Cuando se tiene decidida la compra de un artículo, hay que valorar la relación calidad/precio, que no es otra cosa que el equilibrio entre la bondad del artículo a adquirir y el precio que nos piden por él.
En España,
desde hace tres décadas, se nos está vendiendo la pretendida democracia
a cambio de aceptar unas reglas de juego que favorecen exclusivamente a
un sector privilegiado de la sociedad.
Los voceros de los partidos después de hacerse con los resortes del poder anunciaron con cruel ironía la buena nueva de que por fin, los españoles seríamos iguales ante la ley. “Se acabó la Dictadura, -dijeron al entrar – de ahora en adelante, todo el poder para el pueblo.” Fuera los extremos de una y otro lado.
Las urnas serán las que pongan a cada uno en su sitio.
Y a fe que lo consiguieron: al poco tiempo la mayoría de ellos, tanto de izquierdas como de derechas, coparon los puestos que la administración pública les ponía a su disposición para en la mayoría de los casos, disfrutar de ellos hasta el final de sus días. Casos como el de Amparo Rubiales, Carmen Hermosín, o Celia Villalobos, avalan lo expuesto y demuestran a las claras que desprecian a cualquier militante de su propio partido que les pudiese hacer sombra.
Una vez repartidos los cargos a los primeros espadas, quedaban por distribuir los que reclamaban los subalternos y para solucionar la cuestión, a un Movimientista de camisa azul, chaqueta blanca y cresta colorada, se le ocurrió lo de la división del territorio patrio y poder acomodar a toda la pléyade de zánganos y convidados.
Para que no se les pudiese tachar de ilegales un grupito de iluminados, lo más granado del nuevo régimen, reciben el encargo de confeccionar la llamada Carta Magna, conocida como la Constitución, que venía a proporcionar a los españoles unas reglas de convivencia, partiendo del supuesto de que los españoles serían todos iguales ante la ley.
Ese fue el producto que ofrecieron a los españoles y que estos lo refrendaron mediante un referéndum, que fue votado afirmativamente por el pueblo. Así los políticos consiguieron colocar la burra sin que el comprador reparara en que estaba llena de mataduras como se dice por aquí.
Hizo falta poco tiempo para comprobar que la relación calidad precio no era la más idónea, porque a bote pronto se le podía apreciar los desperfectos.
Siempre me hizo gracia una frase del Landelino Lavilla, referida al tema: “Todo fuera de la Constitución es barbarie”. Me gustaría saber su opinión en el presente ante los planes secesionistas de parte del territorio. Digo yo, que estos también serán bárbaros. ¿O no, Don Landelino?
En primer lugar, la Monarquía, introducida a calzador, entre el resto del articulado, con la barbaridad de proclamar que el Rey no era responsable de sus actos, lo que le convertía en irresponsable. Hay que reconocer que el personaje ha sido un Borbón en toda la extensión de la palabra.
Y así parte del articulado, está redactado de manera sibilina al objeto de que como ha sucedido después, los independentistas amparándose en interpretaciones políticas del nefasto Tribunal Constitucional, hayan colocado a España al filo de la ruptura.
Para colmo de los males, cuando la media España de Larra se mantiene a duras penas, algunos con el diapasón puesto, opinan necesaria la reforma en profundidad de aspectos tales como la Ley Electoral, lo que no ha salido todavía ninguno que esté dispuesto a plasmarla en su programa electoral.
El artículo que nos han estado vendiendo resulta muy elevado de precio para la poca calidad que ofrece.
Fuente
falange-autentica.org Pedro Cantero
No hay comentarios:
Publicar un comentario