"Cataluña es mi tierra, España es mi país y Europa es el futuro".
Rivera finalizó reclamando una España de los ciudadanos, no de rojos ni azules ni de las tribus, sino de los ciudadanos.
El lamentable día de la declaración de Cataluña como “sujeto soberano”
Escucho y vuelvo a escuchar la intervención de Albert Rivera del pasado 23 de febrero y sus palabras me hacen sentir lo que otros intentan hacerme olvidar, que soy español y me siento orgulloso de ello.
Era seguro que sus palabras tendrían repercusión en toda España y me sorprende cómo no son asumidas en su totalidad y con rotundidad por los partidos no nacionalistas o separatistas, que al fin y al cabo es lo mismo por mucho que algunos no lo quieran creer y sigan ofreciéndoles más y más a ver si se callan en sus ansias de ampliar la dictadura nacionalista.
Fueron dieciocho minutos y sin leer, sabiendo lo que se dice y además atento a las interrupciones de los más “educados” de la clase.
Mi calificación no puede ser otra que ¡un diez!, y como español me veo en la obligación de difundir esa intervención cuyo enlace acompaño al final y que ahora voy a comentar.
En una tensa situación, comenzó como no podía ser de otra forma con la Constitución en la mano y con absoluto sosiego procedió a ir derramando verdades como puños, verdades que deberían ser asumidas, como acabo de decir, por todas las personas de bien sean cuales sean sus creencias, desde el Primer Español hasta el último.
Antes de la escena circense que llevaba consigo la votación de la declaración de soberanía que declara "sujeto soberano" a Cataluña, los grupos presentaron sus ideas en la cámara catalana.
Mientras ERC, ICV y CiU proclamaban lo democrático del derecho a decidir (¿?) y Pere Navarro hacía piruetas para justificar la postura del PSC, PPC y, sobre todo, Ciudadanos, dejaron de forma clara y meridiana la ilegalidad de la propuesta.
Todo cae por su peso pues "La soberanía reside en el pueblo español. Aquí termina el debate" esas fueron las primeras palabras de Albert Rivera.
El líder de Ciudadanos tumbó, una a uno, los mitos nacionalistas en una vibrante intervención parlamentaria. Con la mirada al frente, imperturbable y diáfano, ruego que cuando vean el video examinen las actitudes no verbales de los parlamentarios… Mas y sus secuaces no son capaces de mirar a la cara a un hombre que les habla sin papeles y como lo hace Rivera, sólo veía la cobardía de quienes se ocultan en una masa ignorante y delictiva.
Todos con la cabeza gacha escucharon la argumentación de Rivera, alguna que otra sonrisita fruto de la malicia, pero todos con la cabeza agachada.
José Antonio Crespo-Francés
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