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miércoles, 16 de enero de 2013

“EL REY DESNUDO”



La Pascua Militar y el cuento de “El rey desnudo”

De nuevo, las palabras pronunciadas por Su Majestad el Rey durante la celebración de la Pascua Militar han vuelto a reiterar los mismos y manidos mensajes que, con el mismo motivo y año tras año, viene lanzando al estamento castrense. En concreto, resaltar su cercanía con las Fuerzas Armadas, de las que ostenta constitucionalmente el “mando supremo”; mostrar su reconocimiento a los militares caídos en acto de servicio y su solidaridad con las familias afectadas; destacar el cumplimiento del deber en las misiones exteriores, siempre en condiciones difíciles, y, por supuesto, enaltecer los principios y valores propios de la Institución Militar: la profesionalidad y la eficacia, la humanidad, el rigor, el valor y la disciplina…


Tras esta escueta y obligada manifestación, y junto a dos referencias circunstanciales a la labor de las Fuerzas Armadas en la lucha contra los incendios forestales veraniegos y a la tardía concesión de la Laureada Colectiva al Regimiento de Caballería Alcántara (dos temas sin duda respetables pero no prioritarios en estos cruciales momentos), el Rey se adentró en esta ocasión en el terreno de la “crisis económica” como una “amenaza a la seguridad”, a nuestro entender extremadamente errado. A pesar de que tenga su origen en la Directiva de Defensa Nacional (DDN) que le fue presentada en el Consejo de Defensa Nacional celebrado el pasado 31 de julio.


Más que un “apunte” estrictamente castrense, lo afirmado por el Rey en este sentido, no deja de ser un comprometido brindis a la política del Gobierno, profundamente equivocada también en esta materia. Tras recordar que la DDN reconoce la actual crisis económica como una amenaza a la seguridad, Su Majestad precisó: “Por ello, resulta primordial priorizar el esfuerzo para mantener las capacidades militares que garanticen una disuasión verosímil en defensa de los intereses de España…”.


Porque, queriendo o sin querer (contemporizando de forma gratuita con la política gubernamental o aceptando consejos desleales y desinformados), lo que subyace obviamente en estas palabras regias, es una justificación de la organización presupuestaria de la Defensa, que no se sostiene ni por su filosofía (al servicio ante todo de intereses industriales impropios) ni por sus aplicaciones (ajenas en gran medida a la estricta necesidad de la defensa nacional), y de unos recortes y tijeretazos extremos en materia logística y de personal que no se compadecen con el despilfarro sostenido en otros ámbitos de la política. Por ejemplo, en el de la obesidad y el gasto de las estructuras institucionales y el sistema administrativo.

LEER+ LA CRISIS ECONÓMICA COMO “AMENAZA A LA SEGURIDAD”

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