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jueves, 11 de julio de 2013

SOMOS POBRES



Nuevos pobres

El estereotipo de pobre, relacionado casi siempre con la marginalidad o desheredados de la fortuna, que nos topamos buscándose la vida mendigando o recogiendo los desechos de una sociedad de consumo que cada vez lo es menos.  

La desigualdad social resulta cada vez más evidente, con gente que vive realmente bien y otros que cada vez lo pasan peor. Todo está cambiando rápida y radicalmente. 

La pobreza se manifiesta a nuestro alrededor con casos dolorosos aunque no extremos, pero que resultan crueles y preocupantes. Estos nuevos pobres, de apariencia normal, son personas que por un cúmulo de circunstancias negativas se encuentran en situación límite, sin poder hacer frente a las necesidades más perentorias de ellos y de los suyos. Son gente que hace tiempo perdió su trabajo, su casa e incluso su autoestima, ante una situación que les desborda.

Esta pobreza oculta, pese al maquillaje para esconder lo que les avergüenza, tiene también otras lecturas en otros ámbitos, como pueden ser los cientos de miles de jóvenes con excelente preparación que se ven forzados a elegir el camino de la diáspora, aunque sea encontrando trabajo poco acorde a sus titulaciones, si se quieren emancipar de una dichosa vez. 

Millones de pensionistas con subsidios que no les alcanzan para lo más básico y los que aún se les aprieta más a base de impuestos, copago o congelación de su limosna mensual.

Pero aún resulta mucho peor que en estos tiempos existan gentes que están pasando hambre y que las organizaciones solidarias estén desbordadas ante el cúmulo de peticiones que reciben. En algunos colegios han tenido que recurrir a alimentar a los niños ante su evidente estado de desnutrición. 

Cómo estará la cosa, que en pleno siglo XXI hay que volver a recurrir a los tiempos de la postguerra, remedando el sistema del queso y la leche en polvo de los americanos, o las colas para comer un plato caliente, similar también al Auxilio Social. En las Cuencas estamos bastante peor que el resto de nuestros paisanos. Cuando los güelitos nos dejen y las prejubilaciones vayan menguando, ya me contarán cómo va a quedar todo.

Mientras tanto los que tienen la obligación de dar soluciones, una vez superado el ecuador de sus mandatos políticos, encaminan sus preocupaciones a conseguir un buen puesto de salida para las próximas elecciones. 

Y los idiotas de nosotros enfrascados en lo de si son galgos o podencos, mientras ellos -todos- se descojonan a nuestra costa.
                                                           
                                                       José Manuel Ibáñez
Fuente
                                                            

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