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jueves, 15 de noviembre de 2012

EN DEFENSA DE LA ALEGRÍA


                                                                      A nuestro camarada M.Chacón. 
“DEFENSA DE LA ALEGRÍA"

Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría”
                                    M. Benedetti

 “Leer a Benedetti desde la simplificación de la escritura del compromiso es una de las muchas maneras de no leerle, y, en los tiempos que corren, de situarlo más como caso de estudio antropológico que poético: el escritor comprometido sería algo así como un recurso retórico o un estuche para arqueologías del espíritu”.
Vázquez Montalván.

 El propio Benedetti, consciente de la extrema importancia que el término “compromiso” ha adquirido a la hora de valorar negativamente ciertas obras literarias -también la suya-, reflexiona en voz alta en su trabajo “Rasgos y riesgos de la actual poesía latinoamericana”, señalando que “desde la Divina Comedia al Guernica, desde Marat-Sade a Novecento, desde España, aparta de mí este cáliz al Canto general, el ingrediente social ha servido para nutrir el arte de todos los tiempos”. Así, “creer, o hacer creer, que la definición política o social de un intelectual sólo habrá de llevarle al esquematismo, al maniqueísmo, o a la pobreza formal, es hacer una torpe evaluación de los caminos y procesos del arte”. Ya en “La realidad y la palabra”, donde se aproxima a temas y autores contemporáneos de Latinoamérica, había señalado la estrecha vinculación entre literatura y realidad de la que se deriva esa definición política o social a que se refería antes, para concluir que ser realidad y ser palabra, son, entre otras, dos formas apasionantes de ser hombre. De ese modo, tal como ha subrayado Sylvia Lago, “la estructura ideológica aparece como vigoroso sostén de la estructura poética”.
http://letras.s5.com/mb240711.html

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