Hay actos que son ilegales. Y otros que son antiéticos. Los primeros no se hacen, porque hacerlos transgrede una norma y ello conlleva un castigo. Las razones para no cometer los segundos son menos claras. Que actuar antiéticamente tenga o no consecuencias depende únicamente de la censura y la desaprobación de los demás frente a esos actos.
Esa condena en muchos casos hace tiempo no existe. Y cruzar la delgada línea de actuar antiéticamente no genera problemas o hasta es celebrado. Eso va llevando al ciudadano a que, por acumulación de casos, vayamos perdiendo la sensibilidad y veamos como naturales y aceptables cosas que claramente no lo son.
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