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viernes, 14 de marzo de 2014

EXPRESIÓN MÁXIMA DEL ESPÍRITU



E. M. Cioran, las otras muecas del amor

Amor: ideal de soñadores y poetas, palabra repetida hasta la saciedad en canciones y novelas, pensamiento abstracto que se desea sea eterno pero cuya fragilidad se intuye entre líneas y silencios; sentimiento capaz de inspirar grandes obras de arte que subliman a quien las contempla, lee o escucha y eleva a cualquier mortal al mismo nivel de lo divino, pero que puede, también, arrastrarle a infiernos de obsesión y celos.

Por amor se pueden realizar las acciones más valientes y desinteresadas del mundo, pero también los crímenes más infames sin importar si dicho amor se dedique a una persona, un ideal o a algún Dios; entre gozar el amor y sufrir por el mismo existirá siempre una línea muy tenue.

Cuando el idilio entre los amantes se ensombrece y las dudas saltan de cada rincón, cuando la imagen idealizada comienza a desmoronarse poco a poco sin haber conseguido pasar de la mitificación del amor a un sentimiento de comprensión, aceptación y reciprocidad, surge la interrogante: 

¿es acaso el amor sólo un artificio de la naturaleza a favor de preservar a la especie o es realmente la expresión máxima y más pura del espíritu humano?

Más allá de la imagen novelesca que popularmente se le ha dado al amor, edulcorada hasta el cansancio y que parece abundar por todas partes, es una realidad que éste cuenta con matices menos agradables que a veces preferimos obviar.

Extraídos del libro Silogismos de la amargura, del filósofo rumano E. M. Cioran, presentamos algunos aforismos con el estilo ácido y sarcástico del escritor, que muestran otros ángulos menos poéticos del más “ambivalente” sentimiento.


Sólo se entregan al hastío las naturalezas eróticas, decepcionadas de antemano por el amor”. 

“¿El arte de amar? Saber unir a un temperamento de vampiro la discreción de una anémona”. 

En la búsqueda del tormento, en la obstinación de sufrir, únicamente el celoso puede competir con el mártir. Sin embargo, se canoniza a uno y se ridiculiza al otro”.


Sueño a veces con un amor lejano y vaporoso como la esquizofrenia de un perfume…”. 

Feliz en amor, Adán nos hubiera ahorrado la Historia”. 

“¡Comenzar poeta y acabar ginecólogo! De todas las condiciones, la menos envidiable es la de amante”.


En la voluptuosidad, lo mismo que en el pánico, regresamos a nuestros orígenes; el chimpancé, injustamente relegado, alcanza al fin la gloriamientras dura un grito”. 

La dignidad del amor consiste en el afecto desengañado que sobrevive a un instante de baba”.


Mezcla de anatomía y de éxtasis, apoteosis de lo insoluble, alimento ideal para la bulimia de la decepción, el Amor nos conduce hacia hampas de gloria…”. 

A pesar de todo continuamos amando; y ese «a pesar de todo» cubre un infinito”.

Fuente                                                                E. M. Cioran
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