Molnar, un pensador no conformista
Thomas Molnar (1921-2010), nació en Budapest, capital de Hungría. A los cinco años su familia se trasladó a Transilvania, zona que pasó a Rumania por el tratado del Trianon. Durante la guerra estuvo detenido en el campo de concentración de Dachau como dirigente juvenil católico belga. Terminada la guerra escapa del comunismo húngaro y vive entre Bruselas y París hasta que en 1949 se radica en los Estados Unidos. Se transforma en un viajero constante por todo el mundo.
Caído el régimen comunista en Hungría comienza vivir y a enseñar alternativamente en USA y en Budapest. Murió en Virginia. Molnar fue un “ensayista filosófico” que trabajó de profesor universitario en Columbia y Nueva York. La temática de sus escritos es amplia y variada, pero si hay algo que lo destaca es que puede ser definido como un pensador católico.
Si bien húngaro de nacimiento, lo podemos asociar sin forzar la verdad a los autores que conformaron la “diáspora rumana” como Vintila Horia, Uscatescu, Mircea Eliade, Manoilescu, Emile Ciorán, pues pertenece a la misma familia de ideas.
El no fue un erudito, un académico, un scholar, como no lo fueron algunos de los grandes filósofos católicos del siglo XX: Josep Pieper, Augusto del Noce, Michele Sciacca, Eugenio D´Ors, Leonardo Polo, Wagner de Reyna, René Girard, Gabriel Marcel et alii. Pero fue un hombre que meditó sobre los problemas de nuestro tiempo: la autoridad, la izquierda, la educación, el neopaganismo, el utopismo, la decadencia, la desacralización. Publicó cientos de artículos y medio centenar de libros, la mayoría en inglés, pero una docena en francés y, en su última época, otro tanto en su idioma natal.
Algunos autores de “la izquierda caviar” lo han sindicado como “reaccionario ilustrado”, y en realidad fue, como el colombiano Gómez Dávila, un reaccionario por ser “reactivo”, al statu quo político y cultural reinante en Occidente. Lo cual es un signo de vitalidad intelectual.
Y así criticó desde siempre al pensamiento políticamente correcto como “el mal moderno”.
Cómo será su carácter reactivo que en 1986 mantiene una serie de charlas con un muy buen pensador neopagano como Alain de Benoist(L'éclipse du sacré: discours et réponses) y al año siguiente saca su extraordinario libro The pagan temptation, en donde pulveriza al neopaganismo contemporáneo.
Y así sostiene que la desacralización y secularización de la civilización occidental nace de un proceso de intelectuación con la racionalización progresiva de la cultura cristiana que ocultó la sacralidad de la vida. Ésta es buscada, entonces, en experiencias exóticas: vuelta al paganismo, religiones orientales, sectas, etc.
En cuanto al neopaganismo, ha renunciado a la antigua pietas romana. Esto es. Lo sagrado que deber ser venerado, pues no tiene nada que venerar como sagrado, y es absolutamente subjetivista, pues desconoce la existencia de un Dios personal. Carece del sentido del pecado, pues éste significa separación de Dios y sus mandatos. Padece el encanto del naturalismo con el culto del cuerpo a través del ejercicio, las dietas, el jogging y los baños de sol, como “nuevos bárbaros que se relajan en las playas”, al decir de Albert Camus.
En definitiva, el neopaganismo ha situado todos los bienes en esta tierra y se ha quedado sin defensa ante la muerte. Y termina citando a Chesterton en Ortodoxia: “La alegría, que era la pequeña publicidad del pagano antiguo, se ha convertido en el gigantesco secreto del cristiano”.
A pesar de haber vivido sesenta años de su vida en yanquilandia y conocer al dedillo el pensamiento no conformista norteamericano (Russell Kirk, Paul Gottfried, Frederik Wilhelmsen), siempre sintió una difícil disconformidad con el espíritu de esa gran nación, pues su carácter vétero testamentario no logra expresar con claridad su pertenencia a la genuina tradición occidental.
Para que aprecien su estilo, aquellos que no lo han leído, en uno de sus últimos reportajes sobre crisis espiritual, mundialismo y Europa, refiriéndose a lo sagrado respondió:
« Le sacré n'est pas divin dans le sens "substantiel" du mot ; il médiatise le divin, il l'active en quelque sorte. D'abord, le sacré change d'une religion à l'autre, il attire et ordonne d'autres groupes humains (Chartres a été bâtie sur un lieu déjà sacré pour les druides, mais ces sacrés superposés n'expriment pas la même "sacralité"). Le sacré nous révèle la présence divine, cependant le lieu, le temps, les objets, les actes sacralisateurs varient.»
« Lo sagrado no es lo divino en el sentido sustancial de la palabra ; él mediatiza lo divino, de alguna manera, él lo activa. Antes que nada, lo sagrado cambia de una religión a otra, él atrae y ordena otros grupos humanos (La catedral de Chartres ha sido construida sobre un lugar ya antes sagrado para los druidas, pero estas sacralidades superpuesas no expresan la misma « sacralidad »).
«Lo sacro nos muestra la presencia divina, sin embargo el lugar, el tiempo, los objetos, los actos de sacralización varian ».
Desde la filosofía, en una expresión más dura, más racional, más reflexiva y menos plástica que la utilizada brillantemente por Molnar se dice que : En primer lugar, que lo sagrado como su nombre lo indica pertenece al orden de « las cosas separadas », y que por eso, lo sagrado se vincula directamente a Dios. Que está en relación con lo profano (pro fanum) a aquello que está antes o delante de lo sagrado. Que por ello lo sagrado rompe con la homogeneidad del mundo. Muestra que el mundo no es homogéneo.
El templum no se ara, no se le saca utilidad a « esa tierra ». En lo sacro, lo sagrado, sacer, sacré, sacred, la presencia de Dios se hace palpable, localizable. Por todo esto, los sagrado se manifiesta en la acción sagrada, actio sacra, que son las ceremonias donde « se celebra » a Dios. La celebración del misterio eucarístico en el mundo cristiano-católico es la acción sacra por excelencia.
Todo esto Thomas Molnar lo expresó así : lo sagrado no es lo divino sino que mediatíza lo divino. Revela la presencia divina aún cuando varien el lugar, el tiempo, los objetos y los actos de sacralización. Como muestra basta un botón, éste, para ver la profundidad de su pensamiento y la lozanía de su expresión.
Fuente
villamarina Alberto Buela
- Obras en castellano (hasta donde sabemos) La autoridad y sus enemigos, Ed. Epesa, Madrid, 1977 La izquierda en la encrucijada, unión editorial, Madrid, 1970 El socialismo sin rostro La decadencia del intelectual Utopismo. La herejía perenne (se puede descargar en: http://ibookia.com/ebooks/eam/ebook_view.php?ebooks_books_id=5350 ) La Iglesia peregrina de los siglos, Ed. Gladius, BsAs., 1968
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