Los terroristas de ETA no entregarán sus armas porque no sabe dónde están
ETA no tiene ninguna intención de disolverse, ni de entregar sus armas ni de precintar definitivamente sus depósitos de explosivos, pero, aunque quisiera, tampoco podría hacerlo.
Fuentes de la lucha antiterrorista francesa han confirmado a“La Tribuna del País Vasco” que la actual dirección de la organización terrorista, formada por cuatro personas, no tiene conocimiento de dónde se encuentra la mayor parte de los depósitos de armas de la banda criminal y que, además, tampoco tiene acceso a ningún tipo de documentación, en formato físico o digital, en la que pudiera detallarse datos geográficos o coordenadas geofísicas de la localización de los depósitos. ETA es, de esta forma, víctima de su propia estrategia de crear compartimentos estancos y de potenciar el secretismo interno para evitar filtraciones a la policía. Entre 2009 y 2011 las fuerzas de seguridad españolas desmantelaron más de una veintena de zulos.
Los expertos galos explican que, en la actualidad, “la banda terrorista ETA apenas está formada por medio centenar de personas, en algunos casos muy jóvenes, que no tienen contactos ni han tenido acceso a la información ‘histórica’ de la organización”. Tras la expulsión de Noruega de los etarras David Pla, Iratxe Sorzabal y Josu “Ternera”, que hasta hace unos meses actuaban como la dirección política de la banda, la organización terrorista ha quedado difuminada y en manos de un comité ejecutivo que no solamente desconoce datos e información esencial que manejaba el núcleo duro histórico del grupo criminal sino que, además, tiene muy difícil contactar con los etarras que todavía no han sido detenidos y que, según el comandante de la Subdirección Antiterrorista francesa (SDAT) Laurent Hury, se han dispersado por diferentes países de Europa, especialmente Alemania e Italia.
Tras su declaración de “alto el fuego” permanente, parece cierto que durante varios meses ETA estuvo haciendo balance de sus arsenales, pero, al parecer, solamente pudo llegar a un muy limitado número de escondites de armas y explosivos. Por esto, los expertos franceses de la lucha antiterrorista saben que ETA tiene a su alcance “un arsenal con un poder letal importante", pero que falta mucho más. Todavía no se han recuperado, por ejemplo, 252 de las 404 pistolas que los terroristas robaron en octubre de 2006 en Vauvert (este de Francia), ni media tonelada de explosivos de los 1.300 kilogramos que habían sustraído en 2005, ni un millar de las 3.000 placas de matrículas de vehículos de otro robo cometido en 2005. También faltarían 112 pistolas que la banda robó a la Ertzaintza en 1983; armas por valor de medio millón de euros que el terrorista José Javier Arizkuren “Kantauri” compró en Bosnia, y 5.000 kilos de Goma-2 que aún no han sido localizados y que provendrían de un robo de siete toneladas del polvorín de Soto de la Marina (Cantabria) en 1980.
“Los etarras que están en las cárceles pueden saber bastante de esto, pero los que ahora están en la calle, escondidos en Francia, no tienen ni idea”, explican las mismas fuentes.
Expertos galos consultados por “La Tribuna del País Vasco” señalan que esta situación no evitará que la banda terrorista ETA trate de hacer próximamente otra “representación teatral” de entrega de algunas armas o de “sellado” de algún depósito de armamento. “Los ‘mediadores’ y ‘verificadores’ internacionales les están presionando para que hagan gestos, pero no entregarán armas, ni informarán de sus almacenes ni se disolverán. No se han planteado hacerlo y, aunque quisieran, tampoco podrían”.
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