Más
de 2,2 millones de niños viven en hogares por debajo del umbral de la
pobreza y son el colectivo más afectado por la crisis económica. El
informe 'La infancia en España 2012-2013', elaborado por Unicef
España, concluye que los niveles de pobreza infantil han superado por
primera vez el 26%, casi cinco puntos por encima de la media nacional en
2011, una cifra que nunca se había alcanzado para esta franja de edad
desde que existe la Encuesta de Condiciones de Vida (2004). El
porcentaje de niños y niñas que están en “riesgo de pobreza o exclusión
social”, también ha aumentado en un solo año, de 2009 a 2010, de un
26,2% a un 29,8%.
El documento destaca que en sólo dos años hay casi 205.000 niños más que viven en hogares con unos ingresos por debajo del umbral de la pobreza. El número de hogares con niños que tienen a todos sus miembros adultos sin trabajo ha pasado de 324.000 en 2007 a 714.000 en 2010, lo que supone un crecimiento del 120% en hogares con niños. Para colmo, un niño en España nace actualmente con una “deuda pública” de unos 15.570 euros.
En 2009, España era el 5º país, de 35 analizados, que menor capacidad tenía para reducir la pobreza infantil. Desde entonces, la debilidad de la protección del sistema público hacia la infancia ha crecido por las reducciones en ayudas y servicios públicos.
Este dato demuestra que el impacto de la crisis es más fuerte en las familias con niños, detectándose casos de un empeoramiento de las condiciones de vida, que puede afectar a la calidad de la alimentación, a la convivencia y a las relaciones entre padres e hijos.
Respecto a persistencia e intensidad de la pobreza, la pobreza crónica (aquellos que llevan tres de los cuatro últimos años bajo el umbral de la pobreza) ha aumentado en un 53% en tres años. Otro dato destacable es que en 2010 el 13,7% de los menores vivía en hogares con un nivel de pobreza alta, la cifra más elevada de todos los países de la Unión Europea de los 15, y sólo por debajo de Rumanía y Bulgaria en la Europa de los 27.
Los costes de no actuar ahora no sólo afectan a los niños y las familias más vulnerables de forma inmediata, sino que comprometen el crecimiento y el bienestar de toda la sociedad a medio y largo plazo.
La organización subraya que los niños son los últimos responsables de la crisis de los últimos años y, sin embargo, están sufriendo sus consecuencias de forma tan o más grave que otros colectivos. Sin embargo, el impacto de la situación sobre ellos está siendo casi invisible, cuando son los que menos capacidad tienen para enfrentarse a la crisis y a sus consecuencias.
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