¿Una visión sencilla del problema de Gibraltar?
Se suceden periódicamente los incidentes entre patrulleras del Servicio Marítimo de la Guardia Civil y otras de la autoridad portuaria de Gibraltar cuando no de la propia Royal Navy.
La razón no es otra que la que se deriva de la diferente interpretación que tanto España como el Reino Unido tienen de la soberanía de las aguas adyacentes de Gibraltar.
España no reconoce otra situación que la que marca el Tratado de Utrecht en el que sólo se contempla la cesión a Gran Bretaña del Peñón, castillo y puerto. No admite la soberanía británica sobre las aguas que rodean el peñón.
El Reino Unido, por su parte, proclama que todo territorio genera soberanía sobre las aguas circundantes y además apoya su concepto en el hecho de que la propia España mediante una disposición de 1967 delimita las aguas claramente de Algeciras y La Línea lo que, según ellos, implícitamente reconoce aguas propias a Gibraltar.
En definitiva, nos encontramos ante dos posturas irreconciliables que propicia – tal como sucede – innumerables conflictos una y otra vez que si no van a mayores es debido al control y prudencia que los dos Gobiernos – británico y español – mantienen sobre la situación.
Han pasado más de trescientos años desde que Gran Bretaña, con malas artes, usurpara la soberanía del peñón, en nombre del pretendiente al trono de España, Carlos de Austria, en la guerra de sucesión de principios del siglo XVIII.
España nunca reconoció la pérdida de soberanía – pese a la firma del Tratado – y siempre ha querido la reversión del territorio. Siempre infructuosamente.
Las razones por las que el Reino Unido, que en los últimos 60 años ha perdido la práctica totalidad de lo que fue el imperio británico, se resiste a devolver la soberanía del peñón a España son objeto de controversia entre diferentes analistas.
Unos aducen que ello es debido al respeto a la voluntad de la población gibraltareña, otros a la posición importante que como “paraíso fiscal” representa para la economía británica y otros a la relevancia estratégica que aún mantiene el Peñón en el escenario geopolítico mundial.
Probablemente todas estas razones son ciertas y por lo tanto toda política española que se encamine hacia la recuperación de la soberanía debe tener en cuenta todos los factores citados.
Numerosa es la bibliografía reciente al respecto pero quisiera destacar el documentado, detallado y minucioso libro titulado “Gibraltar: Base Militar” del Capitán de Navío Angel Liberal. Y lo hago porque de su lectura llego a la conclusión – que confirma mi opinión de siempre – que la solución al conflicto solo vendrá cuando partamos del principio de constatar que la única razón de la permanencia de Gran Bretaña en el Peñón es la existencia de la base militar como tal. Todo lo demás es superfluo. Sí, incluida la opinión de la población gibraltareña. Población que no es más que juguete de los intereses militares británicos. Lo ha sido siempre.
Pero, ¿por qué es importante la base militar de Gibraltar? Veamos.
Por el estrecho de Gibraltar circulan anualmente unos 150.000 buques civiles y militares. Obvia destacar la importancia que el control del tráfico marítimo representa para la economía mundial y en especial para la de los países europeos. Pero si analizamos este tráfico desde la perspectiva militar, tanto en tiempos de paz como de guerra, requiere especial atención la del paso de los submarinos en inmersión. Especialmente la de los nucleares o de aquellos dotados de sistemas AIP que permiten inmersiones prolongadas sin necesidad de hacer superficie.
Las aguas del estrecho de Gibraltar son profundas y permiten este paso lo que hace perentorio la disponibilidad de medios acústicos que amén de otros dispositivos se encuentran en los cables submarinos que se encuentran en el fondo del citado estrecho. Cables bajo el control de la Armada británica y de la estadounidense. Cables que se unen a otros diseñados específicamente para las comunicaciones.
La recepción de todas las señales es recogida por una importante estación de inteligencia ubicada precisamente en la base militar de Gibraltar.
Y si de submarinos nucleares hablamos no está de más recordar que Gibraltar es punto de recalada frecuente de estos. Tanto de los británicos como de los norteamericanos ya que las aguas de la base naval de Rota no tienen profundidad adecuada al efecto.
En definitiva, la base británica de Gibraltar constituye una Estación de Inteligencia de suma importancia para la defensa occidental.
¡Ojo! Los EEUU no son ajenos a esta explotación de las facilidades mencionadas. Incluyendo el almacenamiento de munición pese a la cercanía de la base naval de Rota.
Sucede que al contrario de lo que acaecía en el pasado resulta ahora que España es miembro de la OTAN y por lo tanto aliado de los EEUU y el Reino Unido y consecuentemente firmemente comprometido con la defensa de Occidente. De aquí los convenios con los EEUU de cesión de la base naval de Rota y de las enormes facilidades proporcionadas hoy en la base de Morón.
Ante esta realidad cabe pensar qué sentido tiene que España esté ajena a cuanto se traen entre manos los británicos y los norteamericanos en Gibraltar.
¿Acaso no defendemos lo mismo? ¿Acaso no formamos parte de la misma coalición?
Creo que es hora de poner sobre la mesa todo esto y siquiera por dignidad plantear el uso combinado de todas las instalaciones militares del estrecho – España tiene mucho que aportar – incluida la de Gibraltar.
Pienso que en el fondo todo es una cuestión de confianza en nuestra nación que al parecer no debe ser mucha por parte de estos “aliados”.
Es difícil que olviden la precipitada y sorpresiva retirada de nuestras tropas de Irak, cuando no el insulto a la bandera de los EEUU por parte del entonces líder de la oposición.
Ahora bien, pongamos que las razones de la desconfianza sean superadas y que nuestro país caiga en el círculo de confianza de los EEUU y RU. Sería un buen momento para exigir una correspondencia tal
como la propuesta.
como la propuesta.
Vuelvo a insistir que para el RU la existencia de la base militar es la razón de su permanencia en el Peñón y por lo tanto si la cooperación con España y por supuesto con los EEUU permitieran una acción única asegurada para el control del estrecho – razón de ser de la base – nos encontraríamos ante el principio de la solución del conflicto.
A partir de aquí todos los demás problemas se solucionarían incluido el de la población gibraltareña que podría encontrar acomodo de muchas formas posibles y beneficiosas para todas las partes.
A modo de resumen:
El control del estrecho de Gibraltar es vital para los objetivos estratégicos de la defensa occidental y es la única razón verdadera de la existencia de la base militar y por tanto de la presencia británica.
Esos objetivos son compartidos por España que forma parte de la OTAN y además es socio del RU en la UE.
Consecuentemente la acción combinada del RU, EEUU y España sería muy beneficiosa para alcanzar de la forma más eficaz los objetivos citados.
De llegar a este acuerdo se podría alcanzar un entendimiento con el RU a través de múltiples formas – cosoberanía por un periodo de tiempo, estatus especial para la población gibraltareña… etc. – que darían fin al contencioso hispano británico y eliminaría este espinoso escollo que merma la colaboración plena entre dos aliados y socios en la OTAN y la UE.
Por supuesto que el primer valedor de este acuerdo debería ser los EEUU parte interesada al máximo en la solución del problema.
Todos saldríamos beneficiados. TODOS. Incluida la población gibraltareña. No parece tan descabellada la posibilidad de alcanzar esta solución; al fin y al cabo es la que estuvo a punto de conseguirse en el año 2002 cuando Piqué era Ministro de AAEE y que a la postre fracasó.
Lamentablemente sucede – los antecedentes históricos lo constatan – que las épocas de debilidad de nuestra nación han sido los momentos aprovechados por la Gran Bretaña para ocupar el istmo y efectuar rellenos de todo tipo… etc.
Y ahora nos encontramos en uno de esos momentos. España se encuentra sumida en una crisis profunda, que no sólo es económica sino también de descomposición generalizada, lo que no parece ser la mejor ocasión para confiar en que el RU se avenga a un acuerdo como el citado en estas líneas.
Por otro lado no parece tampoco que los EEUU nos apoyen demasiado ni que presionen a su ” primo” británico para nada.
Tengo la impresión que somos considerados como aliados de segunda clase y en consecuencia tal vez sería – en un rasgo de dignidad nacional – llegada la hora de reconsiderar las concesiones que le damos a los EEUU en Rota y en Morón. Que se vayan a Gibraltar con sus “primos” ya que tanto les gusta compartir con ellos los beneficios que les reporta su cooperación en dicha base.
Y en cuanto a lo que se refiere a la población gibraltareña pues recordarles que tenemos la sartén por el mango. Recordarles que, por ejemplo, no sería complicado acabar con el contrabando de tabaco y que de ninguna manera se infringiría la libre circulación de personas y bienes si se cerrara la verja, ya que esa libertad puede ser ejercida viajando desde el puerto de Gibraltar al de Algeciras. A ver cuánto dura su economía.
En definitiva, cuestión de voluntad y de poner las cosas en su sitio con valentía. Cuestión de convicciones y de dignidad.
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