La globalización se impone por métodos de asfixia. Y bueno, no es que sea malo el avance de las comunicaciones y la tecnología, pero veamos más detenidamente: Se pondera mucho la economía alemana, ¿pero qué pasará el día que los chinos dejen de comprar cosas relacionadas con la industria automovilística? Permítasenos el simplismo, pero todo iría cayendo como un castillo de naipes. Así como los banqueros alemanes, al estado emitir papel-moneda a mansalva al poco tiempo de la caída del infame muro de Berlín, se vieron con un excedente que no sabían dónde colocar, y hemos ahí la génesis de los préstamos tan alegres por el Mediterráneo, cuya global consecuencia, bajo la atenta mirada de los Estados Unidos, pagamos y pagaremos hasta que el cuerpo aguante.
Irlanda, una nación que, cuando los británicos han dejado de masacrarla, se mostraba como una de las más prósperas de Europa, tenía un inconveniente: Su legislación era contraria al aborto. La única que quedaba en Europa. Pero para eso tenemos una Constitución Europea que si hay europeos que con sus votos no la quieren (Como holandeses, franceses e irlandeses), no pasa nada, imponemos un segundo referéndum y así sale. O por las buenas o por las malas. Con los suizos de momento no han podido, pero tiempo al tiempo… Y Hungría no iba a escapar a ello. No escapó Polonia, cuando en estos años se reafirmaba como católica y anticomunista y se negaba a poner en su sistema educativo las barbaridades habituales de la Europa moderna mientras reafirmaba sus valores patrios. Llegó el frenazo, frenazo de los magnates de una anticivilización de antivalores que quiere expulsar a toda costa lo sagrado/trascendental de la vida pública como sea. Y resulta que en el 2011, Hungría, teniendo como presidente al nacionalista conservador Viktor Orban (De FIDESZ, la Unión Cívica Húngara), sanciona una constitución que dice cosas que ya no se ven en Europa.
Por ejemplo, con respecto a sus símbolos: “Estamos orgullosos de que nuestro rey Esteban, santo patrón de Hungría desde hace mil años, haya fundado nuestra patria sobre sólidos cimientos incorporándola a la Europa cristiana”.
Con respecto a la vida: “La vida fetal y embrionaria será protegida desde el momento de su concepción”. Con respecto a la religión: “Las religiones tienen derecho a estar presentes en el espacio público, ya sea para celebrar ceremonias o hacer proselitismo”.
Con respecto a la familia: “Sostenemos que la familia y la nación constituyen el marco principal de nuestra coexistencia y que nos cohesionan valores como la fidelidad, la fe y el amor”.
También incluye la tutela del estado húngaro sobre las minorías magiares que habitan en otros pagos de Europa , considera a los dirigentes del Partido Socialista Húngaro (Los antiguos lacayos de la URSS) como “responsables de crímenes comunistas cometidos hasta 1989, con carácter retroactivo”; introduce medidas drásticas para acabar con el infanticidio y, al alimón de la Asamblea húngara, también señala que la población reclusa del país tiene la obligación de trabajar como modo de pagar los gastos de su manutención y como método de reinserción social.
Y claro… ¿A quién se le ocurre tener como marco político eso, en esta Europa de despachos de Bruselas que no elige nadie, donde el incontestable ideal radica en aleccionar a los niños sobre cómo masturbarse o de cuántas opciones sexuales tan legítimas hay??¡¡A quién se le ocurren estas cosas!! La palabra “fascismo” se expande como temblor generalizado como absoluto temor progre-liberal…
Ipso facto, la izquierda pretendió movilizar a la opinión pública para salir a la calle en defensa de la “libertad” y en rechazo de la nueva constitución, calificada como “autoritaria y nacionalista”. El eco fue escaso. Con todo, lo importante no es la movilización de los de siempre (Financiada por el capitalismo liberal, por supuesto); el tema está en que actúan como avanzadilla del FMI. Porque en este nuevo marco constitucional húngaro, se limitan los poderes del Tribunal Constitucional en beneficio del parlamento, subordinando el banco central al poder político y apostando por una política monetaria propia. Fiscalmente, se fija un único tipo impositivo del 16%, pero la recaudación pública se complementa con los impuestos sobre los bancos y multinacionales extranjeras que operen en suelo magiar. Por eso la izquierda se movilizó tan pronto, y sus amos del FMI apenas esperaron, y muy pronto un ataque especulativo fue lanzado para provocar una importante caída de su cotización frente al euro. La histeria hipócrita y mentirosa de los medios de comunicación se lanzó contra el Danubio como una jauría de hienas hambrientas.
La burocracia de Bruselas continuó con amenazas. Viktor Orban decía en principio que “nada ni nadie en el mundo puede decir a los diputados electos por el pueblo húngaro que leyes pueden aprobar y qué leyes no”. Desde otra perspectiva, el Jobbik (Movimiento por una Hungría Mejor) de Vona Gábor acabó votando en contra porque no se contemplaron sus propuestas de ampliar la política de nacionalización sobre sectores estratégicos para los intereses húngaros. Asimismo, acusa a Viktor Orban de ser en verdad débil ante el FMI, de no emprender un cambio de modelo económico profundo, temiendo que al final ceda a algunas de las presiones extranjeras. El Jobbik también se posicionó en contra de la ley electoral incluida en el texto constitucional, según la cual el partido más votado en las generales es compensado con una cantidad de escaños que aseguran su poder total durante los cuatro años de legislatura, “algo que nos recuerda al comunismo”…. Dizque Orban acabaría cediendo, que había que ampliar y fortificar la política nacional…. Y es que, ¿acaso sería la primera vez que un conservador recula ante el canguelo? No olvidemos que la izquierda no crece sino allá donde el liberalismo plantó bien su semilla.
Con respecto al Jobbik, no creamos las mentiras de los medios de ¿comunicación?, a las que tristemente nos hemos acostumbrado. Jobbik se define como monárquico y cristiano y sus emblemas principales están directamente relacionados con la tradición húngara, a saber, la cruz de San Esteban, la bandera nacional y la bandera de los Arpad. Son antisionistas, por supuesto, y denuncian el papel de los oligarcas sionistas en su país, así como los crímenes de bandas mafiosas extranjeras y/o de gentes que llevan siglos en aquella tierra pero se niegan a adaptarse, pero no son racistas ni “antisemitas”, pues el Jobbik ha celebrado festivales de amistad árabe-magiar, y recordamos a los manipuladores que usan el término que el 97% de los semitas son árabes. Asimismo, está estableciendo una línea geopolítica de entendimiento con los pueblos asiáticos.
Pocos pueblos más sufridos hay en Europa que los húngaros. Tras la terrible Segunda Guerra Mundial, fueron entregados a la tiranía comunista teledirigida desde Moscú, bajo el régimen de la República Popular Húngara. Trágica paradoja, pues nada más impopular ha habido en su historia. En 1956, este valiente pueblo no dudó y se levantó contra esta terrible dictadura, abatiendo las estatuas de Stalin y desafiando a los poderosos tanques soviéticos, dando una portentosa y heroica lección de dignidad. ¿Y qué hizo esa Europa tan moderna y tolerante? La izquierda aplaudía el terror y la masacre de lo que consideraba el paraíso en la tierra, la derecha liberal callaba como prostituta cobarde y cómplice. El único país occidental que de verdad apoyó esta legítima revuelta popular fue España, llegando hasta a ofrecer tropas, cosa que los patriotas húngaros recuerdan con gratitud, emoción y cariño. El cantautor italiano Leo Valeriano se quejaba amargamente en su canción “Budapest” de la complicidad de los burgueses occidentales y alababa la dignidad de los magiares. Alexander Solzhenitsyn, el gran intelectual ruso, hablaba en El error de Occidente que el fallo frente al comunismo era la pérdida del combate cultural, esa especie de moralidad superior con la que los comunistas –antecesores directos de nuestros progres- contaban en Europa que no era coherentemente contestada. De hecho, todavía continúa esa mórbida fascinación por los tiránicos especímenes, de Europa a Hollywood. Antes era Fidel Castro, ahora es más con el recién finado Hugo Chávez y toda su caterva; patología que llega a afectar a buena parte de la “extrema derecha” española…. Y sin embargo, muchos pensaban que se trataba sólo de un enfrentamiento político-militar; otros temían que el Pacto de Varsovia acabara arrasando todo con los mismos tanques de Budapest… Pero nadie contaba con la mutación y la irrupción progre…. Que ha llegado hasta China y Vietnam, mientras que Corea del Norte se mantiene en su comunismo hereditario, pareciéndose en eso a Cuba. Con todo, Solzhenitsyn también dejó dicho que“al negarnos a aceptar un poder superior inmutable que nos supera, hemos colmado el vacío a golpe de imperativos personales y, súbitamente, nuestra vida se ha vuelto espeluznante”; y “la precipitación y la superficialidad son las enfermedades crónicas del siglo.”
Y es que es lo que decíamos al principio de nuestro artículo: La globalización se impone por la asfixia. Los magiares no podrán defender su independencia porque tienen todo un entramado mundialista contra ellos. Tampoco han podido irlandeses o polacos. No pudieron los serbios con respecto a Kosovo, cuya separación firmaron las barras y las estrellas de Clinton a Bush. Nosotros con Gibraltar ya vemos… Y ojo con los separatismos, por más que estén acaudillados por oligarcas cleptómanos y embusteros…
Todo lo que pueda sonar a Cristiandad será combatido por el Nuevo Orden Mundial, con la complacencia de una población consumista y estupidizada. Estados Unidos y su financiado estado sionista, con los jeques de la Península Arábiga y una Turquía con delirios de imperialismo otomano, siguen inmersos en una absurda carrera belicista que va desde el Próximo Oriente a los extremos del Pacífico, favoreciendo siempre al islamismo. La Unión Europea no es más que una colonia de tercera en este entramado. Por la contra, Rusia es el único país con poder soberano para no comulgar con ruedas de molino, y por ello no parece vacilar frente a las presiones homosexualistas o a la profanación de iglesias, así como cada vez introduce más medidas en contra del infanticidio. Rusia tendrá muchos fallos pero hay cosas por las que no está dispuesta a pasar. ¡Quién nos lo diría! Y sin embargo, Europa, que es su continente natural y que de hecho, debería fomentar su alianza e integración, le veda las puertas, favoreciendo mucho más al Magreb y a Turquía.
Sin duda, la situación es difícil, pero siempre hay esperanza. Dizque muchos magiares parecen tristes, desesperanzados. Después del comunismo pasaron a un capitalismo salvaje que no ha hecho más que continuar su empobrecimiento. No gozan de libertad pero aun así, levantan la cabeza y quieren mostrarse orgullosos como húngaros frente al mundo. Este valiente pueblo no debe renunciar a su identidad ni a sus valores, al contrario, debe defenderse con uñas y dientes. Por lo pronto, ya es un ejemplo a seguir. Al final, con fe, vencerá.
Fuente Antonio Moreno Ruiz
Licenciado en Historia (con especialidad americanista), profesor y traductor de lengua portuguesa, ensayista y poeta (España).
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