La cara oculta de
la globalización
Desde que el mundo da vueltas, la mejor
manera de ocultar el poder es disimularlo. Sin grandes escándalos y con una estructura no
demasiado orgánica, antes que jerárquica o piramidal, el poder se cuela por los
resquicios de la sociedad toda, con sus cabezas visibles y sus líderes mediáticos.
La
historia del grupo Bilderberg y de la Comisión Trilateral es la historia de dos grupos,
aparentemente inofensivos y dedicados al estudio y al intercambio de opiniones, cuyas
conclusiones, aficiones y gustos coinciden sorprendentemente con las tendencias políticas
del mundo en los últimos cincuenta años.
Sus líderes ya hablaban hace treinta años de
las bondades de la "globalización" y de la "economía globalizada" e
incluso utilizaban la terminología extremista del "gobierno mundial", cuando
nadie se percataba de lo que ya era evidente: la construcción de un mundo único en el
que, por encima de toda diferencia, no tuvieran lugar barreras nacionales de ningún tipo.
¿Cómo puede un grupo así influir?
¿Cómo puede un grupo así influir?
Pues evidentemente no desde la acción directa sobre
los gobiernos, aunque la pertenencia de numerosos presidentes a estos foros no descarta
esa vía ni mucho menos.
Lo hace utilizando la llave que abre todas las puertas: el
prestigio. Un prestigio que impone líneas de pensamiento en los centros neurálgicos en
los que se forman los futuros dirigentes del planeta.
El sistema de subvenciones privadas
a universidades es una buena estrategia para ello y, otra parecida, la ayuda a fundaciones
y a medios de comunicación o la constitución de los mismos. Por ello, la puesta en
común de ideas y el logro de consensos sobre cuestiones clave puede tener una enorme
importancia en la política mundial dependiendo de quión alcance dichos acuerdos.
No es
lo mismo que el presidente de Castilla-León, por ejemplo, contraste sus opiniones con sus
colegas, que el que una reunión de decanos de las universidades más prestigiosas del
mundo, tres consejeros de presidentes de países importantes, seis fundaciones billonarias
y una docena de presidentes de multinacionales, lleguen a una línea de pensamiento
básica acerca de cómo tienen que ir las cosas en la política internacional.
Las
reuniones de este tipo de grupos constituyen, antes que la excusa de la "necesidad
histórica" aducida por nuestros gobiernos, el motor del proceso de globalización en
el planeta.
Si además de las ideas y el prestigio existen cantidades fabulosas de dinero, entonces de esta clase de reuniones se deriva necesariamente poder en estado puro, aunque ni siquiera sus miembros se den cuenta. Este hecho es una ley tan necesaria como la de la gravedad, en la que no hace falta una acción voluntarista por parte de nadie sino que tan solo ocurre si se dan las condiciones para ello.
El explosivo coctel de ideas-fuerza, diseminadas desde los centros más prestigiosos del globo, constituye un tremendo poder que permea los resquicios más olvidados de los gobiernos y de las estructuras de poder de todos los Estados.
Si además de las ideas y el prestigio existen cantidades fabulosas de dinero, entonces de esta clase de reuniones se deriva necesariamente poder en estado puro, aunque ni siquiera sus miembros se den cuenta. Este hecho es una ley tan necesaria como la de la gravedad, en la que no hace falta una acción voluntarista por parte de nadie sino que tan solo ocurre si se dan las condiciones para ello.
El explosivo coctel de ideas-fuerza, diseminadas desde los centros más prestigiosos del globo, constituye un tremendo poder que permea los resquicios más olvidados de los gobiernos y de las estructuras de poder de todos los Estados.
Con el tiempo, y tanto la
Trilateral como el grupo Bilderberg lo han tenido de sobra, surge una sutil pero férrea
tela de araña de ideas, de influencias, de prestigios, de opiniones y de recursos
economicos, que se apoyan unos a otros y que los nuevos gobernantes o los que se forman
para ello, reciben como algo ya dado, como una serie a apriorismos de los que no es
posible dudar. La poderosa tela es también un poderoso filtro de manera que se asegura
que los que llegan arriba no son "outsiders", no sostienen opiniones marginales
contra lo establecido.
Esta acción de campo, que se refuerza todos los días un poco más, pone de manifiesto la importancia de las ideas como fuente y origen del poder y desmiente el tópico, alentado por la izquierda e incluso por sectores de la extrema derecha, de que el proceso globalizador nace de la necesidad económica de crecer siempre.
Antes que algo meramente económico, la globalización se revela como una tendencia cultural, una cosmovisión conscientemente alentada por personas con nombres y apellidos, que mantienen una concepción subvertida de lo que debe ser la organización del poder y de la sociedad.
Esta acción de campo, que se refuerza todos los días un poco más, pone de manifiesto la importancia de las ideas como fuente y origen del poder y desmiente el tópico, alentado por la izquierda e incluso por sectores de la extrema derecha, de que el proceso globalizador nace de la necesidad económica de crecer siempre.
Antes que algo meramente económico, la globalización se revela como una tendencia cultural, una cosmovisión conscientemente alentada por personas con nombres y apellidos, que mantienen una concepción subvertida de lo que debe ser la organización del poder y de la sociedad.
En definitiva, está ocurriendo en todas partes una polarización de
ideas: servicio frente a dominio, respeto al planeta frente a explotación económica de
sus "recursos", economía popular frente a economía transnacional, clase
política al servicio del pueblo frente a grupos de presión, afirmación de identidades
de los pueblos frente a disolución globalizante.
La conclusión de todo esto es que cada vez aparece más claro que el poder decisorio está donde nadie quiere verlo y, en todo caso, no donde nos dicen.
La conclusión de todo esto es que cada vez aparece más claro que el poder decisorio está donde nadie quiere verlo y, en todo caso, no donde nos dicen.
Fuente
nouvelledroit Elena Atxaga
No hay comentarios:
Publicar un comentario