El capitalismo es incompatible con la democracia y la justicia social.
El economista francés Thomas Piketty es el boom del momento. Su libro Capital in the Twenty–First Century (El capital en el siglo XXI), produjo tal suceso que, según The Guardian, “llevarlo debajo del brazo se ha convertido en la nueva herramienta de conexión social en ciertas latitudes de Manhattan”. The New York Times llegó a mencionar el libro seis veces en distintas notas de una misma edición dominical y The Financial Times le dedica notas editoriales. The Washington Post publicó una nota irónica: “Cómo escribir tu propio artículo sobre Piketty en diez cómodos pasos”. Según parece, definitivamente Piketty hizo suyo el lugar que en los años ’60 tuvo Susan Sontag, o Christopher Latah en los ’70 y Francis Fukuyama en los ’90.
Después de reunir una masa de datos durante quince años, sustentado casi exclusivamente en los registros fiscales de Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá, Alemania, Japón, Suecia y algunos otros países ricos, Piketty deduce que: 1) el retorno promedio sobre el capital supera la tasa de crecimiento de la economía; 2) la riqueza heredada tiene siempre más valor que toda la que un individuo puede acumular en una vida; 3) de los dos puntos anteriores se desprende que el capitalismo es incompatible con la democracia y la justicia social.
En el terreno práctico, Piketty propone un impuesto progresivo al capital, o a la riqueza, que debería aplicarse globalmente. El economista francés distingue entre beneficio, por un lado, y renta por el otro; es decir, entre el capital “con utilidad social” y aquel que no la tiene. A renglón seguido, Piketty admite que su propuesta es “utópica”.
A pesar de esas posturas sobre el capital y los capitalistas, Piketty, aunque rechazado con indignación por la ortodoxia económica y la derecha más conservadora, se ha convertido en la nueva mascota de las elites de Wall Street, al punto que, como dice The Guardian, en ciertas calles de Manhattan es casi obligatorio llevar debajo del brazo su libro, por otra parte complejo y ventrudo (700 páginas la edición inglesa y más de 900 la francesa).
“Prodigio de honestidad”
Piketty encontró su defensor más decidido y de mayor prestigio en Paul Krugman. En su columna del New York Times, Krugman dijo que su colega francés es “un prodigio de honestidad”. Krugman subraya una de las ideas clave de Capital in the Twenty–First Century: el mundo tiende a volver a una situación similar a la inmediatamente anterior a la Primera Guerra Mundial, cuando la economía internacional estaba dominada “por una oligarquía cuya riqueza era heredada”. El aumento drástico de las desigualdades sociales, sostiene Piketty (y Krugman hace hincapié en esta idea) destruye el mito de que las fortunas se ganan por mérito. La riqueza, dice el libro en cuestión, procede cada vez menos de la iniciativa empresarial y más de la herencia y de la renta; esto es, de la especulación financiera.
Esas posturas han provocado temor entre los conservadores por la presión fiscal que podría derivarse de ellas. En efecto, Piketty propone gravar con el 80 por ciento de impuestos las rentas financieras más elevadas, y con un 10 por ciento la riqueza. El gasto público, según indica, debe elevarse al 60 por ciento del PIB. The Wall Street Journal señala que se trata de una fiscalidad progresiva para limitar la concentración de la riqueza.
Krugman, en su columna, es terminante: “El pánico a Piketty muestra que a la derecha se le acabaron las ideas”.
Una polémica que promete ser larga.
Un razonamiento progresista y una solución ortodoxa
Thomas Piketty, nacido en Clichy el 7 de mayo de 1971 es, desde sus 29 años, director de estudios de la École des Hautes Études en Sciences Sociales. Desde hace unos años, también preside la Escuela de Economía de París. En 2009 fue asesor de campaña de la candidata presidencial del Partido Socialista, Ségolène Royal. Piketty era entonces la pareja de la actual ministra de Cultura, la también socialista Aurélie Filipetti, quien lo denunció por agresión aunque luego retiró los cargos. Actualmente, Piketty está en pareja con otra economista, también egresada de Harvard, Julia Cagé.
El Capital en el siglo XXI es número uno en ventas en Estados Unidos –50.000 ejemplares en unas semanas–, por delante de best sellers como la saga Juego de Tronos. Aunque sus ideas confrontan con la base de la economía de Adam Smith y David Ricardo, la izquierda también lo critica. Considera que su solución a la desigualdad es la misma que la ortodoxia; el tema impositivo sin prestar atención a las estructuras del poder económico.
Fuente
elespiadigital
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Piketty: "El impuesto (al capital) que propongo no es utópico"
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