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lunes, 24 de junio de 2013

DERECHO A LA DIFERENCIA



Lucha política cultural

He visitado en diversas ocasiones la “Feria de las culturas amigas”, que se celebra en la Ciudad de México. Las culturas con su significado político y de su ethos   -orientación  ética- no son “amigables” ni “antagónicas” sino identitarias, de lo contrario tendrían a ser subsumidas en el modelo del desarraigo, y el etnocidio que promueve Cosmópolis, el centro neocolonial de la americanósfera.

En esta ocasión me acompañó mi mujer y mi terrible perro pug Tin Tán, hicimos un recorrido largo entre los diversos tenderetes  de las 86 representaciones diplomáticas.

Ello nos permitió reflexionar sobre el choque de las civilizaciones del teórico racista-protestante Samuel Huntington y el diálogo de las civilizaciones, que ha promovido una diluida galaxia socialdemócrata híbrida y sincrética. Las tesis de Huntington son por el supremacismo de  la grangrenada Occidentafilia, del WASP como referencia universal y de los homos americanus y európidos, viendo a Europa como subyugada por la subcultura del hot-dog.

El diálogo de civilizaciones es un eufemismo para avalar un amorfo multiculturalismo, que devora el sentido profundo del valor de cada cultura, por un tipo de mixtura  irreconocible, algo así como el chili  con carne.

Las culturas son organismos políticos vivos. Ya la kulturkampf que expuso Joseph Goebbels, con los antecedentes de la Konservative Revolution –Ernst Jünger, Ernst von Salomon, Werner Sombart, Martin Heidegger entre otras figuras de importancia- hacen referencia al significado de la cultura para ser la savia del pensamiento de una estirpe, y de su trascendencia para perfilar su axiología, sus paradigmas, sus símbolos.

El mismo Antonio Gramsci, en la línea del filósofo fascista Giovanni Gentile, determinó que no era el factor económico el concluyente en la revolución, de acuerdo a las visión anacrónica de Marx, sino el valor de la cultura, el vector del sentido de una comunidad, de sus referencias de juicio, de sus apreciaciones colectivas y del mismo sentido común. 

El poder se desplaza de los revolucionarios profesionales de Lenin a los constructores y deconstructores del imaginario social, de las cargas de sentido en una sociedad. 

No era entonces necesario tomar el Palacio de Invierno en la línea bolchevique, sino hacerse de los medios que el hombre requiere para explicarse el mundo, su vida, sus sueños, sus pasiones y sus patrones mentales.

La Feria de las culturas demuestra en su diversidad; el derecho a la diferencia y a la causa de los pueblos. 

La región del Magreb es muy rica en su cultura tanto islámica como preislámica. España, Portugal e Iberoamérica tienen una abundante variedad de expresiones culturales desde la gastronomía peninsular hasta los sombreros Panamá de Ecuador.Las milenarias culturas del centro de Asia poseen un rostro refulgente y propio. Contrasta que Japón y su vasta y ancestral cultural este reducida a lo gadget de una juguetería con katanas de plástico y lo mismo Corea del Sur que pareciera una réplica gringa en amarillo de Elvis Presley. 

Ello es una prueba más de que las culturas se afirman o se extinguen, están en un permanente combate dialéctico y recuerda el sacrificio del gran Yukio Mishima por la defensa de la tradición milenaria japonesa, morir por una cultura y una tradición.

Estados Unidos muestra patético sus carencias culturales, a falta de exponer cabelleras de pieles rojas, ofrece banderitas y hot-dogs gigantes.

El hecho es que las culturas son valores simbólicos que manifiestan el alma irreductible de cada pueblo.
                                  
Fuente
elespiadigital                            José Luis Ontiveros

                                                            Analista de Inteligencia

                     

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