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miércoles, 31 de julio de 2013

EL DERECHO DEL IGNORANTE



La epidemia de la vulgaridad

Escribo este artículo como una breve reflexión ante los interminables motivos de desesperanza que observo en la mayor parte de la juventud española de hoy. Ya no sé si somos algunos quienes estamos confundidos y pensamos de manera  anticuada o rancia, o es que verdaderamente esta sociedad nuestra está herida de muerte en términos culturales y sociales.

Y es que, o mucho me equivoco, o creo que lo que nos deparan las próximas décadas es catastrófico…Vivimos en un mundo en el que gobierna la vulgaridad y manda la pobreza en lo que a ideales y valores se refiere. 
Conforme descendemos en el escalafón de las edades, la ordinariez y la simpleza tienden a hacerse más patentes. Y no creo que el problema sea una cuestión de nivel social o de acceso a una educación económicamente más cara o de mayor calidad, porque precisamente estoy convencido de que la gravedad del asunto se concentra en esas clases que teóricamente deberían demostrar una mayor y más completa educación, pero que sin embargo tras una fachada más o menos “pulida”, muestran un espacio interior digno del más chabacano ladronzuelo navajero de barrio bajo.
Si miramos a las generaciones mayores, generalmente observamos una línea más o menos clara que responde a unos parámetros uniformes. Y es que es un placer mantener un diálogo con un abuelo ex combatiente que te cuenta, desde una perspectiva u otra, sus palabras y opiniones siempre sabias. También es un gusto, generalmente, conversar con cualquier licenciado en Derecho o Medicina que hoy cuente 60 ó 70 años…Pocas experiencias hay mejores que conversar con una persona de un pueblo de provincia sobre las cosas de la vida, sin importar de qué se hable ni el tono que contenga la conversación…
Pero os reto a que intentéis mantener una conversación interesante sobre política, historia, cultura o religión con el 80% de la población española de entre 15 y 35 años.
No sé si soy un extremista o un exagerado, pero no siendo yo ningún erudito, creo que la mediocridad y la tosquedad reinantes en la España de hoy es desproporcionada. Algunos dicen que ésta tendencia la marcan la televisión y sus programas “basura” donde se pegan voces e insultan públicamente unos a otros, pero a mí el panorama me demuestra que la realidad supera sin duda a esa ficción televisiva.
El español de hoy sufre, en mi opinión, una enfermedad de solución bastante difícil y que parte básicamente de la educación. No hace falta ser en la vida un aburrido ni un sabelotodo. Tampoco necesitamos ir por la calle con una enciclopedia bajo el brazo ni dar lecciones a nadie de nada, pero el gran problema de hoy es que la gente no conoce su historia, por tanto no respeta a su patria ni la sabe defender (en ocasiones, hasta queriéndose separar de ella). No conoce el cristianismo, por tanto no respeta sus tradiciones ni las sabe defender. No conoce sus altas instituciones, por tanto no respeta a la monarquía ni la sabe defender. 
No conoce el origen de sus costumbres más básicas, por tanto se encuentra navegando a la deriva en un mar de confusiones y de pérdida de identidad…
Bajo mi más humilde punto de vista, en España hace falta una mucha mayor inversión pública en educación general. Pero no solamente para los niños que están ahora en el colegio, sino dirigida a gentes de cualquier edad. Y yo propongo la prohibición por ley de los programas rosas, sustituyéndolos por documentales culturales. Una mayor difusión de publicidad y campañas culturales y patrióticas. Destinación de ayudas europeas al fomento del conocimiento y de las ciencias. Eliminación inmediata de los dibujos animados “basura” que absorben los niños, tipo Bob Esponja, y su sustitución por dibujos animados como los que yo veía a esa edad en la que todo lo que ves, vale por diez (Ruy, pequeño Cid o Dartacán y los Mosqueperros). Implicación de la sociedad en el mundo castrense, si no es a través de la reimplantación del servicio militar, a través de cualquier otra fórmula…
No tengo la varita mágica para lograr cambiar todo esto, y creo que por desgracia no es solo una tendencia española sino también europea, pero si no hacemos nada por evitarlo, quedándonos de brazos cruzados y sin actuar, estaremos avocados al gran fracaso como sociedad que ya estamos comenzando a sufrir. Y será culpa nuestra, exclusivamente.
Escribo este artículo como una breve reflexión ante los interminables motivos de desesperanza que observo en la mayor parte de la juventud española de hoy. Ya no sé si somos algunos quienes estamos confundidos y pensamos de manera  anticuada o rancia, o es que verdaderamente esta sociedad nuestra está herida de muerte en términos culturales y sociales.

Fuente                                                                LUIS YANGUAS
elmanifiesto.com 

        "Los espíritus vulgares carecen de destino".
                                                                                        Platón 

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