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sábado, 26 de abril de 2014

LA DEUDA COMO SISTEMA



El Banco de Inglaterra lo admite: 
el dinero es solo un reconocimiento de deuda y los bancos se están forrando.

“La verdad al descubierto: el dinero es sólo un reconocimiento de deuda y los bancos se están forrando. La honestidad del Banco de Inglaterra lanza por la ventana las bases teóricas de la austeridad.” Así comienza un artículo de David Graeber publicado hoy, 18 de marzo de 2014, en el periódico británico The Guardian, en el que se comenta el artículo publicado por el Banco de Inglaterra titulado: La creación monetaria en la economía moderna. El artículo del Banco Central se resume en tres puntos que lo encabezan y son:
  • En este artículo se explica cómo la mayor parte del dinero en la economía moderna se crea por parte de los bancos comerciales al otorgar préstamos.
  • La creación de dinero en la práctica difiere de algunas falsas ideas muy extendidas – Los bancos no actúan simplemente como intermediarios, prestando los depósitos que los ahorradores colocan en ellos, ni tampoco “multiplican” el dinero del banco central para crear nuevos préstamos y depósitos.
  • La cantidad de dinero creado de la economía depende en última instancia de la política monetaria del Banco Central. En tiempos normales, esto se lleva a cabo mediante el establecimiento de las tasas de interés. El Banco Central puede también afectan la cantidad de dinero directamente a través de la compra de activos o “flexibilización cuantitativa”.
Igual que en mi ultimo artículo, no estamos ante nada nuevo. Numerosos pensadores independientes como la recién fallecida Margrit Kennedy, Bernard Lietaer, Ellen Brown o Thomas Greco llevan décadas denunciándolo. En general, cualquier persona involucrada en el campo de las monedas sociales o complementarias lo tiene meridiánamente claro. Además, recientemente otras voces bastante poco “alternativas” lo han señalado también, como los economistas del FMI Michael Kumhof y Jaromir Benes en su El Plan Chicago revisado de 2012 y 2013.
La novedad es que lo admita el Banco de Inglaterra. El articulista del comentario en The Guardian, el antropólogo David Graeber, autor del interesantísimo libro “La deuda, los primeros 5.000 años“, se pregunta y él mismo se contesta:
¿Por qué el Banco de Inglaterra de pronto admite todo esto? Bien, una razón posible es que es obviamente cierto. El trabajo del Banco es gestionar el sistema, y en los últimos tiempos, el sistema no ha estado funcionando especialmente bien. Es posible que se decidiera que mantener la fantasiosa versión de la teoría económica oficial, que ha demostrado ser muy conveniente para los ricos, es simplemente un lujo que ya no puede permitirse.
Probablemente David Graeber se queda corto al valorar las consecuentas de esta admisión. Esto no solo lanza por la ventana la base teórica de las políticas de austeridad, sino los mismos pilares fundacionales de los modelos económicos actuales, como la neutralidad del dinero, o incluso su misma naturaleza, pues la consideración de que el dinero es una mercancía es lo que justifica que se trafique en un mercado. No olvidemos que el interés, en la teoría económica actual, se asienta sobre la preferencia temporal del dinero hoy frente al dinero en el futuro, una justificación ligada completamente a la supuesta escasez del dinero, por su calidad de mercancía. El hecho de que la verdadera naturaleza del dinero en la actualidad sea un reconocimiento de deuda significa que la asignación del crédito con el que se crea el dinero puede ser un mecanismo suficiente de asignación de recursos y los mercados de capitales no tienen razón de ser.
Dentro de nada, con un poco de suerte, alguien en alguna de estas importantes instituciones hará una sencilla operación aritmética y se dará cuenta de lo que significa que la mayor parte del dinero en la economía se cree como un préstamo con interés: entonces se reconocerá oficialmente que esta forma de creación monetaria, el crédito con interés, es el verdadero motor que impone el crecimiento económico y causa las crisis financieras cuando el crecimiento no llega.
                             Susana Martín Belmonte 
                                           ATTAC Madrid

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