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domingo, 26 de mayo de 2013

LA OTRA EVROPA




La Cuarta Teoría Política y la “Otra Europa"

En su libro Carl Schmitt, Leo Strauss y El concepto de lo político Heinrich Meier señaló que el mundo está tratando de dejar de identificar la diferencia entre amigo o enemigo. Schmitt muestra claramente al mundo la inevitabilidad del “o bien” con el fin de intensificar la “conciencia de una situación de emergencia” y volver a despertar la capacidad que se manifiesta cuando “el enemigo se revela a sí mismo con particular claridad” [1].

De hecho, hoy podemos identificar sin lugar a dudas a nuestro enemigo. El enemigo ideológico (y ontológico) es el liberal, el partidario de la teoría política que derrotó a las dos ideologías del siglo XX, el comunismo y el fascismo/ nacionalsocialismo. Hoy nos enfrentamos con el resultado de la victoria. 

Al decir “nosotros” no me refiero a alguna entidad política abstracta, más bien me refiero a los representantes de la tradición geopolítica de Eurasia o de los enfoques de la geopolítica telurocrática (por lo tanto, los enemigos están determinados por su participación en la geopolítica talosocrática). Comentando la obra fundamental El concepto de lo político, Leo Strauss señala que a pesar de toda la crítica radical del liberalismo contenida en ella, Schmitt no sigue a través, ya que su crítica se desarrolla y se mantiene dentro del alcance del liberalismo.

“Su tendencia anti-liberal”, dice Strauss, “queda limitada por la ‘sistemática del pensamiento liberal’ que no ha sido superada hasta el momento, el cual -como el mismo Schmitt reconoce- a pesar de todas los errores no es sustituido por ningún otro sistema en la Europa de hoy” [2]. La crítica del liberalismo es imposible dentro del ámbito de aplicación del liberalismo; sin superar definitivamente (o mejor dicho, “colapsar”) el discurso liberal no hay sustitución posible.

Somos muy conscientes del hecho de que las tres grandes ideologías políticas del siglo pasado – el liberalismo, el comunismo y el fascismo (las teorías políticas primera, segunda y tercera, respectivamente) – son producto de la modernidad. Un cambio de paradigma a la posmodernidad implica necesariamente el nacimiento de una teoría política que esté fuera del alcance de los últimas tres teorías (además, teniendo en cuenta las metamorfosis políticas del liberalismo, que pueden reducirse a una sola definición – “neoliberalismo” – la necesidad de una alternativa bien cimentada se vuelve esencial). Sólo después de conseguir liberarse de la esclavitud de la doctrina liberal, es posible proceder a su crítica total.

Dar un paso más allá de la modernidad no significa: a) tentativas destinadas a la formación de otra doctrina comunista, b) la posibilidad de establecer una ideología neo-fascista capaz de sustituir una teoría política alternativa de esencia contra-liberal. Tenemos que hacer una elección política que determinará el futuro del orden mundial estando ya en un punto de transición hacia la multipolaridad, constituida por cuatro polos, donde la presencia del polo eurasiático es esencial. Además, la misma elección política implica la aceptación consciente del concepto de la Cuarta Teoría Política permitiendo la crítica del (neo) liberalismo desde “arriba”.

"La otra Evropa"

“Sólo unas pocas personas pueden argumentar en contra del hecho de que hoy, en medio de la aterradora sensación de crisis e inquietud que se ha apoderado de las mentes más agudas, toda la comunidad Europea apela al ideal supremo de la cultura mundial, la cultura, en el cual un nuevo principio se espera que una a los poderes y portadores de las dispersas tradiciones europeas”, dice el filósofo italiano Julius Evola en una introducción de su ensayo Europa Unida: El Requisito espiritual [3].

Nosotros, los representantes de la filosofía política Euroasiática, estamos construyendo relaciones estratégicas con los últimos rebeldes de la resistencia de Europa, con los que incluso entre las ruinas mantienen el valor de defender los valores supremos, heroicos y tradicionales. Al reflexionar sobre las condiciones previas de la nueva unidad europea, Evola destaca una amenaza inminente proveniente a la vez de Rusia y los Estados Unidos. Este ensayo se enfrenta al período histórico que se ha caracterizado por ser un sistema bipolar de orden mundial, en el que el mismo modelo incorpora dos polos, las dos potencias hegemónicas – la URSS y los Estados Unidos. 

Hoy en día, nos enfrentamos a un modelo unipolar y a una potencia hegemónica única, los Estados Unidos de América y, por lo tanto, nos encontramos dentro de un victorioso discurso liberal que está pasando por metamorfosis apenas perceptibles. 

A pesar de todas las diferencias entre los dos períodos históricos, la crisis europea no sólo sigue siendo un problema no resuelto sino que aumentó significativamente. Sin embargo ¿qué tipo de Europa estamos discutiendo? En una de sus entrevistas, Alexander Dugin señaló que hoy en día nos encontramos con “dos Europas”: Una Europa liberal (o Europa-1) que incorpora la idea de la “sociedad abierta”, los derechos humanos, el registro de matrimonios del mismo sexo, la legalización de la familia sueca, y la “otra Europa” (Europa-2) políticamente comprometida, pensadora, intelectual, espiritual, que considera el status quo y la dominación del discurso liberal como un verdadero desastre y una traición a la tradición europea.

“Muchos años han pasado desde que Occidente se dio cuenta de lo que la “tradición” representa, en su sentido más elevado; el espíritu anti-tradicional se ha convertido en sinónimo de lo occidental ya en la época del Renacimiento. La “Tradición”, en su pleno sentido, es una sucesión de períodos, “los tiempos heroicos” de Vico – donde era la única fuerza creativa con raíces metafísicas expresadas en las costumbres y la religión, el derecho, la mitología, las creaciones artísticas – en todas las áreas privadas de la existencia” [4], dice Julius Evola. Los últimos rebeldes de la resistencia de Europa son los representantes de la “Otra Europa”.

En su obra Europa y la globalización Alain de Benoist presta atención al hecho de que “Europa tiene todas las cartas de triunfo que le permitirían derrocar la hegemonía estadounidense y convertirse en una gran potencia mundial sin ninguna duda”. Sin embargo, Europa se abstiene de tomar una decisión estratégica y permite ser arrojada al abismo de la desesperanza y la extinción total por los Estados Unidos, la mayoría de los europeos han perdido su identidad, y sólo unos pocos representantes de la “Otra Europa” siguen siendo fieles a la herencia de la tradición europea. 

El cuarto Nomos de la Tierra al que nos hemos acercado se caracteriza como “multipolar” o, más precisamente, como potencialmente multipolar ya que “la única civilización, los Estados Unidos de América, es hegemónica en seis grandes esferas de poder: tecnológica, económica, financiera, bélica, medios de comunicación y cultura”. De Benoist destaca que Estados Unidos tiene como objetivo retrasar la inevitable transformación del universum Occidental en un pluriversum planetario. Una ruptura radical respecto a los EE.UU. podría llevar a Europa a convertirse en soberana, para regresar a su verdadera identidad (nacional, cultural, etc.) y, en consecuencia, contribuir al ocaso del estatus de EE.UU. como líder mundial.
                                               
                                                                     Natella Speranskaya

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