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miércoles, 6 de agosto de 2014

DIVINO TESORO




Juventud y líderes

Vivimos tiempos convulsos llenos de zozobras e incertidumbres. La sociedad evoluciona a velocidad de vértigo por mor de muchos factores entre los que destaca la influencia notable de las nuevas tecnologías.El impacto sociológico de este hecho aún está por dilucidar pero donde parece que se presenta con más fuerza es en las relaciones entre padres e hijos, entre abuelos y nietosTal parece hoy que la brecha generacional es más amplia que en otros tiempos. Esto hace prudente prestar atención a este hecho por la incidencia que plantea en las relaciones sociales.

Así, aquel que sea capaz de conectar con el importantísimo segmento de la sociedad que representa la juventud será capaz de liderar grandes proyectos

Una juventud que, por otra parte, está sufriendo más que nadie los efectos de la crisis.No es de extrañar por lo tanto el éxito de fenómenos sociales como el que representa el grupo político “Podemos”. Su líder, un joven político con preparación, personalidad, gran capacidad dialéctica y conocimiento de los medios ha sabido convertirse en líder de una parte de la juventud estudiantil y trabajadora. Una juventud que como en todos los tiempos se rebela contra lo establecido.
Para nada comulgo con sus postulados, llenos de demagogia barata por otra parte, pero si reconozco su capacidad para movilizar a las masas. Por muchas razones pero sobre todo porque es joven y está muy cerca de aquellos a los que lidera y representa.
Esto no es un fenómeno nuevo ni mucho menos. Un simple repaso a antecedentes históricos nos recuerda a un José Antonio Primo de Rivera que con treinta años de edad fue capaz de aglutinar una importante base social tras él; o a un Buenaventura Durruti que no llegaba a los 40 años, líder anarquista y sindicalista; Adolfo Suárez cuando fue elegido Presidente rondaba los 40 y Felipe González lo mismo.
Lo que quiero decir es que al ver hoy a los líderes teóricos de opinión no me extraña el desafecto general de esa importante parcela de nuestra sociedad que constituye la ” juventud”. Están muy lejos de ellos. Y lo están sencillamente por una cuestión de edad, amén de por otras causas también.
Cuando el otro día tuve conocimiento de la abdicación de SM el Rey Don Juan Carlos no salía de mi asombro. Nunca me imaginé que algo así sucediera y estaba seguro que la sucesión se produciría en su día por causas naturales.
Analizando este hecho con más sosiego y meditación no puedo por menos que considerar que Don Juan Carlos ha sabido comprender y captar cuanto en el comienzo de estas líneas he expuesto. Liderar una nación en este siglo XXI exige una conexión con esta sociedad de hoy y el futuro que sólo un hombre joven puede conseguir. Don Felipe deberá ser capaz de ello.
Un líder tiene que tener audacia, iniciativa, fuerza e ilusión. Virtudes que donde se muestran con mayor fuerza es en la juventud y no cuando se peinan canas. Un liderazgo así es imprescindible siempre, pero cuando la situación a la que se ha de hacer frente es tan complicada como la presente hoy en España aún es más necesario.
Don Felipe reúne las cualidades necesarias para ejercer con eficacia la labor que le encomienda la Constitución: arbitrar y moderar el funcionamiento regular de las Instituciones. Estas son funciones que sí bien no proporcionan al Rey un poder efectivo no dejan de ser sumamente importantes pues de la intensidad de su ejercicio se puede derivar una “autoritas” que no es tan simbólica como se puede pensar.
Su preparación así como su sentido de la responsabilidad ante el pueblo español y ante la historia de nuestra nación son cualidades que se le suponen, pero deberá demostrarlo.
Se oyen hoy muchas veces reclamando la proclamación de una nueva República y no seré yo quien les discuta ese derecho pero conforme a lo que veo estoy con las palabras que un familiar muy cercano me dijo el otro día: ” yo soy republicana por concepto y convicción pero líbreme Dios de ir a la República con esos que veo por la TV. Estos no quieren la República sino la revolución”.
He aquí el gran error de los que anhelan el cambio en la forma de Estado. No aprenden nada de la Historia. Afortunadamente son bastante torpes. La segunda República vino de la mano de personalidades moderadas y los que luego la hicieron inviable son los que ahora desfilan por las calles con la Bandera tricolor.
Suerte a Don Felipe, Felipe VI. La va a necesitar pues esto no ha hecho más que empezar.

Fuente                                   Juan Antonio Chicharro
larepublica                                        General de División (r)

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