Alain Soral: el intelectual que ha conmovido la "correción política"
En la Rive Gauche y los cenáculos del poder parisino el caso Soral ha causado un terremoto. Uno de los intelectuales de izquierda de más renombre ha llamado a votar al Front National.
Hace pocos días el polémico escritor francés Alain Soral, antiguo comunista, próximo a Jean Pierre Chevenement en las elecciones de 2002, ha manifestado en rueda de prensa su colaboración abierta con el Frente Nacional de Jean Marie Le Pen.
Según Soral, "solo el nacionalismo tiene los fundamentos para encarnar una alternativa económica y social al mundialismo y al ultraliberalismo".
Además, añade que cree que "si Marx viviera hoy llamaría a votar a Jean Marie Le Pen" y que el Frente Nacional, "que es una suma de obreros, pequeños patronos y artistas" y que es el "partido del pueblo", lleva "el espíritu de la Comuna".
Tan pintorescas declaraciones chocarán a más de uno pero, sin embargo, analizadas fríamente pueden servir de enseñanza.
Algún imbécil podría invocar el manido tópico de que "los extremos se tocan", pero nadie sensato puede creer que un partido como el Frente Nacional francés, que es cada vez más transversal y que agrupa a más de cinco millones de ciudadanos franceses de toda índole y condición –muchedumbre a la que, por cierto, se secuestra institucionalmente toda posibilidad de representación- esté compuesto de fanáticos y perturbados.
Personalmente, creo que Soral se equivoca de medio a medio cuando equipara lo que llama "el nacionalismo" con "el espíritu de la Comuna". Más bien, la Comuna está en la misma línea ideológica cosmopolita y apátrida que comparten por igual el neoliberalismo y la izquierda: el mesianismo mundialista, el olvido de las raíces o la reducción de la identidad popular a un espacio económico y legal son características de todo el espectro político homologado. Incluso en España, los "nacionalistas" periféricos carecen de una definición clara de sus supuestas identidades y capitulan como todos ante el artero sofisma de la "ciudadanía".
Pero la gran enseñanza de las declaraciones de Soral es que nos muestra que en mucha gente existe la voluntad de romper el bipartidismo con una fuerza política que ataque directamente la raíz cosmopolita de la ideología dominante; es decir, que ataque la alienación de los hombres en el mercado y su reducción a meros activos económicos, a consumidores que viven para sostener una inmensa maquinaria de poder no justificado.
A menudo, en estas páginas somos censurados y alabados en los términos que impone la dictadura del pensamiento y que aluden a nuestro supuesto "izquierdismo" o a nuestro supuesto "derechismo". Pero nada de esto es cierto porque nosotros defendemos valores objetivos que no admiten los compromisos a los que nos tiene acostumbrados el político o el periodista de turno; unos valores que se sitúan siempre por encima de la lucha partidista y a los que repugna la negación de la propia historia y la sumisión de los pueblos a los intereses del mercado.
En esta columna hemos repetido muchas veces que el fin de los partidos al uso es conducir a una vía muerta las iniciativas de rebelión de los pueblos.
Por eso la colaboración con ellos solo puede ser táctica y momentánea, y por ello también más allá de la enervante política cotidiana, que nos ahoga en el detalle para cegarnos ante lo obvio, creemos que existe un horizonte absolutamente salvador.
Es muy posible que Alain Soral haya sido capaz de otear ese horizonte para sumarse a una búsqueda secular.
En palabras de dos norteamericanos eminentes, Paul M. Weyrich y William S. Lind, son muchos los que buscan "una unión creciente de personas comprometidas con un estilo de vida diferente". Que compartan el rechazo común a la cultura popular, a la vida basada en los deseos y en la recompensa inmediata y a la ideología del multiculturalismo y de lo políticamente correcto.
Que busquen trabajar con otros americanos y, quizás, con otros europeos también, que sepan que el pasado fue mejor que el presente y que estén comprometidos a vivir como hicieron sus ancestros, según las normas de la cultura occidental.
Que lleven sus anhelos hasta la arena política, aunque sus enemigos movilicen el poder del Estado para aplastarles, pero que miren más allá de la política a las vidas vividas al viejo estilo, como faro para los pasos del prójimo, como heraldos de un mundo restaurado y como testimonios de la única forma sana de poder, el poder del ejemplo. Y podríamos quizás también añadir que como ofrenda a Dios".
Fuente
elsemanaldigital Eduardo Arroyo
Alain Soral en el año 2007 fundó la asociación Egalité et Reconciliation, grupo de “izquierda nacionalista” que preside en la actualidad.
En 2011, publica "Comprende l´empire" (Comprender el imperio), síntesis histórica y prospectiva económica y geopolítica, un ensayo sobre el poder en el que analiza el proceso en el que la banca se ha convertido en un verdadero imperio mundial.
Sin ninguna publicidad en los medios de comunicación, el libro se convirtió en un superventas alcanzando los 40.000 ejemplares y el puesto 18 en el top ventas de Amazon.
En septiembre de 2012, coescribe con sus amigos Zeon y Dieudonné el álbum de historietas Yatch People, que pone cara a cara a la oligarquía mundial y a una banda de piratas somalíes.
Leer+http://paginatransversal.wordpress.com/2012/11/07/alain-soral/
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