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lunes, 28 de julio de 2014

A FELIPE VI



Carta abierta a Felipe VI

Estimado Felipe VI, frente a la propaganda oficial, alimentada por unas estadísticas cada día más incongruentes y extravagantes, la realidad política, social, y económica de nuestra querida España va por otros derroteros

Si no se adoptan medidas urgentes y radicales que modifiquen la actual situación económica nacional, los gritos de protesta crecerán inexorablemente y la situación política se convertirá en mucho más caótica e inestable. 

La auténtica política reformista que requiere nuestro país consiste en poner fin al actual Totalitarismo Invertido en que se ha convertido España –le aconsejo que lea al filósofo Sheldon Wolin-, y que tanto daño y sufrimiento están infligiendo a la ciudadanía, especialmente a los más débiles.
Los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo, unidos a la abdicación de su padreJuan Carlos I, en favor de usted, reflejan la descomposición de un régimen, y los temores de las élites dominantes a que una posible catarsis colectiva se los lleve por delante. En realidad, estimado Felipe VI, subyace un temor creciente a que la ciudadanía, aritméticamente, abra paso a alguna que otra posibilidad de gobierno que pudiera resquebrajar los intereses de las clases dominantes y de sus apéndices políticos, y vislumbrarse el final del actual régimen.
Digámoslo claramente, si usted no desea, como así lo creo, que la inestabilidad social, política y económica se lleve por delante su futuro reinado deberá promocionar de manera sibilina unos nuevos Pactos de la Moncloa con unos objetivos muy claros. Se debe poner fin a la actual depredación de las élites dominantes, garantizando unas condiciones de vida mínimamente dignas para sus conciudadanos. Pero para ello debe conocer cuál es la realidad de nuestro país. No se deje embaucar por aquellas fotos distorsionadas de la realidad que le pondrán encima de la mesa. Déjeme ofrecerle otra realidad.
Insostenibilidad de nuestra deuda
¿Sabe usted cuál es nuestro principal problema? No, no es un problema de competitividad, estimado monarca. No se deje engañar, no hay ningún proceso de recuperación en ciernes, ni lo habrá, mientras no se reduzca de manera drástica, bien por reestructuración o bien por extinción, nuestro volumen de deuda total. Tenemos un volumen de deuda privada y pública que no se va a poder pagar, salvo que se pretenda arruinar las expectativas de vida de los españoles, como han hecho hasta ahora.
Por lo tanto, le exhorto a que traslade a quienes nos gobiernan que se olviden de inútiles reformas laborales, ajustes presupuestarios y sandeces similares. Deben afrontar, de una vez por todas, nuestro auténtico drama: una monstruosa deuda privada y pública cuyo montante total supera al 425% del PIB. Y sólo hay una opción, condonación, pactada o no, de la deuda.
Las desigualdades, fruto del rescate a las élites
Numerosos economistas, estimado monarca, no nos hemos cansado de denunciar el fraude intelectual que hay detrás de todas y cada una de las recomendaciones de política económica implementadas a lo largo de la actual crisis sistémica en nuestra querida España. Apoyadas por unos presuntos expertos, ponen de manifiesto la crisis de visión y el vacío ético en el que ha caído la academia económica. Y ahora empiezan a publicarse y conocerse informes de distintos organismos internacionales sobre una de las consecuencias más terribles de la implementación de las mismas, el aumento brutal de la pobreza y las desigualdades en nuestro país. Y es aquí donde o las cosas cambian radicalmente o la conflictividad social y política será permanente.
Le hago una pregunta muy sencilla: ¿cómo es posible semejante incremento de la deuda pública cuando se hunden el gasto social, las inversiones en infraestructuras y el gasto en investigación, por ejemplo? 

Muy sencillo: detrás de la tan cacareada política de austeridad solo existe un ajuste de cuentas de las élites gobernantes y económicas patrias contra sus conciudadanos con el fin de mantener sus privilegios. Y detrás de ese ajuste de cuentas se encuentran una serie de leyes, reformas y políticas que atentan contra la mayoría (reforma laboral, ley hipotecaria, recortes en derechos básicos…).Y todo ello en beneficio de la superclase, término acuñado por David Rothkopf, editor de la revista Foreign Policy. ¡Ya tiene otro nombre más que añadir para estudiar e interpretar la realidad!
Para terminar, permítame adjuntarle una parte del discurso del otrora presidente de los Estados Unidos Franklin Delano Roosvelt en un mitin para su segunda reelección, porque se puede extrapolar perfectamente a la situación de mi país, de su país:

 "Esta nación se ha visto afligida por un gobierno que no oye nada, no ve nada y no hace nada. La nación volteaba a ver al gobierno, pero el gobierno desviaba la vista. ¡Nueve años de mofa con el becerro de oro y tres largos años de calamidades! ¡Nueve años de sufrimiento y tres años viviendo de limosnas! ¡Nueve desquiciados años de espejismos y largos años de desesperación! Poderosas influencias luchan hoy por restablecer este tipo de gobierno, con su doctrina de que el mejor gobierno es el más indiferente". 

Téngalas muy en cuenta porque, hasta ahora, aquí aún no ha llegado ningún Roosvelt.
Estimado Felipe VI, la tarea que usted comenzará dentro de unas semanas será ardua y compleja, pero también apasionante. Requerirá de mucho temple, de apertura de miras, de extremada bondad. No lo dude, rodéese de los mejores, de gente honesta. Sinceramente, le deseo lo mejor.

Fuente                         Juan Laborda

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