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domingo, 14 de abril de 2013

POLÍTICOS Y BANQUEROS

 
 
Hervé Falciani, el enemigo público
 
No lo verán en un restaurante famoso, ni dando un paseo por el centro de Madrid (España).Sería una locura. Un suicidio, tal vez. Vive en las afueras de la capital en un piso franco del Cuerpo Nacional de Policía de España, con cuatro agentes destinados a cubrirle las espaldas las 24 horas del día. Delgado, moreno, afable, silencioso y extremadamente inteligente, el hombre que sabe demasiado se llama Hervé Falciani y con ese ejército de guardaespaldas está pagando la acción por la que pasará a la historia: reventó el anonimato de 130.000 cuentas de la banca HSBC Private Bank de Ginebra y puso a disposición de varios países europeos los nombres y operaciones de importantes defraudadores fiscales.


Para las autoridades helvéticas es un ladrón y un espía; para el resto del mundo, un héroe que ha puesto en solfa al todopoderoso sistema financiero suizo y su sacrosanto secreto bancario. Ahora trabaja con agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), de la Unidad de Delitos Económicos y Fiscales y de la Agencia Tributaria. Su información sobre los españoles que tratan de ocultar sus fortunas en Suiza, una de las mayores bolsas de fraude jamás descubiertas, es oro puro. Por eso su vida no tiene precio.


El final de esta historia se juega mientras usted lee este texto. En territorio vigilado. Hervé Marcel Daniel Falciani, un ingeniero informático nacido en Montecarlo hace 40 años, aguarda escondido en un ‘agujero’ secreto a que la Audiencia Nacional decida sobre su futuro: Suiza reclama su extradición por sustraer información, violar el secreto comercial y el secreto bancario, pero la Fiscalía española se opone. Las fuentes policiales consultadas por este periódico cuentan que Falciani cambia de domicilio con cierta regularidad entre los pisos francos reservados para los testigos protegidos.
 
Muy pocos agentes conocen su paradero. ¿Por qué? Hay serias sospechas de que detrás de las cuentas que copió en un disquete durante dos años están, entre otros, las grandes redes de blanqueo de capitales, las mafias mejor organizadas, el narco mexicano y hasta organizaciones terroristas como Al-Qaida. Como no es una lista pública, poco importa que estén, sino que ellos piensen que están. Desde Colombia hasta China, África, Rusia… todos los que en ese periodo de tiempo movieron en la banca HSBC dinero procedente del crimen organizado tienen una razón para ver a Falciani muerto.


Cada semana comparece en el juzgado, pero su principal labor se teje en las reuniones que mantiene con policías, agentes tributarios y ‘espías’ del CNI. Falciani «es un hombre valiosísimo para España», confirma el presidente de los inspectores de Hacienda, Ramsés Pérez Boga, aunque de él apenas se habla de forma oficial. En esos encuentros, el ingeniero informático desgrana los nombres, las operaciones y el modus operandi de los defraudadores en Suiza, un recorrido por las catacumbas del sistema financiero que ya ha dado frutos: hay más de 8.000 franceses, 7.000 italianos, 2.000 griegos, 1.500 ingleses, otros tantos de EE UU… y no menos de 2.000 españoles.
 
Ha puesto en evidencia a un club muy selecto: dicen que para abrir una cuenta en el HSBC hay que poner encima de la mesa más de un millón y medio de euros.
 
Además de delatar a los titulares de fortunas opacas -se sospecha que ha tenido un papel fundamental al poner en claro algunos movimientos de la ‘trama Gürtel’, la presunta red de corrupción política vinculada al Partido Popular-, transmite sus conocimientos sobre cómo se mueven miles de millones a espaldas del fisco.
 

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