TRADUCTOR

sábado, 19 de octubre de 2013

LA DECADENCIA DEL INTELECTUAL



¿Quiénes son hoy los Intelectuales

Hoy los nuevos intelectuales son hombres de una pobre formación humanista. Gente de una irredimible ligereza que reúne en sí los tres rasgos de la existencia impropia de que habla Heidegger: a) La habladuría, b) la avidez de novedades y c) la ambigüedad

Cuando Julien Benda(1867-1956) escribe su famosa Traición de los intelectuales (1) logra una adecuada descripción de lo que desde fines del siglo XIX hasta mediados del siglo XX fueron los intelectuales. Su traición consistió en “dedicarse a hacerles el juego a las pasiones políticas”(2).

Hombres con una vasta cultura humanista, filósofos, literatos, historiadores y sociólogos ocupaban los carriles principales de esta autopista cultural de la producción de ideas. Hombres con una cierta representación social que les permitía una inserción en las sociedades donde vivían sin mediaciones de tipo comercial (editoriales, grandes diarios) e incluso políticas (se presentaban más allá de los partidos) para darle mayor contundencia a su mensaje. Mensaje caracterizado por un socialismo democrático y progresista cuya vigencia llegó hasta final del siglo pasado. Un ejemplo emblemático de este tipo de intelectuales fue Raymond Aron.

Los intelectuales de otro tipo o mejor aún, no progresistas, al estilo de Erzra Pound (Usa), Drieu la Rochelle (Francia), Leopoldo E. Palacios (España), Alfredo Pimenta (Portugal), Atilio Mordini (Italia), Ernst Jünger (Alemania), Vintila Horia (Rumania), Gilberto Freyre (Brasil), Arturo Jauretche (Argentina) fueron siempre considerados como marginales al sistema de producción de sentido. Condenada al silencio, el gran mecanismo de los diarios de entonces, gran parte de su producción.

Con el desarrollo exponencial de los mass media, televisión sobre todo, el acotado y un tanto exclusivo, mundo de los intelectuales de viejo cuño, cambió profundamente. 


Estos fueron totalmente desalojados de sus plúmeos sitiales. Dejaron de ser personajes para pasar a ser meros escribas absorbidos por la televisión. O en otra versión de ellos mismos, se refugiaron el las academias y las universidades para transformase en “especialistas de lo mínimo”, y así desmenuzando sutilezas, se fueron desentendiendo de la vida ciudadana.

Son otros los portavoces de las ideas fuerza de nuestro tiempo. 

Y si rara vez se convoca a un intelectual no conformista es “cuando las papas queman” y se necesita alguna idea distinta que el pensamiento único por su propia incapacidad de crear no puede producir. Así, Chomsky, Amín, Cardini, Cacciari, Maschke, Nolte, Sánchez Dragó, Trías, Molnar y unos pocos más, alguna vez son consultados. El resto, y existen muchísimos más, niente piu.

Hoy los nuevos intelectuales son hombres de una pobre formación humanista, ya no más filósofos, literatos, sociólogos, historiadores ellos son periodistas y locutores. Comentaristas guionistas y chimenteros. Son los que conforman la “gran patria locutora y escribidora” de la que habla el escritor Abel Posse. Gente de una irredimible ligereza que reúne en sí los tres rasgos de la existencia impropia de que habla Heidegger:

a) La habladuría: hablar por hablar, 
b) la avidez de novedades: querer estar enterado de todo, estar al día, y,
c) la ambigüedad: nada es verdadero ni nada es falso (Lo mismo un burro que un gran profesor como dice el tango Cambalache).

Estos tres rasgos se multiplican y exacerban hasta el hartazgo entre los “nuevos intelectuales”, estos grandes lectores de contratapas de libros nunca abiertos. El corrimiento que de los intelectuales se ha producido, es sistemático y progresivo.

Hoy las ferias internacionales de libros, además de convocar siempre a los mismos, Fuentes, Habermas, Saramago, Grass, Eco, Savater, en una palabra “los policías del pensamiento correcto”, no avanzan nunca sobre soluciones nuevas a los problemas contemporáneos. Claro está, nadie puede dar lo que no tiene. 


 No quiero nombrar argentinos para evitar el tinte local, y los enconos estériles, pero desde hace más de un año el diario La Nación tiene una columna fija “los intelectuales y el país” en donde se afirma y se niega más de lo mismo siempre. Como para muestra digamos que la lista la abrió Marcos Aguinis y lo siguió su correligionario Santiago Kovadloff. El sólo listado de los nombres muestra la decadencia en que estamos sumidos. En el mismo sentido trabajan los otros dos diarios “sedicentes progresistas”, Clarín y Página 12.

No existen, de hecho, programas televisivos o radiales de debate de ideas. Y si los hay están ubicados en horarios intempestivos. 


La mutilación de la vida del espíritu que ha llevado a cabo la modernidad con trescientos años de pertinaz liberalismo acaba de desembocar en este fin de milenio con la anulación lisa y llana de los intelectuales de viejo cuño. A estos “nuevos intelectuales” se les puede aplicar el verso latino: O curvae in terram animae et coelestium inanes (¡Oh! almas encorvadas hacia la tierra y vacías de cielo). Más allá de que nos guste o no el término intelectual, prefiero el de pensador, existe una cierta hidalguía en el concepto de intelectual, habida cuenta que proviene de intellectus que a su vez proviene de intus legere que significa “leer adentro”.

El intelectual, al menos como hipótesis, siempre se propuso “leer adentro”, en forma un poco más profunda y detenida el sentido de las cosas y las acciones. Ver un poco más allá del hombre vulgar, del hombre común. Hoy los intelectuales al estilo clásico han muerto, la patria locutora, que no es otra que el hombre vulgar, se ha puesto a intelectual. “El fracaso del intelectual y su decadencia, afirma un pensador no conformista como Thomas Molnar, se debe a su filosofía construida sobre errores”(3).

Algunos de estos errores los encontramos en su progresismo al que la estabilidad de la naturaleza humana se ha encargado de refutar; su humanismo unilateral en donde su ultra racionalismo no les permitió ver el quantum de misterio que hay en el hombre, la historia y el universo; su inocencia política con su solemne renuncia a la fuerza como instrumento de gobierno para sustituirlas por relaciones discursivas: exhortaciones, juramentos públicos, asambleísmo. 


Nosotros que desde hace años tenemos un compromiso con nuestra realidad político-social nos damos cuenta a diario de este cambio sustantivo. Así, la voz de un periodista o de un abogado(es el que más se acerca a un intelectual clásico) tiene más peso en una reunión de gabinete o consejo de directivo que la de un sociólogo o un filósofo.

Los intelectuales de viejo cuño han sido reducidos a la conversación personal o a conferencias de cenáculo, que en una sociedad de masas como la nuestra no inciden en nada. Los más vendidos llegan con esfuerzo a 5000 ejemplares, y rara vez sobre pasan esta cifra.

Incluso en los cargos que ofrece la gestión pública, antaño teníamos a un Borges, ese parapeto a la mediocridad, director de la Biblioteca Nacional.

Hoy, hace unos días nomás, y la anécdota es cierta, ante la disyuntiva entre un filósofo y un librero, entre uno que se ocia en el libro y uno que negocia libros. Entre el que se goza en el otium (ocio) y el que niega el ocio por el negocio (nec-otium), el poder político optó por este último. Claro está, con el beneplácito de la patria locutora y escribidora. Esto es, los nuevos intelectuales.

Fuente                                                         
  Alberto Buela
revista-arbil
Notas

1.- La Trahison des clers (1927) La traducción literal de la palabra clers es clérigos, escribientes. Pero Benda le da una amplitud que supera aquella del diccionario. Clers es el intelectual profesionalizado, burocratizado, apegado a los intereses inmediatos.

2.-op.cit.: p.45.-(Hay una versión en castellano hecha en Buenos Aires por, Efece ediciones, 1974, con la traducción de L.A. Sánchez).

3.- Molnar, Thomas: La decadencia del intelectual, Bs.As., Eudeba, 1972, p.402.-   

viernes, 18 de octubre de 2013

EL FALSO MESÍAS NEGRO



Una ocasión histórica

Como el valentón del célebre soneto, después de calarse el chapeo, requerir la espada y mirar de soslayo, el falso mesías negro parece que no lanzará de momento su ataque contra Siria; no, al menos, en las condiciones chulescas que había proclamado. Por supuesto, seguirá financiando a los terroristas de Al Qaida que operan en Siria, facilitándoles armas e instrucción militar, pero lo hará de matute. 

Las intervenciones militares americanas son de dos clases: cuando logra embaucar a una cohorte de tontos útiles o de pescadores en río revuelto, mediante declaración de guerra; cuando los tontos útiles remolonean o los pescadores en río revuelto se resisten, con estrategias de guerra sucia. Pero el ridículo del falso mesías negro, cada vez más desteñido en su prestigio de engañabobos, ha sido mayúsculo, estrepitoso, abracadabrante; y sus aspavientos de valentón venido a menos tal vez sean recordados el día de mañana como el comienzo del ocaso de la que ha sido la primera potencia mundial durante casi un siglo.

De este episodio vodevilesco protagonizado por el falso mesías negro sale fortalecido Putin, la bicha del Occidente neopagano, un tipo que ha financiado la construcción de mil iglesias ortodoxas en todo el mundo durante el pasado año

Como nos enseña Joseph Roth en La leyenda del santo bebedor, la gracia puede actuar a través de los tipos más desastrados; y Putin, que tiene desde luego sus ribetes demenciales, en esta hora aparece ante nuestros ojos como un gigante (sobre todo si lo comparamos con el falso mesías negro), aunque su grandeza sea vicaria, pues no es otra sino la grandeza de Rusia, que misteriosamente (o no tan misteriosamente) se está convirtiendo en la gran esperanza de Occidente.

Quizá porque Rusia ha sufrido mucho y ha hecho a sufrir mucho a los demás en el pasado, este nuevo designio histórico que empieza a perfilarse en su futuro resulta más consolador para las personas con un sentido teológico de la historia. Por supuesto, todas las fuerzas confabuladas en la destrucción de Occidente tratarán de impedir a toda costa esta resurrección de Rusia sobre los escombros del comunismo y su conversión en una suerte de katejon u obstáculo en los planes del Nuevo Orden Mundial.

Pero de momento, Rusia ha logrado mostrar al mundo que las pretensiones americanas eran desquiciadas; y lo ha hecho infligiendo a Estados Unidos una humillación que ni siquiera logró el comunismo estalinista en su maléfico esplendor. Se la ha infligido, además, con instrumentos diplomáticos, mientras el valentón de Obama se mostraba dispuesto a defecar sus bombitas en Siria; y el remate o guinda de esa humillación ha sido la carta dirigida por Putin al pueblo americano, en la que sirviéndose de la retórica democrática ha ridiculizado la imaginaria democracia trasatlántica. Ha sido una jugada maestra que, por supuesto, el falso mesías negro no va a perdonar, sobre todo porque, siquiera por un momento, habrá permitido reflexionar a mucha gente con las meninges destrozadas por el napalm de la propaganda; y porque ha hecho tambalear la hegemonía americana, no sabemos aún si para siempre. 

Sospecho que aquellos años en los que Estados Unidos intervenía en cualquier paraje del atlas cuando le petaba empiezan a quedar atrás.

Algún día deberá empezar a escribirse la historia de las calamidades que, con la excusa de «extender la democracia», los Estados Unidos han derramado por el mundo. Pero esa obra sólo podrá escribirla alguien con un sentido teológico de la historia. 

Fuente                                                JUAN MANUEL DE PRADA
abc.es

jueves, 17 de octubre de 2013

JOSÉ MUJICA Y LA ALTA POLÍTICA



Discurso del presidente de Uruguay, José Múgica, ante la 68ª Asamblea General de la ONU. Imprescindible.

 En septiembre se celebro la 68ª Asamblea General de la ONU, en la que líderes y cancilleres de 196 países del mundo abordan temas claves de la agencia internacional como la crisis siria, el programa nuclear de Irán y espionaje de EE.UU.

El presidente de Uruguay, José Mujica

- "La tolerancia es el fundamento para vivir en paz"; 
- "La alta política entrelazada con la sabiduría científica debería controlar el mundo";
- "El capitalismo productivo está encerrado en las bóvedas de los grandes bancos"; 
- "Nuestra época es la más revolucionaria de la historia de la humanidad"; 
- "En el mundo se gastan dos millones de dólares por minuto en presupuestos militares"; 
- "Donde se reparten los recursos y se toman las decisiones no entramos ni a tomar café";
- "Piensen es un milagro. Estamos vivos por milagro. Nada vale más que la vida"


Leer + http://actualidad.rt.com/actualidad/v...

miércoles, 16 de octubre de 2013

SER ES DEFENDERSE



Defensa de la Hispanidad,por Ramiro de Maeztu

Buscar en la historia el camino que nos trajo al presente, desenmascarar las huellas más auténticas de lo español, en sangre y en espíritu, y dar después a ese hallazgo aplicación al momento actual es, dicho en breves líneas, la estructura de todo un movimiento ideológico, de toda una creencia en el pasado como norma y guía del porvenir.

 El que la profesa vuelve, desde el ahora, su mirada al ayer, anhelante de seguir el hilo de nuestra senda, y de columbrar en perspectiva los acontecimientos que nos han empujado a lo que somos, para discernir con empeño en qué erramos y en qué acertamos, y sacar escozor de los errores, y de los aciertos esperanza. 

Una actitud que, en definitiva, es la clásica de Tito Livio en el prefacio de su historia, y, además, casi connatural a todo historiador, porque se basa en la lección de la experiencia, y en el peculiarísimo provecho que el hombre, como ser libre, sabe sacar de ella.

Caso curioso el que un escritor que tan conforme parece estar hoy con los principios arriba expuestos, estuviera, allá «en el atropello del 98», en pugna con el que mejor los representaba entonces, con Menéndez y Pelayo. Pero el ansia de verdad alentaba en Ramiro de Maeztu. Hombre auténtico, celoso de que su inquieta búsqueda se colmara de luz, prefirió el camino a la posada. Y hoy, en este libro, donde recoge siete años de meditaciones sobre la Hispanidad, nos ofrece su hallazgo: la Hispanidad misma, reflejada en el espejo de unas páginas geniales. Obra de madurez, [525] magistral, donde la juventud debe empapar su corazón Y su frente. Resurgirá a su lectura el espíritu hispánico, fructificando al aliento de estas ideas inmortales con que Maeztu nos está hoy revelando nuestro propio secreto. 

Por eso su obra resuena tan hondamente en nosotros.

Las sugerencias se suceden a lo largo de todo el libro, empezando en el título, que es, por lo menos, un grito elemental de alarma. Quizás el más radical de los que puede expresar el ser que todavía no ha muerto, pero que está en peligro de morir, y por ser este grito de defensa radical y último, es también el primero. Sólo así puede afirmar Maeztu que «ser es defenderse».

 Pero si así es, nos preguntamos, ¿cómo esa extraña paradoja de nuestra historia contemporánea, en la cual nos vemos en perenne abandono de nuestro ideal por seguir el extranjero? Si ser es defenderse, ¿cómo no nos hemos defendido, automáticamente, sin aguardar la voz de nadie, sin necesidad que nadie nos haga la defensa de lo que es nuestro? ¿No nos iba en ella nuestra vida? «Creer que depende de nuestra voluntad ser o no castizos –dice a este propósito un ensayo de Ortega y Gasset– es conocer demasiado poco el determinismo de la raza. Queramos o no, somos españoles, y huelga, por tanto, que encima de esto se nos impere que debemos serlo». (El espectador, tomo II, pág. 131). Pero una actitud como esa ante la Patria es la inversa de la que sostiene Maeztu.

Porque éste siente que la Patria se puede perder lo mismo que se puede ganar, y que esta pérdida o ganancia depende de nuestra voluntad, radica en que somos libres, en que por encima de ese determinismo de la raza alienta la libertad de ser o de no ser, la elección entre defenderse o perderse.

 La Patria es espíritu. 

«Por lo que hace a la Patria, en cuanto la Patria es espíritu y no tierra, es el ser mismo. Nuestra inquietud respecto de la Patria es, en verdad, su quinta esencia. Somos nosotros, y no ella, los que hemos de vivir en centinela; nos hemos de anticipar a los peligros que la acechan, sentir por ella la angustia cósmica con que todos los seres vivos se defienden de la muerte, velar por su honra y buena fama, y reparar, si fuese necesario, los descuidos de otras generaciones» (pág. 37).

Es característico, en algunos admiradores de nuestro pasado, el dejarse absorber por el deslumbramiento de su esplendor, [526] incapacitándose, por consiguiente, para atender a lo perentorio y diario. 

No ocurre así con Maeztu. Su pluma es la de un combatiente de nuestros días, que razona con argumentos vivos, sin el encogimiento del que se refugia en la blandura de un ayer soñado, por miedo a que le hiera la dureza de la realidad cotidiana. La pluma de Maeztu se mueve en un ámbito de lucha, que es el que hace que este libro sea, no sólo de defensa, sino también de ataque.

 Y hay que reconocer que las armas se las proporcionan los eventos del mundo cultural y económico de nuestros días. Además, la fuerza del ideal enemigo «disminuye con las crisis de las grandes naciones de Occidente, que no es transitoria, sino definitiva, por haber fracasado los principios ideales que las guiaban, con su consiguiente desprestigio, que las ha hecho perder el poder de fascinación que ejercían... sobre nuestros países» (pág. 210). 

Hoy es, en cambio, España la que tiene el secreto de la salvación del mundo. ¡Espléndida fe la que sustenta este hombre en nuestras ruinas! Oigámosle: 

«Si ahora vuelven algunos espíritus alertas los ojos hacia la España del siglo XVI es porque creyó en la verdad objetiva y en la verdad moral. Creyó que lo bueno debe ser bueno para todos, y que hay un derecho común a todo el mundo, porque el favorito de sus dogmas era la unidad del género humano y la igualdad esencial de los hombres, fundada en su posibilidad de salvación. En los siglos XVIII y XIX han prevalecido las creencias opuestas. Por negación de la verdad objetiva se ha sostenido que los hombres no podían entenderse. En este supuesto de una Babel universal se ha fundamentado la libertad para todas las doctrinas y, así postulada la incomprensión de todos, ha sido necesario concebir el derecho como el mandato de la voluntad más fuerte o de la mayoría de las voluntades, y no como el dictado de la razón ordenada al bien común.»

Ello ha conducido al mundo a donde tenía que llevarle: a la guerra de todos contra todos. En lo interno, a la guerra de clases; en lo exterior, a la guerra universal, seguida de la rivalidad de los armamentos, que es la continuación de la guerra pasada y la preparación de la venidera. 

Fuente                                            Leopoldo Eulogio Palacios
filosofia.org                               Acción Española,Madrid, 16 de mayo de 1934
                              

martes, 15 de octubre de 2013

ELEVAR EL ESPÍRITU



La declinación del arte 

“Consideramos la belleza de la criatura como el esplendor de una verdad cuyo dominio implica un bien”. Leopoldo Marechal

Cuando hablamos de arte, hablamos del tipo de hombre que posee una cosmovisión suficientemente elevada para comprender, apreciar y valorar el arte. Mucho se ha escrito sobre el tema, pero de lo que no cabe duda es que no es arte la excitación emocional de un pretendido artista, aunque esté respaldada por considerables cantidades de dinero y por la opinión prefabricada de algunos medios. Si bien debemos vivir entre los excrementos del mundo, no tenemos por qué llamarles arte. La diferencia entre los griegos y un mono, no la quita la billetera del mono, ni su simiesca convicción de ser un artista.

Lamentablemente –o no tanto– el único modo de reconocer un espíritu elevado, es poseer uno. Antiguamente, el problema era más simple, porque los hombres poseedores de esos espíritus, que nunca fueron muchos, solían agruparse en torno a aquello que les es propio, según sus cánones, su función social, su destino histórico y la natural inclinación de las almas. En ese ámbito valoraban el arte.

Hoy esos mismos hombres deben sufrir a menudo una existencia impropia para los de su tipo, aunque muy acorde a la edad oscura en que vivimos. Hoy el arte es valorado por psicólogos freudianos, progresistas diversos, perturbados mentales y animadores de televisión, entre otros personajes, pero siempre, por algún motivo que no osaré dilucidar, sus opiniones se respaldan en una multitud de medios materiales, en última instancia: de dinero.

Durante milenios, los señores se ocuparon del arte y de la guerra. Hubo pueblos de señores, como nuestros antepasados los griegos o los romanos, que forjaron las bases inmortales de nuestra estirpe. Nos quedan los testimonios que jalonan el derrotero de los nuestros: las catedrales góticas, las obras renacentistas o el barroco americano.

Para acercarse al arte, los hombres deben conservar cierta comprensión de lo sagrado, y de lo que es capaz de producir el espíritu humano.

Pero para eso, no deben haberse vaciado en la angustia nihilista de la materia, no deben haber entregado ni sometido su espíritu a las máquinas, al consumo, al bestialismo materialista. Y como la materia, ya sin espíritu, se convierte en algo cada vez más miserable, en su descenso va derribando barreras hacia lo más profundo de la oscuridad y del vacío.

El arte refleja la altura espiritual del hombre. El mármol, la palabra, la pintura, la arquitectura llevan en sí la estatura de su tiempo. Es materia ordenada según un orden que la ha creado, y que la recrea en función de los cánones de la creación original, con la sagrada conciencia de cuál es el sentido de hacerlo: elevar el espíritu humano.

Hace poco leí una publicidad de automóviles que decía: “las máquinas están haciendo cada vez mejores hombres”. Era la opinión de la máquina, sin duda, porque en general el hombre ya no opina como tal, ni hace arte; sólo hace máquinas para que opinen, para que digan ellas lo que piensan sobre él. 

Ese tipo de hombre no necesita el arte.

Fuente                                               Juan Pablo Vitali

“Ningún hombre obtiene buena voluntad por su cortesía, cuando se pone al nivel de una sociedad en la que no es cortés ser espiritual”. Federico Nietzsche

lunes, 14 de octubre de 2013

MEMORIAS DEL FUTURO



“COMO MÁXIMO LA UNIÓN EUROPEA DURARÁ 10 AÑOS MÁS…”
Geidar Dzhemal es uno de los expertos más populares en los canales de televisión rusos. Su opinión es interesante no solamente cuando la noticia sobre algún acontecimiento aún es candente y la polvareda de las discusiones todavía no ha reposado sobre las páginas de los periódicos en papel y los portales de internet. 

Otra cosa es más importante – los pronósticos políticos de Geidar Dzhemal a menudo se cumplen de una manera sorprendente. También ahora nos describe la futura Europa que nos cuesta comprender, en la que desaparecerá la corrección política, se esfumará el compromiso de la élite ante las amplias capas bajas y se perfilarán los contornos de la nueva organización, parecida al feudalismo con los prejuicios estamentales y elementos de presión violenta por parte de las fuerzas de seguridad. Todo ello, claro, acompañado de alto desarrollo tecnológico.
                                                                         Larisa Pérsikova Nika Pérsikova
Hace 14 años, cuando Vladimir Putin acababa de ser elegido para su primer mandato y para la mayoría de la población no era más que heredero de Yeltsin, Geidar Dzhemal estuvo en Riga. Le entrevistamos y nos dijo una cosa muy interesante. “Putin llevará ahora una política patriótica, se pondrá a restaurar el estado y la dignidad nacional del pueblo.” “¿Por qué?” – preguntamos sorprendidas. Ya que por entonces el presidente de Rusia tenía clara fama de liberal. “Cualquier hombre que accediera ahora al cargo de presidente de Rusia, tendría que hacerlo, porque el tiempo ha llegado.”
Pasaron algunos años y en 2004 volvimos a entrevistar a Geidar Dzhemal. En esta ocasión también dijo una cosa significativa: si los EE.UU. quieren “sondear” a Rusia, montarán una provocación en Osetia del Sur o en Abjasia. Cuatro años después de esta conversación tuvo lugar la guerra georgiano- osetia.
De lo que ocurre en el mundo hoy, sobre los nuevos puntos calientes y peligros, del lugar que ocupa Letonia en los enfrentamientos entre el Oeste y el Este, Norte y Sur, conversamos ahora con el conocido politólogo.
Nueva Restauración
- Señor Dzhemal, recientemente en las elecciones en Gran Bretaña obtuvo éxito el partido de la independencia, que propone la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. En Italia y en España también se habla de la posible salida de estos países de la eurozona. En su opinión 

¿hoy por hoy la Unión Europea es un sistema sólido?
- En primer lugar la Unión Europea fue construida según los moldes estadounidenses. Es decir, no cómo lo querían los europeos y por lo que lucharon durante varios siglos. Porque, en realidad, la unión europea ya existía en el siglo XIX. Porque toda Europa estaba gobernada por el concilio de las monarquías, entrelazadas por las relaciones de parentesco. Como se sabe, todas las monarquías clave, salvo Francia republicana, donde los Borbones fueron apartados, y Bonaparte perdió el imperio tras una guerra desastrosa – toda la demás Europa sencillamente estaba gobernada por parientes – primos hermanos y sobrinos.
La Unión Europea actual, que fue creada para sustituir aquella idea de la unidad, por la que en su tiempo luchó Napoleón y la que tenía en mente el Führer del Tercer Reich, esa Unión Europea no se corresponde en absoluto con el sueño histórico de los europeos. Porque existe como el sistema que sirve a la OTAN. Y la OTAN es el yugo que les fue colocado a los europeos después de la derrota de Europa en 1945. Es decir, que la OTAN es la forma que representa la pérdida de soberanía y el sometimiento de Europa por los Estados Unidos. Es por lo que actualmente la Unión Europea con respecto a los Estados Unidos está obligada a cumplir un papel servicial, incompleto.
Recordaré que los EE.UU. ejercen el papel de gendarme internacional desde hace tan solo un par de generaciones. Y que antes de la Segunda Guerra Mundial aunque ya se trataba de un país poderoso, que estaba entre los cinco primeros de Occidente, no era la potencia principal. Y antes de la Primera Guerra Mundial era un país con el estatus de Australia actual. Es decir, que la importancia de los EE.UU., su papel de superpotencia había aumentado increíblemente a costa de la derrota de Europa en 1945. Y a costa de la aparición del sistema bipolar, que sencillamente fue una confabulación entre Moscú y Washington, en última instancia un juego, además con una sola portería.

- Pero el mundo bipolar ya no existe, la Unión Soviética como superpotencia ha desaparecido…
- Y actualmente el Occidente de nuevo se acerca al umbral de la crisis cuyas proporciones, posiblemente, superen, los resultados de la Primera Guerra Mundial. Y, por cierto, la destrucción de la Unión Soviética, que a primera vista parece la victoria de Occidente, representa en realidad un durísimo golpe contra el orden mundial. Porque justamente la Unión Soviética proporcionaba a Occidente un seguro y se colocaba como un obstáculo en el camino de los movimientos revolucionarios que podían socavar y posiblemente derrumbar este orden mundial (Che Guevara, por ejemplo, era perfectamente consciente de este papel de la URSS – N. del T.). O sea que la Unión Soviética de hecho no aprovechó a toda una serie de circunstancias favorables para destruir el sistema capitalista occidental – después de Vietnam y cuando comenzó a derrumbarse la estructura de la OTAN en Europa – junto con los acontecimientos de 1968 en Francia, la revolución de 1974 en Portugal – todo ello fue bloqueado por la URSS. (Hacia 1974 quedaba claro que la URSS había ganado la “guerra fría”, pero el Politburó se asustó ante tal perspectiva y no quiso forzar la victoria.
 Por un lado, los dirigentes soviéticos temían que la situación mundial derivara en el caos y, por el otro, no querían quedarse a solas con China. Posteriormente el segmento soviético de la corporatocracia mundial y parte de la nomenklatura dirigente pasaron de la convergenciacon Occidente a la rendición consciente, abandonando todo compromiso ideológico – N. del T.). 
Y en actualidad la Unión Soviética ha desaparecido, desestabilizando la situación mundial general. Por lo que en mi opinión a Occidente le espera una reestructuración muy seria. Incluido el reformateo de la Unión Europea que difícilmente podrá sobrevivir en su forma actual…
El caso es que ahora el Occidente y todo el mundo vive la fase inicial de la transición de una formación socio-política a otra. Porque se ha acabado la era del, digamos capitalismo financiero, basado en la división entre la producción y el consumo a nivel global. Cuando en una parte del mundo se concentra el consumo, y en otra la producción barata. Todo ello organizado y protegido por el sistema del crédito especulativo. Esa forma del capitalismo financiero, de consumo, está agotada y se acaba. Mientras tanto, los Estados Unidos como el país, basado en el capitalismo liberal, ejerce de gendarme mundial. Los EE.UU. por lo tanto representan un obstáculo para dar el siguiente paso histórico. Hacia una nueva formación político-económica que se basará en otros principios totalmente distintos.
- ¿De qué formación se trata? ¿Cuál será su base?
- Se trata de la economía postconsumista, que se basará en el retorno de algunas prácticas propias de las formaciones anteriores. En particular ciertas formas del neofeudalismo y la coacción de las personas, sacada fuera de la esfera económica.
- ¿O sea que volvemos a la Edad Media?
- Se puede decirlo así. Pero en una nueva etapa, de alta tecnología. En resumen, los Estados Unidos representan un obstáculo para esta transición histórica y serán barridos por esta ola histórica.
- ¿Y cómo se imagina la transformación de la Unión Europea, cómo será la nueva Europa?
- Europa se liberará del papel de gendarme de los EE.UU. Lo cual no significa que Europa de nuevo se descomponga en estados nacionales y pierda la unidad. En esa época postliberal y postconsumista Europa de nuevo será transformada en un espacio unido, pero ya sin el factor estadounidense. Por así decir, sin las consecuencias del año 1945. Ya ahora en Europa se está planteando este tema y creo que dentro de 10 años en general se hará una revalorización de los años 1930-40 del siglo XX y la corrección política, relacionada con la derrota de Europa en 1945, con Núremberg será abandonada. Esa tendencia poco a poco, subterráneamente comienza a dominar en el espacio europeo.
Segundo. Y casi lo más importante. La Europa del mañana no tendrá nada que ver con la Europa de los años 1960-70. En primer lugar porque la élite europea en el espacio posterior al de la UE, me refiero al espacio de Europa unida posterior a la descomposición de la UE, se liberará de todos los compromisos sociales ante las amplias capas populares. Estos compromisos fueron asumidos cuando existía la URSS. Durante la etapa cuando los movimientos sindicales, obrero y comunista ejercían una fuerte presión. Durante la etapa posterior a 1945 cuando los principales partidos de Europa fueron el partido comunista francés y el partido comunista italiano. Mientras que los liberales de Gran Bretaña, que llegaron después de Churchill, atacaron con mucha fuerza a la clase dirigente tradicional, aristocrática – con sus leyes sobre la herencia y demás. 
Ahora ya no existe el factor que obligaba a las élites a hacer grandes concesiones a las capas bajas. Por eso se van a librar de cualquier compromiso social y de nuevo pasar a una sociedad estamental con los privilegios estamentales. Lo cual prácticamente ya está en el aire.
Es interesante además observar que, al igual que nuestros actuales oligarcas fueron criados en el seno del komsomol y del KGB, igualmente los dirigentes de Europa del mañana hoy se están criando dentro del marco de la estructura que le han permitido tener los EE.UU. Los europeos ya hoy están criando a su burocracia internacional. Pero en el seno de un sistema ajeno, que les fue impuesto de la Unión Europea. 
Está claro que este sistema ya se está resquebrajando y que desaparecerá.
Fuente                            Leer+ Memorias del futuro
eurasia-rivista

domingo, 13 de octubre de 2013

ESPAÑA SEGÚN MONSANTO



A los pies de la multinacional depredadora. España es la última colonia de Monsanto

Mientras la industria se retira de la UE por la falta de interés y la polémica que envuelve a los transgénicos, España ha incrementado un 20% el número de hectáreas dedicadas a su cultivo en el último año. Acapara el 67% de los experimentos al aire libre y el 90% de los terrenos con organismos genéticamente modificados de todo Europa.

Ni insectos exterminadores, ni olas de frío, ni sequías prolongadas. La plaga que ha conseguido acabar con las semillas transgénicas en casi todo Europa no ha sido otra que el rechazo creciente de sociedad y clase política a los organismos genéticamente modificados (OGM). 

España, donde los sucesivos gobiernos han respaldado siempre a la industria de la biotecnología, sobrevive a contracorriente como la última esperanza europea de un sector que, a excepción de EEUU y Canadá, obtiene potenciales beneficios de las tierras de países en vías de desarrollo.

Aquí, lejos de la tendencia del resto del continente, los terrenos con cultivos transgénicos han aumentado un 19% con respecto al año anterior, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. 138.543 hectáreas en total, que suponen más del 90% de todo el sembrado genéticamente modificado de la UE. El 10% sobrante se divide en pequeños campos de Portugal, República Checa, Rumanía y Eslovaquia, con apenas repercusión en el mercado internacional. El resto de Estados miembros se abstienen.

Hace menos de un mes, Monsanto, el mayor fabricante mundial de semillas transgénicas del mundo, anunciaba sudecisión de retirar todas las solicitudes para nuevos cultivos modificados genéticamente en la Unión Europea. Lo hacía, según comunicó la multinacional estadounidense, debido a la “falta de perspectivas comerciales” para la biotecnología en la región. Las cinco peticiones para plantar variedades de maíz, soja y remolacha para azúcar de Monsanto llevaban años a la espera de que la Comisión Europea diera el definitivo visto bueno, pero la fuerte oposición ciudadana, sumada a el veto contra los OGM de Francia, Alemania, Grecia, Luxemburgo, Bulgaria, Austria y Hungría mantiene estancado el proceso de aprobación.

“La Comisión podría aprobarlas, pero es un marrón que nadie está dispuesto a asumir porque la población se les echaría encima y porque tampoco ha despertado gran interés entre los agricultores”, señala Blanca Ruibal, responsable de Agricultura y Alimentación de la ONG Amigos de la Tierra. Hace un año y medio, también la empresa química alemana BASF renunció a desarrollar cosechas transgénicas en Europa y trasladó sus operaciones de investigación a Estados Unidos ante la falta de apoyo de los países comunitarios.

La Asociación Española de Bioempresas (ASEBIO), que aglutina a entidades que desarrollan actividades de biotecnología en España, considera que las prohibiciones de algunos países a los OGM son “ilegales” puesto que la decisión es competencia de la Comisión y no de los estados en particular. “No es de recibo obstaculizar el progreso de los agricultores privándoles de la libertad para aumentar la producción. Los que proponen la prohibición del cultivo deberían añadir a quién van a privar del alimento o qué espacios naturales proponen roturar como consecuencia de sus propuestas”, sostienen.

Monsanto sólo mantendrá por ahora la solicitud para el maíz MON-810, el único OGM autorizado para su cultivo comercial dentro de la UE, presente sobre todo en España. Esta variedad de grano, cuyos genes han sido modificados para sobrevivir a las plagas del taladro, obtuvo luz verde hace 15 años a través de una autorización con vigencia para una década. La Comisión Europea debería haber decidido sobre su renovación en 2008, pero no lo hizo. 

Después de cinco años en los que se ha seguido sembrando con una licencia expirada, se espera que las autoridades europeas tomen pronto una decisión al respecto. De ser negativa, supondría el fin de la agricultura transgénica en Europa.

Apoyo institucional

El respaldo a los transgénicos en España no es mucho mayor que en el resto de Europa. De hecho, el rechazo es mayoritario. El último Eurobarómetro sobre biotecnología publicado en 2010 refleja que el 53% de los españoles se opone a la técnica de insertar genes de otra especie en un fruto para hacerlo más resistente. El apoyo ha ido disminuyendo considerablemente desde 1996, cuando era del 66%; a 2010, con el 31%.

Tampoco los estudios realizados han demostrado que de los cultivos con maíz transgénico se obtenga mayor rendimiento que de los de maíz convencional. Según Greenpeace, el Ministerio confirmó en una carta reciente a la ONG esta información. Este periódico consultó al departamento de Arias Cañete sobre la cuestión, pero aseguró no poder proporcionar una respuesta a tiempo para la fecha de publicación de este artículo. 

Ante este escenario, la causa de que nuestro país constituya casi el único baluarte de la industria transgénica en Europa hay que buscarla en el espaldarazo institucional a esta tecnología. Los cables de la embajada de EEUU en España publicados por Wikileaks en 2010 revelaron la alianza entre los dos gobiernos para hacer presión por el sector.

Tampoco la industria esconde sus intenciones. El grupo de trabajo sobre Agricultura y Medioambiente de ASEBIO, coordinado por Monsanto, establece entre sus misiones la de “contribuir a desbloquear obstáculos administrativos para un mayor empleo de la biotecnología en la agricultura”. El grupo señala que “ha participado en varias consultas sobre textos legislativos” y en la Comisión de Medio Ambiente de la CEOE.

“Hay un interés detrás por demostrar que los cultivos transgénicos están en crecimiento constante y que están siendo aceptados por los agricultores”, dice a Público Luis Ferreirim, responsable de la campaña de Agricultura y Transgénicos de Greenpeace. Ferreirim asegura que el número de hectáreas cultivadas publicadas por el Ministerio son sólo “estimaciones” que no se corresponden con la realidad, puesto que están basados en datos de ventas de semillas proporcionados por la misma industria. “No todas las semillas se utilizan, las hectáreas reales son muchas menos”, afirma.

Los grupos ecologistas llevan años demandando al Gobierno que haga un registro público con la localización exacta de las parcelas donde se cultivan transgénicos, tal y como ordena una directiva europea. Su principal denuncia es que al desconocerse esta información, los agricultores convencionales no pueden prevenir una hipotética contaminación procedente de las siembras genéticamente modificadas. 

Muchas de ellas son cultivos en fase todavía de experimentación que se realizan al aire libre. “Estamos hablando de plantas a las que se les han insertado otros genes y que no se sabe cómo reaccionarán. Además se polinizan fácilmente”, sostiene Ruibal.

Fuente                                                     Lucía Villa
Público