TRADUCTOR

miércoles, 24 de octubre de 2012

UNIVERSALIDAD DEL CONCEPTO “UNA, GRANDE Y LIBRE”


 
Pero es que, a mayor abundamiento, cuantos identifican “una, grande y libre” exclusivamente como lema de la España “franquista”, ignoran sus orígenes, su significado más profundo y algunas apropiaciones del mismo que, además de sorprenderles, les pueden avergonzar.
Para empezar, el origen del grito ritual “¡Una, Grande y Libre!” se remonta formalmente al 18 de julio de 1932, cuando su creador, Onésimo Redondo (uno de los fundadores de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, JONS, después integradas con Falange Española), lo propone como lema político en el número 58 de la revista “Libertad” de la que era editor. Y lo hace en un artículo-proclama que concluye de forma literal: “Por España libre, grande, única, respondamos con el arma en la mano a la provocación de los que preconizan el crimen. Formemos los cuadros de la juventud patriótica y belicosa. ¡Amemos la guerra y adelante!”.
En realidad, en el número 49 de la misma revista “Libertad” (16/05/1932), es decir cuatro años antes de iniciarse el guerra civil y algunos más hasta que se consolidó el régimen franquista, ya se recogía el grito: “¡Viva España Única!¡Viva España Grande! ¡Viva España Libre!”.
(Paréntesis: Quede claro que cuando a mediados de 1932 se comenzó a usar el lema en cuestión, el “franquismo” no existía y que, entonces, el general Franco era un militar leal a la II República, totalmente desentendido del golpe militar que el general Sanjurjo montaba en aquellos momentos contra el poder constituido y que se concretó en la fallida “Sanjurjada” del 10 de agosto de 1932. Durante cuatro años, hasta el Alzamiento Nacional del 18 de julio de 1936, Franco nada tuvo que ver con aquel lema falangista, dándose incluso la circunstancia de que el 15 de febrero de 1935 el Gobierno republicano de Alejandro Lerroux le nombró nada menos que Jefe del Estado Mayor del Ejército).
La “España Única” de Falange, después “Una”, no hacía referencia tanto a la singularidad en número o calidad, como a la propiedad de todo ser o ente en virtud de la cual no se puede dividir sin que su esencia se destruya o se altere. Nunca esa “unidad” quiso ser, ni lo fue, pura “uniformidad”, como cree Artur Mas, ni tuvo otra intención que conjurar la advertencia quevedesca de que “una sola piedra puede desmoronar un edificio”. A él, y a otros nacionalistas igual de regresivos, les convendría “repensar”, si alcanzaran a ello, esta inteligente afirmación de Isaac Newton: “La unidad es la variedad, y la variedad en la unidad es la ley suprema del universo”.         

Por su parte, al general Franco no le preocupaba tanto la posibilidad de que bajo su régimen dictatorial España se pudiera dividir por efecto del separatismo catalán o vasco, fácilmente domeñable por la fuerza militar, sino la división más profunda de tipo social, ideológico y de los partidos políticos, apoyada por influencias y organizaciones exteriores menos abatibles, que ya había conducido a la guerra civil. La realidad es que nada ni nadie impediría los últimos fusilamientos del 27 de septiembre de 1975 y que, curiosamente, la gran eclosión del terrorismo etarra se produjo en democracia.
La “España Grande”, primero la del falangismo y después la del franquismo, que no fueron, en modo alguno, la misma cosa, tampoco tuvo el alcance
“imperial” y expansionista que algunos desinformados han pretendido darle de forma extemporánea. Se refiere al concepto de “grandeza”, enraizado con la elevación del espíritu y la excelencia moral que han quedado reflejadas en muchos pasajes afortunados de nuestra historia (no lo fueron todos), y también en su proyección universal.

El “trascendente” ideario de Falange Española era claro al respecto en sus enunciados más emblemáticos:
Falange Española cree resueltamente en España.
España no es un territorio. Ni un agregado de hombres y mujeres. España es, ante todo, una unidad de destino; una realidad histórica; una entidad, verdadera en sí misma, que supo cumplir --y aún tendrá que cumplir-- misiones universales.
Por lo tanto España existe:
1º Como algo “distinto” a cada uno de los individuos, y de las clases y de los grupos que la integran.
2º Como algo “superior” a cada uno de esos individuos, clases y grupos, y aún al conjunto de todos ellos.
Luego España, que existe como realidad “distinta” y “superior”, ha de tener sus “fines” propios. Son esos fines:
1º La permanencia en su unidad.
2º El resurgimiento de su vitalidad interna.
3º La participación, con voz preminente, en las empresas espirituales del mundo.

La “España Libre” se incardina con el sentimiento más universal del ser humano, en contraposición a la esclavitud, y con su facultad natural para obrar de una manera o de otra, y de no obrar, siendo por ello responsable de sus actos. También se entiende como el bien afecto al buen gobierno de las naciones que permite hacer y decir cuanto no se oponga a sus leyes y al derecho consuetudinario… LEER+
http://www.elespiadigital.com/index.php/component/content/article/41-ultimas-noticias/992-la-espana-una-grande-y-libre

No hay comentarios:

Publicar un comentario