La epidemia de la vulgaridad
Escribo
este artículo como una breve reflexión ante los interminables motivos
de desesperanza que observo en la mayor parte de la juventud española de
hoy. Ya no sé si somos algunos quienes estamos confundidos y pensamos
de manera anticuada o rancia, o es que verdaderamente esta sociedad
nuestra está herida de muerte en términos culturales y sociales.
Y
es que, o mucho me equivoco, o creo que lo que nos deparan las próximas
décadas es catastrófico…Vivimos en un mundo en el que gobierna la
vulgaridad y manda la pobreza en lo que a ideales y valores se refiere.
Conforme descendemos en el escalafón de las edades, la ordinariez y la
simpleza tienden a hacerse más patentes. Y no creo que el problema sea
una cuestión de nivel social o de acceso a una educación económicamente
más cara o de mayor calidad, porque precisamente estoy convencido de que
la gravedad del asunto se concentra en esas clases que teóricamente
deberían demostrar una mayor y más completa educación, pero que sin
embargo tras una fachada más o menos “pulida”, muestran un espacio
interior digno del más chabacano ladronzuelo navajero de barrio bajo.
Si
miramos a las generaciones mayores, generalmente observamos una línea
más o menos clara que responde a unos parámetros uniformes. Y es que es
un placer mantener un diálogo con un abuelo ex combatiente que te
cuenta, desde una perspectiva u otra, sus palabras y opiniones siempre
sabias. También es un gusto, generalmente, conversar con cualquier
licenciado en Derecho o Medicina que hoy cuente 60 ó 70 años…Pocas
experiencias hay mejores que conversar con una persona de un pueblo de
provincia sobre las cosas de la vida, sin importar de qué se hable ni el
tono que contenga la conversación…
Pero os reto a que intentéis mantener
una conversación interesante sobre política, historia, cultura o
religión con el 80% de la población española de entre 15 y 35 años.
No
sé si soy un extremista o un exagerado, pero no siendo yo ningún
erudito, creo que la mediocridad y la tosquedad reinantes en la España
de hoy es desproporcionada. Algunos dicen que ésta tendencia la marcan
la televisión y sus programas “basura” donde se pegan voces e insultan
públicamente unos a otros, pero a mí el panorama me demuestra que la
realidad supera sin duda a esa ficción televisiva.
El
español de hoy sufre, en mi opinión, una enfermedad de solución
bastante difícil y que parte básicamente de la educación. No hace falta
ser en la vida un aburrido ni un sabelotodo. Tampoco necesitamos ir por
la calle con una enciclopedia bajo el brazo ni dar lecciones a nadie de
nada, pero el gran problema de hoy es que la gente no conoce su
historia, por tanto no respeta a su patria ni la sabe defender (en
ocasiones, hasta queriéndose separar de ella). No conoce el
cristianismo, por tanto no respeta sus tradiciones ni las sabe defender.
No conoce sus altas instituciones, por tanto no respeta a la monarquía
ni la sabe defender.
No conoce el origen de sus costumbres más básicas,
por tanto se encuentra navegando a la deriva en un mar de confusiones y
de pérdida de identidad…
Bajo
mi más humilde punto de vista, en España hace falta una mucha mayor
inversión pública en educación general. Pero no solamente para los niños
que están ahora en el colegio, sino dirigida a gentes de cualquier
edad. Y yo propongo la prohibición por ley de los programas rosas,
sustituyéndolos por documentales culturales. Una mayor difusión de
publicidad y campañas culturales y patrióticas. Destinación de ayudas
europeas al fomento del conocimiento y de las ciencias. Eliminación
inmediata de los dibujos animados “basura” que absorben los niños, tipo
Bob Esponja, y su sustitución por dibujos animados como los que yo veía a
esa edad en la que todo lo que ves, vale por diez (Ruy, pequeño Cid o
Dartacán y los Mosqueperros). Implicación de la sociedad en el mundo
castrense, si no es a través de la reimplantación del servicio militar, a
través de cualquier otra fórmula…
No
tengo la varita mágica para lograr cambiar todo esto, y creo que por
desgracia no es solo una tendencia española sino también europea, pero
si no hacemos nada por evitarlo, quedándonos de brazos cruzados y sin
actuar, estaremos avocados al gran fracaso como sociedad que ya estamos
comenzando a sufrir. Y será culpa nuestra, exclusivamente.
Escribo
este artículo como una breve reflexión ante los interminables motivos de
desesperanza que observo en la mayor parte de la juventud española de
hoy. Ya no sé si somos algunos quienes estamos confundidos y pensamos de
manera anticuada o rancia, o es que verdaderamente esta sociedad
nuestra está herida de muerte en términos culturales y sociales.
Fuente LUIS YANGUAS
elmanifiesto.com
"Los espíritus vulgares carecen de destino".
Platón
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