Hervé Falciani, el enemigo público
No lo
verán en un restaurante famoso, ni dando un paseo por el centro de
Madrid (España).Sería una locura. Un suicidio, tal vez. Vive en las
afueras de la capital en un piso franco del Cuerpo Nacional de Policía
de España, con cuatro agentes destinados a cubrirle las espaldas las 24
horas del día. Delgado, moreno, afable, silencioso y extremadamente
inteligente, el hombre que sabe demasiado se llama Hervé Falciani y con
ese ejército de guardaespaldas está pagando la acción por la que pasará a
la historia: reventó el anonimato de 130.000 cuentas de la banca HSBC
Private Bank de Ginebra y puso a disposición de varios países europeos
los nombres y operaciones de importantes defraudadores fiscales.
Para las
autoridades helvéticas es un ladrón y un espía; para el resto del mundo,
un héroe que ha puesto en solfa al todopoderoso sistema financiero
suizo y su sacrosanto secreto bancario. Ahora trabaja con agentes del
Centro Nacional de Inteligencia (CNI), de la Unidad de Delitos
Económicos y Fiscales y de la Agencia Tributaria. Su información sobre
los españoles que tratan de ocultar sus fortunas en Suiza, una de las
mayores bolsas de fraude jamás descubiertas, es oro puro. Por eso su
vida no tiene precio.
El final
de esta historia se juega mientras usted lee este texto. En territorio
vigilado. Hervé Marcel Daniel Falciani, un ingeniero informático nacido
en Montecarlo hace 40 años, aguarda escondido en un ‘agujero’ secreto a
que la Audiencia Nacional decida sobre su futuro: Suiza reclama su
extradición por sustraer información, violar el secreto comercial y el
secreto bancario, pero la Fiscalía española se opone. Las fuentes
policiales consultadas por este periódico cuentan que Falciani cambia de
domicilio con cierta regularidad entre los pisos francos reservados
para los testigos protegidos.
Muy pocos agentes conocen su paradero.
¿Por qué? Hay serias sospechas de que detrás de las cuentas que copió en
un disquete durante dos años están, entre otros, las grandes redes de
blanqueo de capitales, las mafias mejor organizadas, el narco mexicano y
hasta organizaciones terroristas como Al-Qaida. Como no es una lista
pública, poco importa que estén, sino que ellos piensen que están. Desde
Colombia hasta China, África, Rusia… todos los que en ese periodo de
tiempo movieron en la banca HSBC dinero procedente del crimen organizado
tienen una razón para ver a Falciani muerto.
Cada
semana comparece en el juzgado, pero su principal labor se teje en las
reuniones que mantiene con policías, agentes tributarios y ‘espías’ del
CNI. Falciani «es un hombre valiosísimo para España», confirma el
presidente de los inspectores de Hacienda, Ramsés Pérez Boga, aunque de
él apenas se habla de forma oficial. En esos encuentros, el ingeniero
informático desgrana los nombres, las operaciones y el modus operandi de
los defraudadores en Suiza, un recorrido por las catacumbas del sistema
financiero que ya ha dado frutos: hay más de 8.000 franceses, 7.000
italianos, 2.000 griegos, 1.500 ingleses, otros tantos de EE UU… y no
menos de 2.000 españoles.
Ha puesto en evidencia a un club muy selecto:
dicen que para abrir una cuenta en el HSBC hay que poner encima de la
mesa más de un millón y medio de euros.
Además de delatar a los
titulares de fortunas opacas -se sospecha que ha tenido un papel
fundamental al poner en claro algunos movimientos de la ‘trama Gürtel’,
la presunta red de corrupción política vinculada al Partido Popular-,
transmite sus conocimientos sobre cómo se mueven miles de millones a
espaldas del fisco.
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