Portugal huele a polvorín. El Primer Ministro amenaza con dimitir y la calle recuerda el espíritu de la revolución
El
primer ministro anuncia que dimitirá si el Constitucional rechaza sus
presupuestos, mientras la calle desempolva el espíritu de la revolución
La
crisis económica portuguesa amenaza con llevarse por delante a un
segundo gobierno en menos de dos años. El primer ministro Pedro Passos
Coelho, del conservador PSD, baraja ya la posibilidad de dimitir si el
Tribunal Constitucional luso rechaza en los próximos días los
presupuestos generales del país para el presente año.
Cercado
en el propio Ejecutivo por sus socios del CDS, que reclaman un cambio
de rumbo y el relevo de ministros para no dar por rota la alianza;
atosigado en la Asamblea de la República por una oposición cada vez más
beligerante y que a manos del Partido Socialista acaba de plantear la
cuarta moción de censura desde las elecciones del 2011, y perseguido por
un creciente movimiento social, Passos ha advertido a su partido que la
posibilidad de unas elecciones anticipadas está cada vez más cerca.
Su
amenaza de dimisión fue planteada esta semana, según la prensa lusa,
ante la comisión permanente del PSD, pero los destinatarios no son otros
que los magistrados del Constitucional. Si tumban sus presupuestos, el
primer ministro augura la necesidad de un segundo rescate (el anterior
fue de 78.000 millones de euros) y además una crisis política sin
precedentes en Portugal. Ante ello, miembros de su propia formación
apelan a la creación de un Gobierno de salvación en el que, además de la
actual coalición, tuviese cabida el Partido Socialista.
El espíritu de la revolución
Los
cada vez más mayoritarios movimientos sociales que se oponen a la
política de recortes y a las imposiciones de la troika (Fondo Monetario
Internacional, Banco Central Europeo y Unión Europea) centran todas sus
esperanzas en que sea el Tribunal Constitucional precisamente el que
provoque con su decisión sobre los presupuestos un cambio en la política
de Portugal y frene la imparable creciente imposición fiscal, los
recortes en las pagas de funcionarios y pensionistas y la venta de todo
el patrimonio público del país.
«Al
Gobierno no le importa nada más que el déficit, los bancos y las grandes
empresas», apunta desde Lisboa Raquel Freire, una de las líderes del
movimiento 12M. Junto a otros grupos como «que se lixe a Troika» (que le
den a la troika), han recuperado el protagonismo de antiguos capitanes
de la revolución de 1974 y, con ellos, han comenzado a instalar talleres
en Lisboa para explicar a los más jóvenes el Portugal de la dictadura,
la que aseguran ha vuelto con la troika y las medidas de austeridad.
La
contestación social prepara además las manifestaciones del 25 de abril,
con la idea de volver a levantar al país como el pasado 2 de marzo al
grito de «o povo é quem mais ordena».
Fuente
lavozdegalicia.es
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