En su mayoría mujeres, ya que muchos hombres estaban movilizados. Puedo asegurar que el español llegó a amar al pueblo ruso. Existe una atracción, un respeto y un cariño que se mantiene. Creo sinceramente que somos los dos polos y refugios sentimentales de Europa, y como tal nos atraemos”.
Para más información tenemos los tres libros recomendados y una sala en el Museo del Ejército español, recientemente abierto en el Alcázar de Toledo.
Para la División Azul también se compuso una canción, con letra de Agustín de Foxá y José María Alfaro, y música de Juan Tellería. El himno fue interpretado por primera vez en el Teatro Calderón de Madrid el 8 de diciembre de 1941.
Con mi canción
 la gloria va

por los caminos del adiós, 

que en Rusia están

los camaradas de mi División.
Cielo azul

a la estepa desde España llevaré, 

se fundirá la nieve 

al avanzar, mi capitán.
Vuelvan por mi

el martillo al taller, 

la hoz al trigal. 

Brillen al sol 

las flechas en el haz

para ti,

que mi vuelta alborozada has de esperar 

entre el clamor 

del clarín inmortal.
En la distancia queda

gozo del hogar 

con aires de campanas, 

vuelo de la paz.
Resuenan los tambores; 

Europa rompe albores, 

aligerando nubes

con nuestro caminar.
Con humo de combate 

yo retornaré, 

con cantos y paisajes

que de allí traeré.
Avanzando voy; 

para un mundo sombrío

llevamos el sol; 

avanzando voy 

para un cielo vacío 

llevamos a Dios.

Fuente                                                                Francisco Martínez
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