Ernst Jünger es un destacado escritor alemán, cuyo destino literario y político es un símbolo clásico de todo lo que sea vanguardista, animado, y no conformista en la cultura europea del siglo XX.
Participante y testigo de dos guerras mundiales, uno de los teóricos principales de la Revolución Conservadora alemana en 1920 de 1930, inspirador del nacional socialismo, quién rápidamente se convirtió en un “disidente de la derecha” después de que Hitler llegara al poder, sobreviviente a la desaprobación oficial durante el totalitario III Reich, sólo para ser condenado al ostracismo por los vencedores durante la campaña de “desnazificación”, cuyo talento y profundidad de pensamiento le permitió superar el sesgo de“demócratas”.
Hoy en día, Jünger es considerado por derecho como el emblema del siglo XX, un portavoz no sólo de la“generación perdida”, sino del “siglo perdido”, lleno de lucha apasionada y dramática de los últimos golpeteos sagrados de la vida nacional en contra de la blasfemia sofocante de la universalidad tecnocrática contemporánea.
Jünger es autor de numerosas novelas, ensayos, artículos y cuentos. Es muy variado, versátil, complejo y en ocasiones contradictorio y paradójico. Pero el tema principal de sus obras es siempre el mismo: El Trabajador, en el centro, personaje casi metafísico, cuyo manifiesto y latente presencia se hace sentir en todas sus piezas. No es ninguna coincidencia que el más conocido y conceptual de sus libros, que él estaba editando y reescribiendo durante toda su vida, se llame El Trabajador.
El Trabajador, Der Arbeiter, es el tipo central de todas las tendencias políticas, artísticas, intelectuales y filosóficas, que, a pesar de su diversidad, se reúnen en el concepto de “revolución conservadora”. El Trabajador es el principal héroe de la Revolución, su sujeto, su eje existencial y estética.
Estamos hablando de un tipo especial de hombre moderno, que en una experiencia más crítica de la realidad profana, estando en el corazón de mecanismo tecnocrático sin alma, en las entrañas de hierro de la guerra totalitaria o trabajo industrial infernal, en el centro del nihilismo del Siglo XX, encuentra en sí mismo un misterioso punto de apoyo, lo que le lleva al otro lado de la “nada”, a los elementos de una despierta y espontánea sacralidad interior.
A través de la intoxicación con el mundo moderno, El Trabajador de Jünger percibe la inmovilidad radiante del Polo, el frío cristal de la objetividad, en el que la tradición y el espíritu no aparece como algo viejo, antiguo, si no Eterno, como el eterno retorno al origen intemporal. El Trabajador no es un conservador o progresista. Él no es un defensor de lo viejo ni apologista de lo nuevo. Él es el Tercer Héroe, Tercer Héroe Imperial (según Niekiesch), el nuevo Titan, en los que, a través de la concentración más externa de modernismo en sus formas más venenosas y traumáticas, a través del caos industrial y frontal, se abre un especial aspecto trascendental, que lo moviliza por un acto metafísico y heroico.
Los Trabajadores son personas de trincheras, fábricas, “nómadas del asfalto”, privados de la herencia de la civilización tecnocrática, tomando el desafío de una realidad dividida y acumulando en sus almas las energías especiales de una gran rebelión, tan brutal y objetiva como la naturaleza agresiva del ambiente industrial-burguesa.
Ernst Jünger es el creador del concepto político-ideológico de la “movilización total”, que se convirtió en la base teórica y filosófica para muchos movimientos revolucionarios conservadores. “Movilización total” es la necesidad de un despertar general de la nación con el propósito de construir una nueva civilización, en la que héroes y titanes, portadores de la llama de la Revolución Nacional nacen voluntariamente desde el abismo de la alienación social, estarán en el centro.
Pero, según Jünger, la “movilización total” de las masas, las naciones, los pueblos se basa en una especial, única y existencial experiencia, sin la cual la Revolución se convertirá en una forma degenerada materialista, o reanimado por reaccionarios conservadores fariseos.
Es por eso que el aspecto existencial se le da prioridad en las obras de Jünger, que muestran una galería completa de tipos del “Tercer Héroe” (novelas como La tormenta de Acero, Un Corazón en búsqueda de aventuras, En los Acantilados de mármol, Huida al Bosque, Heliopolis, etc), que está siguiendo el camino de la revolución interior, la exploración de las formas más extremas y arriesgadas: Guerra, misticismo, drogas, erotismo, estados psíquicos fronterizos. La Fórmula de Nietzsche de “lo que no me mata, me hace más fuerte” es el credo de Ernst Jünger en la literatura, así como en la vida. Al igual que sus personajes, tranquilamente bebe champán.
En 1995, Ernst Jünger cumplió 100 años de edad. Pero el tiempo no es imperioso en lo que respecta a su cristalina inteligencia y talento deslumbrante. No hace mucho, en una carta al editor de la revista belga “Antaios” Christopher Gerard, Jünger escribió: “El siglo XXI será el siglo de los Titanes, y el XXII , el siglo de los Dioses”.
Estas palabras contienen un breve resumen de la labor creativa del gran escritor contemporáneo, Obrero, y héroe de Ernst Jünger.
Fuente Alexander Dugin
openrevolt
Traducido del inglés por Gabriela Gass Rodriguez
Leer+ Libros de Ernst Junger
No hay comentarios:
Publicar un comentario