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viernes, 4 de julio de 2014

FIN DEL MODELO DEL 78


Un cambio de percepción en la sociedad

¿A qué responde el éxito de Podemos? ¿Por qué tres fuerzas situadas a la izquierda del SOE han obtenido más de 3.000.000 de votos?
El éxito de Podemos responde al actual cambio de percepción que está experimentando la sociedad española. Hasta ahora solamente era “admisible” y “correcto” votar a cualquiera de los partidos de la “banda de los cuatro”. Tal era la exigencia del bipartidismo imperfecto edificado a partir de 1978. Pero eso ya ha quedado lejos. En las últimas elecciones europeas (y en las anteriores elecciones autonómicas catalanas) empezó a quedar claro que el electorado está experimentando un cambio de perspectiva inducido por cuatro fenómenos:
– El agotamiento del modelo político nacido en 1978 y basado en la sinergia entre la “banda de los cuatro” y especialmente en las dos grandes columnas sobre las que se ha mantenido el sistema (la de centro–izquierda y la de centro–derecha). Como se ha repetido muchas veces estas dos últimas semanas: “El bipartidismo ha entrado en crisis”. Es hora del multipartidismo y de las coaliciones de gobierno, porque está claro que muy difícilmente el PP volverá a obtener una mayoría absoluta y el PSOE, con el hundimiento de su “pata catalana”, jamás volverá a disponer de nada parecido. Vamos hacia un modelo multipartidista difícilmente encajable con un diseño del sistema electoral que prima el bipartidismo.
– La crisis económica parece haber levantado a los españoles de su sueño. El modelo económico de Aznar que generó un crecimiento asentado sobre bases falsas (salarios bajos, inmigración masiva, construcción y acceso fácil al crédito) generó unas burbujas que estallaron dejando atrás un paro estructural absolutamente insalvable y una deuda de la que, desde hace tres años, solamente estamos pagando los intereses pero que no se reduce en términos absolutos. Con 6.000.000 de parados y un 25% de la población próxima al umbral de la pobreza, la palabra de la clase política ha dejado de ser intocable, los portavoces del régimen han perdido toda credibilidad y buena parte de la población ha visto a la “casta” como a los únicos beneficiarios del régimen nacido en 1978.
– Los elevados niveles de corrupción que se están danto a todos los niveles del Estado, desde el Caso Urdangarín en la cúspide, hasta cualquier ayuntamiento de tercera fila. Probablemente, la población sería más condescendiente con estas corruptelas de no ser por que cada vez se encuentra en situación más precaria y por que la “esperanza” (que suscitó primero Zapatero y luego Rajoy) en que superaríamos la crisis y se abriría un nuevo período de progreso y bienestar económico, se ha diluido casi completamente. 

Pero la crisis persiste: y mientras la población se siente presionada fiscalmente para pagar una deuda que no ha generado, el Estado y sus escalones burocrático–administrativos siguen haciendo gala de un gigantismo y de una dilapidación de recursos que ofende a quienes están, desde hace años, experimentando graves problemas. Es la corrupción generalizada (y negada por los medios y los tertulianos, de la misma forma que durante el período de la Restauración se negaba que el caciquismo fuera el rasgo más acusado de aquella coyuntura) la que ha generado una brecha insalvable entre la “España oficial” y la “España real”.
De no haber sido por estos tres elementos (y por las “condiciones objetivas” que antes hemos aludido), Podemos jamás habría logrado hacerse con un espacio, ni siquiera mínimo en el panorama político español. Hay que recordar que tanto las “condiciones objetivas”, como el cambio de perspectiva del electorado, no solamente eran favorables para Podemos sino para cualquier otra fuerza política emergente que estuviera atenta.
Una demostración palpable de que la crisis económica ha mutado en crisis política,tras la persistencia de la crisis social, ha sido la abdicación de Juan Carlos I. Quienes la han precipitado eran conscientes de que el período del bipartidismo imperfecto se acababa y que en un futuro parlamento en el que PP y PSOE estuvieran capidisminuidos sería difícil aprobar una Ley Orgánica que aceptara la abdicación de Juan Carlos y la aceptación de Felipe como sucesor a título de rey. Desde los “poderes fácticos” se reconoce con esta abdicación que se ha cerrado un ciclo y que otro está a punto de comenzar.
Hace unos meses podía pensarse que Ciudadanos o UPyD eran fuerzas ascendentes que despegarían y conseguirían hacer temblar los fundamentos mismos del bipartidismo… luego, ha resultado que el verdadero vencedor y el partido que mejor se ha situado en la recta de salida contra el bipartidismo es, precisamente, Podemos. Ellos han interpretado mejor que nadie la necesidad de “condenas radicales” y “propuestas rotundas”. Si los otros dos partidos se han quedado estancados y apenas han progresado, ha sido precisamente porque, en tanto que auto–considerándose “partidos de centro–izquierda” su mensaje iba dirigido a un electorado moderado: quizás en las elecciones de 2008 tal mensaje hubiera sido mejor acogido, pero después de seis años de crisis es evidente que hacía falta un mensaje de mayor rotundidad, vehiculizado sobre bases sociales más amplias.
Porque, del cambio de percepción, se beneficiarán solamente aquellos partidos que den muestras de contundencia en las propuestas y suavidad en las formasCiudadanos y UPyD han fracasado por su moderación en las propuestas y lo insípido de sus formas, ligadas a personajes light (Rosa Díez y Alberto Rivera). 
En tiempos de crisis las propuestas radicales capaces de suscitar esperanza rinden beneficios electorales.

Fuente                                               Ernesto Milá
sierranortedigital

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